Capítulo V
Matthew
Llego apresurado al edificio y voy caminando más rápido de lo normal cuando de repente tropiezo con una persona, no sé si es por el cansancio pero siento que quiero descargar esa rabia con alguien y ese alguien esta justo enfrente, bajo la mirada y toda esa rabia se desvanece en cuanto me encuentro con unos hermosos ojos cafés claros con un brillo tan peculiar que podrías a llegar a confundirlos con grises.
En seguida me disculpo y pregunto si se encuentra bien, mientras la tomo por lo hombros para examinarla pero apenas la toco la chica se ruboriza.
«Wow, se le ve lindo ese color», pienso por un momento antes de notar que no responde.
Luego de unos segundos que me parecen eternos responde diciendo que está perfectamente. Su voz es delicada, me gusta.
Ella se aparta un poco al notar la cercanía entre ambos.
—Estoy totalmente de acuerdo con eso —Sonrío mientras la observo descaradamente.
No solo tiene los ojos hermosos —y los más peculiares que he visto—, sino que también un hermoso rostro enmarcado por una larga y espesa cabellera castaño medio hasta la cintura donde se enrolla en unas ondas, y todo eso acompañado de un escultural cuerpo nada exagerado, pero tampoco simple, todo proporcional a su pequeño cuerpo, ya que es un poco más baja que yo incluso con zapatos altos.
Y el azul se acaba de convertir en mi color favorito al ver su delicado escote.
—Buenas tardes —masculla entre dientes y noto ese hermoso rubor de nuevo en sus mejillas. Ella sigue su camino, parece enojada, aunque se ve hermosa enojada no puedo evitar preguntarme ¿Por qué? Aunque intuyo que es por mi culpa.
«Mierda, le miré los pechos con descaro, eso no se hace, pensará que soy un pervertido», razono.
No puedo evitar sentir una punzada de culpabilidad por verla de esa manera tan descarada y cínica, pero es que su belleza es digna de admirar.
De pronto siento una extraña necesidad de disculparme pero justo cuando voy a hacerlo alguien me toma por el brazo, al voltearme me encuentro con una rubia de ojos verdes.
«Muy bonita, aunque la otra chica me sigue pareciendo más atractiva», medito.
—Buenas tardes, señor Miller —dice haciendo énfasis en “tardes” —. Soy Miriam Pineda, la persona que habló con usted sobre el departamento para mi amiga, pero por lo que veo ya se conocieron… —Me sonríe y voltea a ver a la hermosa mujer que viene caminando hacia nosotros, y no puedo evitar sonreír.
La chica se acerca y mira confundida a su amiga.
—Mia, él es el Señor Miller, el propietario del departamento —dice ahora con recelo.
Su rostro pasa de la confusión al enojo y le dedica una mirada asesina a su amiga. Lo cual no ayuda a quitarme la estúpida sonrisa que tengo tatuada en el rostro.
—Matthew Miller —Le tiendo la mano.
Ella la mira por unos segundos y luego la estrecha.
—Mia Smith —dice con su melodiosa voz.
—Un placer —respondo dedicándole una de mis mejores sonrisas, ella asiente y mira nuestras manos unidas, noto lo que quiere decir y la suelto a regañadientes.
—Miriam, ¿podemos hablar un momento? —Se dirige a la otra mujer.
La mencionada asiente nerviosa y se alejan, no puedo escuchar lo que dicen pero si logro ver la mirada suplicante de la rubia, ella voltea y me mira antes de asentir con aire resignado.
— ¿Podría mostrarnos el departamento? —cuestiona la rubia cuando se acercan de nuevo y yo asiento en respuesta.
Camino hacia el ascensor y ellas me siguen. Llegamos al piso y nos encaminamos a mi departamento nos quedamos frente a la puerta, busco las llaves en mi bolsillo.
Saco mi teléfono, mi billetera, las llaves de mi auto, pero no consigo las benditas llaves.
«Las volviste a olvidar en el auto, genio» me regaño.
Suspiro frustrado y volteo a ver a las dos mujeres que me miran expectantes.
—Olvidé las llaves en el auto —digo un poco apenado. Ellas se miran y sonríen.
—Es igual de despistado que tú —comenta la rubia a su amiga y la chica de lindos ojos ríe.
«Qué hermosa risa», pienso.
—Tranquilo, a mí me pasa todo el tiempo —Me sonríe tiernamente y no puedo evitar responderle con una sonrisa tímida. Es aún más linda cuándo es amable y no está enojada.
—Enseguida vuelvo —Me marcho con rapidez.
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