Capítulo XXXIV

—En serio necesito que esa cita sea para hoy, ¿no puede hacer algo por mí? El trabajo no nos da mucho tiempo libre a mi prometido y a mí —Le explico a la repostera y respiro profundo en busca de calma.

Ella me dice que solo tiene tiene disponible para la semana próxima, tambien me asegura que no importa si elegimos sabores y decoración con tanta anticipación ya que se compromete a la puntualidad de la entrega tal como la pida.

Doy vueltas en medio de la sala mientras mantengo la conversación y finalmente cuelgo.

Matt y yo decidimos que la boda sería en tres meses, ya ha pasado uno y la anunciaremos dos semanas antes a nuestros más cercanos, ¿por qué la prisa? No queremos darle tiempo a la prensa para que esté sobre nosotros. La familia de mis suegros hace que la vida de Matthew y la mía sea de tal relevancia que hay quienes se autoproclaman periodistas y no son más que chismosos que especulan en la privacidad de otros para lucrarse. Ya lo viví en Venezuela y no me apetece aparecer en alguna revista de chismes también en este país.

Los preparativos me tienen agobiaba, el trabajo se ha vuelto más exigente, tanto que he tenido que delegar más trabajo a mi hermana mayor, Elizabeth,  al no poder dedicarle tanto tiempo a la empresa.

Suspiro cuando siento unos brazos rodearme por detrás y un beso en el cuello que me eriza la piel.

— ¿Seguro no quieres que un planificador de bodas se encargue de todo? Estás muy tensa, aún faltan un par de meses —habla con voz ronca escondido en mi cuello.

—Buenos días —Sonrío acariciando su cabello sin girarme—. No, amor, no quiero que ni tu familia ni la mía se vayan a enterar por terceros de nuestro matrimonio, y al incluir a una persona para que la planifique corremos el riesgo de una indiscreción, no sabes lo mucho que me ha costado no contarle a mis hermanas —Tomo sus manos y las entrelazo con las mías.

—Entiendo, linda, aunque podríamos contratar a quien organizó la boda de la hija del doctor Smith, también le preocupaba lo de los medios y su planificadora fue muy eficiente —explica sin apartarse de mi cuello.

Suspiro, ese es otro tema que me preocupa. No hay política en contra de una relación entre iguales, y ambos somos cirujanos con el mismo rango, el problema radica en que será juzgada su ética una vez formalizado su ascenso a jefe de cirugía porque Matt será mi superior, y para ese entonces también mi esposo.

—Hablando de Smith, ¿cuándo hablaremos con él? —Me giro entre sus brazos y acaricio sus mejillas.

Matt besa mis manos y me mira despreocupado, sé que es para tranquilizarme respecto al tema.

—Todo estará bien, cariño, deja de preocuparte por todo, pequeña megalómana —Presiona mi nariz haciendo una especie de pinza con sus dedos, el gesto me provoca un puchero.

—Es que sabes que hay una vacante igual de buena en otro hospital, no quiero ser una mancha en tu carrera ni mucho menos quiero que piensen cosas que no son cuando me asignes una cirugía —Lo miro con seriedad.

Matt suspira y se aparta pensativo, rascando su nuca. Presiento que algo no me quiere decir.

— ¿Qué? —indago y aunque busco su mirada, él la evita—. Matt, me gusta el ambiente de trabajo, pero tengo más oportunidades igual de buenas —insisto.

—Lo sé, Mia —Me mira y toma una respiración profunda—. El problema es que te empeñaste en uno solo —Sus ojos verdes me sostienen la mirada y creo entender lo que está pensando por su cabeza.

—Esto es por Liam —afirmo y él asiente—. Matt, no es la primera vez que trabajo con él y...

—Antes no éramos nada más que conocidos, amigos en todo caso, pero ambos tenemos muy claro que él tiene otro interés en ti —interrumpe y me señala.

Me cruzo de brazos, esto me está molestando.

—Con mayor razón, antes no lo éramos, ahora somos pareja y él un amigo al que aprecio —le recuerdo.

—Ah, qué bien. Tienes que recalcar que lo quieres —espeta con molestia.

—Claro que sí, no es ninguna novedad para tí mi amistad con él. Así que ahora mismo me vas a explicar qué demonios te pasa, porque tus celos nunca habían llegado a este punto a pesar de la rivalidad que te cargas con él —respondo con la misma molestia

— ¿Qué me pasa? Eres tú quien inició una discusión conmigo por su culpa —Me acusa y ahora sí siento que es el colmo.

—Yo no inicié esta discusión, lo hiciste tú. Yo lo único que he estado haciendo es pensar en que mi carrera profesional no perjudique la tuya. Dime de una vez por qué esta actitud —exijo y me controlo para no alzar el tono de voz.

—Vas a ser mi esposa —Asiento para que continúe—. Y Verónica estuvo enamorada de él antes de estarlo de mí.

— ¿Quién es...? —Empiezo a preguntar pero lo entiendo por su expresión.

«Auch».

Hago uso de toda mi fuerza de voluntad para que no me salten lágrimas de ira, odio llorar cuando estoy molesta.

Tomo aire y recojo mi teléfono de donde lo dejé con la mirada baja.

— ¿Alguna vez te he dado razones para desconfiar de mí? —pregunto sin mirarlo.

—No, no es eso… —Noto que se acerca y doy un paso atrás antes de interrumpirlo.

—Escúchame bien, Matthew, no creo volver a repetirlo —Levanto la mirada y hago un esfuerzo enorme porque no me falle la voz—. No soy la mujer que te dejó plantado —Me va a interrumpir pero no se lo permito—. Déjame hablar. No soy ella, no me compares. No soy tampoco una adolescente cegada por los sentimientos, no necesito a un hombre a mi lado para estar bien, he pasado sola mucho tiempo y créeme, he aprendido a disfrutarlo. No necesito de nadie, soy autosuficiente y te aseguro que si me sigues comparando te daré razones para hacerlo y me iré, sé que voy a sufrir con esa decisión, pero me conozco y sé no habrá vuelta atrás. No me gusta responder si estoy molesta, pero en este momento estoy tan cabreada contigo que no me importa —Mis esfuerzos son inútiles porque por momentos la voz me falla.

Me alejo de él y me encierro en mi habitación antes de darle tiempo de seguirme.

Me dejo caer en el piso y empiezo a llorar por rabia y frustración mientras tiro de mi cabello.

Siento que soy una estúpida, no debí apresurarme con dar este paso con Matt, aún lo estoy conociendo, hay cosas importantes de las cuales me entero cada vez que discutimos y no me apetece andar de pleito en pleito para conocerlo mejor. No soy masoquista, sé que no es sano y he lidiado con suficiente toxicidad en mi vida como para querer buscarme más.

Quiero golpear algo, romper cosas, sin embargo, sé que luego me sentiré peor si me dejo llevar, por lo que se me ocurre una idea, definitivamente necesito salir y desahogarme o terminaré cancelando todo.

Me levanto del suelo y voy hacia el baño.

Me quito la pijama de mala gana y me meto a la ducha, intento relajarme bajo el agua tibia pero al no funcionarme suspiro y me envuelvo en una bata de baño.

Busco ropa deportiva en mi armario y una mochila con ropa de cambio; allí mismo meto algo de dinero en efectivo, tarjetas y mi teléfono, cuando voy a meter este último veo un mensaje en el chat de Matt.

Tuve que irme, la cirugía de la que te hablé ya estaba programada. No sé si quieres que regrese a tu apartamento o necesitas tu espacio. De verdad perdóname, pero también te pido que te pongas un momento en mi posición. Hablamos luego, te amo.

Suspiro y considero dejar tirado el teléfono, necesito despejarme y sé cómo.

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