Capítulo XXXII
Llevamos muy bien la relación, aún no ha comenzado nuestro roll como jefes de los residentes de cirugía. Nuestra rutina se basa en el hospital y pasar tiempo juntos; tenemos nuestros días buenos pero últimamente los malos se repiten, y hoy parece que es uno de ellos.
Llevo más de una semana recibiendo mensajes en mis redes de una mujer que fue pareja de Matt, y aunque al principio la ignoré me ha dado información tan privada de él que me ha puesto muy intranquila. ¿Y cuál es el colmo? Que él quiera subestimar mi profesionalismo.
— ¿Me estás diciendo que no puedo ser lo suficiente madura como para poder separar mi trabajo de mi relación? —Lo miro con ira contenida—. Puedo ser todo lo profesional de siempre aún con tu ex fastidiando nuestro compromiso —Empujo su hombro para que me deje pasar.
Él se aparta a regañadientes como si quisiera decir algo, pero este no es el mejor momento ni el lugar para que me de explicaciones, no quiero darle la razón y que los problemas de pareja afecten nuestro trabajo.
Camino por el largo pasillo que me lleva hasta la sala de emergencias dejándolo solo.
—Doctora, Smith —Escucho la voz del jefe a mis espaldas, tomo aire y me giro—. Ya que la veo le recuerdo que debe pasar por mi oficina para recibir las directrices con los nuevos residentes —Asiento con la cabeza antes de despedirme con cordialidad y seguir con mi trabajo.
[...]
Miro el techo de mi departamento, no me había fijado en los detalles que hay en la parte de la sala de estar, de verdad son bonitos.
Suspiro y miro de nuevo el reloj, Matthew aún no llega, estaba en una cirugía y por esa razón salí antes que él. Así que aquí estoy, meditando en si lo que tengo que decir es lo correcto o no. Aspirando que sus explicaciones me dejen más tranquila.
La puerta se abre y me pongo de pie, hace unas semanas tiene llaves del piso. Lo observo con atención mientras deja las cosas en la entrada, y el llegar a conocerlo tan bien me inquieta.
Viene con el uniforme, lo que me indica que tenía prisa, trae unas bolsas de mi pastelería favorita y eso me asegura que lo que me dirá seguramente no va a gustarme, y luego veo sus ojeras marcadas, no son las que le quedan después de una noche de guardia.
— ¿La cirugía salió bien? —Es lo que se me ocurre preguntar primero.
Él parece abstraído, así que solo asiente mientras se acerca.
—Dame tu versión de una vez, no quiero rodeos —No me siento cómoda al dirigirme a él con una voz tan fría, pero el acoso que he tenido por parte de una mujer con la que estuvo me tiene al límite de la paciencia.
Matt se sienta en el sofá y me pide que lo imite; lo hago y mientras espero que hable un tic en la pierna demuestra mi impaciencia.
—No es la primera vez que me voy a casar —dice de buenas a primeras y no estoy segura de porqué lo sentí como una puñalada.
—Te casaste con ella —Asumo pero él niega.
—Me iba a casar con ella —Me corrige sin que eso me haga sentir mucho mejor—. Fue hace varios años que la conocí, estaba muy ilusionado con ella y creí que era el momento de formalizar lo nuestro —Pasa saliva y me observa con cautela—. Yo quería una familia con ella, pero un día ella simplemente desapareció, no pude volver a verla. Durante meses solo creí que la asusté con mis planes y con todo lo que sentía —Cada palabra me afecta y al notarlo el toma mis manos entre la suyas.
Las aparto casi por inercia, no estoy segura de querer seguir escuchando como habla de ella. Su gesto dolido apenas lo percibo de reojo ya que no puedo mirarlo directamente.
«¿Así que así se sienten los celos? Genial, que horrible sensación» —pienso con ironía.
—Continúa —pido en voz baja.
—No me di cuenta que solo quería dinero, estaba muy ciego para verlo. Durante muchos meses me culpe por su partida, la esperé, le di tiempo, la busqué luego de eso... y cuando tuve noticias de ella eran las que menos esperaba: ella había hecho un gran retiro en una cuenta bancaria que compartíamos por una inversión que habíamos hecho. Mi padre fue quien me dio la noticia, ella nunca me quiso a mí, solo mi dinero —Puedo notar muchas cosas mientras habla. Dolor, pena, resentimiento y decepción.
Ninguna de ellas me gusta.
Aunque quisiera abrazarlo los recuerdos de cada mensaje llegan a mi mente.
"Lo nuestro es una historia inconclusa, eres un premio de consolación".
"No te engañes, me sigue amando a mí, se aferra a ti porque busca tener lo que planeaba conmigo".
Me pongo de pie.
— ¿Eso es todo? —pregunto sin atreverme a mirarlo.
Sé que todo lo que me cuenta pasó antes de mí, pero el que no me lo haya dicho hasta ahora me molesta aunque no tenga razón.
Su silencio me hace girar con los brazos cruzados.
—No supe de ella por casi dos años, la enterré en el pasado. Más aún cuando te conocí —Mira sus manos y sé que quiere agregar algo—. Hasta hace unos meses —Busca mi mirada—. Ya en ese entonces éramos novios, ella me pidió verla en el hotel donde se hospedaba para aclarar lo que pasó. Te amo, Mia. Pero eso no quita que sintiera curiosidad por lo que ella tenía por decir, fue alguien importante y llegué a odiarla con casi la misma intensidad con la que la quise. Así que accedí a verla —confiesa.
Yo ya no sé qué decir o como reaccionar, quiero hacer como si fuese una chiquilla malcriada que se niega a escuchar a sus padres: cubrirme los oídos y huir de aquí.
Pero no soy una niña, y debo comportarme como la adulta que soy.
Contengo lo que siento y me limito a asentir.
—De ella fue el mensaje que viste aquella vez mientras me duchaba. Ella ya sabía de ti por las redes y la dichosa revista. Yo olvidé por completo que iría a verla porque estaba contigo, y luego de tu reacción me negué a hacerlo, no quería afectarte, y menos por cosas del pasado, así que lo dejé, no hablé más con ella pese a su insistencia. Quise decirte quien era ella pero tú te negaste —Abro la boca para protestar pero él habla antes —. No te estoy culpando, no le malinterpretes. Dijiste que confiabas en mí y que si quería contarte lo haría por mi cuenta, no lo hablé contigo porque decidí pasar la página. Te amo y eres lo más importante en mi vida, pequeña —Sus ojos se ven un poco cristalizados y eso me baja el coraje, puedo notar su sinceridad—. No creí que fuese a molestarnos. Perdón, de verdad perdóname, amor.
Él sigue sentado mirándome hacia arriba. Una vez más toma mis manos y en esta ocasión no las aparto. El besa el dorso y mis muñecas, una parte de mi quiere tirársele encima, abrazarlo y besarlo, pero mi parte racional me indica pensar.
Lo quiero demasiado, lo amo, y esas son las mismas razones que hacen que me afecte toda esta información.
Me inclino y beso su frente.
—Serviré comida para ambos, ¿quieres? —pregunto acariciando su mejilla.
Él me mira sin comprender mi reacción y cambio de tema.
Suspiro y decido cortar el tema de una vez.
—El pasado no debe importar, ¿la amas a ella o a mí? —cuestiono con calma.
Frunce el entrecejo, ofendido.
—Por supuesto que a ti, eso no tienes ni que preguntarlo —Se que quiere seguir hablando así que poso un dedo sobre sus labios.
—Entonces eso es lo que importa, que nos amamos. Y lo que haya ocurrido no tiene porqué arruinar nuestro presente. Solo aprendamos a no callarnos, y menos con cosas como esta. Así que repito: ¿quieres comer? —pregunto con suavidad aunque no me salga sonreírle ni un poco.
Asiente y suelta mis manos para ponerse de pie.
—Te ayudo, pero antes quiero que me digas algo, ¿estamos bien? —Me mira de cerca.
—Sí, aunque necesito procesar muchas cosas no te culparé ni trataré mal por acciones de terceros.
Vuelve a asentir y camina hacia la cocina, aunque le insisto en que no es necesario, que mejor yo le sirvo no acepta una negativa como respuesta.
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