Capítulo XXIX

Despierto con con un agudo dolor de cabeza, Brenda se fue hace un rato, me duele ver cómo le afectó ser privada de su libertad.

Matthew se encuentra dormido a mi lado, parece que ya lo ha vencido el sueño. Resisto la tentación de acariciar su rostro, me limito a observarlo, una calidez se expande por mi pecho al verlo, no solo es hermoso físicamente, sus gestos y atenciones evocan sentimientos que no creí poder tener hacia alguien, incluso estando tan llena de drogas medicadas en mi sistema.

Se me ocurre algo, así que estiro mi brazo a la mesa de noche para alcanzar mi teléfono, tardo un poco, no me siento bien; me cuesta enfocar la visión aunque alcanzo a ignorar el montón de notificaciones hasta tocar el icono de la cámara y enfoco la hermosa imagen que hay frente a mí. Hace un sonido bajo al capturarla pero es suficiente para despertarlo, mierda.

Me muestra una sonrisa cansada.

-¿Ronco o babeo? -Suena cansado.

-Ambas -Me animo a compartir el recuerdo y me contagio de su sonrisa, pero mi voz es torpe y ronca.

-Mentirosa -Tira de mí para abrazarme y besar mi cabeza-. ¿Te sientes bien? ¿necesitas algo? -Observo sus labios como respuesta y cuando sus labios rozan los míos escucho la puerta.

Matthew se acomoda hasta sentarse conmigo en un movimiento que siento demasiado rápido, la cabeza me da vueltas.

Mi mamá entra dando un breve saludo antes de situarse a mi lado, duda un poco antes de acariciarme el cabello, un gesto que hacía cuando yo era niña, un gesto que me deja perpleja.

No hablo y noto los músculos de Matt tensos a mi alrededor.

-¿Puedes darme un momento con ella? Solo las dos -pregunta dirigiéndose a Matt.

No salgo de mi estupefacción, no hablo pero ahora la observo con detenimiento, sus ojos están rojos al igual que su nariz, tiene ojeras y el rostro inflamado en una clara muestra de que ha llorado a mares. Una punzada en el pecho me dificulta la respiración.

Matt me estrecha y me doy cuenta que ambos me miran, me he perdido de algo seguramente, lo cual no me extraña, los medicamentos me mantienen en un estado ajeno, con movimientos lentos y la sensación de estar flotando.

No me gusta.

-Te he preguntado que si quieres que me vaya -habla Matt.

¿Irse? No, no quiero que se separe de mí.

Niego porque siento que mi lengua pesa demasiado para hablar.

Mi madre toma una de mis manos, la que no rodea a Matt.

-Solo quiero hablar contigo por un momento, por favor... -Su tono es suplicante y me parte en dos.

Me doy cuenta que no me ha entendido y le devuelvo una suave caricia en el dorso de la mano.

-Hazlo -Mi voz suena rasposa y adormilada, ella observa a mi acompañante-. Con él aquí.

La noto incómoda y de nuevo me siento mal, pero de verdad no me quiero apartar de él.

Ella termina asintiendo algo cohibida y se concentra en mirar nuestras manos.

-Gracias -musita-, por ser siempre tan auténtica, por no parecerte a mí... -Suena ahogada, al borde del llanto-. Por lo que has hecho siempre por mí.

Las lágrimas amenazan con volver a inundar mis mejilla e intento contenerlas.

Desde que las cosas se pusieron tensas entre nosotras siempre he preferido escucharla discutir conmigo antes de tener que ver como pareciendo tan fuerte... Podía caerse en pedazos.

-Mi niña, no quiero volver a sentir que te pierdo, n-no lo podría soportar -Solloza.

No hablo, la dejo desahogarse; amo a mi madre por sobre todas las cosas que ha hecho y me han dañado, pero en el fondo oculto algo de rencor y, por ésta vez me permito perdonarla.

-T-te quiero, mami -susurro.

Ella levanta la mirada y me abraza, Matt me suelta para darnos espacio y mi madre me estrecha.

No es la primera vez que se comporta así, cada vez que me sentía enferma ella actuaba como madre abnegada, pero nunca se había disculpado, eso le debe haber costado demasiado.

Llora en mi hombro y le acaricio la espalda para consolarla. Pasa un largo rato antes de apartarse, me parece que o yo de verdad necesito que todos vayan más lento o se han puesto de acuerdo para ir más rápido, ya que su despedida es demasiado breve.

Me siento agotada, solo quiero dormir.

Matt regresa del pasillo luego de atender una llamada, una aparentemente importante. Ni siquiera se apartó mucho de la puerta, se mantiene constantemente alerta y hay círculos oscuros bajo sus lindos ojos.

-Deberías descansar -Le comento a mi bonito novio una vez que cuelga.

-He descansado suficiente -Se acerca mientras guarda su teléfono en el bolsillo.

Me sonríe vagamente y siento enamorarme más.

-No, no lo has hecho -lo acuso en tono serio pero me ha contagiado de su sonrisa-. Cuidas mi sueño y también las escasas veces que estoy consciente.

Extiendo mi mano en señal de que se acerque. Él la toma, se sienta a mi lado y la coloca en su regazo mientras la acaricia.

-Pude perderte -Con su mano libre acaricia el lugar donde sé tengo un gran hematoma, en mi pómulo.

Niego, nunca me sentí realmente en riesgo, temía por él, por mi hermana.

-Casi te pierdo yo a ti. ¿En qué estabas pensando al ir en mi lugar? -Un sollozo se queda arraigado a mi garganta-. ¿En qué estabas pensando cuando te interpusiste entre el arma y yo? -Las lágrimas vuelven a salir y mi pecho duele.

Me siento demasiado susceptible, hasta yo siento los cambios bruscos de estado de ánimo.

El besa mi frente y su semblante es tranquilizador, es el mismo que le he visto usar con sus pacientes.

-No me iba a pasar nada, ya que mi linda novia había descargado dicha arma -Acomoda mi cabello.

-Eso tú no lo sabias -Acuso queriendo mostrar mi punto.

-Te pareces mucho a Brenda -Bufa.

-Dime algo que no sepa -comento con voz aniñada.

-Que eres el amor de mi vida -dice y sus espontaneidad hace que me sonroje.

-Te amo -susurro sin pensar.

-Te amo -dice también, justo antes de causar revuelo en mi estómago, justo antes de unir sus labios con los míos.

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