Capítulo XVII
El dolor es como un martilleo en mi cabeza, las pocas horas de sueño, mis problemas, mis crisis, mi situación con Matthew; todo, absolutamente todo me está pasando factura.
Me obligo a desayunar, a pesar de que amo la comida típica, mi apetito es prácticamente nulo.
Tomo un jugo de naranja y un analgésico.
Termino de vestirme, una blusa gris y un pantalón negro acompañado de una chaqueta negra. Iremos a una zona fría el día de hoy así que procuro ir bien abrigada.
Quizá debería avisarle a Matthew acerca del clima.
Suspiro, tomo mi teléfono y dudo. No estamos en buenos términos pero eso no quita que esté aquí por mí.
Me muerdo el labio en gesto nervioso y escribo el mensaje:
Clima frío, lleva ropa abrigada./
Su mensaje no tarda en llegar y mi corazón late de forma desbocada por alguna razón.
Ok./
Confirmado, está molesto.
Me exaspero y tomo mis cosas de mala gana. Me molesta que se haya molestado conmigo. Entiendo que tiene sus razones después de como lo traté anoche pero es que él insistió en un tema que es muy difícil para mí, aún cuando le pedí que se detuviera.
Salgo de la habitación con una rabia inexplicable.
[...]
Una vez fuera del lugar inhalo el aire fresco que nos brinda esta zona montañosa, miro mi reloj de muñeca y son las siete de la mañana.
-Su acompañante ya se encuentra en la camioneta -me informa quien hoy será mi chófer logrando que me sobresalte un poco.
«Sí, tal vez estoy un poco tensa».
La puerta trasera del vehículo se abre confirmando lo que acaban de decirme.
Como reacción natural, me quedo embobada ante su indiscutible belleza.
Él baja y deja la puerta abierta esperando que yo suba primero.
«Que esté molesto no le quita lo caballero, interesante».
Doy un par de pasos hasta él sin ser capaz de verlo a los ojos.
-Sube, iré atrás -explico.
-¿Atrás? -Asiento y percibo de reojo como frunce el ceño-. ¿En la parte descubierta?
Al darme cuenta de su tono incrédulo procedo a explicarle.
-Subiremos la montaña, hay demasiadas curvas y así evito marearme.
Como no responde ni se mueve decidí verlo directamente, parece poco convencido. Cierra la puerta; no comprendo su intención hasta que sube y me tiende una mano.
La acepto en silencio y subo con su ayuda.
Hago una seña para que nos vayamos y el personal acata la orden de inmediato.
Me acomodo en el borde para sentarme, él se sienta a un lado y me rodea en gesto protector apenas tocándome.
No volvemos a cruzar palabras durante un largo rato, unos treinta minutos o quizá más, al empezar a subir fue bajando la temperatura y a su vez aumentaron las curvas.
-¿Esto es seguro? -pregunta con seriedad rompiendo nuestro silencio.
-Siempre lo hago -Me encojo de hombros, cierro los ojos y disfruto de como la brisa golpea mi rostro-. Me fascina esta vista, es hermosa -comento conociendo de memoria el paisaje que se extiende a nuestro alrededor.
-Sí, es hermosa -coincide él y abro los ojos, encontrándome con los suyos viéndome fijamente.
Asiento como idiota con la respiración atascada en mi garganta y un ligero rubor expandiéndose en mis mejillas.
-¿Por qué no vas en la parte delantera? ¿Igual te mareas? -pregunta cambiando de tema y desviando la mirada.
Aclaro suavemente mi voz.
-Solo evito el mareo si conduzco o cuando voy aquí.
-¿Y por qué no conduces? Digo, eso parece más seguro que... Esto -continúa viendo con horror la poca seguridad proporcionada.
-Podría... Pero le tengo miedo a eso -Señalo el borde de la carretera el cual da a un precipicio.
Asiente y volvemos a quedar en silencio hasta finalizar el trayecto, cada uno ensimismado en sus propios pensamientos.
[...]
En cuanto el vehículo es estacionado frente a mi hermoso chalet Matthew se relaja.
«Vaya... No sabía que estuviese tan preocupado al punto de tentarse de esa forma».
Bajo con su ayuda preparada para un largo día.
En la entrada de la casa espera mi prima quien es la encargada de cuidar de la propiedad, junto a otra chica que desconozco, la primera casi corre abrazarme con fuerza, a pesar de que estos gestos no son lo mío consigo corresponder con mediana comodidad.
-¡Estás hermosa, Mimi! -exclama al separarse de mí -. ¿Cómo está todo? -me pregunta pero su mirada se desvía al hombre que está a mi lado-. Ehm... Ya veo que muy bien.
Me sonrojo ligeramente.
-En gran parte -respondo con sinceridad-. ¿Quién es ella? -pregunto cambiando de tema refiriéndome a la chica que se encontraba a su lado.
-Ah, es Lilian, es la nueva encargada de la limpieza de la casa, en otro momento te hubiese consultado pero sé que vives muy ocupada como para ocuparte con estos temas -Se encoge de hombros-. Además, me dijiste que todo estaba a mi cargo.
-Claro, no tengo problema.
-Bueno, bienvenida -Mira a Matt-. Bienvenidos -corrige y él asiente-. Estás en tu casa, Mimi. Literal.
-Gracias, por cierto te presento a mi novio, Matthew, Matt te presento a mi prima, Olivia.
Él responde educadamente estrechándole la mano.
Ella tras guiñarme discretamente pide que dejen el equipaje en la habitación principal, luego noto como duda un momento así que llama a la nueva chica.
Al acercarse le pide que guíe a Matt a la cocina y le ofrezca algo de beber mientras ella y yo organizamos el itinerario para el día de consultas de hoy.
No puedo evitar sentir una pequeña punzada al ver como se comporta de coqueta con él pero me trago mis palabras y cualquier acción impulsiva.
Al momento en que quedamos a solas Olivia me observa con picardía.
-Es bellísimo -Hace un gesto teatral y yo pongo los ojos en blanco.
-Lo sé -Sonrío embobada.
-No sé de donde sacarás tiempo pero tú y yo debemos de ponernos al día -Su tono cómplice me cobija de inmediato y seguimos hablando de otros temas mientras entramos a la casa.
[...]
Luego de que todo está planeado busco a mi novio en la cocina donde me encuentro una escena bastante curiosa. Matt está sentado en uno de los taburetes mirando su teléfono con una aparente seriedad pero lo conozco lo suficiente para saber que oculta una sonrisa.
«¿Qué le parece tan divertido?», me pregunto y algo más capta mi atención.
Lilian, como creo que se llama, tiene una expresión frustrada bastante graciosa y sale furiosa de ahí sin siquiera mirarnos.
Me sorprende su actitud ya que no entiendo absolutamente nada. Olivia, quien se encuentra en el mismo estado que yo se disculpa y dice que la irá a buscar para que nos prepare algo antes de irnos a empezar las consultas. Aunque me niego y digo que yo puedo hacerlo termino cediendo ante su insistencia.
-¿Qué pasó? -Me atrevo a preguntar en cuanto quedamos a solas.
Él se encoge de hombros y sonríe abiertamente, «¿a donde se fue su enojo?».
-No hablo español -responde en su idioma natal y no entiendo hasta después de unos largos segundos.
Las mujeres llegan y nuestra conversación queda pausada.
Olivia se marcha a hacer sus cosas y Lilian procede a encender el horno dejando su prominente trasero prácticamente al aire.
«¡Lo está haciendo a propósito!», grito para mí.
Matt hace un gesto de limpiarse la baba imaginaria y la rabia que siento es tal que doy media vuelta para marcharme pero no doy ni dos pasos en la dirección opuesta cuando sus fuertes brazos rodean mi cintura.
Me hace girar y me guía hasta donde él estaba sentado hace un momento y vuelve a tomar la misma posición sólo que conmigo sentada en sus piernas.
Me encantaría levantarme e irme pero tampoco le daré el gusto a ésta resbalosa, así que tomo otra decisión; me aferro al cuello de mi novio y procedo a darle un muy apasionado y posesivo beso. Él corresponde sorprendido y se aferra a mi cintura, al terminar el beso me observa con la respiración agitada e intenta decir algo pero no lo dejo porque vuelvo a devorar sus labios, no solo por mi arranque de celos sino porque se siente jodidamente bien.
Sus manos se anclan con mayor ímpetu a mi cuerpo y no es hasta que siento su dureza debajo de mí que me percato que debo parar.
Me separo con la respiración errática y el corazón latiendo desbocado. Una gran sonrisa se apodera de mi rostro ante el espectáculo que le he dado a la trasero coqueto.
-¿Tienes sed, mi amor? -pregunto con fingida inocencia.
Él asiente atontado.
-M-mucha -Su voz es más ronca de lo normal.
Me pongo de pie y me acerco a la nevera a servirle un vaso con agua; escucho a mis espaldas caer algo que parece ser una cuchara pero no me giro, Lilian y su trasero alegre dejan una bandeja con aperitivos y se marcha.
-Se me quitó el hambre -Me encojo de hombros mientras dejo el vaso y él me sigue observando con una expresión curiosa.
Camino hacia la sala donde dejé mi bolso y bata para después dirigirme a la puerta principal percatándome de que él me sigue.
[...]
Recibimos a más de cuarenta pacientes al finalizar el día; remito a varios con algunos colegas, a otros a encontrar medicamentos en alguna de mis sucursales ya que no tienen la situación económica más estable y así se resume nuestra labor.
[...]
-¿Quieres regresar ahora o pasar la noche aquí y regresar por la mañana? -le pregunto a Matt mientras entramos a la propiedad.
No quiero verlo a los ojos, me molesta un poco todavía aquello que hizo en la cocina.
-Prefiero que tú elijas -dice e intenta tomar mi mano pero lo evito guardándola en el bolsillo de mi chaqueta.
Él suspira e imita mi acción.
-¿Sigues molesta? -Me encojo de hombros-. ¿Puedo saber por lo menos cuál es la razón está vez?
Lo observo con una expresión entre incrédula e indignada, luego bufo y desvío la mirada.
-Creí que eras inteligente -murmuro y sé que él me escucha.
-Pretendes que adivine, eso no es un argumento válido para debatir mi inteligencia -espeta deteniendo su paso.
-El que no veas lo obvio sí lo es -Levanto la mirada para enfrentar su altura.
-¿Y qué se supone que es lo obvio, Mía? -Sus ojos irradian seriedad-. ¿Que actúes a la defensiva cada vez que quiero que te abras conmigo? ¿Que seas capaz de jugar con el deseo que tengo hacia ti solo por marcar territorio? ¿Que ni siquiera me permitas entender porque carajos aún te cuesta mi contacto? Porque sí, Mía, no creas que no lo he notado.
Paso saliva sin saber qué hacer o decir. Temo que mi voz falle y me delate así que tomo aire por unos segundos antes de pronunciar mi respuesta.
-¿Y crees que es suficientemente fácil para mí hablar de algo que me ha jodido la existencia durante años? Algo que me taladra la cabeza cada noche, algo que me roba el sueño atormentándome con recuerdos. No, lamento decirte que no es así de fácil.
Contengo mi rabia y camino hacia el interior de la casa, directo a una habitación de huéspedes.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top