✗Tú✗


La castaña ladeó la cabeza ante la imagen frente a ella.

—¿Estás ebrio? —preguntó burlona— los hombres no aguantan nada, fui a dejar a Denki a su casa, es tan lindo ebrio—. Entró colocando las llaves en la mesita.

—Vete a la mierda, cara de ángel —gruñó— ¿Por qué llevas el vestido que usaste en nuestra primera cita? Te vez jodidamente hermosa, pero te verías muchas más si hubieras usado la camelia blanca. —Dijo enojado sacando el pasador de su bolsillo y lanzándolo a la mujer.

—¿Entraste a mi habitación? —frunció el ceño caminando mareada al sillón donde estaba Bakugou.

—Siempre lo he hecho, desde que teníamos quince.

Ochako sonrió, qué lindos recuerdos.
—Ahora somos tan viejos —se burló.

Sonrió de lado: —Quisieras.

—Ahh~ te ves tan bien sonriendo, lástima que seas un viejo amargado.

—¿Ah? Viejo tu abuelo —bebió más de una lata.

Uraraka sentía su cara arder, competir para ver quién bebía más con Kaminari había sido mala idea, aunque el rubio hubiera ganado mañana le esperaba una resaca legendaria.
Pudo notar como Bakugou estaba algo raro y como en los viejos tiempos: pasó sus brazos alrededor de su cuello y recargó su mentón en la coronilla del cenizo.

—Ochako...

La nombrada abrió los ojos; era raro que la llamara por su nombre.

—¿Qué sucede, Bakugou-kun?

—Dime Katsu.

Uraraka rodó los ojos —¿Qué sucede, Katsu?

El cenizo entrecerró los ojos algo frustrado —¿Ya no te gusto?

—¿Eh? —se alejó.
Katsuki se sintió abandonado al haberlo dejado de abrazar. —¿¡Ehhh!?

—Oh vamos, es obvio que me extrañas, nadie te hará sentir como yo, mierda, deja de hacerte la digna Ocha--

La bofetada resonó por todo el lugar.
Y Uraraka apretó la mandíbula:

—Podrás pasar por sobre los demás, pero por mí no, Katsuki —gruñó— ¿¡Eres idiota!? ¡Ni siquiera escuchaste la versión de mi historia hace años, luego vienes y metes a tu jodida novia al departamento! ¡¡Vete a la mierda!! —bufó.

Bakugou la miró con atención —mierda, te amo tanto. —Llevó su mano a su mejilla— perdón, quería provocarte.

Parpadeó varias veces, quizá haber bebido tanto con Denki le había escuchar tonterías —¿Qué?

—Lo siento —habló claro— soy un idiota.

—Un imbécil.

—Si, un imbécil.

—Un pendejo.

—Si, un pendejo.

—Un gran estúpido.

—Ok, ya basta.

Ochako sonrió —ve a dormir. —Dijo entrando a su habitación.

La puerta se cerró y Bakugou se levantó a apagar las luces.

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