Kirishima le dió un empujón.
—¡Anda, hombre! Tú eres alguien muy confiado ¿Qué te sucede? —se burló.

—Apuesto a que ella es la indicada. Cuando le pedí matrimonio a Yaoyorozu me sentía de la misma manera —acomodó sus lentes asintiendo con seguridad.

—Viejos, estoy nervioso —. Miró desde la esquina donde estaba escondido con sus nuevos amigos. Habían planeado todo para poder confesarse como se debe con Ochako. —¿Y si me rechaza? —se cubrió el rostro.

—Imposible. —Afirmó con las manos Iida.

—No lo creo, hombre.

—Ella me dijo que no quería ir tan en serio.

—Ha pasado un año y medio.

—Hombre, cálmate o activarás tu Quirck —, le dió una palmadita empujándolo fuera del escondite.

Denki volteó a ver aterrado los pulgares en alto de sus amigos.
Tragó saliva y caminó como servatillo recién nacido.

¿Qué dirá? ¿Cómo lo haría? ¿Qué le contestaría? ¿Y si lo rechaza? ¿Por qué se enamoró de verdad?

Llegó al punto acordado y Mina le dió un codazo a Yaoyorozu. Ambas usaron una excusa para irse del lugar y dejar a Uraraka sola.

Dios dame fuerzas, se dijo en el interior.

—¿Denki? —Ochako salió de la tienda cargando bolsas.

La eletricidad corrió por su cuerpo debido a los nervios.

—¿Estás bien? Tu Quirck se acabó de activar.

—¡O-ochako-chan!— chilló exaltado con la cara roja, compitiendo con la cereza más tierna del mundo.

La castaña se quedó mirándolo, —¿Qué sucede? —ladeó la cabeza.

—¡Wha! ¡N-no me mires! —se cubrió el rostro con las manos—. Ught, soy un asco ¿Qué me está pasando?

Ochako dió una risita y se acercó a él.
—Vamos a sentarnos a la fuente. —Pasó a su lado para que él la siguiera.

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—¿Qué haces aquí? —preguntó sentándose.

Kaminari hizo lo mismo y respiró calmando sus nervios. Pero al levantar la vista miró a cuatro sujetos mirando a un mismo periódico, con gafas oscuras y mostachos cada uno ¡Era obvio que eran ellos! Los nervios regresaron con más potencia cuando sus amigos con poca discreción lo animaron con el pulgar. ¡Incluso Yaoyorozu llevaba un mostacho!

—¿Qué miras?

—¿¡Eh!? —Ochako cerró los ojos por la eletricidad que recorrió su cuerpo por el poco control de Kaminari. —¡Ah, perdón, Ochako-chan!

—¿Seguro que estás bien? —lo miró a los ojos.

Denki se sentía morir.

—Aght, soy un asco en esto. Es que —. Pasó su mano por su nunca buscando palabras correctas. Se resignó a aceptar lo que fuera a pasar.

—¿Si?

—Si te dijera que estoy listo ahora... ¿Podrías quedarte y mudarte conmigo?

Ochako lo miró.

—Ya sabes, sólo pasar el tiempo juntos, reír y darnos amor. No esa clase de amor, sino todos los tipos de amor.— Sonrió nervioso y avergonzado, rascó su mentón. —Me gustaría hacerte sonreír más, darte todo ciegamente hasta quedar agotado y vivir a tú lado todo el tiempo que pueda.

Las mejillas de Ochako se iban llenando de más rubor.

—¿Te asusta que piense eso? —preguntó desanimado sacando la cajita del bolsillo de su pantalón. —Te entiendo, —suspiró— tu desde un principio dijiste que... ¿Ochako-chan? —ladeó la cabeza— ¡Wha! ¿¡Por qué lloras!? ¿¡Te asusté!? ¡Lo siento!

Abrió los ojos cuando la castaña se lanzó a rodearlo del cuello con sus brazos.

—¡¡Denki!! —chilló— te amo.— Finalizó enredando sus piernas en la cintura del rubio mientras todos comenzaban a mirar como la pareja flotaba en el aire.

—Joder, son el uno para el otro. —Lloró Kirishima en el hombro de Ashido.

—Bien hecho, Kaminari-kun —felicitó Tenya mostrándole el pulgar muy seriamente, mientras irradiaba un brillo sin igual acomodando sus lentes.

—Es tan lindo —dijo Momo tomando una fotografía.

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Y ahora Ochako y Denki habían quedado de acuerdo para comenzar a vivir juntos. Ella nunca más bailaría sola y no dejara que vuelvan a colocar cadenas sobre ella.

Al fin había encontrado a la verdadera chispa en su vida.

—Denki, estoy lista. Bajo en quince minutos.