Island
Terra
Me desperté antes de que sonara la alarma, estaba muy emocionada por ir a al pueblo con mis amigos, me encanta ese lugar, está lleno de naturaleza, árboles y plantas de todo tipo y tamaños, además, un río con un azul cristalino que cualquiera con solo mirarlo se enamoraría.
Había preparado todo el mismo día que Júpiter sugirió ir ahí, una linda manta color lila que tenía cosido mi nombre en letra cursiva que me regaló una de mis tías, de comida llevo papás fritas, batatas fritas, chocolates, caramelos y agua seguramente lo último era lo más saludable de la lista, pero amo comer esas cosas y mis dos madres dicen que no es bueno para mí organismo, aunque los peros se van cuando les digo que es para mis amigos. Todo esto lo llevo separado de mi mochila de la escuela, lo puse una bolsita que me regalaron mis madres para mi cumple, está me encantó ya que en un lugar tan pequeño podían entrar un montón de cosas.
Me vestí con el uniforme blanco y negro de el instituto Variety, el cual tenía un nombre muy poco original, para nadie era un secreto que era uno de los únicos colegios que tenía a todo tipo de hadas adolescentes de alumnos, el resto de los colegios de Firefly solo aceptaban a dos tipos de hadas y son considerados los mejores porque se especializan específicamente en un elemento o dos, aunque también son los más caros. El uniforme siempre me pareció práctico porque no tengo que pensar en que me voy a poner, lo único que no me gusta es que tenemos que tener nuestra alas escondidas bajo la camisa blanca, que tiene un hechizo para que cuando nos la pongamos automáticamente las alas desaparezcan.
Abro la puerta de mi pequeña habitación y me dirijo hacia la cocina dónde se encuentran mis madres, Leonina está sentada en la mesada mientras toma un café serenamente con su pelo rubio desordenado, y por otra parte Fiona pareciera estar buscando algo.
—Buenos días—camino hasta la mesada para hacerme un té de hiervas.
—Buenos días—contesta mi madre sin despegar la mirada de su café.
Cuando tengo mi té preparado, me atrevo a preguntar —¿Qué estás buscando mamá?
—Las llaves de la camioneta, hoy tengo que llevar mercadería—responde con un tono de desesperación.
Con mercadería se refería a pociones, mis dos madres eran dueñas de una tienda de pociones que trabaja con varios laboratorios de magia incluyendo la de los padres de Warren.
—Las tengo yo—dice Leonina que por fin dirige su mirada a otra parte que no es su café.
—¿Porqué no me avisaste? —pregunta Fiona con tono de reproche.
—No me preguntaste —contesta despreocupadamente mientras vuelve su mirada al café dándole un sorbo a este.
—Siempre es lo mismo, bueno, supongo que está todo, cuando terminen su desayuno vamos a la camioneta y hagan rápido —dice mientras se dirige a su habitación.
Después de unos 10 minutos estoy en la camioneta gris oscuro, en la parte trasera con todas las cosas que voy a a utilizar hoy, mientras miro por la ventanilla pasar un montón de casas muy lindas y diferentes, casi sin darme cuenta, mi madre está estacionando en frente del gigantesco instituto de cuatro pisos que o ocupa toda la cuadra.
—Que tengas lindo día hija—dice Fiona dulcemente.
—Gracias, chau—abro la puerta y me dirijo a la entrada de el colegio, en la cual hay un montón de estudiantes ingresando.
Hoy, solo iba a asistir a dos clase, la de combativa que como lo indica el nombre nos enseña a como defendernos en un combate con otras hadas con la regla de que solo es para auto defensa y la otra clase era historia de las hadas.
Cuando entre a la primera clase, el profesor Will Plutón nos dividió en grupos de dos para practicar el escudo de autodefensa, a mí me tocó con una chica morocha con pelo corto y esponjado de rulos casi como el mío, por suerte es muy amable, se llama Amatista pero, le gusta que le digan Ana por alguna razón que desconozco.
—Para poder poner en práctica el escudo se pondrán frente a su compañero, y uno será el atacante y el otro va a usar el método de defensa de el escudo —dijo el profe Will el cual ronda los cuarenta años y se está quedando pelado, más halla de su aspecto es uno de los profesores más comprensivos.
Antes de hacer lo que el profesor nos pidió Ana se acerca a mi —¿Te parece bien si yo soy la atacante y tú el escudo ?
—Si, por mi está bien— le respondo
Nos separamos y al parecer es un hada del agua porque fue con el elemento que me atacó y yo fui intentado hacer un escudo de ramas y plantas del cual a veces funcionaba y otras veces no.
Cuando terminó la clase me despedí de mi compañera y me dirigí a los mi casillero para agarrar mis libro de historia y fui a el aula 3 A.
La clase de historia no estuvo muy interesante para mí, porque hablo toda la clase de el secreto que fue entregado a nuestro difunto rey por parte de los magos del otro mundo, y nos dejó algunas preguntas para completar, después de una hora pude salir del aula tratando de no tropezarme con la estampida de estudiantes emocionados por ir al almuerzo.
Fui hasta la puerta del baño de mujeres donde quedamos en encontrarnos con mis amigos, cundo llegue Sebastián estaba sobre la puerta, mientras apretaba su celular con sus dedos, creo que estaba jugando a algo.
—Hola, ¿Qué estás haciendo?
El levanta la vista hacia mi y guarda su celu en el bolsillo del pantalón negro—Solo mataba el tiempo para esperarlas.
En menos de 3 minutos vimos como Luna y Júpiter caminaban rápidamente hacia nosotros, ambos nos miramos —Siempre tarde y juntas—comenta Sebas apartando su mirada para ponerla devuelta en ellas.
—¡Hola¡—grita Júpiter con entusiasmo y nos abraza a los dos juntos.
—Espero que no hayan esperado mucho —dice Luna cuando llega hasta donde estamos nosotros, un poco agitada de haber corrido por el pasillo.
—Creo que hasta se me hicieron canas de todo lo que las espere—contesta con diversión y Júpiter le da un golpe en el hombro a nuestro amigo.
—No te burles, tenemos que salir, alguien tiene que distraer a Mike el guardia.
—Mike el gordo siempre está viendo su computadora haciendo quien sabe que.
Júpiter rueda los ojos ante el comentario de Sebastián y se me ocurre una idea.
—Yo lo vigilo y ustedes salen ¿Qué les párese ?
—Esta bien, pero otras veces salimos sin hacer eso y nunca se dio cuenta—responde Sebas.
—Okey, vamos a hacerlo—dice Júpiter con emoción.
Yo me adelantó y veo a Mike en su oficina desde la ventana como siempre mirando su computadora mientras come una manzana, busco con la mirada a mis amigos y les hago señas para que vayan a la puerta de salida.
Júpiter es la primera en salir corriendo hacia la salida seguida por luna y Sebas, aunque esto ya lo habíamos hecho un par de veces mi corazón estaba acelerado y la adrenalina me recorrió todo el cuerpo, cuando todos estaban en la puerta voy con ellos lo más rápido que puedo y en el camino me tropiezo con algo, y me caigo al suelo es una silla que juraría que no estaba ahí antes, rápidamente me levanto y salimos del instituto sin mucha dificultad, porque la puerta siempre está abierta de adentro.
El aire fresco nos recibe, y por fin estamos afuera, nos dirigimos en dónde está el auto viejo de los padres de Júpiter que es un escarabajo celeste apagado, nos subimos mientras escucho las risas de Sebas causadas gracias a mi caída.
—Deja de reírte —cierro la puerta de el auto demasiado fuerte.
—Despacio Lily tiene sus años—Júpiter acaricia el volante del auto el cual le puso nombre, y es bastante raro.
En el viaje Sebas nos cuenta como le fue en la práctica del equipo de vuelo. El equipo de vuelo conociste en que hay dos equipos que se tienen que pasar un bastón mientras vuelan con sus alas y el primer equipo que logra llegar primero a la meta con el bastón, gana.
—Y a ese chico Ricky se le cae el bastón cuando estamos por llegar a la meta, y tengo que bajar a tierra para agarrarlo, y no saben en donde estaba... se cayó encima de Motriz el profesor del otro colegio, y su cara no era nada agradable.
—¿Y que pasó después?—pregunta Luna con una mirada de intriga, y diversión a la vez.
—Bueno... Perdimos y ganó el equipo de Aguas y sombras, pero casi ganamos.
Júpiter menea la cabeza entre risas y repite —Casi
Después de unos treinta minutos de hablar de los fracasos de nuestro equipo de vuelo, llegamos a Island.
Los árboles eran tan altos que desde las ventanillas del auto no se podía ver cuándo terminaba su estatura, la carretera estaba prácticamente vacía, y Júpiter estaciono cuando estábamos en el pequeño centro de el pueblo, que ya podíamos ver sus pequeños locales construidos de madera en dónde vendían todo tipo de cosas.
Bajamos del auto y decidimos caminar mientras mirábamos un poco las vidrieras.
—Miren ahí está la casa de objetos mágicos, ¿podemos ir?—dice Sebas señalando una de las cabañas más grandes.
—Si, pero no toques nada, la última vez nos echaron del local—le responde Luna.
—No voy a tocar nada lo juro—y creo que todas lo miramos con el ceño fruncido, de alguna manera sabíamos que no era verdad.
Cuando entramos el lugar olía a madera y había un montón de cosas, Sebastián se quedo mirando un mapa gigante.
—Es hermoso
—Es solo un mapa
—No, es el nuevo mapa 2.00, miren están todos los mundos con solo tocar uno de los mundos te transportas ahí—dice señalando el mapa mientras lo mira como si fuera lo más increíble que hubiera visto en su vida.
En el cada "país" había diferentes nombres de mundos escritos:
Mundo vampiros
Mundo lobos
Mundo magos
Mundo brujas
Mundo duendes
Mundo vampiros y lobos
Mundo mixto
Mundo monstro
Mundo dark
Mundo humano.
Y un montón de mundos más, algunos con nombres impronunciables.
—Me gustaría ir al mundo mixto, seguro es el mejor —mira fascinado el mapa, mientras va a tocar en donde dice Mundo mixto, pero le agarro la mano antes de que lo hiciera.
—Parece que no te acuerdas de lo que paso la última vez.
la última vez, Sebastián toco la cadena de un inodoro mágico el cual se convirtió en un submarino y lleno toda la tienda de agua.
—Ay por favor, eso no fue nada, esto es completamente diferente—contesta muy seguro.
—Buenos días jóvenes, necesitan al....tú —dice el dueño de la tienda que nos había echado varias veces de su local.
Júpiter toce y dice —No, pero gracias ya nos íbamos —inclina la cabeza con una sonrisa a modo de despedida y todos salimos de la tienda lo mas rápido posible.
—Menos mal que nos fuimos seguro nos echaba devuelta.
—Por tu culpa, enserio ¿a quien le resulta interesante un inodoro que se convierta en submarino?—pregunta Júpiter mientras nos vamos devuelta al auto.
—En mi defensa eso tenía mal olor y solo tire de la cadena para que se fuera... y bueno tal vez para ver si funcionaba lo del submarino.
Todas negamos con la cabeza y nos subimos al auto. -Ahora vamos a almorzar ¿Qué trajiste Terra?
—Lo van a saber cuando lleguemos.
Después de 7 minutos llegamos y pusimos la manta sobre el pasto al lado del rio. —Me gustaría vivir en este lugar—comento ilusionada mientras miro el hermoso paisaje.
—A mi no es un poco aburrido, pero es lindo—contesta mi amiga morena.
—Vayamos a lo importante ¿Y la comida? —el rubio se sienta mientras me mira muy fijamente al los ojos.
Saco de la bolsita todo lo que traje, Sebastián agarra todos los chocolates y le saca el envoltorio a uno y se lo mete a la boca.
—Yo también quiero—dice júpiter mientras le saca algunos chocolates.
Luna agarra el paquete de papas y yo el de batatas frita.
—¿Quién era esa chica que devoraste en la fiesta?—pregunta júpiter con picardía.
Sebastián se encoge de hombros—No lo sé.
—¿Cómo que no sabes? al menos decime que conseguiste su teléfono.
—No soy ladrón
—Sabes a lo que me refiero.
—¿Y tu que hiciste en toda la fiesta?
—Bailar—contesta con obviedad.
—¿Terra donde estuviste al final de la fiesta?—me pregunta Luna con mucha curiosidad.
Me daba vergüenza decirles que tuve código rojo y estuve preguntado a un montón de chicas si tenían un tampón, hasta que una chica muy amable me presto uno.
—En el baño
—Mejor no pregunto que hacías ahí tanto tiempo, pero me lo puedo imaginar—dice Sebastián con mucha diversión mientras yo ruedo los ojos.
—¿Y tu Luna?
—Hablando con Warren cuando me abandonaste en la cocina.
—¿Y es verdad lo que dicen?—le pregunto mientras tengo mis mejillas coloradas.
—De que es muy guapo, supongo que lo vamos a averiguar en el campamento—contesta la morocha
y Luna pareciera que se asombra de algo—Me olvide completamente, pero faltaban 10 días.
—Si faltaban pero es este viernes —responde Sebas mientras come otro chocolate.
El campamento del que hablan es solo para los de los últimos años y yo como todavía estoy en cuarto, no voy a ir, odio eso, seguramente voy a estar una semana entera sola en los almuerzos y sentarme con Ambar y mis otras ex amigas ya no era una opción, después de la pelea que tuvimos, posiblemente iba a tener la peor de las semanas.
—Sebas, tu estuviste en el anterior campamento, cuéntanos como te fue—le ordena Júpiter a nuestro amigo que seguía masticando los chocolates.
Sebastián estuvo en el colegio Tierra y formas el año anterior pero como repitió de curso se cambio a nuestro instituto, y los interbandos es una competencia que se hace en todos los campamentos, con los colegios de la zona.
—Bueno, ya se los conté, estaba buscando a los del equipo contrario para encerrarlos pero me distraje con un chico muy lindo y perdí, al igual que mi equipo, así que no jugamos otra ronda.
Todas nos reímos —No me puedo concentrar si tengo a una cara bonita enfrente.
Estuvimos el reto del día hablando todo sobre el campamento, a mi me encantaría ir con ellos, pero el año que viene si lo voy a poder hacer. Cuando se hicieron las cuatro volvimos corriendo al auto para que nuestros padres no sospecharan de nuestra impuntualidad, y creyeran que estuvimos todo el día en el colegio, yo por otra parte trate de convencerme que la próxima semana no iba a ser tan mala, además aun faltaban algunos días para el viernes.
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