El domingo

Luna:

El sábado me la pasé durmiendo, quedé exhausta de la fiesta del viernes, mis pies y cabeza dolían, por suerte hoy ya era domingo. No me dolía nada porque ayer mismo me tomé una poción para el dolor.

Este día, decidí hacer la tarea que por suerte no era mucha, y la termine en dos horas, una vez que lo hago tengo todavía mis libros en mi escritorio con todos los lápices y bolígrafos desparramados, por eso, ordenó todo como siempre y guardo los libros en una mini biblioteca que uso para los libros escolares que están ordenados por color, al igual que toda mi ropa y cosas, después de que acomodo todo a la perfección, decido bajar las escaleras, mi madre debe estar pensando que la cama me trago o algo parecido.

Ella pareciera estar cocinando algo —Hola ma.

—Hola hija, estoy terminando de hacer unas pastas, odio cocinar, ojalá tu padre estuviera aquí, a él le encanta cocinar—dice con una tristeza clara en su voz.

—Yo también lo extraño ¿Cuándo va a volver?

—No lo sé, creo que aún esta viendo como ayudar para encontrar la cura—mi mamá contesta mientras suspira pesadamente.

Mi papá casi nunca está en casa, siempre suele estar en el laboratorio buscando curar la enfermedad Enigma, también llamada la enfermedad incurable, muchos dicen que los culpables de que surgiera, es un grupo que se hace llamar Magne, ellos utilizan magias oscuras y se sospecha que hacen esto con el fin de vengarse o tener más poder, pero nadie lo sabe a ciencia cierta.

—Luna, pone la mesa—ordena mi madre.

No le respondo, simplemente pongo los platos y cubiertos. Cuando terminó mi madre sirve los fideos con salsa de tómate, los cuales están un poco crudos todavía pero no le comento nada para no herir sus sentimientos, además no están tan mal y se que se esforzó por hacerlos.

Como siempre una vez finalizado el almuerzo, lavo los platos, lo cual siempre me gusta hacer, ya que puedo ver la espuma del detergente limpiar los platos con solo ponerlo en el plato, es divertido, después los seco con un repasador y los guardo.

Subo las escaleras par ir a  a mi habitación y agarro mi celular, veo que en el grupo que tengo con mis amigos hay 3 mensajes, todas las veces que veo el nombre del grupo me rio. Sebastián le puso Los tres elementales y Luna, así era como llamaba a los que no nacieron en medio mes, la primera vez que ví ese nombre me reí como nunca antes lo había hecho a una pantalla de celular y hasta mi celu cayó al suelo rompiéndose la pantalla, que por suerte lo pude solucionar con un hechizo que busque en internet.

Los mensajes decían...

Apago mi teléfono porque no tiene caso decirle que no a Júpiter o a los demás, de todas formas Island es un pueblo muy lindo y después de el almuerzo solo tengo una clase, la de vuelo.

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