Diamante naciente
Un pequeño joven de alocados cabellos verdes, se encontraba en un gran salón lleno de juguetes. Sus paredes estaban llenas de dibujos creados por el mismo, las ventanas tenían bellos cristales de colores por su petición, y en el gran armario un montón de disfraces listos para ser usados.
En aquel bello lugar, el dulce Midoriya terminaba de armar un gran rompecabezas*; era un bello cuadro nocturno, con bellas rosas blancas teñidas de rojo y un chico que le daba la espalda, vestido con un traje blanco y rojo. Aquella imagen era su favorita entre todos los rompecabezas que tenía; no sabia si era por el paisaje nocturno, las siluetas en la luna o aquel chico que le daba la espalda, pero realmente amaba esa imagen. Muchas veces el Sr. White le dijo que pegara las piezas al terminarlas, pero la sensación de destruir aquella imagen y saber que tenía la capacidad de volver armarla, estaba empezando a gustarle. Después de todo, era una imagen hermosa y dependía de el, su armado o destrucción.
-Hijo, ¿Terminaste ya?- El peliblanco entro al cuarto con tranquilidad ,mientras limpiaba un cuchillo de trinchera, al terminar tal acción tomo las manos del peliverde y paso la hoja sobre ellas- Es hora de...jugar-
-¿Jugaremos con onii-chan?- Midoriya temblaba al sentir la hoja en tocar su piel, no era miedo eso lo sabía bien, paso tanto tiempo recibiendo golpes y ataques con ellos que ya no les temía. En cambio, el supuesto miedo a las armas, se había convertido e curiosidad y al igual que a los héroes y villanos, empezó a escribir cuadernos sobre ellos, y lo mejor de todo su cuidador le permitía escuchar las diferentes melodías que hacían. Cuando chocaban entre ellas, cuando cruzaban marfiles falsos o cuando decoraban la piel con un bello trazo carmín.
-Si cumples con lo pedido, le daré días libres a tu amado hermano para que te acompañe- Con una sonrisa asintió y tomo el pequeño cuchillo del cinturón del Sr. White.- Cuando terminemos, compraremos flores para tu madre y quizás pueda enseñarte algunas cosas antes de que esa pequeña bestia llegue- Midoriya acepto la idea y empezó a caminar tras su maestro mientras empuñaba con fuerza su el dije de su collar.
------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------
Su cuerpo dolía con cada movimiento que hacia, sus pequeños brazos aún estaban marcados con un agarre poderoso y su cuerpo estaba todo sucio; combinando la tierra, el polvo y la sangre.
De este modo no podría llevarle flores a su madre, sería muy descortés y hasta quizá lo visitaría en la noche para reclamarle esos trapos,así que, cuando entro a su casa, de inmediato se dirigió al baño.-Hijo- Pero la voz del Sr. White lo detuvo.
-Hiciste un muy buen trabajo, realmente sorprendente...¿Tu hermano te enseño aquello?- El peliblanco, se acerco al menor y acaricio sus cabellos. No mentiría, aquel pequeño realmente le sorprendió; lo había llevado a un trabajo simple, para que aprendiera un poco de como enfrentar a las personas, pero no disponía que aquel estúpido rufián intentara usar al peliverde como rehén.
Aquel hombre, actualmente muerto, tomo al menor y empezó a caminar hacia atrás, mientras afirmaba con fuerza el pequeño cuerpo. Quiza pensó que el no haría nada si tenían a su hijo, pero si un pequeño cuchillo rozara el bello rostro del menor como consecuencia de un intento de "salvarlo", no le molestaría; aunque tendría que escuchar los reclamos del joven pelinegro.
Pero lo que paso, fue realmente simple y maravilloso.
El ojiverde empezó a sacudirse, patear o jalar con sus manos el brazo del contrario, todo para alivianar el agarre, al ver que el hombre no lo dejaba, mordió fuertemente su brazo logrando su cometido. Se soltó, el tiempo suficiente para ser nuevamente agarrado frente a unas cajas y por la incomodidad de la zona actual, el movimiento del hombre era más torpe y su atención no, solo estaba en el hombre frente a el, sino que también en no caerse sobre las cajas.
Usando aquello como ventaja, el menor saco el pequeño cuchillo que escondió entre sus ropas y apuñalo rápidamente al hombre; entre el ombligo y su entrepierna; que al soltarlo e intentar volver a atraparlo, recibió el mismo cuchillo en su ojo izquierdo, cortesía del pecoso.
Con la ceguera, el dolor y la zona llena de materiales y cajas, el hombre cayo fuertemente sobre estas, rompiendo con su peso, los cristales o vidrios que están contenían. Un alarido salio de su garganta; un sonido nada agradable para el menor, pero que entraba a su cuerpo como electricidad, intentando hacer algún tipo de sonido musical. Por ello se quedo ahí mirando, miraba como el hombre intentaba levantarse, pero los vidrios y cajas no se lo permitían, lo vio sufrir por el dolor y espero pacientemente la película que el Sr. White le mostraría para aumentar el sonido de la diversión.
-Takeshi-niisan dice que siempre hay que estar preparado, además en los juegos de la semana pasada lo vi hacer eso, quise imitarlo.- La sonrisa dulce y alegre del menor, contrastaba con su imagen, llena de sangre salpicada y tierra; pero aún así era hermosa.- Pero no sabía que caer en cajas y cristales, podría ser tan peligroso-
-¿Sabías de los cristales?-
-Si, alcance a leer mientras usted...Negociaba-
-Entonces, ¿Quisiste ayudarme para facilitar el trabajo?- El asentimiento energético de menor y sus mejillas sonrojadas le daban la confirmación, el pequeño peliverde había "planeado" aquello, con una rapidez impresionante y una tranquilidad sorprendente.
-Espero que no se enoje, el me dijo que no lo imitara...pero es que Takeshi-nii es increíble- El Sr. White sonrió para así, al parecer todo iba como el quería.-Ve a bañarte, tu hermano debe estar por llegar- Y sin más, cada uno se dirigió a su respectivo lugar.
------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------
-¡Takeshi-nii!- El menor corrió rápidamente a los brazos de su amado hermano, quien lo recibió entre besos y sonrisas; lo tomo en sus brazos y lo hizo girar alzándolo en el aire.-Te extrañe mucho- Siguió mientras sus pequeñas manos se agarraban fuertemente del cuello del mayor y sus labios daban un suave beso en la mejilla del pelinegro.
Cuando se alejó, quedo un tiempo hechizado por los ojos que tanto amaba. El izquierdo le recordaba las hojas congeladas en invierno, y el derecho, al suave y dulce capuchino que tomaban juntos. Aquellos ojos combinaban perfectamente, con la piel algo tostada, esos suaves cabellos negros que caían sobre su frente y esa sonrisa con unos ligeros hoyuelos. Sin duda alguna, Takeshi-nii era el chico más bello que ha conocido en su corta vida.
-Izuku, también te extrañe conejito- Tras decir aquello, se encamino al sillón del salón, sentándose con el menor sobre su regazo. Inmediatamente se puso a contar todos los acontecimientos de la semana en la cual estuvo alejado del menor, omitiendo los detalles que aún eran muy fuertes y lo que tuvo que hacer con algunas mujeres para seguir con su misión.- Cuando termine vine de inmediato, sin olvidar comprar flores para la Sra. Inko y una nueva libreta para mi chico favorito-
-Mamá y yo te extrañamos mucho, pero el Sr. White dijo que si yo cumplía con algunos trabajos podrías estar más tiem...-
-¡¿Que trabajos?! No te ha obligado de nuevo a ...-
-Solo debo escribir y ayudar a negociar- Izuku de inmediato tomo el rostro de su hermano y beso suavemente la nariz de este- Solo tu puedes hacer esa música conmigo, el mismo lo dijo..así que onii-chan no debe preocuparse-.
¿Como no se preocuparía?, el se sentía culpable por lo que estaba viviendo el menor. Si el no hubiera ido a ver a la desgraciada de su abuela, hubiera protegido a Inko, ella estarñia acariciando los cabellos de ambos y llenandolos de besos y abrazos. No hubiera tenido que pedirle al Sr. White ayuda, no tendría que tocar el cuerpo del menor quitandole toda existencia de pureza, (lo único bueno de esto, era que nadie más podía tocarlo) no tendría que ver al menor aprendiendo de armas, villanos, formas de tortura, entre otros.
Pero ya estaban aquí, viviendo el presente; el pasado de ambos no se podría cambiar. Lo único que podía hacer, era seguir al lado de su querido Izuku, no importaba que camino tomase, sería su espada, escudo y su soporte; todo lo que pueda.
- Siempre me preocupare por ti- Y beso con suavidad su frente-Aunque pase el tiempo y crezcas. Por eso mismo, debes dejar de espiarme en mis combates o juegos como ustedes le dicen-.
-El Sr. White prometió que no te diría- Inflo sus mejillas y miro hacia un lado.
-Bueno, no me lo contó directamente- El ojiverde lo miro confuso- Esta diciendo a todos sus sirvientes lo orgulloso que esta de su hijo menor y que quiere entrenarte.- Takeshi, acaricio el cabello salvaje de su chico favorito y prosiguió- Sin duda se da cuenta de tus talentos, pero no quiero que aceptes por educación, ¿Realmente quieres entrar a este mundo? Aún eres muy pequeño y...-
-Si aprendiendo del Sr.White puedo salvar a quienes gritan en silencio, no lo dudare. Quiero evitar que pasen cosas similares a lo de mami, o las tuyas, o las de esos niños.- Sus bellos ojos, brillaban con sinceridad y una sonrisa se plasmo en su rostro, al sentir la mano de su "hermano" entrelazándose con la suya. Se apoyo en el torso de su hermano y continuo.- Quiero armar y destruir. Hacer diferentes tipos de arte, tener diferentes miradas...Quiero hacerlo y contigo a mi lado, con mamá cuidándonos, valdrá la pena.
Al finalizar sus ojos se encontraron; para juntar sus frentes con aprecio. Takeshi lo sabía, su conejito ya no era solo un niño, era un ser que estaba aprendiendo sobre la realidad, de la manera más cruel y bella posible.
--------------------------------------------------------------------------------------------------------------------
-Izuku, respira...mira donde apuntas...imagina la bala rompiendo en cristales a tu objetivo...eso es, estamos mejorando...-
Las instrucciones del Sr. White era lo único que acompañaba al sonido de las balas y la respiración del menor. A diferencia de lo que muchos se imaginan, Izuku no recibía golpes o gritos si hacia algo mal, todo lo contrario recibía consejos y gestos de apoyo. Cuando tenía mejoras eficientes o rápidas, podía pedir algo a cambio y supo usar esas oportunidades.
El primer premio que pidió, fue ingresar al colegio de su amigo Kaachan, lo extrañaba y aunque estaba cómodo aprendiendo en casa, quería seguir estudiando en un colegio y con amigo de la infancia. El segundo deseo que pidió, fue casarse con su querido Takeshi-niisan, el tercero era siempre tener flores en la tumba de su madre, que llevaran regalos a su amiga Mei-chan, ir al acuario en familia, viajar a DisneyWorld, comer todos juntos un helado gigante, etc. Sus deseos eran grandes y pequeños, pero todos eran cumplidos, siempre y cuando el cumpliera con su cometido.
-Miren que bello espectáculo- Una voz desconocida para el menor, interrumpió las instrucciones de su tutor. Era un hombre alto vestido con un abrigo amarillo y un gran sombrero de copa, como los magos. Por ello y su curiosidad, Izuku no dudo en acercarcele al extraño, deteniéndose justo en un metro de distancia- Tu debes ser el hijo de Asbret , realmente eres muy bello.-
-¿Usted es un mago?-
-No lo ves- Y aquel extraño hombre hizo aparecer de una canica un bello peluche de conejo, era enorme y tenía un gorrito de copa.- Para ti, Rex et futurae*.-
-Muchas gracias, Señor...¿Señor?-
-Atsuhiro Sako, llámame como te plazca jovencito.-
-Gracias, Suhi-san.- Y una radiante sonrisa fue entregada.
-Izuku.- Llamo el Sr.White.- Ya son las 10 pm, ve a buscar a tu hermano y duerman pronto.-
-Si, adiós señor Suhi-san, adiós...adiós papá.- Y sin más, el pequeño de ondulados cabellos desapareció por la gran puerta de metal.
Cuando ambos adultos quedaron solos, se dirigieron en silencio a un gran salón, con un ventanal enorme que llenaba toda una pared y un gran candelabro de lagrimas que adornaba el techo. En el tres personas los esperaban, uno de ellos con un kimono impecable, otro con un traje de gala muy impresionante y el tercero con un estúpido cigarro en su boca.- Por favor Giran, no fumes...no quiero que mis hijos sientan el aroma a tabaco.-
-¿Hijos? Son solo juguetes...fáciles de moldear y dispuestos a hacer todo por quien fue su salvador. Es igual con ese mocoso andrajoso de All for One.-
-Te equivocas. Para All for One, serán solo piezas, masas simples de moldear, pero yo soy diferente.- Camino hasta la silla principal de la gran mesa y se sentó, sirviéndose de inmediato un buen Merlot.- El roba infancia por poder, robo joyas y las pule a su gusto, en cambio...mi persona toma trozos quebrados, piedras olvidadas y las prepara para brillar. Pero mis hijos son diferentes a todos esos villanos que he preparado o creado.-
Todos en la mesa lo miraron con curiosidad. Shiro Asbret, era considerado un villano de primera, sombra de muchas mafias, mentor de muchos villanos y acompañante del Mal en persona. Pero jamás a mostrado una faceta paternal o algo que les indicara que tenía sentimientos, pero al hablar de esos hijos, sus rojos ojos habían brillado, y no solo por orgullo, había algo más oculto en ellos, algo que sería de las más maravillosas obras de arte.
Atsuhiro, rió rompiendo el silencio que se había formado y haciendo afán de su antigua vida, hizo unos pequeño trucos de magia, finalizando con la entrega de un diamante al único peliblanco del lugar.- Sera un honor seguir sus términos mi señor...pero ese niño, aún es pequeño y no cre...-
-Lose, en tres meses más cumplirá 8 años, es pequeño.- Se levanto nuevamente y miro hacia el gran ventanal.- Por eso lo estoy cuidando, ese niño tiene un algo, una melodía exquisita...lo suficientemente buena para hacer caer al rey y tomar la corona.-
-Así que es eso-.Menciono uno de los invitados.- Tengo un joven impresionante en mi agrupación, es capaz construir y destruir cosas al tocarlas. Si tu pequeño logra conquistarlo, cobrare el dinero y podrás usarlo como desees, pero claro después de lo que le pedí.-
-Yo conozco un joven que esta entrenado ferozmente para destruir a los héroes. Podría intentar contactar con el para que te sirva...así pagaría mi deuda contigo, de seguro es mejor que aquel chico de este hombre-.Respondió otro mientras acomodaba su kimono. Aunque de inmediato, ambos yakuzas empezaron a discutir.
Asbret sonrió. Conocía los pensamientos de esos dos, solo querían demostrar que sus pupilos eran mejores, solo querían vivir un día más en este cruel y colorido mundo. Pero no diría nada, cada cosa a su tiempo, cada cosa tenía un lugar y un porque. - Señor Shiro-. Se dio vuelta y vio al hombre de traje.- No le haga nada al joven Tomura, el...es un niño que ha sufrido y...-
-Tranquilo amigo mio, no pienso dañar a ese niño...de manera directa, para eso estaran los héroes y la retorcida mente de su maestro. Ten.- Le ofreció una copa de vino y le dio otra a Sako que se había acercado.
-He pensado, que mi hijo necesita uno o dos hermanos más, y ese niño andrajoso con unas buenas pinceladas podría ser perfecto para serlo.- El hombre de traje sonrió tranquilo.
El ojicarmin elevo la copa, acallando a los yakuzas y con una sonrisa llena de maldad y una voz tan encantadora que cualquiera podría ser embrujado dijo.- Hagamos un brindis, por mis hijos, diamantes en nacimiento.-
------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------
Es un capitulo corto, calmado, pero necesario. Todos lo serán.
Aquí hay muchas pistas, y no, no son los personajes a tratar.
Cuando tenga tiempo, les dibujare a los personajes Oc de la historia. Takeshi y el Sr. White (Aunque quizá me demore casi un año xp)(no tengo tableta y solo dibujo a mouse).
Escogan: ¿Shinso, Katsuki, Mei o Monoma?
Dependiendo de la elección será el salto de tiempo y los hechos .
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top