Calisto
"Las flores más bellas de un jardín se cuida con devoción y cuidado.
Pero la mayoría oculta en sus bellos pétalos, historias de sueños marchitos o heridas producidas por espinas.
Querida, querido, dime.
¿Deseas reiniciar tu vida o convertir esos pétalos marchitos en espinas que te protejan?
Indiferente.
Hipócrita.
Arrogante.
Resentido.
Eran algunas características que solía escuchar sobre su persona. Cualidades que no negaba, después de todo sabia la asquerosa persona que era desde pequeño. No por algo su padre lo golpeaba constantemente al fallar, no por algo su madre lo aborrecía e ignoraba todo el tiempo y por algo, sus hermanos eran dichosos cuando el no estaba con ellos; ya que eso significaba que mamá y papá estarían tranquilos y alegres.
Y aunque, cuando era un niño intento destacar de buena o mala manera para sentir afecto o al menos, sentir que si existía en esa casa. Al crecer se negó de ello y las ganas de desaparecer continuamente acariciaban su cabello como nadie había hecho.
Pero aquel deseo de final se había combinado poco a poco con el deseo de castigar a sus progenitores. Deseaba atraerlo a un mundo lleno de desesperación y vacío, uno en donde ellos gritaran sin control y nadie fuera a buscarlos, el mismo mundo que él vivió por años.
Pero nadie sabia de sus intenciones, solo su luz, la única que lograba ver entre tanta oscuridad, pero que lastimosamente, no podía poseer.
Y cada vez que la veía débil, llorando a gritos detrás de una máscara de alegría y coquetería le daban ganas de robarla, de mantenerla siempre a su lado, hasta que ambos se enfrentaran a las llamas del infierno por todos los pecados que habían cometido. Pero él no hacia cosas así, él solo existía, no tenía derecho de vociferar sus emociones y sentimientos.
—¿Estas mejor? —Takeshi, señalo las grapas en el cuerpo de Dabi, las mismas que esos días había intentado ayudar a volver a posicionarlas en el lugar adecuado. Un pequeño pago por ser cuidado.
—Yo debería preguntar eso. ¿No crees? —Takeshi intentó reír al ver la expresión en Touya, pero el dolor en su abdomen solo permitió un extraño sonido. Aquello preocupo al de mirada turquesa de inmediato toco las vendas, revisando que las heridas no se hubieran abierto —Es que eres un imbécil. —
No pudo evitarlo, colocar su mano magullada sobre la mejilla de Takeshi y dar una suave caricia. De inmediato recibió como respuesta una sonrisa traviesa, que mostraba aquellos colmillos afilados que tanto le llamaban, pero lo principal eran esos ojos que lo miraban como si él fuese una especie de ángel. Tan estúpido.
Años atrás, cuando su cuerpo ya estaba debilitándose hasta el punto de que pensaba que iba a morir antes de cumplir sus sueños de ser libre. Ese día había decidido escapar por la ventana de su cuarto, sabiendo que nadie iría en su búsqueda en caso de que se perdiera.
Después de todo, el no era el valioso y bendito Shoto, que a penas con 6 años ya era el mayor orgullos de los progenitores Todoroki; no era el alegre y futuro deportista Natsuo o la dulce e inteligente Fuyumi; simplemente era Touya la aberración y decepción de la familia.
Normalmente iría por las calles más desoladas y frías para calmar su corazón. Luego jugaba con los vidrios que encontraba en la zona, buscando herirse lo más posible, acompañado de gritos o una discusión consigo mismo. Todo para apaciguar los demonios que intentaban convencerlo de que toda la culpa de su pesar era debido a sus hermanos.
Pero ese día en especifico todo era muy tranquilo.
No se escuchaban alarmas policiales o multitudes por las calles, la poca gente que lograba encontrar estaba atrapada en su propio mundo, ignorando que un menor iba solo por las calles. Aquello le hizo gracia y decidió jugar a que era un fantasma que caminaba perdido por las vidas vacías de los vivos; era una buena práctica para su futuro.
Camino hasta encontrar aquel rio, frio, calmo en primavera y turbulento en invierno. No era muy profundo, pero las piedras en su interior podrían noquearlo con facilidad, dejándolo inconsciente mientras la corriente lo llevaba a un punto perdido de la ciudad.
Miro a su alrededor, no quería que nadie interrumpiera su viaje por Sanzu o quizás podría llamarlo Flegetonte. Miro el cielo oscuro y rió, mpas por la duda en su interior. ¿Sus padres le hubieran dado las monedas necesarias para ir al más allá? De seguro que no.
Aquella noche estaba tan oscura como la boca de un lobo, el rio sonaba como nunca lo había hecho, como si llorara por el alma de aquel joven de cabellos blancos que quería lanzarse a sus brazos.
Touya tomo la barandilla y realizo un ágil sato, quedansoe sentado en aquella viga de metal, listo para caer cuando sus manos soltaran aquella fría estructura. Miro las aguas preguntándose si en ellas dejaría de quemarse.
—Solo quiero irm...—Las palabras de Touya se quedaron allí, congeladas, al igual que sus manos que estaban a punto de soltarse de su agarre, pero la presencia de una persona a su lado, evito que siguiera. Quería morir, pero no molestar nuevamente a alguien.
—Si saltas vas a romperte el cuello. —La voz era más grave que la suya, y causo una corriente por todo su cuerpo, incitándolo a girar su cabeza un poco, en busca de aquella persona. Pero se sorprendió al verla.
—Son hermosos. — Comento con soltura, como nunca antes, intento acercar su mano para mover ese ligero flequillo que intentaba tapar esa mirada, pero al hacerlo resbalo y sintió como su cuerpo deseaba caer, pero unas manos tomaron sus brazos y lo atrajeron con fuerza a la viga, sintió como uno de estas se aferraba a su cintura y otra subía por su brazo hasta llegar al cuello.
Su corazón latía con velocidad, pero su mente estaba tranquila como nunca lo había estado.
Volvió a mirar ante el y esos ojos volvieron a atraerle. Era como ver el invierno y el otoño atrapados en un par de.. —Son como gemas.
El rostro del joven de piel morena quedo confundido, el joven que estaba entre sus brazos y aquella barandilla de metal estaba hace unos segundos intentando matarse y ahora solo decía cosas extrañas. Los japoneses si que eran extraños para él.
Quito esa idea de su mente he intento comunicarse, pero esa mirada perdida, llena de dolor y añoranza causo algo extraño en su interior. Era una sensación que era similar a los ojos verdes que conocía cuando apenas llego a Japón, pero totalmente diferente al mismo tiempo.
—Estas herido, pero no deberías actuar así. —El moreno comento, mientras guiaba aquel cuerpo tibio al otro lado de la viga, en una zona segura del puente. Y aunque el chico de ojos turquesa ya estaba de pie y lejos de la orilla del puente no quiso soltarlo. —¿Puedo ayudarte?
No supo porque dijo esas palabras, pero jamás se arrepentiría de ellas.
—Estas loco. —Menciono con gracia Touya. Intento matarse, y llegaba este chico a interrumpir su partida con una mirada y una sensación tan acogedora y gentil que daban ganas de llorar.
—Me lo dicen a menudo. —El de piel morena sonrió, dejando ver sus colmillos. —Pero creo que tu igual lo estas.
—Si, estoy loco. —Una sutil sonrisa, que acompañaba unos ojos cristalizados por esta extraña calidez que emanaba el sujeto ante él.
—Que bien, faltan locos en esta vida.
Y después de eso, solo se abrazaron. Touya enterrándose en aquella suave sensación, llorando las lágrimas que siempre oculto por miedo a los puños de fuego y miradas gélidas. A la vez, que sus manos se aferraban en la espalda, en busca de aquel afecto que necesitaba.
Y aquel sujeto de sonrisa cálida y mirada comprensiva, lo sujeto con fuerza. Juntando aquellas piezas que pensó que no tenían reparación, mientras lo dejaba explayarse, liberarse de sus ataduras y liberar todo lo que pensaba y sentía, dejando simplemente fluir como un rio, pero esta vez lleno de vida.
Lloró tanto que se quedo dormido de pie, sujetado al pecho contrario.
Cuando despertó, aquel joven seguía a su lado.
Siguió a su lado, todas las noches que quería respirar. Todas las tardes que se ahogaba en soledad. Todas las mañanas que iniciaban con los demonios devorando las luces.
Touya sujetaba su mano con fuerza, pero no solo porque se sentía vivo a su lado, sino también, porque quería mantener a aquella persona viva.
Esa persona era la misma que tenía ante él, mirándole con aquellos ojos tan dulces y comprensivos. La misma persona que a pesar de su cuerpo herido, lo acerco aún más, para acariciar su cabello reseco, las quemaduras de su rostro y le dio una sonrisa llena de emociones que no podían escapar.
—Creo... debería decirle a Izuku sobre estas misiones.
—No quiero preocuparlo. —Takeshi cerro los ojos por un segundo, antes de continuar. —No sabe que estoy siendo la rata de laboratorio de AFO, y es mejor que se quede así. —abrió los ojos y miro decidido. —Debe preocuparse por seguir su plan, conseguir sus objetivos, no en su esposo que es incapaz de servir más allá del combate y la experimentación.
—¿Temes que haga una locura?
—Se que lo hará. Aún no están fuerte y necesita un buen ejército, si se entera de lo que me están haciendo... sus emociones podrían hacerle caer.
—Bien señor, yo puedo soportar todo. —Dabi tomo el celular de Takeshi, lo desbloqueo y le señalo el nuevo mensaje de Izuku. —¿Le digo que te acostaste conmigo?
—Touya.
—No es una mentira—Señalo la cama en la cual ambos descansaban. —... y no será mi culpa si lo malpiensa. —Rio con demencia, divirtiéndose con la imagen mental. Pero un pequeño golpe, lo callo nuevamente, Takeshi había formado un pequeño tentáculo usando su cabello, que lo había golpeado, con la fuerza suficiente para molestarlo. —Bien, bien. Aburrido.
—Escríbele que tendré libre este jueves y podemos salir por el fin de semana.
—¿Crees sanarte lo suficiente para ese día? —Pregunto mientras escribía en el teléfono.
—Si, además me has cuidado muy bien estos tres días. Solo queda las grandes.
—Si lo que digas. —Dejo el teléfono al lado y se posiciono nuevamente cerca de compañero. —Espero que no se entere que estuviste conmigo no quiero que tu esposo me reclame por tenerte estos días.
—El sabe que eres mi mejor amigo
—Entonces explícaselo, que parece que desea matarme cada vez que me ve.
—Jamás lo haría.
—¿A si? Hablamos de un chico de 15 años que ha matado casi la mitad de mi total de asesinatos... Ah, pero sin poderes. —El pelinegro, se acomodo junto a Takeshi para recostarse en la cama, siendo lo más suave posible para no presionar las heridas. — De seguro en una de sus libretas me mato más de mil formas diferentes.
—No lo creo, mi conejito es muy dulce. —Dijo en una sonrisa más calmada, mientras se acomodaba frente a su mejor amigo.
—Es que el amor te mata neuronas.
—Cuando te enamores me entenderás.
—No gracias, mi vida esta lo suficientemente mal como para sumar otro problema.
Takeshi no continúo burlándose, los medicamentos estaban haciendo efecto y su mente estaba cayendo en un sueño lento y gentil. Lo último que logro percibir, fue aquellas cálidas manos acariciar su cabello y una mirada llena de aprecio y dolor.
¿Por qué había dolor en ellos?
No quiso preguntar.
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—Entonces, ¿Qué debes hacer hoy?
—Estudiar, ejercitarme, bañarme y practicar mi quirk. —Dijo con entusiasmo Kota, mientras caminaba al lado de Izuku, quien le sonreía con alegría. Quizás por eso, se lanzo a abrazarlo, sintiendo como el mayor lo envolvía en un manto de cariño, mientras lo tomaba en brazos.
—¿No crees que son muchas cosas? Podrías jugar con Taiza, en la piscina, con Kei cuando regrese de clases o ir a visitar a Ragdoll.
Kota lo miro, ladeando su cabeza al evaluar las otras opciones, mientras se iba acercando cada vez mas al hueco que formaba el cuello y hombro de su salvador, lugar en donde reposo su cabeza. —Siempre juego con Taiza, aunque ella prefiere a Kei. —Izuku rio ante el mohín de su pequeño y continúo caminando por los pasillos de su casa. —Kei es genial, pero me gusta más verlo bailar y cantar que jugar con él...es raro. —Midoriya asintió con lo ultimo dicho. A él le pasaba lo mismo, el hermano menor de Monoma tenía una capacidad de encantar a las personas sumamente alto, pero en vez de palabras como lo hacia Neito, usaba la música.
—Y... ¿Tomoko?
—Aun no despierta...y temo... que si estoy con ella mucho tiempo le pase lo mismo que a mis padres.
Izuku sintió una pequeña lagrima caer en su piel, causándole un dolor en el pecho, que le guio a hablar con suavidad. —La muerte de tus padres no fue tu culpa, solo querías que ellos estuvieran contigo...lo intentaste, luchaste para que ellos notaran a su hijo, pero sabemos que escogieron ser héroes... por eso se fueron sin despedirse, pero ella es diferente.
—¿Cómo sabes que ella es diferente? —Cuestiono con miedo, sensación que se reflejo en la forma en que se agarró del abrigo del mayor.
—Porque según lo que me contaron mis amigos... —Noto como aquellos ojos negros lo miraron con curiosidad, después de todo Kota comprendía que Shinso, Hatsume y Monoma siempre irían con la verdad ante él. —Me dijeron que ella quiso ir a buscarte, fuiste su mayor prioridad y te hubiera salvado antes que yo, si no la hubieran dejado sola con aquel nomu monstruoso.
—Ella me quería... salvar.
—Así es. Para ella eres más importante que ser héroe... y ¿Sabes que?. —Sentó al menor en el sillón, para luego sonreírle. — Cuando habals con ella escucha todo.
—¿Qué? Pero...si esta dormida.
—Si puede ser, pero es porque su cuerpo necesita recuperarse después de todas esas heridas que sufrió, pero su mente sigue allí. Escuchando cada palabra que decimos.
—¿Por eso hablas con ella antes de irte a dormir?
—Así es, quiero contarle todas las cosas que están logrando y si yo no puedo... los demás se lo dirán. —Se sentó al lado del pelinegro y desordeno suavemente sus cabellos. — Cuando despierte, no estará tan perdida y podríamos preguntarle si quiere quedarse con nosotros.
—¿Realmente la Tía Tomoko puede quedarse?
—Claro que si, ella es una buena persona, una heroína gentil y muy dulce. Aunque eso depende de ella, si desea ser parte de nuestra familia la recibiremos con alegría y tendrá su cuarto listo, pero si desea marcharse... no podemos negarnos.
—Me encantaría que ella se quedara... que fuera mi familia como tu Izu-niisan.
Izuku acaricio dio un suave golpe en la nariz del menor, sacándole una risa suave. —Yo también quiero que nuestra familia crezca y si iniciamos con ella, seria genial.
Porque ella podría señalar los quirks.
Porque ella era una profesional con mucha experiencia.
Porque ella no podría dejar solos a un grupo de niños que luchaban para sobrevivir.
Porque ella era muy amable. Y esa amabilidad seria como aquella fragancia que poseían algunas flores para atraer a las abejas.
Por eso esperaba que despertara pronto, para poder abrir sus ojos y atraerla a jugar con él. Porque con ella a su lado, sería más sencillo "sanar" los corazones de aquellos que el deseaba poseer.
Izuku estuvo jugando con Kota, hasta que el chofer le aviso que tenían todo listo. Se despidió del menor y prometió traerle unas galletas al regresar.
Subió al auto y de inmediato leyó el último mensaje que recibió de Takeshi, alegrándose al saber que su trabajo terminaría el jueves. Si, había muchas posibilidades de que volviera a salir de la casa por misiones, búsquedas o ayudar a Tomura-niisan con su entramiento; pero tenerlo, al menos un día solo para él, le era suficiente.
Entonces intentaría lograr conseguir la mayor información ese día para no tener que acortar el tiempo con su esposo.
El plan era sencillo, ir a visitar a sus excompañeros. ¿Quién desconfiaría del pobre chico que fue suspendido por no tener quirk? Solo extrañaba a sus compañeros y quería conversar con ellos y quizás, si el tiempo se lo permitía ir a ver a los futuros héroes.
Es verdad que tenia a Hitoshi en el salón A y a Neito en el salón B, pero como ambos aun estaban aprendiendo a controlar sus pesadillas, les pidió que solo se enfocaran en mejorar, conversar y hacer amigos o al menos conocidos que les dieran confianza.
Sabía que Neito seguía destacando como un revoltoso ingenioso en su salón, pero al parecer había una alumna en su clase que estaba siendo alejada sutilmente por el resto, debido a un quirk no muy agradable; y su querido amigo estaba analizando la posibilidad de integrarla.
Confiaba en las decisiones del mayor, así que solo esperaría el veredicto.
En cambio, Hitoshi, no era muy sociable. Si, había ingresado al salón de héroes debido a su gran espectáculo en el festival deportivo y su ayuda en el rescate de Bakugo, pero no estaba totalmente listo para plantearse ante los demás.
Eran muy distintos, pero según lo que había escuchado de su mejor amigo, Todoroki le hacía compañía en silencio y el resto del salón, sin contar a Bakugo, realmente intentaban incluirlo. Incluso recuerda escuchar un nombre repetidas veces estos días, Kaminari Denki, el chico del quirk de electrificación. Según las mismas palabras de Shinso, "Es un tipo muy energético... a veces demasiado, pero no esta mal"
Al parecer le agradaba.
Además, un bonus de ese chico, era que se juntaba constantemente con Bakugo y compañía, por lo que se ha logrado infiltrar gran información respeto a las relaciones de Kaachan en el salón. Y como sospechaba, los mayores soportes de su viejo amigo, eran Kirishima y Uraraka; quienes tenían el "reconocimiento" para entrenar como iguales con él.
Pero esos detalles no le bastaban, quería saber como estaba el ambiente, los pensamientos de los estudiantes, verlos moverse por los pasillos y saber que dirección tomar respecto a sus planes. Porque dependiendo de los resultados en un par de meses, decidiría quienes llevarse. Hasta ahora, solo había uno que si o si quería tener a su lado, un chico de mirada perdida, que ocultaba tantas heridas y un corazón suave, el mismo que estaba en la puerta esperando su llegada.
No lo comprendió, pero su corazón dio un fuerte latido.
—Midoriya. —Shoto se acerco con una sutil sonrisa, mientras esperaba que la puerta de la UA, se abrieran para su invitado. —Pensé que te habías arrepentido.
—¿Por qué lo haría?
—Bueno... es un lugar en el que tu deseabas aprender a ser un héroe y no te lo permitieron.
Izuku sonrió con un ligero dolor, porque era verdad. Su mente le indicaba que salir, era lo mejor para no ser vigilado y aparentar ser inofensivo, pero al mismo tiempo su corazón lloraba por aquel sueño de la infancia que era nuevamente aplastado por su falta de don.
—Bueno, no todos nacemos con posibilidades. —Le respondió mientras se despedía de su chofer y se disponía a caminar junto al menor. —Pero eso no significa que me rendí empecé con clases para obtener conocimientos médicos básicos, algunos biológicos y cosas así... si no puedo ser un héroe, al menos podría ayudar en otros aspectos.
—Eres increíble.
—Si me lo dices muy seguido empezare a creérmelo.
—Entonces lo diré todos los días.
No era justo. Realmente no lo era.
Todoroki era muy atractivo, tenia un buen quirk y a pesar de su baja capacidad comunicativa, sabia que decirle para avergonzarlo.
—Bien, bien... creo que tenerte como amigo aumentara mi autoestima.
Ambos caminaron por los pasillos, las clases aun no terminaban, pero estaban en la ultima hora. Y si no fuera por la ayuda de Aizawa-sensei, no podrían estar haciendo este ligero recorrido para visitar a viejos conocidos.
Izuku se prometió devolver cada ayudita que ese héroe le diera.
Llegaron primero a su antiguo salón, en donde todos se quedaron sorprendido y de inmediato empezaron a llenarlo de preguntas, incluyendo la extraña compañía que era Todoroki.
Por suerte el maestro no se enojó, más bien comento que había sido advertido de una visita sorpresa, pero estaba feliz de poder volver a verlo.
Hablaron de muchas cosas, de sus materias, de como Izuku continuaba sus estudios, de como muchos del salón estaban celosos y a la vez orgullosos de Shinso y su ascenso al salón de héroes. Algunos, le comentaron que les habían dicho que el se fue de la UA, por no tener el permiso de los padres y otros pocos, decían que eso era imposible, que de seguro fue porque no tenia quirk.
Aquello causo un pequeño debate, pero logro controlarlo fácilmente.
—Bueno la verdad es que me suspendieron por ser quirkless— Se sincero, sintiendo como decir la verdad era liberador y doloroso. Por suerte la mano de Shoto le dio un suave apretón que calmo su angustia. —Sería muy difícil mantenerme a salvo, así que fue una decisión mas de seguridad, así que no se sientan mal.
—Pero la escuela debería protegerte, es lo correctos.
—Te hicieron perder un año, eso no es justo para ti.
—Gracias, chicos. Pero deben comprender... —Izuku miro a su alrededor observando con detalle cada facción de los rostros de sus excompañeros, para obtener sus opiniones sin necesidad de palabras. — Deben formar héroes de alto nivel, preocuparse por ellos y la imagen que dejara... un simple chico como yo no afecta, solo... soy como la sombra detrás de los protagonistas.
Rostros indiferentes.
Rostros tristes.
Pero los que mas amo ver, fueron aquellos rostros molestos. Junto a puños, jugueteos sobre la mesa, pequeñas fricciones en los brazos o cuello y miradas que descendían.
Vio la frustración, el enojo, el dolor, el miedo. Observo, como la autoestima de muchos se tambaleaba en la cuerda floja y como sus "título de alumnos" recaía en dos grupos.
Los héroes y el resto.
—Pero ustedes no son así. —Espero a que volvieran a colocar sus ojos sobre él, buscando un lugar seguro. —Ustedes pueden convertirse en héroes, no, en verdaderos héroes. —Los vio a todos y a la vez a ninguno, solo sentía el bullicio de sus corazones. — Solo deben fortalecerse, entrenen juntos, estudien juntos y sean justos. Estoy seguro que si se esfuerzan los verán, notaran que ustedes también son increíbles, de la misma forma que siempre los he visto a todos.
Todos en ese salón estaban rodeando a Izuku, escuchando atento, debatiendo sus puntos. Era impresionante como pasaba de ser alumnos normales a una corte escuchando a su líder.
O al menos así lo sentía Shoto.
Él se había quedado afuera de la conversación, no era su fuerte y le bastaba con quedarse junto a Midoriya y responder una que otra pregunta que le hacían. Pero no pensó que ser oyente era algo tan espectacular.
Después de todo, las veces que prestaba atención a una conversación, era para evitar recibir golpizas, para entender los motivos de su madre, para saber, porque Natsuo se había alejado tanto y para comprender porque su hermana intentaba mantener unida una familia que se separaba cada día más.
Con sus compañeros aprendía cosas nuevas, cosas que se supone todo adoleciente sabia o había hecho. Al inicio era muy incómodo, se sentía algo ajeno a todas sus aventuras, pero había mejorado un poco, especialmente cuando Shinso había entrado al salón. Después de todo, el era muy directo y no obligaba a nadie a contestar cosas que no quería, causando que algunos se molestaran con él, pero que otros se sintieran cómodos con su presencia.
Pero cuando hablaba con Izuku o lo escuchaba hablar, era diferente.
Su corazón empezaba a latir cada vez más rápido, pero su mente se mantenía tranquila. No estaba en alerta como siempre, solo se quedaba a su lado conversando, tomando su mano debes en cuando o dejando que este jugara con su cabello o mejillas.
Como en ese mismo instante.
—Tierra llamando a Todoroki Shoto. Responda piloto. —Rio y sus pecas tintinearon, mientras su mano se encontraba apretando una de las mejillas.
—Oh, perdón. ¿Qué decías?
—Te pregunte si querías ir unos minutos a tu clase o...
—Le pediré los apuntes a Shinso.
—Que rápido. —Izuku sonrió nuevamente a esa sonrisa y dejo de apretar aquella mejilla, para tomar la mano de Shoto. — ¿Nos quedamos a oír la clase? Le queda una media hora, no será mucho.
—Esta bien.
Y así fue, se quedaron los últimos minutos al final del salón, sin hacer ruido. Solo escuchando mientras sus manos seguían tomadas.
Y en esos pocos minutos, Todoroki noto una gran diferencia de contenido entre la clase de héroes y la clase general.
Comprendía que los que aprendían mecánica tuvieran otro enfoque, o los de negocios también; pero los de clase general y héroes eran similares; y, aun así, el nivel de información era mucho menor.
No había detalles, correcciones constantes o un listado de objetivos realizados en la clase. Tampoco había mucha participación y no era porque los alumnos no quisieran hacerlo, más bien porque el maestro no lo permitía, quedándose con el "Deben escuchar y cumplir"
Cuando termino la clase, no lo pensó dos veces para pedir un horario y cuaderno de apuntes. Quería observar la diferencia con mayor detalle.
—Bueno, es raro que quieras verlos. Pero bueno, ten. —Le comento uno de los chicos del salón, entregándole un cuaderno sencillo. —Déjalo en el buzón del dormitorio del salón C cuando termines. O se lo cobrare a Midoriya.
—Hey. Ya no estoy en esta clase.
—Pero de seguro haces un mejor resumen, presidente. —Y aquel joven se marchó, con sus amigos.
—¿Presidente?
—A si, era el presidente del salón C, antes de mi expulsión por supuesto. Y ese chico. —Señalo la puerta. —Era el vicepresidente, ahora tomo mi lugar, pero sigue llamándome así... cosas de él.
El de cabellos bicolor miro con asombro al peliverde. No solo era un chico gentil, generoso y amigable, también era dedicado, organizado y muy querido por sus compañeros.
Su amigo era impresionante.
—¿Y? ¿Por qué querías mirar los apuntes?.
—Simple curiosidad.
—No me mientas Shoto. —Sonrió al decir el nombre, divirtiéndose por aquel ligero rosado en las mejillas del mejor. — Ahora, dime la verdad.
—Quería ver que tan diferente nos tratan. —Sincero para sorpresa de Izuku, quien no pensó que el chico ante él empezaría a dudar tan rápido. Pensó, que, a pesar de sus pesares del pasado, la firmeza de los héroes que le rodeaban iba hacer que fuese mas difícil, pero al final, parece que fue lo contrario.
Los héroes que rodeaban Todoroki eran los que le hacían dudar.
—Es... demasiado notorio o ahora lo es. —Siguió hablando, mientras ambos se despedían con las manos del resto de alumnos. —Tuviste la mayor nota teórica y practica en la prueba de admisión, pero debido a tu falta de quirk no te dejaron el salón de héroes... te habían dicho que te ayudarían a convertirte en entrenador de héroes o algo así y te expulsaron sin debatirlo...
Izuku escucho en silencio, notando como el contrario se esforzaba por hablar, pensando con cuidado las palabras que usaría y la intención de estas, para evitar malentendidos.
Hablo sobre sus pensamientos, la sensación que apretaba su corazón y como mirando a sus compañeros notaba la diferencia de tratos entre todos. Los alumnos que habían entrado por recomendación tenían mayores libertades que el resto y los alumnos que provenían de familias de linaje heroico tenían permitido escoger los equipos más avanzados y aquellos con mayor talento podría avanzar más rápido, a pesar de que esto podría afectar al resto de sus compañeros.
—No lo había notado, porque venia y volvía a mi casa. —Miro por la ventana, notando como un gato perseguía un pájaro por el jardín. —Pero desde que te volviste mi amigo, quise observar más, quizás aun no pueda socializar normalmente, peor puedo mirar a mi alrededor... no quiero ser como mi padre y solo mirar su persona.
—Y lo estas haciendo bien. —Izuku tomo su brazo, dando un apretón juguetón en los músculos que se formaban adecuadamente en este. —Tu no eres y no serás jamás tu padre... recuerda que es tu vida y si deseas observar con atención hazlo. Y...
—¿Y?
—Me siento muy feliz de que puedas decirme lo que piensas... siento... que soy especial.
—Lo eres. —Izuku lo miro en un pequeño sobresalto. Shoto había utilizado una voz mas alta de lo usual, sorprendiéndolo. —Y de seguro más pensaran como yo.
Los latidos fueron ahogados al paso del viento entre ellos.
—B-bueno ... eh, miremos los apuntes antes de llegar. Q-que después se nos olvidara.
—Si. Gracias por recordarlo.
Abrieron el cuaderno, con cuidado para no arrugar ninguna hoja, y observaron.
Paginas con apuntes organizados y remarcados en los puntos importantes. Incluso la letra era legible y tenía post it que clasificaba la materia. A simple parecía todo normal, pero Todoroki lo noto, la diferencia de profundidad en la materia y el ritmo.
Las ultimas hojas, eran materia que habían pasado hace ya casi un mes, y la cantidad era tan poca, que incluso Kaminari tendría más cosas anotadas en su cuaderno, desordenadas, pero más contenido.
—¿Estará resumido?
—No lo creo. Mira aquí. —Señalo Izuku. —Esto es lo ultimo que logre escribir...mhh entonces eso significa que no lograron la clase extra.
—¿Clase extra?
—Si antes de que me expulsaran, estábamos organizando una petición para aumentar el inglés, las matemáticas y la práctica de los quirk.
—¿Cuántas veces tienen esas clases?
—Debería ver el horario para estar seguro, pero... no eran muchas. Por eso Shinso estaba atrasado cuando entro a su salón.
El menor asintió, mientras siguió mirando aquel cuaderno, dejando que fuese Izuku quien lo guiara para no caerse o tropezar con algo o alguien.
Y de esa forma llegaron a la residencia del Salón A, siendo recibidos por una alegre Mina que al ver a Izuku, grito adentro, avisando de la visita sorpresa de Midoriya.
Bakugo que estaba sentado en el sillón, se quejo e incluso iba a gritarle unas cuantas vulgaridades por haber venido, pero al intentar levantarse, fue tomado por dos pares de brazos que empezaron a forcejear con el.
—¡Suéltenme, par de idiotas! Solo lo matare.
—Bakugo... no puedes meterte en otro problema. —Le comento Kirishima, mientras intentaba calmarlo.
—Así es, apenas es martes y ya tienes dos observaciones. —Ochako intento utilizar la necesidad de ser un buen estudiante para calmarlo, pero al parecer solo causo que Katsuki empezara a rechinar los dientes molestos. —No hagas eso.
Hitoshi lo miro en calma, soportando las ganas de golpearlo o unirse a la risa de Denki, quien se estaba burlando de Bakugo, al ser "dominado" por sus amigos.
Así que simplemente se acerco a su "primo" y lo abrazo, reposando su cabeza en el mullido cabello de este.
—Suave.
—O yo también quiero. —Kamianri, dejo de reírse de Bakugo y se acerco a Izuku acariciando los cabellos. —Oh es verdad, miren chicos es suavecito.
—Si fuera una chica lo intento. —Comento Mineta, mientras miraba con algo de desagrado.
—Nos hubieras avisado. —Izumi se acerco a Izuku con una sonrisa. —Pudimos organizar algo.
—¡Ni siquiera era de nuestro salón!
—Hola Kaachan, me alegro verte.
—No caeré en esa estúpida sonrisa, maldito enfermo.
—Bakugo esas no son maneras de ... ¡Bakugo! —Iida intento corregir al rubio, pero fue completamente ignorado. — Lo siento Midoriya-kun
—Tranquilo, ya estoy acostumbrado. —Hablo con pesar. —No se como volver a acercarme a él. —Todos lo miraron con algo de lastima. Izuku era tan bueno con ellos y Katsuki no sabía apreciar su ayuda.
—No debería tratarte así, mucho menos con el pesar que debes sentir. —Yaoyorozu se acerco a él con dulzura. —Pero quizás solo, no sabe como expresarse adecuadamente.
—Yo pienso igual. —Sonrió, mientras se libraba de Shinso y las caricias de Kaminari. — Aunque no lo parezca puede llegar a ser muy amable y preocupado por las personas que quiere. Y si, habla con tosquedad, pero no siempre es para hacernos sentir mal.
—No debes defenderlo Izuku-kun. —Izumi lo miro algo serio. —Su actitud debe mejorar. No debe depender siempre de que los demás comprendamos que es lo que quiere con sus gritos.
—A favor de Izumi. —Shinso levanto su mano y con la otra libre levanto la de Shoto. —Él igual
—Oh, si, también.
Todos los miraron algo extrañados, pero compartían su punto.
Pero nadie alcanzo a decir algo, porque la risa de Izuku se llevó todos los ruidos.
—Los extrañaba tanto. —Los miro a todos con una sonrisa y una mirada radiante. —Conversemos todo lo que podamos antes de que deba irme.
Y así fue, todo el salón se quedo en la sala de estar de su residencia, conversando trivialidades, mencionándole sucesos que habían ocurrido esos días.
Ayudando a Izuku a plantear su siguiente paso.
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Mientras había jóvenes con sus amigos, conversando de distintas cosas banales para los mayores, un hombre se encontraba en las puertas de una academia de artes, esperando que su hija regresara con su madre de aquella entrevista.
Al verlas, se agacho para recibir a su linda hija en brazos y acariciar su cabello negro. —Emi, ¿Cómo te fue?
—Eimi será... ¡Hada!
El hombre ladeo la cabeza algo confundido, pero solo asintió ante lo mencionado.
—Es que, durante la entrevista, la maestra nos llevo a ver una pequeña obra. Era un musical de fantasía, y nuestra linda estrella quedo encantada con la princesa hada. —La mujer acaricio los cabellos de su hija con ternura.
—Eso es perfecto, Saori. Imagínate a nuestra pequeña Eimi convirtiéndose en una estrella de Hollywood o un idol. Seria grandioso y su hermano seria de los mejores heroes de Japón, seriamos hijos de super estrellas.
—Hisashi, apenas cumplió los cuatro. Y no sabemos si su quirk sea compatible con el futuro que le estas imaginando... quizás quiera ser heroína, o policía...incluso hasta bomber...
—¡No digas estupideces! Esos son trabajos de hombre Saori, nuestra hija debe crecer como una verdadera mujer. ¿O acaso prefieres verla herida?
—No digas eso ni en broma. —La pelinegra tomo a su hija y acaricio su cabello, quien ignorando el tema de conversación de sus padres solo abrazaba a su madre con una sonrisa inocente. —Es solo que... aquí... es un internado y ... no quiero poder verla con un horario definido por otros.
El hombre suspiro.
Había hablado con sus jefes, lideres del mercado para conseguir esta oportunidad, incluso tenia la posibilidad de inscribir a su hija con una beca y así no tener que pagar nada.
Y la guinda del pastel, era alejar a Izuku de su hija.
Esta solía jugar con el teléfono, llamándolo debes en cuando para hablar tonterías con él o en ocasiones la veía caminando de su mano y ese adefesio solo comentaba que había sido una coincidencia.
El no era tonto como la madre de ese niño, sabía que estaba acercándose a sus hijos apropósito, buscando la oportunidad para arruinar nuevamente su vida.
Además, ese tipo era un enfermo, lo había visto de la mano de un joven mayor, sonriendo y besándole de ves en cuando. Y el claramente no quería que su amado Izumi se contagiara de tal horro y mucho menos que su hija estuviera cerca de un pervertido como ese.
—Yo siento que seria lo mejor. La UA aplico un formato de internado, asegurando la integridad de sus alumnos, muy diferente a otras escuelas que dejan que los niños salgan sin vigilancia. Imagínate nuestra niña saliendo del colegio y perdiéndose por las calles... y si un villano la encuentra.
—Por favor Hisashi. No costaría nada ir a buscarla.
—Pero amor, si les pasa algo a ustedes dos mientras trabajo... no sé lo que haría. Entraría en desesperación, las buscaría por todas partes y si no las encuentro de seguro moriría de pena. —El pecoso, beso los labios de su esposa, mientras apretaba con una ligera fuerza una de las muñecas de esta. — Además, nuestra princesa quiere ser un hada. Dejemos que sueñe todo el tiempo que quiera, y cuando sea más grande, le planteamos la posibilidad de ir a un colegio normal o... una academia más adecuada a sus gustos.
—Mami... Papi... ¡El hada!
Antes de que Saori lograra contestar al cuestionamiento de su marido, su hija grito con claridad, señalando a una bella joven de cabellos rubios cortos, sus grandes ojos celestes destacaban con aquel ligero delineador que aun tenía; su vestimenta, un pescador amarillo pastel junto a una camiseta larga lila que remarcaba con sutileza la cintura que se estaba formando en la niña.
Su caminata era ligera, sus manos tenían largos dedos que destacaban entre los agarres de la mochila y el viento jugaba con su cabello ondulado traviesamente.
Sin duda, era bella tanto dentro como por fuera del escenario
—Cariño... ella ¿Es el hada que mencionaste? —Pregunto, recibiendo como respuesta un asentimiento alegre. — Sin duda es muy linda.
—Disculpa. —Saori la detuvo, sonrojándose levemente al recibir una sonrisa radiante. —Tu presentación fue increíble... eres muy talentosa.
—Debiste entrar desde joven a este lugar. ¿Verdad?
Ambos adultos miraron a la joven, quien intentaba no golpear en la nariz a ese hombre ante él.
—Así es, mi madre me inscribió cuando tenía 4... —Acomodo uno de sus mechones de cabello, deras de la oreja, mientras sonreía con timidez. —Aunque ahora no uso los dormitorios. —
—Lo ves amor, llega un punto en el que nuestra hija podrá estar en casa y en esta academia. —El hombre sonrió, mientras se acercaba un poco más a la menor. —Y dime, ¿Les dejan usar sus quirk en las presentaciones?
—Bueno, depende del maestro. —Miro atento, leyendo el movimiento de su cuerpo, las manos, el eje de soporte y hasta las musculaturas de su rostro. Intentaba recordar todos los tips que su hermano le había enseñado. —Yo creo... —Miro a Eimi, pequeña, de cabello negro y ojos castaños. Completamente inocente. —Deberían inscribirla...a y también hay talleres para madres... por si usted quiere intentar. —Cabellera negra, alta y de piel clara. Vestía muy femenino, se le veía incomoda a pesar de la sonrisa y recuerda verla extasiada en la parte en donde se hacían acrobacias.
—No creo que mi mujer pueda participar, no se si le alcance el tiempo. Ser dueña de casa es agotador. —Contesto claro y fuerte, apretando ligeramente la muñeca de su esposa.
—Es verdad... ya no tengo edad para esas piruetas.
Inocente.
Ciega.
Atrapada en estándares y quizás algo peor.
—Oh bueno, entonces espero verlos más seguido por aquí... —Sus dedos acariciaron con sutileza un botón de la pequeña niña, antes de alejarse en dirección a un auto grande de color blanco. — Me encantaría mostrarle otro espectáculo.
Ambos adultos, junto a la menor, observaron como la figura agraciada se alejaba. Dejándoles con una sensación de tranquilidad muy confusa.
—Creo que es un buen lugar. —Comento Hisashi, desando haber visto el espectáculo de aquella joven. —Iré a buscar el auto.
Saori asintió, mientras bajaba a Emi y la dejaba imitar el baile de aquella chica en la pequeña presentación.
Preguntándose si realmente estaba bien alejar a su hija, ya sufría al no tener a Izumi a su lado y con el temor de que resulte herido en cualquier momento. Y ahora su hija entraría a un internado siendo tan joven.
Suspiro.
Agotada por los sucesos de los últimos meses. Intentando recordar cuando las cosas empezaron a ser difíciles, cuando su hijo empezó a distanciarse y pelear con su padre, cuando su hija empezó a ser más traviesa y curiosa hasta el punto de hacer enojar a Hisahi al tomar una carpeta. Y cuando su esposo empezó a ser aprensivo en sus movimientos, ya no podía salir sin decirle donde estaba, tenia que enviarle fotos de los lugares que visitaba y en la casa ya no era el esposo cariñoso y comprensivo que siempre había sido.
—Es como si... tuvieras miedo de algo. — Como si alguien te persiguiera, pensó.
—Mami mami. Mira... el botón de Eimi es lila
—¿Es tu piedra mágica para ser una princesa hada? —Rio, pensando que su hija era muy imaginativa.
—No mai, es verdad, mira. — Y se lo señalo, dejando ver como todos los botones del abrigo eran blancos, menos uno que brillaba de un tono lila. Se acerco, notando que no era un botón, sino una piedra pequeña que estaba incrustada en el chaleco, sin pensarlo mucho lo tiro, sacándolo a contraluz.
—¿Qué es mami?
—Parece un cuarzo. —Lo miro mejor, notando la rugosidad de la piedra y su tono violeta. —Es... una amatista.
—Oh es muy bonita. Quizás podamos hacer un collar c...
—Listo, súbanse que debemos ir a cenar y mañana volvemos a inscribirte aquí. —La voz de Hisashi interrumpió a la menor, pero esta solo sonrió y se fue corriendo a subirse al auto de su papá, mientras la mujer apretó con fuerza la piedra en sus manos, ocultándola en uno de sus bolsillos.
Saori sabia el significado de esa piedra, después de todo amaba coleccionarlas. Pero lo que no comprendía, era por qué debía ocultar algo tal simple como un trozo de roca, era como si, alguien la hubiera inducido a tenerla bajo su cuidado.
Como si alguien le hubiese dicho: "Aclara tu mente, abre los ojos"
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Hola estrellitas!!!
Perdonen la super demora, no tuve internet en enero y en febrero me dejaron de guía turística, para mis familiares.
Pero lo compasare haciéndolo mas largo de lo usual, creo.
Tengo muchas ideas puntuadas, pero me falta unirlas y ese proceso me esta complicando porque intento enlazarlo y plash, nueva idea.
Es que eso de tener imaginación, pero no poder ponerlo en practica es tan horrible como los bloqueos artísticos.
Decisiones, buenas o malas...
¿Hermanos Monoma, Hermanos Midoriya o Hermanos Todoroki?
¿Vino, cerveza, coctel o juguito de frutas?
A la temporada creo que le quedan 7-10 capítulos. (Debo contarlos bien, para saber)
Pero por ahora no se asusten, háganlo cuando queden 3 ... porque de seguro serán largos.
¿Quieren hacerles preguntas a algún personaje?
Pueden ser incluso a los fantasmas.
Yo me encargare de que ellos respondan con sinceridad o lo intentare.
Los rios que habla Touya, son el rio de las almas de Japón y el rio de fuego de la mitología griega. Si quieren saber más me dicen :3
Tengan sus galletas y esta vez agregare una tarta, se lo merecen.
Pd: No temas ir lento, todos tenemos nuestro tiempo. Y aunque demores, me encargare de festejar tu meta.
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