18

Capella [Alfa Aurigae]

Al día siguiente de la "no" reunión nada importante sucedió.

Tōru estuvo con su equipo de trabajo todo el día, calculando, observando, haciendo simulaciones y evitando lo más que podía el ala dedicada a los astronautas. Tanto así que se olvidó del asunto.

Pero nunca es para siempre, ya que al final, siempre se encuentra jugando con el anillo.

Malditas costumbres.

Pero simplemente no podía evitarlo.

"¿Cómo habrá estado? ¿Habrá hecho más amigos? ¿Si me recordará?".

Las preguntas iban, venían y lastimosamente, jamás llegaban con una respuesta.

Era inevitable.

Tōru había soñado por años con su reencuentro.

Un reencuentro por casualidad.

Un reencuentro planeado, tal vez.

Que un día recibiera una llamada por parte de Hajime, diciéndole que quería volver a verlo, porque Tōru jamás cambió de número telefónico.

Las cosas no son así.

Ya deberías saberlo, Tōru.

Sin embargo, la naturaleza es algo de lo que nadie se salva y Tōru nunca perdió las esperanzas.

¿Y para qué?

¿Para estar sentado al frente de su escritorio muriéndose de ganas por hablar con Hajime?

¿Y si Hajime no quería saber nada de él?

¡No!

Pellizcándose fuertemente en el brazo, Tōru decidió que lo mejor es levantarse y ponerse a hacer algo. No iba a dejar consumirse por los pensamientos en ese momento y sentirse útil es lo mejor que podía hacer para eso.

Desafortunadamente, la incógnita lo acompañó por el resto del día.

—Sé lo que estás pensando y no me agrada en absoluto —habló Kenma de la nada, asustando a Tōru.

El astrónomo se encontraba en las salas de descanso para los trabajadores que había en las instalaciones, pero en ningún momento había escuchado al ingeniero entrar.

—Eres como un estúpido gato y no me cansaré de decirlo —dijo Tōru, cuando se aseguró de que no le iba a dar un infarto.

Un dato curioso de ese par es que así fue exactamente como el idiota de Tetsurō decidió presentarle a su novio de la preparatoria y quien sería hoy en día uno de los mejores amigos de Tōru.

Un año después de que "sacaron los trapitos al aire" —como Tōru llama con mucho amor al día en el que ambos estuvieron en el carro toda la madrugada hasta mucho más allá del amanecer— y ya habiéndose transferido ambos a sus respectivas y deseadas carreras, le había llegado el momento a Kozume Kenma de dar el siguiente paso: la vida universitaria.

¿Y qué mejor lugar que una de las universidades top del país y que además quedaba en la misma ciudad donde creció y vivía actualmente?

Porque siendo honestos, por la mente de Kenma jamás pasó que quería esa institución porque allí estaba Tetsurō.

Y todo eso llevó a que Tetsurō quisiera presentarle a su mejor amigo su novio de toda la vida.

Obviamente no podía hacerlo como una persona normal, así que abusando de la habilidad de Kenma para escabullirse sin que nadie se dé cuenta, hizo que este entrara al dormitorio que Tōru y él compartían.

El resto es historia.

—Como decía —reiteró Kenma, ignorando el comentario de Tōru—, no me agrada que pienses así.

— ¿Así cómo?

Para Tōru, hacerse el bobo ya era una segunda naturaleza.

Sin ánimos de contestarle, Kenma siguió con su camino hasta la cafetera.

—No le hables hasta que él no haga nada primero —sentenció, ya con una taza de café entre sus manos.

— ¿Y cómo por qué debería hacer eso? —preguntó Tōru, jugando con su propia bebida.

—Tōru, te vi llorar por horas por lo que pasó entre ustedes. No me vengas con esas pendejadas.

—Estás muy hablador hoy, Kenken —comentó, intentando cambiar el tema.

El susodicho, sin más ánimos ni fuerzas de contradecir al más alto, solo rodó sus ojos y se concentró en terminar su café, disfrutando de los únicos minutos de paz que tenía en el día para volver a sumergirse en su trabajo.

Por otra parte, Tōru ya había considerado eso que su amigo le había propuesto, sin embargo, escucharlo decir por otra persona a pensarlo uno mismo son dos cosas muy distintas.

"Tal vez y termine haciéndolo, al fin y al cabo Iwa-chan necesitaba probar algo de su propia medicina" pensó Tōru, sin mucho esfuerzo, hasta que volvió a repetirlo e hizo una mueca "Ewgh, que cliché sonó eso".

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