16
Aldebarán [Alfa Tauri]
Kuroo Tetsurō se consideraba un hombre inteligente.
Y atractivo, por supuesto, pero eso no aplica en este momento.
Sin embargo, debe admitir a sí mismo que le tomó unos cuantos segundos sumar 2+2.
¡Es él!
¡Es el muchacho por el que Tōru vive y se desvive!
Mierda.
Es él y además es un piloto.
Es el piloto de la nave.
Una mirada de reojo a Kenma era suficiente para darse cuenta de que todo esto iba a salir horrible.
Pero eso no es algo por lo que deba preocuparse —al menos no en este momento— ya que su prioridad se encuentra parada justo enfrente suyo, en la forma de uno de sus mejores amigos que parece estar pasando por una hipoxia, si el color morado que estaba tomando su rostro era algo por lo que guiarse.
Afortunadamente para todos, la presencia de los tripulantes debió de acortarse para poder mostrarles las instalaciones y que estos pudieran instalarse en los dormitorios donde se quedarían a vivir hasta que toda la misión concluyera.
Así que ahora quedaron ellos tres solos.
El trío maravilla de la JAXA.
Con el primero de sus integrantes en shock, el segundo inhalando su... ¿Cuadragésima? Taza de café en el día y el último sintiéndose como una niñera, aunque no sea el más adecuado para cumplir ese rol.
— ¿Si derramo café sobre él reaccionará? —pregunta Kenma, ya cansado de que Tōru no diga ni haga nada.
—Honestamente, debería decirte que no pero creo que es la única opción que tenemos a nuestro alcance —respondió Tetsurō, encaminándose a la cafetera.
—Era él —susurra el castaño antes de que sus "amigos" lo bañaran en la bebida cafeínada.
—Vaya, Sherlock. —La verdad es que Tetsurō debería sentirse mal por responderle así al castaño, pero todos estaban cansados del trabajo y los ánimos y energías estaban por el piso.
No me pagan lo suficiente para lidiar con estas mierdas.
Piensan los tres hombres, cada uno por distintas razones.
—Entonces por fin conocimos a tu príncipe azul. ¿Eh, Tōru? —comentó Tetsurō, con una sonrisa algo sospechosa dibujada en sus labios—. Supongo que si de casualidad pasamos por sus dormitorios y tú casualmente te pierdes en las instalaciones no sería muy horrible —dice, antes de volver a tomar un sorbo de su café, sin despegar la mirada de Oikawa.
—Lo que ese idiota se merece es un puñetazo.
Y vaaaaaaaaya que ninguno de los dos se esperaba eso.
— ¿Y por qué? ¿De dónde tanta agresividad? —preguntó Kenma, siendo que Tetsurō se encontraba muy ocupado intentando no morir ahogado por su bebida después de la inesperada respuesta de Tōru.
—Ustedes saben que después de preparatoria separamos caminos, ¿no? —comenzó a explicar—. Yo iba a ir a Tokio y la verdad es que nunca estuve seguro de a donde iba a terminar él, lo único que sabía era que no se quedaría en Miyagi.
"— ¡Makki! —exclamó Tōru contento por el teléfono, hablando con su amigo después del fiasco que había sido el día anterior— ¿Quieres salir a comer? Ya que ayer todos se fueron antes de poder ir al lugar de siempre, una lástima, la verdad. ¿Sí? ¡Excelente! Avísale a Mattsun y de paso a Iwa-chan que no quiere contestar mis llamadas, tengo que agradecerle por el regalo... ¿Qué es lo que no sé? Makki, no estoy para juegos, por favor dime que es lo que no sé... ¡Ese hijo de perra!"
—Pues no se quedó en Miyagi, pero se fue al otro día de entregarme esto —señala de manera ruda el anillo que siempre trae puesto, pero que se quitó para poder mostrarlo mejor—. Y que además, también se fue sin avisarme ni despedirse de mí, entonces perdónenme si quiero ir a darle un puñetazo al idiota que me dejó tirado y que aparece como si nada casi 10 años después.
— ¿El anillo no te lo había regalado tu madre? —preguntó Tetsurō, extendiendo su mano para verlo mejor.
Tōru se lo pasó sin rechistar y suspiró recordando el día en el que abrió la caja que el estúpido de Iwaizumi le había entregado.
—Eso les dije a ustedes, pero en realidad fue él. El día antes de irse, fuimos los dos junto con otros amigos a un festival que había. Cuando se acabó, estábamos devolviéndonos a nuestras casas y antes de separarnos me la entregó con la dirección de que solo la podía abrir al otro día después del mediodía. Eso hice y ahí estaba el anillo con un certificado de autenticidad.
— ¿Y cómo por qué un certificado de autenticidad? ¿Es rico? —preguntó Kenma, ahora observando con curiosidad la aparente joya.
— ¿Rico? No me hagas reír Kenken. —El susodicho lo volteó a mirar a modo de advertencia por haber usado ese apodo—. No, nada que ver con eso. El certificado de autenticidad es para demostrar que el anillo está hecho con trozos de meteoritos y con fósiles de dinosaurios, aparentemente.
Tetsurō silbó y procedió a poner el anillo contra la luz para ver si podía encontrar algo curioso en el anillo—. ¿Y por qué esa elección tan curiosa? —preguntó, mirando a Tōru de reojo con una sonrisa pícara.
—Es algo entre nosotros —respondió Tōru cortante sin darle mayor información.
El problema es que con eso era suficiente para el contrario.
—Así que el príncipe azul resultó ser un romántico, ¿eh? —dijo, entregándole de nuevo el anillo.
—No tan romántico ni tan príncipe si se fue sin despedirse.
Kenma, que estuvo la mayor parte del tiempo cayado, decidió que justo ese era su momento para hablar, así que mirando a Tetsurō directo a los ojos dijo—: Uuuh, golpe bajo.
"Idiotas" pensó Tōru, retirándose a su propio cuarto temporal, donde duerme en caso de necesitar trabajar varias, tal vez muchas, horas de más.
De verdad que necesitaba un buen descanso.
"Después de colgar la llamada con Makki casi entre lágrimas, volvió a buscar la cajita que le entregó Iwa-chan. Por supuesto que él ya la había abierto, de hecho, tenía el anillo puesto en ese momento, pero es que por fin había entendido el pequeño mensaje que el moreno le había dejado:
"Que como las estrellas brilles siempre, teniendo en cuenta que las huellas que dejaste, allí se quedarán eternamente.
—Iwa-chan."
Estúpido Hajime"
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