capítulo 6 › Juggernaut
Juggernaut: Algo que es especialmente poderoso y provoca un efecto negativo y parece aplastar todo a su paso.
Daniel
El día de preparación de la asignatura dispongo de toda la mañana y la tarde libre, único día donde no se imparten turnos de matemáticas. Ni siquiera es obligada la asistencia al centro, por ende, aproveché la oportunidad para pasar la mañana en casa de mis padres. Pasé el interrogatorio que decidieron imponerme mintiendo y convenciéndoles sobre lo bien que va mi vida y mi matrimonio. Finalmente cerré la charla alegando que apenas tenga un tiempo libre traeré a Harie para pasar el día, no es que sea del todo una verdad, ni ella querrá venir ni yo la querré llevar cuando nuestro matrimonio solo parece irse a la quiebra y Harie no sé si aparente tan bien frente a mis padres o no. Mi hermano reclamó la llamada que ayer no le atendí, según expresa él, es importantísimo que dé señales de vida.
---Estoy vivo, si hubiese muerto ya seréis de los primeros en saberlo ---reclamé, solo que mis padres no se lo tomaron a la broma que era y terminaron dándome unos putazos bien buenotes que me hicieron doler hasta las costillas. Parece que cada día la edad va pasando facturas y por todo y nada te dan dolores en el cuerpo.
---¿Y la vida te trata bien o estás hecho una mierda? ---Preguntó mi hermano cuando tuvimos un tiempo a solas en la cocina. Desde que me casé mi contacto con mis padres ha disminuido un poco, hubieron algunos factores de por medio que advirtieron dicho suceso; como mi mamá quejándose de Harie, mi padre mostrando su descontento con mi carrera y en aquel entonces, el nulo apoyo de ambos en ejecutar mi boda. De hace pocos años trato de visitarlos frecuentemente pero tampoco es que le haga mucho hincapié, la mayoría de las veces es mi hermana quien llama para ponernos de acuerdo e ir todos juntos.
---Todo bien ---mentí.
---Es bueno saberlo ---no supe cómo interpretar las palmadas que me dio en la espalda, si como un consuelo o como un ¨me alegro por ti pero yo no estoy nada bien¨---. Aunque tengo eso en duda. ¿Desde cuándo cocinas? ---Dejé de pelar las papas.
---Solo estoy pelando las papas.
---También hiciste la sopa. Si mal no recuerdo ni sabías cuando el agua estaba hirviendo.
---Los tiempos cambian. Aprendí unas cuantas cositas paraaa... Ayudar un poco a Harie en la casa y hacer amena la convivencia.
---Aprender a cocinar por una mujer. Vaya mierda, hermano. Quince años y esa piba sigue calándote hasta en los huesos.
Si supieras.
---Cuéntame del trabajo ---le pedí para iniciar un tema de conversación que no girase en torno a mi vida---. Creo que el pollo necesita más tiempo. ---Le dejé saber cuándo vi que tenía intenciones de sacarlo ya---. Espera a que se dore bien, no querrás comer el pollo medio crudo.
---Creo que eres un clon de mi hermano ---lo tomé a la broma que era---. El trabajo va bien. Oye, siento que se me va a pasar el pollo y no sé qué es peor, comer el pollo medio crudo o medio quemado.
---Ven, pela las papas tú y déjame el pollo ---nos pasamos las labores---. ¿Seguro que todo bien?
---Hasta ahora sí. Empecé hace poco y me he enfocado en aprender el funcionamiento de la empresa junto a los ejecutivos. A veces... Es algo asfixiante debido a toda la presión que ejercen en mí, veo que tienen altas expectativas conmigo pero papá... Él sigue creyendo que ese es un puesto que te corresponde a vos. Igual, pronto se retira y tengo que hacerme cargo yo. Para mí todo lo que voy aprendiendo, observando, conociendo me resulta fascinante. Es enorme, un día, cuando esté al mando de todo, te voy a llevar a que conozcas todos y cada uno de los departamentos. ---Saqué el pollo aunque muy dorados no quedaron, ya me estaba yendo demasiado bien en la cocina como para que quedasen perfectos.
Noto un ápice de esperanza y frustración al mismo tiempo en la voz de mi hermano, pero la manera tan curiosa y apasionada en la que me habla me hace saber que tomé una buena elección, nunca he querido formar parte de la empresa, aunque papá diga lo contrario David nació para ella.
---¡Qué guay! Me alegra que te vaya bien pero no has pelado ni una papa ---le hice una seña con los ojos y comenzó a reírse---. Dame acá, ya lo termino yo.
Seguimos compartiendo una larga charla y no puedo negar cuanto extrañaba charlar con mi hermano en este ambiente, en la casa donde crecimos, compartiendo una tarea laboral en la que antes era pésimo e intento superarme. La familia en ocasiones te destruye, pero también te sana y no te das cuenta.
El dedo me arde y no dudo antes de abrir el grifo y dejar que el agua limpie la herida que me hice con el cuchillo y se lleve la sangre. La herida es pequeña pero pinta ser profunda, la sangre no deja de salir en pequeños borbotones.
---¿Queréis que busque algo para cerrarte la herida? ---David preguntó. Negué.
---Ha sido algo pequeño, ya se detendrá la hemorragia. Termina la papa que queda, la cocina me ha recordado que ella no es mi fuerte y llevo demasiados minutos haciéndolo bien.
Seguido del horario de almuerzo me despedí y emprendí camino. He quedado con Melissa para vernos cerca de su universidad, ella me escribió para que nos encontrásemos y acepté debido a que fui yo quien tomó la iniciativa de preguntar si podríamos charlar aunque fuesen cinco minutos. Mamá me rogó que me quedase hasta la noche, pero mi hermano se encargó de que me dejase ir, en la tarde tengo una cita con Jack y llegar cinco minutos tarde significa ¨has perdido el turno, espera que termine¨. Ya no me sorprende que de los cuatro siempre es el primero en llegar a todos los sitios donde nos ponemos de acuerdo para encontrarnos. Es un maniático de la puntualidad.
Ignoré las llamadas perdidas de Jin en el trayecto en coche y me limité a enviarle un texto donde le advertía que más tarde lo llamaré. Parece no ser algo urgente cuando se conforma con el mensaje y deja de insistir. Jin quema tu teléfono cuando algo es importante para él.
Estacioné dos cuadras después de la universidad donde estudian Melissa y Gael. Reviso la hora en el reloj de mi muñeca y son las doce con veinte minutos. Fácilmente o se cansó de esperar o puede estar dando clases aun.
Jin:
Sigue sin hacerme caso, pero no
te vas a librar tan fácil de mí.
¿En qué andas, Dan?
Yo:
A veces yo también me hago
la misma pregunta.
Jin:
¿Y le has encontrado solución?
Yo:
No.
Jin:
¿Consejo?
Yo:
Por favor.
Jin:
Vive, disfruta y siente. ¿Eres feliz?
Pues a la mierda el mundo.
Recuerda siempre que tienes tres chicos
de tu lado y yo siempre te voy
a apoyar así sea la cagada más grande
de la historia.
Jin:
Daniel, puedo lidiar con tus mocos
y tu ansiedad, pero no con tu cabeza
haciéndote sentir miserable.
Así que vive y sé feliz.
Jin:
Si tengo que ensuciarme de mierda las
manos por ti, ¿quién le tiene asco a la mierda?
Porque yo no.
Jin:
Olvídate de los demás.
El toque en la ventanilla de mi auto me hace despegar la vista de la pantalla y dejar de releer una y otra vez los mensajes de Jin. Nos recostamos en el capo del auto y no nos atrevimos a saludarnos. Personalmente no sé cómo empezar la conversación pero solo verla me hace sentir lleno sin alguna explicación. No hay nada entre nosotros, solo algo malditamente efímero. Espero que ella tenga conciencia de ello y de lo que involucrarse conmigo conlleva.
---Fui a la disco ---confesó luego de tres minutos en silencio---. Pensé en encontrarte ahí pero no funcionó ---admitió.
---Estoy algo estresado con el trabajo y no pensé en ir a conseguir dolores de cabeza ni resacas.
Alzó las cejas como si de mi boca algo feo haya salido. ¿Es qué he dicho algo malo?
---Entiendo. ¿Qué te ha pasado en ese dedo? ---Tomó mi mano con la delicadeza de las suyas y toda su concentración se fue a mí recién herida en el dedo. Hay un poco de sangre alrededor pero el sangrado ya se ha detenido. Sus manos se sienten suaves en comparación a las mías que están ásperas y callosas. ¿Cómo pueden ser tan suaves? La sensación me deja hormigueando la palma de la mano.
---Estaba pelando papas.
---Es pequeña, pero es profunda. ¿Hubo mucha hemorragia? ¿Desinfectaste la herida? Seguro que no, mira como tiene sangre seca alrededor. Eres un descuidado.
Sonreí---. En ocasiones se me olvida que estudias medicina.
---Creo que es bastante obvio siendo que me imparten las clases en la facultad de medicina ---correspondió a mi sonrisa---. Me parece que tengo algo por aquí que puede ayudarte ---soltó mi mano solo para buscar algo en su mochila.
---No me digas que cargas con cosas de médicos encima.
---Yo siempre estoy preparada. Vivo la vida haciéndome lesiones entonces ya se ha vuelto costumbre ---sacó una cajita pequeña que me puso frente a los ojos---. A que mola. Está bien guapa.
---¿Guapa la caja?
---Claro. Dame ese dedo, parte de mis prácticas las dejaré allí. Prometo que no dolerá nada.
Mientras desinfecta mi dedo y limpia la sangre soporto el ardor que me provoca y me pierdo en su rostro, la forma en que su cabello cae en su rostro molestándola y sus labios se fruncen demostrando lo concentrada que se encuentra. Quiero poner tras su oreja ese mechón travieso pero ella lo hace antes de que mi mano la alcance. Su vista choca con la mía y vuelve a sonreír. Dos hoyuelos aparecen en las mejillas y de pronto siento que Melissa no es un infierno; es el cielo que se carga en los ojos.
---Listo.
---Me habéis puesto una... ¿Curita?
---Y tiene dibujos. ---Es blanca y tiene dibujos de limones por todas partes. Es como una niña, una adulta encerrada en un alma de niña. Una mujer que te incita a pecar con el cuerpo de una diosa, una mentalidad de adulta pero un alma joven tal cuál una niña.
No quería saber nada de ella, no quería seguir enredándome, pero cada cosa que descubro, cada dato, así sea lo más irrelevante del mundo, me parece interesante y extraordinario. Es alguien misteriosa, como esas personas que nunca llegas a conocer bien. Yo quiero descifrarla y ahondar en cada parte de su cuerpo y de su alma, quiero descubrir hasta la mínima grieta y eso me asusta.
---Daniel, ¿habéis pensado en ponerle reglas a lo que sea que fuese nuestro rollo?
---Reglas dices ---me sonó bastante interesante.
---Daniel, seamos realistas. Un día te vas a cansar de mí y tal vez yo de ti, estás casado y conmigo solo tienes revolcones de vez en cuando, pienso que estaría majo seguir así como estamos, sin involucrarnos demasiado el uno en el otro.
---Claro, esta curita significa no involucrarse mucho ---alcé el dedo adornado por la curita.
---Eso ha sido mi instinto de médico.
---¿Solo sexo? ---Pregunté, no estoy molesto, me hace bien saber que ha sido sincera conmigo y tiene las cosas claras, es realista y sabe que esto no va a ser para siempre. Todo lo que comienza tiene un final.
Sin sentimientos de por medio todo será mejor. Ella puede volver a tomar su ritmo de vida cuando quiera sin pensar en mí y solo quedándose con el gusto de haberla pasado bien y haber sido algo pasajero.
---¿Tienes hijos? ---La repentina pregunta me hace recordar todas las ocasiones en que le he dicho a Harie que podríamos intentar tener hijos.
---No ---respondí.
---Pensé que la respuesta iba a ser un ¨sí¨.
---Explicadme la causa de ese razonamiento vuestro.
---Oh, vamos. Estás casado ---comenzó enumerando con sus dedos---, tienes un buen empleo y estable, estás en buena edad para tener uno aunque sea y para terminar tu situación económica no se ve que tenga muchos problemas. Cuatro puntos a tener en cuenta ---me mostró cuatro de sus dedos---. La probabilidad es bastante alta.
---¿Y si la respuesta hubiese sido a favor de tus cuentas?
---Uhm ---se encogió de hombros---. No veo que cambiaría, ha sido solo curiosidad. ¿Por qué haces tanto hincapié en las cosas?
---Si yo hago hincapié, ¿cuál es tu rara costumbre?
---Observar.
---¿Qué has observado en mí?
---He sacado muchas teorías sobre ti que aún estoy confirmando. Por lo pronto te puedo comentar algo superficial; podemos comentar sobre que eres un insaciable sexualmente.
---Ya, ¿insaciable yo? Puede estando ebrio, no te lo reprocho. Pero no soy un insaciable.
---Cállate ---ordenó.
---¿Si no hablo qué hago?
---No te desgastes hablando, mejor idea nuevas posiciones en las que podamos follar la próxima vez.
---Vas a lograr que me excite pensando en todo lo que te podría hacer.
---¿No te excita estar hablando de esto con personas cerca que pueden escuchar?
---¿Eso te excita?
---Un poco, uhm ---pasé mi lengua por mis labios. De pronto los sentí un poco resecos.
---Que fetichista sos. Quien lo iba a decir.
---Creo que todos tenemos al menos un fetiche sexual. ¿Quieres contarme uno suyo, señor Domínguez?
Me aclaré la garganta, nuestro tono de voz ha disminuido. Permanecemos en la misma posición recostados al capo de mi Mercedes-Benz. Esperé un poco a que la señora mayor que pasa por delante de nosotros estuviese lo suficientemente lejos como para no oír la tontería que estoy a punto de soltar.
---Tengo uno. Quiero darte nalgadas hasta dejarte las marcas de mis manos. Quiero que te duela pero te excite tanto que no vas a parar de pedirme que continúe mientras intentas callar tus gemidos pero no vas a poder y esta vez tus padres te van a escuchar, pero no podrán entrar porque cerrarás la puerta con el seguro. Mientras ellos se preocupan por su pequeño angelito yo te daría tan duro que sentirás que te estoy rompiendo.
---Sí, estoy mojada. ¿Cuándo follamos? Quiero que me des esas nalgadas.
La imagen que conservo de ella ahora en mi cabeza es muy erótica. En ella ese uniforme le estorba. Conmigo se ve mejor desnuda, conmigo siempre debería estarlo para poder venerarla como se lo merece, conmigo siempre le gustará aunque parezca que la estoy partiendo.
---Podemos tener un rapidito en un baño público ---propuse.
---No. No podrás nalguearme.
---Sí podría.
---Debes hacerlo la próxima vez, me gustaría que duela.
---Masoquista. Me encargaré de hacerlo.
Son las dos menos quince minutos cuando nos despedimos. No creí que estuviésemos tanto tiempo y que este pasase volando. Pensé, además, que la charla iba a ser más incómoda pero ha sido todo lo contrario. Ahora veo la curita con dibujos de limones y no puedo evitar sonreír. En quince minutos tengo que estar en casa de Jack. Él ha estudiado medicina y pasó diversos cursos para obtener los títulos y la experiencia necesaria para tatuar. Desde los quine años comencé a sentir atracción por los tatuajes. Jin, Adam y yo esperamos a que se graduase y fuimos sus primeros clientes. Recuerdo que la primera vez fue la espalda de Jin, Adam estaba todo cagado del miedo, hasta que Jin, lleno de adrenalina ---como insinuó en ese momento--- se acostó en la camilla y Jack lo tatuó. Teníamos veinticinco años.
Harie fue otro tema que tuve que controlar. Se volvió loca cuando vio por primera vez mi brazo tatuado. No le gustan los tatuajes pero daba su brazo a torcer.
La campanita sonó cuando abrí la puerta. Jack conversa con un chico que no conozco, pero seguramente uno de sus clientes. Me acerqué y pude oír cómo le da las indicaciones necesarias para cuidar el tatuaje en el proceso de sanación.
Jack es genial si hablamos de tatuajes.
---Dan ---me saludó. El pibe se fue y Jack va a lavarse las manos. Lo seguí---. ¿Me seguirás hasta el baño?
---Te vi mear cuando éramos críos.
---Ya no somos críos ---rodé los ojos.
---Solo vas a lavarte las manos. Además, voy a tu habitación a buscar tu boceto de dibujos.
---No sé quien es peor, tú, Adam o Jin.
Lo esperé sentado en la camilla de tatuar (la encuentro más cómoda que los asientos) hasta que sentí su grito.
---¡Ve quitándote la camisa, voy para allá!
No pasó un minuto cuando su cabeza se asomó a través de las cortinas que separan su estudio del interior de la casa.
---¿Sigue siendo el diseño que me pasaste hace una semana? ---Mi respuesta fue afirmativa---. Vengo en unos cinco segundos. No mueras en ese tiempo sin mí.
---¿Ya empiezas? ---Pregunté cuando entró nuevamente en la sala.
---Apenas llegas y ya quieres terminar. Mal, Daniel. Alégrate que no le pasé el turno a Jin, estuve a punto de llamarlo cada vez que el reloj se iba acercando a las dos de la tarde y no había rastro de ti por ningún lado.
A esto me refiero con ¨maniático de la puntualidad¨.
---Tranquilo, hombre. Llegué a las dos con seis minutos.
---Y el turno era para las dos ---rodé los ojos un poco divertido y me acosté en la posición que indicó que le favorecía a la hora de hacer el tatuaje. Quité mis lentes para estar más cómodos y se los pasé a Jack para que me los dejase encima de una mesita---. Recuerda no moverte y si quieres que me detenga me avisas. Ahora aprieta el trasero que ya vamos a comenzar.
Quité mi camisa para cambiarla por otra. Adam me ha llamado hace diez minutos para avisarme que las tutorías las impartiremos en su casa, inclusive se ha tomado un tiempo de acercarse a Marcos y avisarle por su cuenta solo para ¨ahorrarme el trabajo¨. No me quejo, Adam siempre le ha gustado ayudar a los demás y por ahora, este secreto nos pertenece solo a nosotros tres.
Mi esposa aún no se da cuenta del nuevo tatuaje que adorna mi espalda. Cuando comencé con el primero a los veinticinco me proponía buscar una solución; borrarlos. En esos momentos la catalogaba como loca, salvo que en aquella época nuestras discusiones no se extendían mucho y siempre intentamos arreglarlo a tiempo. No me gustaba enfadarme con ella, era recíproco.
Las personas lastiman y no me refiero solo a un dolor físico, considero que el emocional es la fibra más sensible y acuden a aquel para afectarnos a un nivel psicológico grave que nos deja heridas internas incapaces de sanar.
Somos seres humanos, la fragilidad existe en nosotros y la mínima cosa nos hace sentirnos la peor escoria del mundo, aun así seguimos cometiendo el error de buscar refugio en el dolor interno de los demás, creyendo que si lastimamos dejamos de sentir, pero solo herimos a personas inocentes, corrompemos nuestra alma y amargamos nuestro espíritu. Harie es de esas personas, no te corrompen físicamente, sino emocionalmente. Y llega el momento en que todo aquello, la vida, el pasado, presente y futuro puede convertirse en algo efímero que unos luchan por salvar mientras otros se rinden.
¿Podemos ser aquello que alguna vez fuimos? La mejor etapa es la niñez, éramos felices con lo poco que teníamos y ni siquiera nos dábamos cuenta porque disfrutamos sin estar conscientes de lo que nos rodea.
---Daniel, en serio te has tatuado en la espalda ---di un respingo, joder me ha asustado. Harie se ubica en el umbral de la puerta.
---Sí
---Otra mierda de esas.
---Sí ---es lo único que me limito a responder.
No percibo si lo dice intencional o solo no se da cuenta, pero esas palabras también lastiman.
---Los tatuajes son cosas de personas indecentes y sin futuro. Tú no eres así ---suspiró como si por dentro tuviese una lucha interna consigo misma.
¿Qué somos en realidad? Personas que realizan un corto viaje por aquello denominado ¨vida¨. Algunos más, otros menos. De eso se trata, de vivirla, de cometer errores y aceptarlos, de aprender de ellos, de levantarnos en cada caída y curar los golpes, de hacer locuras, de llorar, reír, de sangrar, de madurar. Se trata de amarla.
---Los tatuajes no definen el tipo de persona que soy, ni siquiera un estatus social o un régimen. Simplemente me gustan y lo seguiré haciendo mientras pueda. Quien no sepa eso es un ignorante.
---¿Me estás diciendo ignorante solo por no compartir tus gustos?
---Sí. Te dejas llevar por lo que ves en el exterior y así no son las cosas. Respeta a los demás así como sus gustos y preferencias. Sé que lo haces, entonces en todo caso te pido que me respetes a mí que soy tu esposo.
---Yo te respeto. ---Añadió, comenzó a buscar algo desesperadamente en su cartera. Harie es como un huracán, quiere pasar por encima de todos así sea con comentarios negativos que destruyen más a esa persona. No le importa el sufrimiento de los demás siempre y cuando a ella la satisface.
---Claro ---expresé con ironía.
---Si tienes algún problema decidme ahora.
Quiero decir más, hablar más, pero la garganta se me cierra y me niego a comenzar otra estúpida discusión, sin embargo, mi mente no para de recordarme todo lo que quiero decir pero sigo callando. Puede decirme todo lo que le da la gana por unos tatuajes pero a mí no me deja opinar cuando decide colocar un feo y espantoso cuadro en la sala. ¿Se ha puesto a pensar siquiera en cómo me hace sentir la mayor parte del tiempo creyéndose la ¨mis que manda en la relación¨?
---¿Te sientes bien? ---Preguntó.
---Solo me ha caído una basurita en el ojo. Iré al baño.
Me encerré en el baño y le puse el seguro a la puerta con las manos temblorosas. Es como sentir que el mundo se va de cabeza y yo sigo embarrado de mierda hasta el cuello. Me sostuve del lavamanos con fuerza al punto que mis nudillos se tornan blanco debido a toda la fuerza empleada.
---Daniel, voy a salir ---llegué a escuchar. No respondí, mi voz saldría rota.
Me he alterado demasiado, ya no sé cómo controlar el dolor emocional y las pastillas ya no funciona como antes. ¿O soy yo que cada día tengo menos control de mi cuerpo? ¿Soy yo que a veces me rindo y dejo que los demás pasen por encima de mí? ¿Qué es? ¿Por qué?
Adam:
Ya estamos esperando por ti.
No demores :)
Ignoré el mensaje y busqué a la única persona que me ha dado tranquilidad en estos días.
---¿Sí?
---Soy yo ---susurré. Cerré los ojos.
---¿Estás bien? ¿Por qué tu voz suena así?
¿Estoy bien? No, no estoy para nada bien. Odio encerrarme en el baño cuando me dan ataques o ante la mínima señal de que puede ocurrir alguno. Odio sentir que lo que he estado construyendo durante año se desmorona a mi alrededor. Odio necesitar salir y pasar tiempo con los demás para distraerme y olvidar por unas horas que no estoy bien. Odio creer que todos se alejan de mí sin razón aparente. Odio sentirme cada día más enfermo, más solo, como si no tuviese un par de chicos esperando ahí fuera por mí.
---Estoy bien. Debe ser la línea que distorsiona la voz ---arreglé mis gafas que caían por el puente de mi nariz---. No te preocupes.
---¿Pasó algo? ¿Por qué llamas?
---Quería escuchar tu voz.
---Que cursi, menos mal ya no caigo en la labia de los hombres.
---Los golpes enseñan.
---Uhm... ¿Más tarde...? Dijiste que-
---Sí. Todavía sigue en pie lo que dije.
---Está bien.
---¿Qué harás cuando cuelgue?
---Dormiré.
Quise reír pero apenas pude hacer una mueca.
---Son las dos de la tarde. ¿No dormiste en la noche o solo duermes demasiado?
---Me acosté a las cuatro de la mañana viendo una película. Pibe estaba buenísima y triste. Ese final quedará para siempre guardado en mi cerebro junto con los otros ¨traumas cinematográficos¨. Si lo hubieses visto conmigo también lloraréis.
---Estás loca ---bromeé---. Sigue durmiendo, tengo cosas que hacer aquí.
---Está bien. ¿Cuelgas tú o yo?
---Tú.
---Vale. Nos vemos.
---Nos vemos.
Finalizó la llamada y dejé caer el teléfono en la meseta del lavabo.
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