SOBREVIVIENTE 2/2
«Hola mamá.»
Me bastaron esas palabras iniciales para hacerme sollozar en silencio, un gemido de dolor queriendo salir de mi garganta, pero yo haciendo lo posible para retenerlo y mantener la compostura. Cubro mis labios prietos con la manga de mi suéter blanco delgado. Me obligo a escuchar por más que sepa que vaya a doler tanto como morir de nuevo, justo como cuando desperté sin él aquel desgarrador octavo día.
Nako se ve igual de rota que yo, pero aún así sigue leyendo entre lágrimas con la voz rota entre versos.
¿En qué momento escribiste esto, mi amor?
«Siendo honesto, no sé si esto lo vaya a leer alguien, tal vez no lo encuentren, o aunque sea poco probable, tal vez yo logre salir de aquí con vida y no haya necesidad de mostrar esto. Sea como sea que el destino quiera que sucedan las cosas, yo solo quiero despedirme en caso.»
«Mamá, los extraño. A ti, a Nako, al abuelo, a Beom, a Tae, a todos ustedes. De verdad lo hago, y quiero pensar que en un par de días vamos a tener esos reencuentros de novelas que tanto te gustan ver. No tienes idea de cómo estoy muriendo por verlos, literalmente.»
«Me he vuelto alguien fuerte, alguien más compasivo y valiente. Me he vuelto un mejor hombre para que puedan estar orgullosos de mí, madre. Porque ahora quiero darles la vida que merecen, y no voy a permitir que un estúpido accidente me detenga de hacerlo. No voy a rendirme.»
«Nako solía burlase de mi contextura todo el tiempo, llamándome fideo. Apenas llegue a casa, me voy a encargar de apretujar a esa niña hasta que no pueda respirar. Espero que me haya dedicado un par de líneas en su discurso de graduación por lo menos. No sé si llegue a leerlo, pero te quiero mocosa, te amo mucho y sé - sé que vas a ser una gran bailarina.»
Después de casi no poder pronunciar esa última oración, Nako rompe en llanto y no puede seguir leyendo más, negando con la cabeza. Le extiende el celular a su madre con la mano temblorosa, se sienta en el sillón que está a unos cuantos pasos de ella, y llorando con el rostro oculto entre sus piernas, su cuerpo se mueve por los sollozos taciturnos.
Los tres somos un mar de llanto en la sala, uno peor que el otro, no obstante, la señora Choi sigue leyendo para mí como puede.
«Por el otro lado, espero que el abuelo esté bien. Díganme por favor que alguna de ustedes ha jugado ajedrez con él en mi lugar. Yo en serio extraño competir con él en la sopa de letras también, o esos debates políticos improvisados que teníamos siempre en la sala. Lo extraño mucho, extraño a mi papá.»
Palabra tras palabra, era cada vez más doloroso, como una jodida estaca, una y otra vez en el corazón debilitado y magullado de todos, no solo para mí, sino especialmente para su familia, porque su abuelo había sufrido un infarto al enterarse de la pérdida de su nieto. Ahora brillaba junto a él en lo más alto del hermoso cielo.
«La persona más importante para mí no podría faltar, ¿verdad mamá? Pensé en ti en cada momento al escribir esto. Quería decírtelo todo a ti. Quiero contarte tantas cosas; todo lo que he vivido, todo lo que he visto, como he crecido, lo fuerte que soy ahora. Yah, si me vieras estarías muy orgullosa de mí, en serio. De verdad espero poder llegar a casa para poder contártelo todo con detalles, desde mi primer día en el cuartel hasta este momento tan traumático y difícil.»
«Yo conocí a alguien, ¿sabes? En este putrefacto bus donde mi esperanza de vida es cada vez menor, conocí a alguien, una personita especial.»
Mi corazón cae al suelo, subsuelo, es aplastado un millón de veces, así se siente. Me dejo llorar, mordiéndome los dedos al punto se saborear sangre para no sollozar con todas mis fuerzas, porque quiero escucharlo, Junnie, quiero escuchar lo que tienes que decir para mí.
«Puedes pensar que estoy loco, pero estoy enamorado, mamá. Estoy completamente enamorado de un chico tierno, alto y lindo de 185 centímetros al que conocí hace menos de una semana. Él ha sido la única razón por la que no he perdido la esperanza por completo, la única razón por la cual puedo sonreír aun estando en una situación así. Jamás había sentido algo así por alguien, algo tan maravilloso e intenso como lo que siento cada vez que veo su sonrisa de conejito, sus hoyuelos, sus expresiones avergonzadas y sus ojos oscuros y brillantes.»
«Choi Soobin es su nombre, quiero que lo sepan si es que no llego a poder presentárselos yo. Es un niño de ciudad, millonario, un poco infantil y tonto, pero lo amo. Y ahora que me doy cuenta, no he podido decírselo aún, o por lo menos no mientras él estaba despierto. Soy muy cobarde como para hacerlo, tal vez no llegue a hacerlo, así que Choi Soobin, te amo, sé que lo hago, mucho.»
«De verdad quiero poder llevarlo a casa de la mano. Quiero presentártelo, mamá, es un chico maravilloso que amarías como nuero, estoy seguro.»
«Me prometió llevarnos a todos a comer sushi después de la graduación de Nako, luego iríamos a la playa, luego a uno de esos parques de atracciones tan emocionantes de los que me cuenta siempre.»
«Ah vaya, sé que fantasear está mal considerando que es muy probable que no aguante un día más. Pero ¿sabes mamá? Gracias a ese chico, fui feliz, tuve los mejores últimos momentos de vida, sonreí con el corazón a pesar del dolor, porque eso se supone que es el amor, ¿cierto?»
«No me arrepiento de ninguna decisión de vida, no me arrepiento de nada. Tal vez solo de no haberles podido dar una mejor vida, también un último abrazo, pero incluso si es así, incluso si de verdad no podré volverlos a ver, quiero que sepan que siempre los amé, amo y amaré con todas mis fuerzas, ¿ok?»
«Gracias por cuidar de mí, por guiarme, por ser la mejor madre del mundo y enseñarme los mejores valores, a Nako por ser la hermanita más irritante y preciosa del mundo, al abuelo por cada momento, a mis amigos que tantos años han vivido junto a mí, a Soobin que me permitió ser feliz como nunca creí serlo. Gracias por haber hecho de mi vida la mejor incluso si no lo tenía todo. Yo los amo mucho, y les prometo que siempre va a ser así.»
«Soobin despertará pronto, creo que debo irme. Ojalá este último párrafo que fue una despedida directa, no tenga porqué tener significado. Ojalá pueda ser yo mismo quien lo borre una vez estemos fuera y sea yo quien se los diga en persona.»
«Los amo.»
«Yeonjun.»
"Yeonjun", desde que lo oí por primera vez, pensé en que era el nombre más bonito del mundo.
El dolor llegó a tocar un punto en el que me preguntaba si seguía vivo o si seguiría vivo después de todo. Porque tristemente, el hecho de respirar no quiere decir que lo estemos.
Estoy llorando como un trastornado en la sala junto a la madre y hermana de quien fue mi primer amor.
Dejo que los sollozos salgan desde lo más profundo de mi garganta porque ya no puedo retenerlos más, su madre hace lo mismo.
¿Por qué siempre son las mejores personas las que sufren más?
El destino es cruel, mi amor.
Recuerdo sus manos entre las mías, prometiéndome que todo estaría bien, quitándome el miedo, el calor de su cuerpo, sus sonrisas cansadas pero a su vez tan cálidas. Hubiera matado por ver esas hermosas sonrisas en todo su esplendor, esos bonitos labios abultados con algo de color, esos ojos hermosos apagados con vida. Me hubiera gustado tanto vivirlo a tu lado, Yeonjun. Me ilusioné tanto, me encariñé tanto, te amo tanto que, duele, duele y siento que moriré en cualquier momento.
La madre de Yeonjun de pronto me atrapa en un abrazo necesitado. Su aroma me recuerda al suyo y lloro solo un poco más.
Así, ambos abrazados. Son muchos corazones rotos porque te has ido. Llorando como si no hubiera un mañana porque tenías tanto que decir y tanto que vivir. Llorando porque no es justo.
Pero no me arrepiento de conocerte, Yeonjun, porque gracias a ti, ahora sé lo que es amar.
♥ +×+ ♥
[Quince años después]
Han sido dos años desde la última vez que vi a las Choi, más precisamente para la boda de Nako.
Todavía recuerdo lo bonita que se veía con ese vestido ostentoso blanco ajustado, recuerdo la lujosa ceremonia, la inmaculada decoración de flores y candelabros por todo el lugar. Era la boda de una princesa, una feliz y muy bonita princesa.
Desde entonces no he vuelto a hablar con ellas en persona, es un poco inevitable que me sienta nervioso después de todo. En verdad me hubiera gustado mucho ir a visitarlas estos dos años, pero nuestras vidas han cambiado tanto que, ahora debemos lidiar nuestras propias responsabilidades.
Entre el voluntariado, la orquesta y ser padre a tiempo completo, la verdad no tengo tiempo para absolutamente nada. Pero al recibir la carta de invitación al musical de ballet más importante de los últimos diez años, de la mismísima Nako Yabuki, tuve que hacerme un espacio en mi apretada agenda a como de lugar.
Sería la última actuación que daría en Corea antes de empezar su tercera gira internacional. Eso quería decir que no la vería probablemente en un par de años más, por lo que quería saludarla y despedirme.
Muy aparte de ello, lo que más me motivó a ir, fueron aquellas tres letras grabadas en la invitación: "CYJ".
Era un homenaje, el segundo que le haría en el escenario, por el aniversario de su muerte.
Todavía pensar en él me remueve de alguna forma, duele de una forma en la que termino sonriendo por su recuerdo. A veces también sueño con él incluso casi una década después. Sueño que somos dos adolescentes tontos de nuevo, que van por un helado, que se suben a las mejores atracciones y que comen algodón de azúcar hasta reventar, sueño que vamos a un bar a tomar cerveza de vez en cuando, sueño con su sonrisa, nosotros tumbados en el césped mirando el cielo sin la necesidad de palabras, sueño que estamos caminando en la playa con las olas rozando nuestros pies descalzos, sueño que estamos juntos en ese apestoso bus de nuevo. En cada uno de ellos, juntos...
Me pregunto por qué todavía sigo soñando con él después de tanto tiempo.
Los pensamientos inundan mi cabeza y trato de no ponerme sentimental, concentrándome en el camino. Apreto con fuerza el volante, exhalo y desajusto mi corbata solo un poco.
Mierda, estoy nervioso.
Llego al teatro más grande de la capital, estaciono, bajo de mi auto y me encamino hacia donde se dará el espectáculo. Me siento nervioso, seco el sudor de las palmas de mis manos en el saco del terno.
En lo que camino apresurado hasta el lugar, veo panfletos de Nako en cada esquina; ella de perfil, su espalda ligeramente arqueada, luciendo un bonito traje negro y un maquillaje dramático sin ser exagerado, con las letras "CYJ" junto a ella.
Mi corazón revolotea salvaje.
Llego por fin al teatro, todo está oscuro. Llego un poco tarde porque veo que ya inició, puedo ver a un par de bailarines saltar al compás de la música. Me escabullo con discreción, bajo las gradas hasta llegar al frente al asiento número 4, el asiento en la primera fila que Nako reservó para mí.
Honestamente, jamás me consideré fan del ballet hasta que vi bailar a Nako por primera vez, ella siendo una chica inexperta de 16 años con tanto potencial y talento por pulir. Desde ese momento, quedé de por vida cautivado.
Con todo su talento no le fue complicado ser admitida en la mejor academia de ballet del país. Ahora es una de las mejores en la industria, y orgullosamente, puedo decir que una de las mejores cosas que he hecho en la vida es haberles dado ese empujoncito a las Choi, porque con los recursos a la mano, esas mujeres fuertes son capaces de lograr lo que sea.
Veo a Nako aparecer en el escenario, siempre tan elegante y femenina. La música cambia inesperadamente y empieza el climax del baile acompañado de un poco de actuación.
Movimientos precisos, saltos, delicadeza en cada uno de ellos. Hay desespero en su expresión, en su mirada. Es increíble como puede expresar las emociones tan bien estando en el escenario.
La actuación me hace sentir vulnerable por alguna razón, el dolor en su expresión es transmitida de tal forma que empiezo a sentirme triste.
Pasan alrededor de dos minutos en los que estoy completamente inmerso en la actuación, en su baile que denota dolor, negación, escape, tan inmerso que eventualmente se me escapan un par de lágrimas que no me esfuerzo en ocultar.
De pronto me siento muy cálido a pesar del nudo en la garganta que Nako ha instalado en mí con su impecable presentación, siento una energía que súbitamente me abraza y me tranquiliza. Es demasiado extraño de explicar, me doy cuenta del calor que empiezo a sentir de repente, y me pregunto qué le pasa a mi cuerpo.
Conforme pasan los segundos, el nudo en mi garganta desaparece, la intranquilidad y tristeza que sentí se van y solo queda esa calidez tan familiar y endulzante. Me siento como si estuviera en mis cobijas, un poco adormilado. Estoy sorprendido.
Después de unos minutos, por fin termina la actuación. El elenco sale para realizar la venia final y todos en el teatro nos paramos a congratularlos con aplausos.
Estoy tan conmovido. Habían sido años desde que la vi bailar así por última vez. Solo puedo sonreír y aplaudir sintiéndome más que orgulloso de ella.
En un momento nuestros ojos se encuentran y ella me sonríe, yo le devuelvo la sonrisa.
Cuando se cierran los telones me quedo en mi sitio unos minutos más, Nako me pidió en un mensaje que por favor la esperara para hablar en el backstage una vez terminara todo.
Me levanto de mi sitio y subo por las escaleras del escenario que dan para el backstage. Un guardia me detiene, le muestro mi invitación vip y el hombre me deja pasar.
Me sorprendo pues tras escena hay más de 30 personas trabajando, moviéndose de un lado a otro a pesar que el espectáculo ha culminado. Veo muchos implementos de escenografía, vestuarios, bailarines hablando, estirando, quitándose las zapatillas. Es asombroso porque es todo un mundo basado en el arduo trabajo de muchísimas personas, gente que pone meses de esfuerzo en algo que tan solo dura un par de horas. Realmente admirable.
Es entonces que encuentro a Nako. Ella está hablando con una mujer y un hombre con trajes elegantes, de buena postura y porte, se ven como gente importante. Me parece que están felicitándola por las expresiones faciales que veo en los tres.
Espero unos minutos más hasta que se van. Estoy a unos cuantos metros de ella, pero aún así ella logra verme y sonríe de nuevo.
Sin decir nada, se acerca a mí y me abraza, yo sostengo su cintura y la abrazo de vuelta. Cuando nos separamos, ella habla con esa característica sonrisa tierna.
——¡Soobin!
——Eso fue precioso. Tu elenco hizo un gran trabajo, fue espectacular.
Su sonrisa se ensancha.
——Me alegra que vinieras. No sabía si podrías con el tema de los niños.
——Chaewon está cuidándolos en casa, cuando vuelva me toca a mí ——comenté divertido porque no había día de vacaciones para un padre.
——¿Cómo está ella?
——Bien, ha estado también ocupada por el trabajo, pero bien, te manda saludos.
——Devuélveselos, por favor.
——Lo haré ——Le sonrío con los labios cerrados.
——¿Cómo están los niños? ——pregunta.
——Bien, ahí. Ya sabes, ser papá no es fácil, pero hacemos lo que podemos ——Recuerdo a mis niños en casa y no puedo evitar sonreír ——. Ellos te mandan saludos y te extrañan.
——Creo que me pasaré por allí antes de irme. Ya sabes, engreírlos con golosinas y jugar con ellos un poco, de paso que puedo conversar bien con ustedes.
——Todos estaríamos muy felices.
——A ver si puedo convencer a tu mujer de que te deje acompañarme en mi siguiente gira como violinista principal.
Río suavemente. No es mala idea pasearme por toda Europa junto a una vieja amiga.
——Es posible. Cuando eso suceda los niños ya serán más grandes. Ciertamente, me gustaría.
Se ve satisfecha con mi respuesta.
——¿Y tu madre? ——pregunto yo.
——Ella tuvo un viaje de negocios de emergencia, por eso no pudo venir hoy. Pero estará para despedirme en el aeropuerto.
——¿La saludas de mi parte?
——Por supuesto ——responde con una sonrisa.
Hablamos un poco más hasta que es momento de irme.
——Vas a ser aún más grande ——digo en medio del abrazo.
——Gracias por todo ——dice ella sobándome cariñosamemte la espalda ——. Fue muy lindo verte. Los veré pronto, ¿sí?
Asiento con entusiasmo y sonreímos para el otro antes de emprender caminos diferentes.
Cuando llego a casa, abro la puerta y lo primero que veo es a Yujin saltando como un resorte jalando el brazo de su madre y haciendo que su bolso caiga a su antebrazo. Nuestro pequeño inquieto corre a su alrededor.
Una sonrisa se instala en mí.
——Por fin llegas ——dice exhausta Chaewon ——. Tengo que llevar a Yujin a su cita con el doctor, y ella está al parecer-
——¿Podemos irnos ya? ——interrumpe nuestra niña de 7 años, jalándola todavía como si no tuviera huesos.
——Alguien está muy emocionada, ¿verdad que sí? ——me burló de mi hija entre risas.
——¡Sí! ——exclama en respuesta. Simplemente tan adorable. Junnie, por mientras, no ha dejado de dar brinquitos a su alrededor.
Vaya que tenemos niños hiperactivos.
——Cariño, volveremos rápido, solo-o ——Chaewon ni siquiera podía hablar por como nuestra hija la zarandeaba ——. ¡Ya Yujin, ya vamos!
Chaewon resopla por la brusquedad de Yujin y me dan ganas de reír, pero para ahorrarme dramas, me trago mis risas.
——Luego me cuentas como estuvo la actuación y qué hablaste con Nako.
——¡Ya vámonos!
Junnie empieza a manotear el brazo de su hermana sin razón aparente alguna.
Para evitar una pelea, entre risillas cargo a nuestro pequeño de cuatro añitos.
——Vayan a salvo ——digo.
Intento darme un besito de saludo/despedida con mi esposa, pero como la puerta está abierta y Yujin jala a su madre con todas sus fuerzas para escapar de casa, no podemos y terminamos rompiendo la expresión de besito de pato con una risotada.
La puerta se cierra y me la quedo viendo sonriente unos segundos antes de llevarme a mi pequeño cargado a la habitación.
Tenía la intención de cambiarle la ropa sudada, pero apenas lo bajo este se ríe de mí y se escapa para seguir corriendo.
Solo exhalo, realmente tengo que darles menos azúcar.
——¡Yeonjun! ¡Yeonjun! ¡Ven aquí! ¡No me hagas repetirlo!
Como alcé la voz, escucho pasitos arrepentidos y de pronto una cabecita pelinegra se asoma por el marco de la puerta, haciéndome sonreír al instante.
Su expresión curiosa y algo asustada es de lo más adorable.
——Solo te voy a cambiar. Luego puedes seguir correteando todo lo que quieras, ven, vamos.
Él se acerca a mí con cautela y se sienta en la cama trepando, donde ya se encuentra su muda de ropa extendida.
Mientras le saco el polito, me pregunta algo de la nada.
——¿Hice algo malo, papá?
Le pongo el otro polo, lo bajo de la cama y se queda ahí parado de repente con la mirada gacha.
Mi ceño se frunce porque no entiendo de donde viene su pregunta.
——No, mi vida. ¿Por qué crees eso?
——Es que... ——habla como si le diera vergüenza ——En la noche Yujin te escuchó decir mi nombre.
¿Qué?
——¿Cómo? ¿A qué hora, cielo?
——Muy tarde.
No recordaba nada.
——¿Gritar? ¿Como asustado, molesto?
——N-no sé ——dice bajando más la cabeza.
Supongo que volví a soñar con él. Pasa seguido, bueno, más o menos.
Veo a mi niño decaído y le aclaro en el instante que no fue molestia.
——No estoy enojado, calabaza ——Me pongo de cuclillas para estar a su altura y aprieto juguetonamente sus mejillas, cosa que le hace sonreír ——. Estaba diciendo tu nombre porque es muy bonito, ¿sabes?
——¿Mi nombre es bonito? ——pregunta emocionado con esos ojos tan inmensos y brillantes.
——Muy bonito ——Tocó su nariz cariñosamente como si fuera un botón.
——¿Por qué es bonito? ——pregunta con inocencia.
——Porque es especial.
——¿Por qué?
——Porque significa valentía y amor, bebé.
——¿Por qué? ——La curiosidad inocente y juguetona de los niños es fascinante y ciertamente hilarante.
——Me recuerda a una persona muy especial, valiente y bonita como tú ——Le cuento por primera vez sobándole su pancita, provocándole risas que me hacen sentir bendecido de ser padre.
Cuando deja de reír, pregunta:
——¿Dónde está esa persona? Quiero conocerla.
Pienso un poco antes de responder. Hace mucho tiempo que no me detengo a pensar conscientemente en eso, en el pasado.
——Él está aquí ——Señalo mi cabeza y Junnie me copia la acción con sorpresa ——. Y aquí ——Señalo el corazón. No espero que entienda ahora, probablemente le cuente bien la historia en un par de años más.
Junnie se queda mirando a un punto específico en la habitación como absorto, con atención, también parece estar algo confundido.
La posición empieza a ser incómoda para mis rodillas así que me pongo de pie.
Me quedo mirando a mi hijo unos segundos esperando a que se vaya corriendo como siempre, pero esto no sucede. Él se queda mirando ese punto fijo detrás de mí, con la misma expresión impresionada y hasta abducta.
Giro para ver que lo tiene tan distraído, pero nada más está la ventana y cortina mal cerrada.
No veo nada, sin embargo, sí siento algo, y las palabras de Junnie en ese momento, me confirman que jamás estuve equivocado.
——Él también te ama mucho, papi.
Escucho eso y siento como si me drenaran toda la sangre del cuerpo, quedo estático, parpadeo lentamente intentado salir de la ensoñación que siento por las palabras de mi hijo más el inexplicable abrasador calor que me rodea. Me toma varios segundos salir del shock. Me giro de nuevo hacia mi hijo.
——¿Q-qué dijiste? ——Sale más como un susurro lastimoso de mis ya temblorosos labios.
Pero en vez de responderme, él sigue viendo hacia esa dirección con la misma cara de sorpresa. De pronto, veo a su sonrisa ensanchándose cada vez más hasta que escucho sus carcajadas mientras veo sus dientecitos. Es como si hubiera pasado algo hilarante. Entonces sale corriendo al pasillo.
Todo ocurre demasiado rápido como para poder procesarlo. El tiempo siempre dejándome atrás y siendo un desconsiderado total conmigo.
——¡Quiero ver televisión! ——Lo escucho exclamar desde la sala.
Yo aún sin poder salir del todo de mi shock, me giro de nuevo hacia el punto donde veía Junnie, pero de nuevo, no veo nada.
Sin embargo, mis ojos se llenan de lágrimas y mi cara se deforma en una mueca penosa.
Sé que es él.
Sé que eres tú. Te extraño.
Me siento cálido, tan cálido en mi interior que sentía era abrazado por brasas. Me siento inmensa e inexplicablemente feliz después de unos segundos, exactamente lo mismo que pasó en el teatro.
Inhalo con fuerza y abro los ojos limpiándome las lágrimas torpemente con los dedos, aún mirando hacia aquel espacio vacío con una sonrisa ladina significativa.
——¡Papá, vamos a ver una película!
Le dedico una última mirada cálida a ese espacio vacío que sé que no está vacío y con mi mejor sonrisa, salgo de la habitación para pasar el rato con mi hijo, mi Yeonjunie.
♡
Y no lo supe en ese entonces, pero esa sería la última noche en la que soñé con él.
No pensaba en él, dejó ser así. Aunque bueno, tal vez solo cuando miraba al cielo de vez en cuando, sonriendo incluso en mis últimos momentos de vida, porque sabía que justo la estrella que yo miraba con más atención, eras tú.
FIN.
Nota:
Gracias por leer, lamento los errores, serán corregidos pronto.
☆En memoria de R.A.H☆
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