Capítulo 14


Holiii~~~

No me linchen.

Dejare mis suplicas de piedad al final, por mientras disfruten <3


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Sentía un aroma dulce y embriagante en el ambiente el cual le envolvía completamente mientras despertaba, le encantaba y fascinaba. Entre la bruma del sueño que se disipaba y la conciencia, busco el origen de aquel cautivador aroma. Quería identificar de que era. Olfateo un poco y encontró que el origen estaba muy cerca suyo, se le acerco con lentitud disfrutando del agradable aroma y al tener al final el origen de aquel cautivador aroma lo acerco más hacía sí mismo disfrutando también de su agradable calor, descubrió que en un punto el aroma era sumamente fuerte y poso su nariz en aquella zona. Aspiro fuerte y logro identificar de que era el aroma, canela y chocolate. Ya había sentido esos aromas antes y le fascinaba, pero ahora se hallaba más intenso y algo en su interior le decía que debía enterrar sus colmillos en aquella zona.

Esa idea le agradaba y mucho, pero tenía la sensación que aún no era momento para eso.

Iba a continuar con sus divagaciones cuando sintió que la fuente del aroma se removía entre sus brazos y trataba de alejarse. Gruño molesto, no quería que se alejara, lo quería junto a él para poder seguir disfrutando del aroma y que de apoco le hacía despertar un deseo intenso en su entrepierna.

Sintió que la fuente de aquel embriagador aroma se removía incomoda y que además lo movía ligeramente mientras decía algo. Esperen, no decía un algo sino un alguien, estaba llamando a alguien.

¿Steve? ¿Quién es?

Un segundo, ese es su propio nombre, porque lo están llamando.

Quien lo llamara. El conoce esa voz.

Tony.

Su bello y tierno omega.

¡Cierto! El aroma de Tony es una mezcla de canela con chocolate. Todas las noches antes de dormir el aspira profundo el aroma del castaño para así asegurarse de tener dulces sueños. Eso quiere decir que se halla en un sueño y Tony lo quiere despertar, pero él no quiere. Prefiere seguir aspirando su dulce aroma.

Le llego un vago recuerdo de su infancia, el aroma de su madre también se volvía más dulce cuando entraba en celo. Momento. ¿Acaso Tony está entrando en celo? Oh no.

Howard me va a castrar.

Se sentó de un salto en la cama, llevando consigo a Tony, lo tenía abrazado y muy pegado a su pecho, gracias a la cercanía de ambos pudo deleitarse con el hermoso rostro del castaño. Solo que, en esta ocasión, en vez de provocarle ternura, ese rostro lo excito. Sus lindos ojos castaños estaban brillosos y sus mejillas sonrojadas, sus labios estaban entre abiertos y su cuerpo estaba caliente y sudoroso.

Tuvo unas enormes ganas de besarlo y acariciar el menudo cuerpo, explorarlo y descubrir cada detalle de este. Pero lo que más ansiaba era poder hundirse en su interior y escucharlo gemir.

Estaba muy metido en sus pensamientos que no noto cuando otro alfa entro al cuarto y le arrojaba un balde de agua bien fría.

Esa simple acción lo hizo reaccionar y ver el rostro furioso de Howard.

- Buenos días. – le dijo con una calma mal disimulada el rubio. – Creo que Tony entro en celo. – su rostro estaba totalmente rojo y hablaba con tono militar. –

- Por eso mismo debes soltarlo y esperarme en la cocina. Ahora. – soltó al omega con dificultad y puso todo su entrenamiento en práctica. Esto le estaba costando mucho más que en los entrenamientos.

Antes de que pudiera alejarse del menor, sintió que alguien lo tomaba suavemente de su mano y al voltear vio al pequeño omega mirarlo con suplica y anhelo.

- Alfa. – fue lo único que pudo pronunciar para que luego Howard tomara su mano con gentileza y lo recostara de nuevo en la cama.

- Rogers, ve a la cocina y pon mucho hielo en una cubeta y déjalo frente la puerta de este dormitorio, da dos toques y te vas de inmediato a la cocina. Entendido. – Howard conocía como eran los entrenamientos que les daban a los alfas en el ejército. Sabía que los más jóvenes, qué podían de controlarse, eran incapaces de desobedecer órdenes directas.

Enfocaban el 100% de sus mentes en cumplir órdenes y a medida que pasaban los años eran más capaces de controlarse al punto de ser ellos en dar las órdenes y no verse afectados por el celo de un omega. Para que esto funcionara los alfas más jóvenes debían de respetar a su superior o este tener un mayor dominio.

- Si señor. – respondió Steve y a los minutos escucho los golpes en la puerta seguido de unos pasos que se alejaban con rapidez. -

- Así que, si me tiene el suficiente respeto para obedecer sin objetar, cada vez me agrada más mi yerno. – le dijo orgulloso a un muy dormido Tony. –

El mayor salió al pasillo y recogió la cubeta, fue al baño para llenar la bañera con agua y le agrego el hielo. No espero que esta se llenara cuando fue por su cachorro y llevarlo, con mucha dificultad, hasta la tina y poder darle un baño de agua fría para bajarle un poco la fiebre. Howard trataba de estar calmado para mantener calmado a Tony, pero la verdad es que era un tanto difícil, pues él nunca había cuidado a alguno de sus cachorros estando en celo, esa labor siempre la hacía María junto a Jarvis, él pasaba a verlos en un par de ocasiones y luego se iba, pero jamás los cuido o acompaño. Sabia más o menos como se debía hacer, al menos con los alfas, con su hijo omega no estaba muy seguro de lo que debía hacer. En ese momento agradecía enormemente que su hijo fuera varón, independientemente que fuera omega, si hubiera sido una chica no sabría qué hacer. Aun así daría lo mejor de sí mismo para cuidar de su niño.

El olor alfa de su progenitor calmaba un poco a Tony, pero no era suficiente y eso Howard lo entendía y le molestaba, pronto el celo del menor estaría en su apogeo y lo único que hará será llamar al alfa rubio. El celo de Tony iba a ser duro, pues su omega interno va a querer estar con quien reconoce como su alfa y ese es Steve. Pero, por nada del mundo permitiría que Rogers tocara a su niño, no mientras viviera.

Rogers por su parte, se encontraba en la cocina tratando de mantener la calma, el cual le estaba exigiendo que subiera las escaleras y apaciguara el celo de su omega, pero eso no iba a pasar, no mientras estuviera Howard en la habitación y tampoco lo haría, pues él y Tony, oficialmente no eran nada, ni novio ni pareja, nada. La atracción hacia el otro era obvia, no lo iba a negar. Le gustaba mucho el castaño y le encantaría estar con él, aun así, no tocaría al menor, hasta que exista algo oficial entre ellos y que obviamente Tony consienta el acto.

Por ahora se conformará con mantener la cabeza dentro de una fuente de agua con el fin de calmarse y controlarse, también para de alguna manera evitar sentir el exquisito aroma que emanaba el tierno y dulce omega.

Sintió una presencia a su espalda, por lo que saca la cabeza del agua y se quitó con las manos los restos de agua de sus ojos, vio frente a él al alfa mayor mirándolo fijamente entre serio y divertido.

- Tony ahora está durmiendo y cuando despierte encontrara unas cosas que le ayudaran a calmarse un poco. – no quería pensar en los objetos que dejo al lado de su cachorro. – Como sea, hay que preparar el desayuno. –

- Si señor. – es todo lo que pudo decir para mantener su mente enfocada en cualquier cosa menos en lo que hará el menor al despertar. – Iniciare de inmediato, señor. –

Así paso la mañana, Howard le daba pequeñas órdenes a Steve para ayudarlo a mantenerse enfocado, hasta ese momento se había mantenido tranquilo, aunque tenso, y no se dejaba llevar por el aroma de Tony, pero el mayor podía ver la tensión en el cuerpo de Rogers la cual iba en aumento a medida que pasaba el tiempo y el aroma del celo se hacía cada vez más espeso. Hubiera sido preferible abrir las ventanas y ventilar la mansión, pero eso podría atraer a otros alfas y sería peligroso, por lo que mantenían la mansión cerrada, sofocando al pobre Steve.

Al atardecer se escuchó un grito proveniente del omega llamando a su alfa, Howard vio en los ojos del alfa más joven, el deseo y el instinto de alfa querer ir por su omega, no lo pensó mucho y libero su aroma lo máximo que pudiera para controlar y tratar de someter al más joven. Howard estaba casi seguro que por un mini segundo vio fuego en los ojos del más joven al tratar de someterlo, pero de la misma manera que esa llama se encendió, se extinguió. Steve bajo la vista y la cabeza, sometiéndose ante el otro alfa, Howard estuvo todo el día impregnando su aroma por la mansión no solo para tratar de tapar el aroma de Tony, sino también para controlar a Steve, pues este el sentirse en el territorio de otro alfa más las feromonas con las que trataban se someterlo, lo volvieron de cierta manera dócil, pero no era recomendable abusar de aquello. Por otro lado, el mismo Steve ponía de su parte para mantener el control sobre sí mismo y no hacer estupideces.

Howard subió al cuarto de Tony, sin antes ordenarle a Rogers que lo esperara en su despacho, ese lugar era el único en la casa que se hallaba casi libre del aroma de Tony y Steve agradeció y maldijo eso. Cuando el mayor llego al cuarto donde se hallaba su cachorro lo vio tirado en el suelo a un lado de la cama, susurrando el nombre de su alfa. El señor de la casa se encontró con sentimientos encontrados, por una parte, su bebé estaba madurando y por otro seguía siendo un cachorro. Se acerco a su hijo y lo ayudo a volver a la cama, cuando en eso el menor le preguntaba a su padre por su alfa.

- Padre, dov'è il mio alfa, perché non vieni qui con me? (donde está mi alfa, porque no viene aquí conmigo). – preguntaba Tony somnoliento y algo agitado. -

- Perché l'ho proibito (Porque se lo tengo prohibido). – le dio como simple respuesta. –

- Ma...(Pero) - murmuro leve con un puchero. -

- Niente ma (Nada de peros). – le corto. – Faresti meglio a dormire bambino mio (Sera mejor que duermas mi niño). –

Tony no volvió a replicar nada y simplemente se durmió, pero quiso hacer un último pedido antes de caer en un profundo sueño.

- ¿Puoi chiedere alla mamma di venire? (Puedes pedirle a mamá que venga) –

Howard se paralizo por un segundo ante aquel pedido, sus ojos se cristalizaron antes de responder. – Verrà più tardi, dormi (Ella vendrá más tarde, duerme). – para ese entonces Tony ya no era consciente de lo que lo rodeaba, pero de todos modos el mayor se dispuso a cantar una nana que María solía cantarle a él y sus cachorros cuando estaban enfermos o durante sus celos o para hacerlos dormir. –

No pudo evitar soltar un par de lágrimas mientras cantaba suavemente, extrañaba a su esposa, ella era su otra mitad, si no fuera porque Steve apareció aquel día él ahora estaría con su esposa, pero quizás jamás se hubiera podido despedir de su ultimo hijo. Siendo sincero en ese punto pensaba que ya no quedaba nadie más de su familia, a los mayores los daba por muertos, recordar lo que Tony le conto no le traía mucha calma, aunque había algo que le decía que no era así, tenía la sensación de que los mayores estaban bien y que todo lo dicho por Malik era mentira, pero moriría con aquella incertidumbre, si le contaba algo a Tony, este era capaz de cruzar el océano y eso lo pondría en un riesgo mayor. No, mejor callaría su sospecha y se aseguraba de mantener a Tony a salvo. Sus hijos mayores eran alfas fuertes y unos genios, de seguro se encontrarían de nuevo algo día. No era un hombre creyente, pero rezaría para que así fuera.

Los días fueron pasando más lento de los que hubieran querido, Steve tuvo que dormir fuera de la casa dentro de uno de los autos, pues temía hacer alguna estupidez durante la noche. No paso mucho frío, pues encendía la calefacción durante la noche, además eran autos de lujo por lo que durmió bastante cómodo. Howard lo quiso compensar de algún modo por lo que le dio una prenda de su hijo para que pudiera dormir mejor.

Lo que hizo Steve durante la noche aspirando el aroma quedara a su imaginación.

Cuando terminaron aquellos tres infernales días, Steve pudo volver a dormir en la casa. Como el cuarto que había estado usando, se hallaba muy impregnado en el aroma de celo del omega es que decidieron que Rogers dormiría en otra habitación mientras se ventilaba, el mayor de los Stark le prohibió a Tony dormir con Steve durante al menos dos días solo para evitar cualquier cosa, se sorprendió cuando su hijo acepto sin queja alguna, le pareció raro, pero no dijo nada.

Una semana después del celo Tony, el clima ya era lo suficientemente frio para el disgusto de los tres ocupantes de la mansión Stark. Por lo que decidieron iniciar los preparativos para cuando llegara el invierno, como asegurarse que la calefacción no fuera a fallar, o que la infraestructura no fuera a tener algún daño que pudiera causar alguna molestia más adelante, limpiar las canaletas para cuando lloviera no produjera estragos, entre otras cosas.

Durante algunos días Tony se mostró algo tímido e incómodo al pasar mucho tiempo junto a Steve y eso se debía a la vergüenza que sentía a causa de su celo. Después de todo se había visto en una situación algo embarazosa frente al chico que le gustaba, su padre trato de animarlo con palabras de aliento o tratando de hacerle ver que no había sido gran cosa, que lo ocurrido era algo natural, pero para Tony no había sido muy natural gritar y rogar por Steve cuando no estaba en sus cabales.

Luego de varios intentos fallidos, Howard decidió no seguir insistiendo, Tony era un adolescente después de todo y se sentía humillado, avergonzado y quien sabe que más, ya no era muy secreta la atracción entre los chicos, pues cada vez que se veían ambos se sonrojaban y Tony desviaba la vista rápidamente. En resumen: amor joven, según él.

Esperaba que resolvieran pronto sus tonterías de la vergüenza, pues estaba seguro que en un par de años, lo que menos sentirían seria vergüenza al verse el uno al otro en otro tipo de ambiente, el pensamiento le revolvió el estómago al imaginar que su bebé haría cosas de adultos en quizás unos cuantos meses más.

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Howard quería empezar a dejar arreglado desde ya sus asuntos, su enfermedad avanzaba lentamente, se mostraba fuerte frente a los chicos, pero la verdad es que cada vez se sentía más y más débil, en ocasiones apenas era capaz de levantarse de la cama. Steve solía notar cuando el cansancio era demasiado y le facilitaba la silla de ruedas al mayor y este se encerraba en su despacho para tratar de descansar un poco, aunque para que no lo notaran le daba trabajos a los más jóvenes con el fin de que se enfocaran en cualquier otra cosa, que no fuera él estando encerrado.

Por un momento pensó en hacer un testamento, idea que descarto casi al instante, los bienes materiales, acciones de la empresa y todo lo que poseía ya no valía nada. Quizás las casas les servirían como hogares temporales o de paso, de algo que estaba seguro es que ese par de chicos no se quedarían en la mansión, es probable que le hagan visitas de vez en cuando, pero lo más seguro es que viajarían por el mundo o al menos al que podían alcanzar, el cual no era pequeño, le agrado la idea de que Tony viajara y conociera, hubiera preferido que fuera de otra manera, pero bueno, no es como si pudiera evitarlo, no quería cortarles las alas y mantenerlos encerrados en una ciudad fantasma. Pensó en una carta de despedida, idea que también descarto, si le decía adiós a su hijo y yerno lo haría de frente, fue entonces cuando se puso a escribir lo que les diría como adiós para no dejar ningún punto sin guía.

Una guía. Eso era una magnifica idea, escribir una guía para la vida, consejo que podrían necesitar en algún punto de sus vidas desde su perspectiva. No sería sencillo, pues tendría que idear los cientos de posibles escenarios, desde como sanar un dedo machucado al estar trabajando hasta consejos de paternidad.

Escribiría uno para cada uno, el enfoque para Tony sería más que nada todo lo relacionado con el trabajo y algunos consejos para su vida como omega, sabía bien que ese tipo de consejos los tendría que dar María, pero a causa de su ausencia estuvo que improvisar y relatar en aquellas paginas todo lo que más sabia y que ojalá le fueran de ayuda, otra cosa adicional que le agrego era lo mucho que lo amaba.

El que escribió para Steve se centraba más en cosas de alfas en relación a la paternidad, explicarle como sus instintos se volverían más intensos cuando ellos tuvieran hijos, se dio el tiempo de burlarse de él dentro de la guía, pues estaba seguro que se pondría rojo al leer aquello, le explico cosas en relación a sus conocimientos sobre los compañeros de olor y también volvió a mencionar cosas que ya le había dicho anteriormente, obviamente no iba a olvidar pedirle que cuidara mucho de su Tony, que lo acompañara en sus locuras, siempre y cuando estas no los fueran a matar; también escribió lo mucho que lo apreciaba y que estaba orgulloso de que fuera su yerno.

Hubo unos consejos que se repitieron en ambas guías y esos están relacionados con la vida en pareja, relato un poco como fue la de él y su esposa, dio unos consejos en casos de peleas de pareja y lo más que recalco fue la comunicación, eso siempre era fundamental, conto sus problemas antes y después de su matrimonio, y como por causa de la falta de comunicación casi lo perdió todo.

Estaba escribiendo unos consejos cuando tocaron a su puerta, eso lo sobresalto un poco pues estaba muy concentrado, dio el pase y vio asomarse a Steve.

- Rogers, algún problema con las canaletas. – le dijo en tono divertido, pues el rubio estaba todo sucio y embarrado, claro señal de que se había caído en alguna posa de lodo.

- Venia a informar que terminare más tarde, para poder hacer el almuerzo señor. – anuncio manteniendo una postura recta como el buen soldado que era. –

- Me parece bien soldado. – le respondió con una sonrisa de lado. – No olvides lavarte bien por favor. –

- Si señor. - dijo soltando un respiro profundo y saliendo del despacho. –

- Quizás deba agregar cosas relacionadas al trabajo en equipo. – dijo pensativo para sí mismo. –

En un tiempo de treinta minutos el almuerzo ya estaba listo y Steve llamo a ambos Stark, Howard llego en un momento, pero Tony había tardado un poco más y por cómo se veía su cara y cabello se notaba que había estado durmiendo.

Aquel día Howard les había asignado diferentes tareas, a Steve limpiar las canaletas y a Tony que revisara la calefacción, dijo que ya estaba lo suficientemente grande para saber cómo asegurarse que esta funcionara sin problemas y si tenía alguna duda podía ir a consultarle. El punto es que Tony como el buen genio que era, había logrado asegurarse que la calefacción se hallaba en buen estado en unos veinte minutos aproximadamente. No le apetecía trabajar en el exterior limpiado las canaletas, pero si se dedicó a ver por una ventana como Steve trabajaba, le encantaba ver como sus brazos se tensaban cuando hacia algún tipo de fuerza o como su ceño se fruncia en concentración.

En algún punto de su ensoñación se quedó dormido y despertó cuando escucho a Steve llamarlo para comer. Durante el almuerzo escucho a su padre burlarse de Steve por haber caído a una poza de lodo y Tony se reprendió el no haber estado despierto en aquel momento para haber ido en ayuda de su alfa, lo que sí hizo fue reprender a su padre pues dijo que Steve se podría haber lastimado y eso no era algo que le gustara. Howard guardo silencio, pero no se sintió reprendido, sino más bien sintió unas inmensas ganas de reír, pues Tony estaba defendiendo a su hombre y el ceño fruncido del menor solo le producía mucha gracia y ganas de reír, aunque claro, si lo hacía corría el riesgo de que su lindo cachorro se enfurruñara por lo que decidió hacer un gesto con las manos en señal de que dejaría a Steve en paz, pero le dedico miradas burlonas a ambos el resto del almuerzo.

Para cuando terminaron el mayor les dijo que había algo importante del que le quería hablar, no quería preocúpalos, tenía cosas que quería decir y hacer antes de que su cuerpo le empezara a fallar.

De dirigieron al despacho y antes de que iniciaran una conversación Howard se dirigió hasta un cuadro el cual quito y detrás de este de hallaba una caja fuerte, giro un poco la rueda y con eso ingreso la clave abriendo la caja. Dentro de aquella caja, la cual por cierto no era muy grande, saco varios papeles y carpetas mostrándoselas a los chicos.

- Estas son la mayoría de acciones de Stark Industries. – sacudió un poco los papeles como para darles énfasis. – Hasta hace un tiempo esto valían millones, ahora no significa absolutamente nada. – su voz sonó deprimida, pues el trabajo de años de su familia ya no tenía ningún valor. Dejo los documentos a un lado y siguió buscando algo dentro hasta obtenerlo. – Los títulos de propiedad de todo lo que nos pertenece. – dijo mirando a Tony y extendiendo los papeles a su hijo. –

- Son más de lo que pensaba. – dijo el menor viendo todos los papeles. –

- Bueno, ahí están no solo las casas y mansiones, también las cabañas, las islas, terrenos de diversos usos, fábricas y edificios administrativos. Esas son todas las propiedades que acumule durante años y las que herede. No solo están las propiedades que tenemos en América, también están las que tenemos en el caribe y en Europa, también la casa que le dieron a tu madre que se haya en Italia. –

- Varias de estas casas nunca las he visitado. – dijo mirando fijo a su padre después de ojear un poco los documentos. -

– Hay lugares a los que nunca íbamos, ya sea porque el trabajo me lo impedía o porque me gustaban más las otras, aunque la casa de Alaska la visitamos un par de veces antes de que nacieras, una pelea que tuve con unos locales de la zona hizo que perdiera el gusto de ir hasta allá, además que el viaje era demasiado agotador. -

- Porque me muestras todo esto ahora. – Tony no entendía a donde quería llegar su padre mostrándole eso. –

- Seré sincero contigo hijo. – hablo serio. – La verdad no sé cuánto me queda y no te pediré que te quedes en esta casa para siempre teniendo un mundo afuera por conocer y explorar. – para ese punto los ojos de Tony estaban aguados. – Quiero que recorras el país, solías decir que querías conocer el mundo y yo te decía que lo harías después de los 21 y solo si habías terminado tus estudios. Bueno ahora estoy anulando lo que dije aquella vez. – le sonrío cálidamente. – Extiende tus alas y vuelen a donde los lleve el vien... –

- No! – grito antes que su padre pudiera terminar. – No acepto esto! – tiro lo papeles al suelo. – Quiero que vengan con nosotros, quiero que me sigas enseñando cosas, que me muestres el mundo, que me regañes por cualquier cosa, quiero que te quedes a mi lado. – salto a los brazos de su padre para llorar. –

- Yo también quisiera cachorro. – le hablo suave a la vez que le acariciaba con cariño el cabello castaño. – Seamos sinceros, no quieres que te siga regañando. – soltó una leve risa la cual fue acompañada por su hijo. – Mírame Anthony. – levanto el rostro de su hijo y ambos se quedaron viendo a los ojos. – Esto ya lo habíamos hablado y a pesar de lo que queramos nada evitara mi partida. – limpio las lágrimas del menor lo cual fue inútil pues estas seguían cayendo. – No sabemos cuándo pasara y si te hace sentir un poco mejor, aún falta un poco para eso. Lo que quiero que entiendas, ambos. – dijo mirando a los jóvenes unos segundos antes de continuar. - Es que partiré en algún momento y es mi deber como tu padre. – dijo mirando a Tony. – Y tu suegro. – esta vez miro a Steve el cual se había mantenido callado, aunque se notaba su tristeza. – Es prepararlos lo más que pueda y darles todo mi conocimiento y consejos paternales. No sé cuánto de lo que yo les diga o enseñe les puede llegar a servir, el mundo ya no es lo mismo y no es ni de chiste seguro. Steve, sé que tu podrás controlar cualquier situación, en el tiempo que llevamos conviviendo, ha sido el suficiente para saber que cuidaras de mi pequeño de todo lo que suceda de que aquí en adelante. –

Steve no dijo nada, solo asintió mirando fijo al mayor, en su mirada se notaba la seguridad y a la vez la tristeza.

- Estoy preparando algo para ustedes. – les dijo y eso puso un poco curiosos a los más jóvenes. – Aun no lo termino, espero tenerlo listo a tiempo. – quiso sonar divertido, pero se notó que era forzado. –

- ¿De qué trata? – pregunto Tony, tratando de cambiar su estado de ánimo. –

- Ya lo sabrás. – dijo en un tono divertido. – Solo deberás esperar hasta navidad. –

Tony exclamo un poco frustrado y con ellos logro hacer reír a ambos alfas, el menor se quejó de que se rieran, pero a los segundos se les unió a su risa logrando que el ambiente se relajara y el mayor siguió con lo que quería hablar con los jóvenes.

-Volviendo con el tema de las propiedades, quiero que sepan cuales son las casas y propiedades que nos pertenecen. Algunos lugares son hermosos y serán perfectos para pasar el verano o el invierno. –

- Con esto nos aseguramos de tener lugares fijos para llegar en caso de estar cerca o pasar por aquellas zonas, ¿verdad? – pregunto el rubio. –

- Correcto. –

- Y como entraremos a las casas? – pregunto esta vez Tony. – Saltaremos las rejas o las llaves están bajo las alfombras o alguna piedra. – dijo divertido. –

- Pues así es. – Tony levanto una ceja y en su mirada se podían ver la incredulidad. – Tengo copias de las llaves aquí, pero son demasiadas para cargarlas por todos lados. Además, en más de una ocasión yo me iba a esas casas con su madre y olvidábamos llevar las llaves. – en su rostro se pintó una sonrisa al recordar aquellos tiempos. –

- No te creo. – dijo Tony aun incrédulo. –

- Bien te lo demostrare, vayan ambos al portón de entrada de la mansión, por el exterior en el muro empedrado izquierdo, desde la primera piedra inferior, tres piedras hacia arriba y cinco a la izquierda, la piedra cederá con un poco de fuerza. Encontraran una pequeña caja con la llave de la reja. La llave de la puerta principal de la mansión se encuentra por el lado izquierdo, detrás de los arbustos desde la primera piedra inferior, dos hacia arriba y siete a la derecha, deben hacer lo mismo que antes, mover con un poco de fuerza la piedra y esta sedera, encontraran dentro una caja con la llave de la puerta. Ahora vayan y me cuentan. –

Tal como dijo, ambos jóvenes partieron a ver si hallaban las llaves y volvieron a los minutos con estas.

-No puedo creer que usen un truco tan tonto, pero que sea tan útil. – Tony se había divertido buscando la llave. – Todas las mansiones usan la misma cantidad de piedras o es diferente para cada una. –

- Es diferente y no funciona con todas, tendrán que cargar con algunas llaves, pero al menos ya no serán tantas. –

Pasaron un par de horas hablando de las casas y propiedades de la familia Stark, preguntaron por las que poseía la familia de Steve y así cayo la noche.

Tony cada vez estaba más tranquilo e iba aceptando de a poco el hecho de que su padre no estaría con ellos en el futuro.

Durante las siguientes semanas se la pasaron en preparar la casa para el invierno, ordenando asegurando provisiones y materiales de construcción. También continuaron los entrenamientos de Tony hasta que un día a fines de noviembre Steve decidió de que el pequeño omega se hallaba listo para practicas con armas de fuego.

El castaño menor se hallaba eufórico, era algo que siempre había querido aprender, Howard no estaba muy feliz con la idea y menos cuando Steve dijo donde practicarían.

- El centro de la ciudad? ¡Estás loco acaso! – le dijo el mayor. – Esos lugares están repletos de zombis, es muy peligroso. –

- Por eso es el lugar perfecto. – refuto Steve. – Esta lleno de posibles blancos para Tony, además no estaremos en un campo abierto, tengo el lugar perfecto listo. –

- ¿Enserio? – le dijo Howard con burla. –

- Durante este tiempo cuando iba en busca de materiales encontré un edificio que su entrada principal da a una avenida donde se hayan varios zombis, pero en la parte de atrás, por un callejón existe una escalera de emergencia por la cual podremos subir y escabullirnos en caso de emergencia. – se sentía orgulloso de su descubrimiento. – Ya la he preparado con unas tablas para no ser vistos y además usaremos silenciadores. –

- Por favor papá. – Tony ya estaba fastidiado. – Ya lo hemos hablando antes, debo aprender a defenderme, no solo peleando y soportando el poder de los alfas, sino también de los zombis a los cuales por cierto no puedo golpear directamente. –

- Esta bien. – respondió derrotado con un suspiro. –

Irían en la motocicleta de Steve, Howard los despidió en la puerta de entrada de la mansión, ambos jóvenes le preguntaron unas mil veces si estaría bien solo, pues el último tiempo su enfermedad se había vuelto más agresiva, pasando días y noches con fiebre, mareos, dolores de cabeza y desmayos en una o dos ocasiones, logro convencer a los chicos que se iría a la cama de inmediato y ellos partieron creyendo eso.

El mayor fue a su estudio y continúo escribiendo en sus guías para el futuro, cada vez eran más largas, pensaba que quizás nunca las terminaría debido a que se imaginaba todos los posibles escenarios que enfrentarían en el futuro, no tenían un orden cronológico y eso le molestaba un poco, pero a la vez le gustaba ya que era como la vida, impredecible.

Escribió unas hojas más antes de ir a su cuarto y en vez de ir directo a la cama fue al baño a mirarse al espejo y se retoco el maquillaje, su condición iba empeorando cada día y se reflejaba mucho en su semblante, decidió que lo mejor sería ocultarlo un poco por lo que empezó a utilizar el maquillaje de su esposa, al principio se sintió tonto, pero después de la primera vez que lo hizo ambos chicos le mencionaron en más de una vez que se veía más sano y eso los relajo, entendió que debía seguir con eso del maquillaje los mas que pudiera y mantener esta pequeña mentira, después de los desmayos supo que no debía volver a extralimitarse si no quería ser descubierto.

Se puso un poco de polvos, cremas, bases y labial, debía verse totalmente natural. Se imagino a su esposa mientras se maquillaba, burlándose de él mientras le reclamaba por usar sus costosos maquillajes. Ya con eso listo, se fue a la cama a descansar un poco, pero antes de eso miro el techo de su cuarto y le pidió a su esposa que cuidara de su bebé.

Al mismo tiempo que Howard caía dormido, en otra parte de la ciudad, Steve estacionaba su motocicleta dentro de un callejón al lado de una escalera de emergencia.

- Subiendo por aquí, llegaremos rápido a la azotea del edificio y tendremos una buena vista de toda la avenida. – le dijo a Tony mientras caminaba a la escalera. – Anda, sube tu primero. –

El menor no dudo en acatar la orden, pues con Steve se sentía seguro y sabía que no haría nada que lo pusiera en riesgo. Subió la escalera y el alfa iba justo detrás de él. Llegando arriba el menor de asombro de que toda la azotea se encontraba ya lista para que el pudiera practicar, vio que al borde del edificio que daba a la calle se hallaba unas tablas, cajas y sacos de arena que lo ocultarían de la vista de cualquiera, ya estuviera vivo o no.

- Steve, esto es increíble. – dijo mientras caminaba rápido hasta el lugar donde él se tendría que ubicar para poder disparar. – Ahora entiendo porque tardabas tanto en volver a casa y porque llegabas tan agotado. – Tony tenía una enorme sonrisa al ver el lugar. –

- Me alegra que te guste. – su alfa interno se encontraba satisfecho, pues su omega estaba contento con su trabajo y esfuerzo. –

- Pregunta, en el ejército también tenían puestos cojines y cobijas en el suelo cuando entrenaban. –

- Nop, pero si teníamos bocadillos de contrabando. –

- Jajaja, creo que es lo único que falta aquí para que sea la zona de entrenamiento perfecto. –

- Y que te hace creer que no los hay? – pregunto el alfa con los brazos cruzados, una ceja alzada y una sonrisa burlona. –

- Preparaste dulces también? – estaba asombrado. –

- No los prepare, pero los encontré en una tienda. – se acercó a las cosas que había preparado y saco una caja de la cual extrajo unos paquetes de galletas. – Los revise antes y se encuentran en buen estado, por lo que tengo la corazonada que estos también. –

- Creo que solo nos faltan las sodas para que esto sea todo un picnic. – dijo con burla mientras revisaba las golosinas que se encontraban en aquella caja. –

- Bueno, no creo que te gusten las sodas tibias. – respondió el rubio mientras cerraba la caja y le impedía a Tony sacar unas golosinas que habían llamado su atención. – Si logras matar al menos 20 zombis te dejare tomar unos bocadillos, antes de eso nada. –

Tony se quejó pues él quería golosinas, pero a pesar de sus pucheros y quejas, Steve no le dio nada, pero disminuyo el número de bajas requeridas, si le daba a 10 le permitiría comer dulces, antes de eso nada.

Primero que nada, Steve le enseño como se debía tomar el arma, los cuidados al disparar para que no se hiciera daño, como ajustar la mira, entre otras cosas, le hizo una demostración breve y le cedió el arma, Tony estaban tan emocionado que olvido las golosinas, las sodas, el lugar donde estaban, todo, solo se concentró en ese instante en el que jalo el gatillo y vio como la primera bala atravesaba la cabeza de un zombi.

Steve sostuvo el arma a tiempo cuando vio que el menor lo estaba aplicando la suficiente fuerza para sostenerla y casi le golpeo el rostro con la culata. Pensaba regañarle por eso, pero el rostro sonriente y emocionado del castaño le hizo olvidarse de todo, menos en esa pequeña criatura que le mencionaba feliz que le había dado a uno a la primera, Steve tomo sus binoculares y verifico que exactamente le voló la cabeza a su primer zombi. Suerte de novato pensó, pero no quiso decir nada, no quería borrar esa sonrisa y menguar la felicidad del menor.

- Excelente Tony. – le felicito. – Sigue de esa manera y con ese ritmo y serás un buen tirador en poco tiempo. – revolvió el cabello del menor y antes de que se pudiera quejar Steve ya lo estaba alentado de que volviera a disparar. –

Tal y como lo pensó le alfa, en los siguientes tres tiros fallo al punto que el omega se desanimó y se sentó en el piso enfurruñado. Le costó varios minutos y un par de sobornos de parte del rubio para lograr que el castaño tomara el arma y continuara.

Pasaron las horas y Tony demostró tener talento en el uso de las armas, solo le faltaba practicar y se volvería en un buen tirador. El menor se enorgulleció de sí mismo cuando Steve le comento su hazaña y por lo tanto practicarían algo diferente, usar una pistola, la diferencia con el M16 que estaba ocupando es que con la pistola tendrían que estar más cerca de los zombis.

Se tranquilizó cuando Rogers menciono que no tendrían que salir del edificio, pero si tendrían que bajar unos cuantos pisos. Comieron un poco de botanas y Steve fue por las sodas, solo esperaban no enfermar del estómago por comer esas cosas que estaban un poco pasadas de las fechas de vencimiento.

Bajaron hasta el segundo piso y como eso no estaba en los planes Steve estuvo que prepara el lugar rápido, ya listo le explico a Tony el correcto uso de la pistola. Al terminar le dijo que disparará cuando estuviera listo y con algún blanco a la vista, Tony vio como Steve se ponía de pie y preparaba su arma, estaba en alerta por cualquier cosa, no paso mucho para que apareciera un blanco el cual no cayó hasta después de tres tiros, la pistola no tenía tanta fuerza como el rifle, por ende, debería dispara más veces para poder eliminarlos, si los tuviera de frente solo bastaría un buen tiro entre los ojos para aniquilarlos.

El tiempo se les paso volando y cuando menos se lo esperaban ya estaba todo oscurecido por la noche. Se olvidaron completamente de Howard. Se la pasaron muy bien, charlando, jugueteando, riendo y sobre todo disparando. Todo iba de maravilla hasta que, en un momento dado, uno de los zombis no caía por más disparos que Tony le daba, esa cosa era resistente pensó tanto el rubio como el castaño y todo empeoro cuando empezó a avanzar a donde ellos se encontraban, como si hubiera descubierto al tirador. Obviamente el omega se empezó a desesperar con cada paso que avanzaba en su dirección, Steve le decía que se calmara, que recambiara cartucho de balas y siguiera disparando, las cosas no pintaban bien para Tony y todo se terminó de ir por el caño cuando se le cayó al piso el cartucho, sus manos temblaban lo que le impedía cambiarlo correctamente, ya casi estaba listo cuando se escuchó un estruendo al lado suyo que lo asusto, dio un ligero grito y se le cayó todo de las manos.

- Creo que ya es hora de irnos. – dijo Steve serio mientras bajaba el arma, desde el cañón aun salía un poco de humo por el disparo. –

- Esta bien. – se sentía un tonto por haberse asustado. –

- Guarda tus cosas, iré asegurarme de tener el camino despejado. – salió rápido del cuarto donde estaban practicando. – Espérame en la azotea cuando termines. – le escucho gritar a lo lejos. -

Tony ya casi terminaba de recoger sus cosas en la azotea cuando apareció Steve y lo que este hizo sorprendió gratamente al joven omega, lo abrazo de manera reconfortante y vaya que lo agradecía.

-Steve... yo... - no quería llorar, pero era tan frustrante el haberse asustando estando en un lugar seguro y que por eso no pudiera hacer las cosas bien. –

- Shhh, tranquilo. Yo debí calmarte de manera apropiada en ese momento, pero estaba más concentrado en esa cosa que por eso no me percate a tiempo que estabas asustado. – se separó un poco para mirarlo al rostro. – El bastardo traía puesto un chaleco antibalas, es por eso que fue tan difícil matarlo. – froto los brazos del menor para poder terminar de tranquilizarlo. –

- Vaya sorpresa. – rio suave. – No debiste ir a revisarlo, pudo ser peligroso. – le miro con ojitos preocupados. –

- Bueno, necesitamos balas si queremos seguir practicando, ¿no? – la sonrisa del alfa logro mejorar totalmente su estado de ánimo. –

- Yum. – respondió asintiendo y se volvía a abrazar al alfa de manera impulsiva. –

Steve quedo en shock unos segundos antes de responder al cálido abrazo, cuando el menor se dio cuenta de lo que hacía se separó rápido del alfa y dijo con un nerviosismo mal disimulado que ya tenían que volver a casa.

Así lo hicieron, se estaban subiendo a la moto cuando recordaron al mayor, ya de vuelta en la mansión Tony corrió rápido al cuarto de su padre para ver cómo estaba y avisar que habían llegado sanos y salvo, además de contarle todo lo ocurrido durante la tarde, mientras Steve se disponía a preparar la cena.

Conforme pasaba los días, llegaron a ser semanas, dejando atrás el otoño y sus hojas para dar paso al invierno con sus vientos, frio, nieve y en especial, la navidad.

Steve trato de mostrarse lo más maduro que pudo, siendo un caso perdido gracias cierto omega castaño de hermosos y brillantes ojos que saltaba de un lado para el otro contagiando su energía por toda la casa. Gracias a los entrenamientos Tony ya ganaba confianza en sus habilidades como pistolero, por lo que el alfa rubio le dio un gran desafío.

Todo comenzó unos días atrás cuando el menor alego que no habían preparado la casa para la llegada de la navidad y exigió un gran árbol para colocar en el salón principal, también quería adornos, luces, gorritos de santa, música, galletas y todo lo que significa navidad. El rubio al principio se hallaba renuente, pues había pasado mucho tiempo desde que celebro la navidad, al punto que la energía que despedía Tony le abrumaba. Después de varios alegatos por parte del menor, siendo apoyado por el alfa mayor, es que Steve dijo que iría por un árbol, pero que necesitaría ayuda, pues necesitaba que alguien cuidara su espalda y ese era el desafío de Tony, que fuera capaz de cuidar y vigilar los alrededores mientras Steve cortaba y subía el árbol, lo pensó por un par de segundo hasta que finalmente acepto.

- Usen una de las camionetas de los jardineros, no quiero que dejen mis autos llenos de hojas y suciedad. – les dijo Howard cuando le avisaron de sus planes. –

- Seguro gracias Pa! – dijo el menor antes de salir corriendo en dirección al estacionamiento de los vehículos del personal. –

- Sera mejor que te apresures antes que te deje aquí. –

- Nos vemos más tarde señor, deje algo de comida lista en la cocina por si tiene hambre. –

- Si, si, ya vete y cuídense, estaré en cama, no me siento con ánimo de nada. –

- Bien, adiós. – Steve hizo un gesto con la mano mientras salía del cuarto a toda prisa mientras corría en busca de menor. –

Al llegar al estacionamiento Tony ya estaba montado en una camioneta, con el motor encendido y los portones abiertos.

- Rápido Steve, quiero llegar antes de que anochezca. – decía con brillo en sus ojos. –

Steve manejo por un par de horas hasta llegar a un bosque cercano a la ciudad y camino junto a Tony con un hacha en mano, su arma al hombro y en sus manos llevaba unas sogas, buscando el "árbol perfecto". Les tomo varios minutos, Steve ya se empezaba a cansar de dar vueltas y que Tony no se decidiera, hasta que lo vieron. Un gran árbol, verde y frondoso, era tan magnifico que parecía tener brillo propio.

- Este será entonces. – le dijo Steve. –

- Si, rápido. Hay que llevarlo a casa y llenarlo de adorno y luces. – Tony saltaba de alegría, pero al ver a Steve parado sin empezar a trabajar que se detuvo. – Que sucede? –

-Recuerdas el trabajo que te tocaba? – le pregunto con una media sonrisa. –

- Ehh... - no se acordaba de lo que tenía que hacer. –

- Debes cuidar el perímetro. – le recuerdo y Tony se dio un golpe mental por haber olvidado algo tan importante-

- Yo... Lo lamento. – Steve rio por lo bajo y le entrego el arma. –

- No te alejes demasiado y no dejes de moverte, si ves cualquier movimiento sospechoso me informas de inmediato. – le recordó

Tony hizo un saludo militar con una gran sonrisa, sostuvo el arma como Steve le había enseñado y comenzó su patrullaje mientras Steve iniciaba a cortar el árbol.

Cortar el gran árbol fue más rápido de lo que Tony hubiera esperado, pero le agrado que Steve no tardara, pues temía que aparecieron zombis o sobrevivientes hostiles y que no alcanzara a llegar a informar al alfa o quedar petrificado.

Una vez que el árbol cayó al suelo, Steve le inspecciono para asegurarse que no hubiera animales viviendo ahí, afortunadamente no fue así, entonces se dispuso a amarrarlo con las sogas cuando escucho unos pasos ir hasta él, tomo el hacha con firmeza y al voltear un poco su rostro vio a un alegre Tony dirigiéndose con él. Soltó un suspiro de alivio cuando el menor llego a su lado al fin, este lo miro extrañado y pregunto.

- ¿Todo en orden? –

Steve solo volvió a sonreír y asintió mientras respondía. – Todo en orden, ya es momento de ir a la camioneta para volver. –

- Si, Capitán. – Tony hizo un saludo militar. Steve le extendió la mano para que Tony le entregara el arma. –

Tony se la entrego entendiendo el mensaje, sabía que Steve se sentía inseguro sin su arma cuando estaban fuera de casa, y ni siguiera dentro de esta estaba del todo relajado, pues sabía que siempre cargaba con él una pistola entre sus ropas, la cual vio en una ocasión por casualidad. No quiso mencionar nada, entendía que Steve la había pasado mal los últimos años.

Ayudo a Steve a llevar el árbol hasta la camioneta y luego ayudo a subirlo. Ya casi se terminaba de poner el sol cuando llegaron a la mansión Stark. Tony se bajó rápido de la camioneta y fue corriendo a avisar a su padre que ya habían llegado, dejando a Steve solo con el trabajo de bajar el árbol.

Subió las escaleras de dos en dos y abrió la puerta de golpe, pero toda su alegría y felicidad se esfumo al entrar y ver a su padre tirado en el piso. Grito a Steve para que este pudiera ayudarlo mientras él se acercaba rápido a su Howard.

El alfa se encontraba desmayado, pálido, sudoroso y ardiendo en fiebre, Tony se arrodillo al lado y lo sacudió con fuerza tratando de despertarlo, pero fue inútil, su padre no despertaba. Cuando Steve llego a la habitación y vio la escena lo primero que hizo fue hacer a un lado a Tony para poder revisar al mayor. Le tomo el pulso y verifico la respiración del mayor, tranquilizo a Tony diciendo que Howard aún vivía, solo estaba muy débil a causa de su enfermedad.

Levanto al Howard del piso para volver a recostarlo en la cama y le pidió a Tony que consiguiera una olla y pusiera a calentar agua, el menor corrió para hacer lo pedido, Steve por su parte fue al baño y tomo una toalla con la cual seco el sudor del mayor. Estaba pasando la toalla por el cuello cuando lo vio removerse un poco y despertar de a poco.

- Que sucedió? – pregunto con voz débil al despejar un poco se mente. –

- No estoy muy seguro señor, pero Tony le hayo inconsciente en el suelo. –

Howard solo asintió suave y se quedó perdido en sus pensamientos. A los minutos apareció el castaño menor con una olla con agua tibia y al ver a su padre despierto, casi tiro el agua para poder llegar hasta el tirarse a sus brazos y abrazarlo con fuerza.

- ¿Estas bien, papá?, te vi tirado y me asusté mucho. – dijo con lágrimas en los ojos.

El mayor solo suspiro y acaricio débilmente el cabello de su hijo, ya era hora de sincerase un poco. – Me temo que no cachorro. – su voz estaba rasposa y débil, pero decidió continuar. – En el último tiempo ya no me he sentido bien. – dijo cabizbajo. – El levantarme y caminar un par de pasos se me hace una tarea cada vez más difícil y ya casi es algo imposible. – pensó en decirles que quizás ya el tiempo corría en su contra, pero prefirió callar, eso era algo que ni siguiera el asumía. – Deberé salir de la cama solo lo justo y necesario. –

- Entiendo. – dijo el menor con una sonrisa mal disimulada. – Cuando te mejores, tienes que ver el campo de entrenamiento que hizo Steve. – Tony sonreía, pero lagrimas corrían por sus mejillas. No quería enfrentar la realidad. – Luego te mostrare lo bueno que soy disparando, aunque me da miedo aun cuando debo usar una pistola, pero con Steve y contigo ya no tendré nada de que temer, así que mejórate pronto, si? – para cuando termino de hablar apenas podía contener su tristeza. –

- Tony. – el mayor suspiro antes de continuar. – Tú sabes muy bien que eso no pasara. – acaricio la mejilla de hijo y levantarle el rostro para que lo vea a los ojos. – No trates de hacerte ilusiones, sabes bien lo que sucede. No importa cuánto lo deseemos. Tarde o temprano, me tendré que ir con tu madre. -

La única reacción que Tony para ese entonces fue lanzarse a abrazar fuerte a su y llorar con una gran y profunda tristeza.

El tiempo siguió su curso, Steve a petición de Howard le llevo algunas cosas de su despacho a su dormitorio, Tony se dedicó a adornar el árbol y la sala, su ánimo había mejorado un poco, pero aún seguía con una gran tristeza. Steve buscaba momentos para animarlo como cocinar cosas dulces juntos hasta una pequeña guerra de bolas de nieve la cual termino con Steve enterrado en la nieve y Tony con la ropa interior mojada cuando Steve le metió nieve en su ropa. Para terminar el día hicieron muñecos de nieve y en algún punto terminar recreando sus familias con esos muñecos, Steve fue el primero en terminar, pues su familia era más pequeña y ayudo un poco al menor a que terminara.

Tuvieron un momento de nostalgia por parte de cada uno recordando momentos familiares y termino cuando empezó a nevar nuevamente. Steve al ver la nieve caer sonrió por un pensamiento y hablo mientras miraba el cielo gris nevar.

- Cuando mi abuela murió, yo quede triste porque la quería mucho y no iba a poder conocer a mi hermanita. Entonces mamá dijo que la gente que amamos nunca se va y que siempre estará con nosotros, no podremos verlos, pero de alguna manera nos harán sentir mejor. – al terminar, le dedico una sonrisa a Tony, la cual le transmitió mucha calma y felicidad. –

- Crees que esta nevada sea una señal de nuestras familias? – Tony no creía en nada de esas cosas, pero en ese momento no quería pensar en ciencias ni nada con tal de tener a su familia de regreso, aunque sea solo unos segundos. –

- Sep. – le respondió feliz y con energía renovada. – Como nos pusimos tristes al pensar en todos ellos juntos, iniciaron esta nevada para tratar de hacernos sentir mejor. –

- Pues espero que no se vaya a transformar en tormenta por no darles regalos navidad. –

Ambos rieron por esa idea y una ráfaga de viento fuerte pero breve les hizo entender que ya era hora de que volvieran al interior de la mansión, pues estaban todos mojados y helados y podían pescar un resfrió. Entraron, se dieron un baño de agua calientes, se pusieron ropas secas y luego fueron a comer algo caliente.

El día de víspera de navidad, Tony se levantó con una energía inusual, pue Steve siempre lo tenía que sobornar o amenazar para que se levantara temprano, pero aquel día fue Tony quien entro corriendo al cuarto de Steve para despertarlo. En palabra del menor "Tenemos que hacer muchos preparativos para esta noche", ya con eso lo saco casi a cuestas de la cama para iniciar el día.

Tony quería cenar pavo para navidad, pero no tenían idea de donde conseguir uno. Cazarlo no sería problema, sino que verdaderamente no tenían idea de donde podían encontrar una granja y obtener uno, por lo que estuvieron toda mañana en el cuarto de Howard viendo con este el libro de recetas de María y Jarvis. Preparar la cena de navidad no iba a ser difícil, lo verdaderamente difícil era conseguir los ingredientes. Al final decidieron hacer algo simple, pero al estilo de navidad.

Steve paso todo el día recorriendo la ciudad buscando los ingredientes, mientras Tony cuidaba de su padre y ordena los detalles finales en la decoración de la sala. Le hubiera gustado adornar toda la mansión como antes, pero no tenían suficientes adornos ni manos, pero aquello no lo desanimo, pues Steve le había propuesto que pasaran la noche en la sala, levantarían una pequeña tienda de campaña improvisada con unas sabanas y en vez de fogata tendrían linternas, usarían sacos de dormir y comerían las cosas que sobraran de la cena más algunas golosinas que el alfa tenía guardadas.

Llego la tarde y Steve consiguió todo lo que falta y se pusieron manos a la obra, pasaron toda la tarde cocinando, ya entrada la noche Tony se encargó de ordenar la mesa según las indicaciones de Steve, mientras este subía a buscar a Howard. Se preocupo de no verlo en la cama, pero se calmó cuando escucho el agua correr en el baño y a los segundos lo vio salir, le acerco la silla de ruedas y lo ayudo a sentarse.

- Gracias, hijo. – dijo con voz débil. – Me puedes acercar eso paquetes que están sobre la cómoda, te lo agradezco. – Steve hizo lo pedido y llevo al mayor hasta la sala, dejo los regalos bajo el árbol de navidad. – Debe admitir que se lucieron con la decoración. – dijo mientras miraba la sala lleva de guirnaldas, luces y coronas navideñas, el árbol también estaba muy bonito, con esferas de colores estratégicamente colocadas. –

- Muchas gracias, aunque fue difícil, Tony tenía como mil ideas para colocar cada adorno. – le dijo con media sonrisa. –

- No es para menos, es un Stark, nosotros siempre tenemos mil formas de hacer las cosas. –

Steve no le discutió eso y solo asintió con una sonrisa. – Iré a ver a Tony y ayudar con lo que falte, en un momento lo vengo a buscar para que cenemos. –

Howard solo asintió y vio salir a un alegre Steve, solo entonces soltó un suspiro, estaba agotado a pesar de estar todo el día en cama y no se sentía para nada bien ni con ganas de comer, pero no quería decir nada u arruinarle la fiesta a los chicos, debía mantenerse fuerte durante la velada e irse a la cama temprano, sabio que los chicos entendería y que quizás no les fuera a molestar del todo, pues bien en un rincón unas sabanas, linternas y sacos de dormir, de seguro harían una especie de pijamada y terminarían haciendo un fuerte con los cojines de la sala. Era algo infantil y adorable, le encantaría poder levantarse en la mañana y poder verlos, acurrucados como si fueran un par de mocosos. Un momento, si eran un par mocosos y unos que se claramente se gustaban, siempre se percataba de las miradas, sonrojos y sonrisas que se dedicaban el uno al otro. Se hizo una idea de lo que podía pasar durante la noche y aquello no le gustó mucho. No llegarían a hacer nada subido de tono, pero suponía que Rogers le pediría a Tony poder cortejarlo de manera oficial, ya tenía su permiso y todo, así no había nada que hacer, claramente esta iba a ser una noche especial para su pequeño bebé.

Después unos minutos, Steve y Tony fueron a la sala y ordenaron la mesa para poder cenar. No fue la comida más extravagante ni exótica que hubieran comido los Stark, pero estaba hecha con mucho cariño y esfuerzo, y eso le daba un sabor mucho mejor que cualquier cosa hecha por algún gran chef.

A pesar de solo ser tres personas, la cantidad de comida que prepararon fue enorme, Howard pensó si acaso ese par tenía intenciones de comer hasta explotar, aun así, comió todo lo que le sirvieron, incluso el postre, afortunadamente Steve había notado que el mayor no había estado como mucho apetito el último tiempo por lo que le servía porciones más pequeñas en comparación con las otras.

Después de comer vinieron los regalos, no eran muchos ni muy costoso, pero estaban elaborados con mucho cariño y eso no tenía precio.

Tal como les había mencionado Howard antes, les regalo a ambos unas guías para la vida, con consejos que podrían necesitar más adelante y que lamentablemente él no les podría dar, pero al menos se los podía acompañar de una manera en la que nunca moriría. Ambos jóvenes soltaron un par de lágrimas al abrir sus regalos, las que limpiaron rápidamente y volvieron tener la alegría de antes. Steve le regalo a Tony una chaqueta de colores roja, amarilla y negra, la cual le quedo perfecta y Tony amo con todo su ser, pues eran sus colores favoritos, se lo había mencionado una vez a Steve y no pensó que lo recordaría, estaba más que feliz. A Howard le regalo un cojín para el cuello pues a veces se quedaba dormido en la silla de ruedas y el cuello siempre le queda en una mala posición y se quejaba por horas por el dolor.

Tony le regalo a su padre una camiseta con un logo que decía "I'm a genius", este rio mucho pues siempre solían discutir entre los Stark quien era el mejor de todos y nunca llegaban a un consenso, por lo que recibir aquella camiseta le trajo muchos recuerdos felices al mayor. El regalo de Steve fue una libreta medina para dibujar y set de lápices de grafito y otros de colores, aquello sorprendió mucho a Steve, recordaba haber mencionado qué le gustaba dibujar y en ocasiones, cuando se sentía abrumado o estaba aburrido se ponía a dibujar con lo que tuviera a mano, la mayoría papeles viejos o servilletas, no se había dado cuenta que Tony le había visto en más de una ocasión perdido en sus pensamientos mientras dibujaba en una servilleta o papel cualquiera.

Todos estaban felices con sus regalos, no eran muchos, pero eran perfectos. Entonces Howard saco otro regalo de entre sus ropas, era una pequeña caja, ambos chicos miraron curiosos y esperaron que el mayor hablara.

- Casi olvido el regalo de mamá. – dijo con voz suave y un tono de melancolía. – Esto te lo íbamos a dar cuando cumplieras los 18, pero dada las circunstancias nos tendremos que apresurar un poco cachorro. – mientras hablaba acariciaba con mucho cariño la cajita. –

- Que es? – pregunto curioso y feliz, pues tendría un obsequio de parte de su madre en navidad. –

- Es un regalo tradicional en la familia Carbonell. – Howard le entrego la cajita a Tony y este un poco dudoso lo abrió. –

- Son dos collares, pero ¿porque son dos? Además, creo que ya los había visto antes. – el castaño mayor levanto una mano para evitar la verborrea que se avecinaba por parte de Tony. –

- Se te hacen familiares por este. – al decir aquello, saco de entre sus ropas un collar similar a los que estaban en la cajita. – Tu madre me lo entrego cuando empezamos a salir. Es una manera de profesar amor eterno y que el lazo que se formara sea inquebrantable ante cualquier adversidad. – acaricio con cariño el collar mientras cerraba sus ojos recordando el día que se le entregó aquella valiosa joya. – Los que te entregamos cachorro, tu madre los mando a hacer especialmente para ti, según lo que me dijo, cada pieza debe ser entregado a cada miembro de la dependencia Carbonell, también es una forma de reconocer a la familia y sus descendientes. –

- No sabía que creyeran en esas cosas Pa. – le dijo juguetón. –

- Pues no mucho, pero era importante para tu madre y por eso siempre lo usé, en ocasiones pensé que quizás algo de místico tenia, pues a pesar de que tuvimos nuestras discusiones y algunas fueron muy fuertes, jamás nos alejamos y nunca nos dejamos de querer, se supone que tú le entregas a la otra persona una parte de tu alma y esa te dará una parte de sí misma, por lo que siempre estarán conectados por sus almas. –

Era un relato de cuento de hadas, pero bueno de estos es que te ayudan a creer y mantener tus ilusiones y esperanzas. Al menos es fue lo que pensó Steve.

Al terminar de entregar los regalos y jugar con ellos un rato, y por supuesto comer un par de golosinas, decidieron que ya era hora de dormir. Steve llevo a Howard hasta su habitación y lo ayudo con un par de cosas antes de acostarlo. Mientras Tony se hallaba en la sala haciendo espacio para instalar su pequeño e improvisado campamento. Steve se despedía del mayor cuando este le hablo que se detuviera con la voz más firme y seria que podía poner.

- Rogers. – Steve se tensó al escuchar al mayor y volteo notablemente tenso. El mayor celebro para sus adentros conseguir aquella reacción. – Pase lo que pase esta noche, te prohíbo que toques a mi pequeño más abaja de sus hombros. – de alguna manera Howard se veía enorme e intimidante. – Sin más que agregar. Haz que mi cachorro se divierta, pero no tanto. ¡Entendido! – habla con una voz sarcástica y dice lo último con un gruñido. –

Steve solo asintió, pues no era capaz de pronunciar nada y cuando el alfa mayor le dijo que ya se podía retirar solo atino a asentir. Estando afuera soltó todo el aire que había está reteniendo. Camino a paso lento para conseguir calmarse un poco y cuando termino de bajar las escaleras se sentía un poco mejor, y mejoro aún más cuando vio a Tony con su rostro con gran emoción por su pequeña pijamada.

Levantaron su pequeña tienda de campaña, pusieron un colchón grande, los sacos de dormir, almohadas y lo más importante, muchas golosinas. El rubio esperaba no amanecer con dolor de estómago en la mañana.

Steve apago las luces y se recostó al lado del menor quien ya se había metido en su saco de dormir, Steve se sentó a su lado y le rio por lo bajo mirando el fuego en la chimenea.

- De que te ríes. – pregunto Tony curioso. –

- Tu padre, el me amenazo de que no te tocara más allá de los hombros. – volvió a reír de manera nerviosa y con un pequeño sonrojo. –

Tony volteo los ojos con fastidio. Que pensaba su padre que harían. Solo dormirían juntos, cosa que ya habían hecho antes y que no habían vuelto a hacer desde que paso el celo de Tony.

- No le hagas caso, no es como si fuéramos a hacer algo. – dijo antes de recostarse y comer un par de golosinas y galletas. – Me gustaría permanecer despierto hasta mas tarde, pero me siento agotado. –

- Somos dos. – le respondió el alfa. – Apagare la chimenea, enciende mientras la linterna. –

- A la orden. – Tony se levantó y rebusco entre las cosas la dichosa linterna. –

Steve ya casi terminaba con el fuego cuando al fin la encontró y la encendió, se volvió a acomodar en su saco de dormir y espero a que Steve hiciera lo mismo. Ya estaban acostados y uno al lado del otro, mirándose fijamente a los ojos, son pequeñas sonrisas y sutiles sonrojos. Era un silencio cómodo y ninguno lo quería romper, pero había cosas que se querían decir y no querían dejar pasar más tiempo.

El primer movimiento lo hizo Steve, quitando un par de cabellos del rostro del menor acomodándolos detrás de su oreja y dejo mano acunando su rostro con gentileza.

- Tony... Tú, me gustas mucho. Desde el momento que percibí tu aroma llamándome me sentí atraído a ti y el pasar tiempo contigo, convivir juntos, conocerte y cuidarte, han hecho que sentimientos más fuertes surjan dentro de mí. – con su pulgar acaricio suavemente su mejilla y continuo. – Me has devuelto las ganas de vivir. –

Tony estaba impresionado y halagado, también tenía sentimientos guardados por el alfa y los quería expresar.

- Al principio, cuando te conocí. Sentí un gran agradecimiento hacia por el haberme salvado, pero también me dabas miedo. Tenías un presencia intimidante y hostil, aun así, me salvaste y cuidaste. Jamás me has hecho sentir menos y siempre has sido amable conmigo. Nunca me has pedido o exigido algo a cambio. – se ruborizó con la siguiente que iba a decir y el alfa le pareció de lo más adorable. – Tu aroma siempre me ha gustado y me ha hecho sentir seguro. Al principio te tenía miedo, pero ahora me gustas. No estoy seguro desde cuándo. Solo se quede apoco, con tus cuidados, tus palabras, tu forma de ser gentil conmigo, el pasar día a día contigo, hizo que de apoco me gustaras. –

No saben en qué momento se aceraron más el uno al otro, ni quien se acercó primero, pero cuando terminar de revelar sus sentimientos, sus rostros estaban a nada de tocarse.

- Anthony Stark, me permitirías poder cortejarte. – pregunto Steve seguro. –

- Lo permito. – dijo Tony tímido, pero feliz. –

Steve elimino la distancia entre ellos y sello la noche con un suave y casto en los labios contrarios.


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Creo que este es el capítulo mas largo que he escrito hasta ahora.

Perdon por esta gran y larga ausencia, habia prometido subir este capitulo antes, pero no les voy a mentir.

Despues de dar mi examen pase por un momento en que no queria nada de nada con las computadoras, solo pasaba tiempo en mi celular, despues estuve haciendo arreglos en mi casa y bueno, asi estuvo pasando el tiempo.

Unas semanas despues volvi a utilizar mi computadora y abria el archivo de word, pero no leia ni podia escribir, mi mente se iba para otros lados y todo empero cuando le envicie con el juego de los Sim4. Es increible todo el tiempo que me la he pasado jugando esa mierda, lo bueno es mis personajes tienen una mansion divina xD

El otro problema que tenia era en como desarrollar este capítulo en particular, no me gusto mucho como quedo en algunas partes y en otras de me dio tanta pena que se me aguaron los ojitos.

Ya estoy trabajando en el siguiente capítulo y ya se como es que quiero llevarlo, así es espero poder publicarlo antes de final de año jajaja 

Descubri que realmente me encanta leer sus comentarios, aunque digan las cositas mas minimas me hacen muy feliz, eso me motivo mucho a seguir. Gracias.

Lxs adoro.



Eso seria todo por ahora.Espero que les haya gustado.Cualquier, duda, acotación, error de redacción, etc. Díganme en los comentarios.Gracias por leer.

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