2. Sueño/segunda parte🎪

–¿Natalia? –preguntamos los dos.

Esquivo la mirada de Nathan y voy a dónde está mi mejor amiga.

–¿Qué acurre? –pregunto cuando la veo.

–¡Papá quiere cancelar la fiesta! –exclama eufórica ella.

–¿Qué? ¿Por qué?  –pregunta Nathan al llegar.

–Nos llamaron de última hora para una enorme oportunidad para la empresa –explica la Sra Mariana–, tenemos que viajar esta noche a Nueva York, no podemos posponerla y ustedes no pueden hacer una fiesta sin un mayor de edad aquí.

–¡Pero es mi cumpleaños! –exclama Natalia con ganas de llorar– No pueden hacerme esto.

–Lo siento, mi cebrita, pero no podemos cambiar la fecha. Tendremos que cancelar la fiesta.

–¡No!

–Debe de haber una solución –digo.

–¿Y cómo cuál? –pregunta Natalia triste.

Lo pienso, los padres de Natie quieren cancelar la fiesta porque no habrá un mayor de edad para supervisar a los adolescentes, ellos dos se van, pero no...

–Nathan –lo llamo, él me mira atento, parpadeo varias veces para disipar los nervios–. Tú ya tienes 18, ¿verdad? –él asiente, miro al Sr Carlos– Nathan puede supervisar la fiesta, es responsable y ya es mayor de edad, así ustedes pueden ir tranquilos a su reunión.

–No lo sé...

–Nos cuidará bien –les aseguro– ¿Cierto, Nat? –mira y dirige la vista a sus padres firme.

–Los cuidaré bien –asegura.

–Por favor... –suplica Natie.

–Está bien –acepta el Sr Carlos, Natalia grita.

–¡gracias, gracias, gracias! –Natalia abraza a su padre con fuerza, se separa de él y se acerca a Nat y a mí para abrazarnos–. A ustedes también, ¡salvaron mi fiesta!


🎪🎪🎪


–Los llamaremos cuando estemos en el hotel –anuncia la Sra Mariana en el umbral de la puerta. Ya casi se van al aeropuerto–. Se portan bien. Querida, nada de meter a Rayas en el hidromasaje de la casa.

–Tranquila, mamá –le dice Natie.

–Bueno, ya nos vamos –anuncia el Sr Carlos–. Te quiero, mi cebrita, lamento no poder estar en tu cumpleaños. Te lo recompensaré, lo prometo.

–Está bien, papá –le da una abrazo de despedida–. Que les vaya muy bien.

–Nos vemos Sr y Sra Hernández –me despido, ellos me sonríen en forma de despedida.

–Hasta luego papá, hasta luego mamá –se despide Nathan con un ademán.

Vemos como los adultos se suben al auto que va directo al aeropuerto, el carro se va por la calle y se pierde de nuestra vista.

–Bueno... cuando el gato no está... –empieza a decir Nat.

–Los ratones hacen fiesta –completamos Natalia y yo, bailando.

–Ohh sí –nos adentramos a casa.
Veo como Natie se adelanta a la cocina y antes de que Nat haga lo mismo lo detengo del brazo.

–Nat, lo de hace rato... –tomo una respiración profunda– también me gustas, mucho.

–¿En serio? –pregunta con una sonrisa.

–Sí –él corta la distancia entre nosotros, puedo sentir el calor en mis mejillas, se va acercando a mi rostro...

–¡Oigan, vengan a ayudarme a dar orden a este lugar! –grita Natalia.

Maldigo mentalmente cuando Nathan se aleja.

–¿Qué te parece si pasamos la noche juntos? –me pregunta con una sonrisa.

–¿La noche juntos? –pregunto con algo de nervios.

Nunca he pasado una noche con alguien.

–En la fiesta –aclara.

–Claro –contesto con esa aclaración, Natalia ya me está pervirtiendo demasiado en estas semanas.

–Vamos –me dice con un movimiento en la cabeza. Lo sigo hasta donde está Natalia.

Vemos como hay un poco de personas ayudando a colocar todas las decoraciones para fiesta, el Sr Carlos contracto gente para ayudarnos con todo para la fiesta.

–¡Sara! –me llama Natie al verme, me hace un gesto para que me acerque, le sonrío a Nathan y el asiente yendo a ver si todo está en orden.

Cuando ya estoy con ella se abalanza sobre mí.

–¡Cuñada! –exclama dándome un abrazo.

–¿cu-cuñada? –pregunto nerviosa.

–No faltará mucho para que lo seas –dice ella deshaciendo el abrazo–. Ya sé que mi hermano gusta de ti –mueve las cejas de arriba abajo.

–Pe-pero... ¿Cómo?

–No te diré –enarco una ceja–. Te estoy pagando con la misma moneda –refuta.
–Bueno, me quedo con la duda –blanqueo los ojos con fastidio.

–Cambiando de tema, mira a ese chico –me señala disimuladamente a un chico rubio como de nuestra edad que está de espaldas–, lo voy a invitar a mi fiesta, ya me gustó.

–¿Qué pasa con Mason? –pregunto sobre el chico que se le declaró hace unas semanas.

–Nadie dijo que en mi cumpleaños no puedo tener doble ración –responde en un encogimiento de hombros.

La miro con las cejas alzadas.

–Para estar cumpliendo catorce tienes pensamiento de dieciséis –comento.

–Muchas gracias –se acomoda la coleta–, voy a invitarlo –se va a la dirección de chico rubio. Yo niego con la cabeza, viendo en que puedo ayudar.


🎪🎪🎪

Sábado 23. 07:50 PM.

–Ya casi es la hora –comenta Natalia, dándose los últimos retoques que maquillaje.

Ya todos estamos cambiados para su cumpleaños.

–Ya están llegando los invitados –anuncia Nathan, entrando al cuarto –. Wow...

–¿Qué? –mascullo viendo que se me queda mirando– ¿Qué tengo? ¿se me corrió el maquillaje? –pregunto mirándome en el espejo.

–No, no eso – responde riendo –. Es solo que estas muy hermosa.

–Oh... –siento mis mejillas rojas, gracias al cielo que decidí colocarme un poco de rubor– Gracias –musito.

–Voy a atender a los invitados –dice Natie– ¡Hoy es mi noche de doble ración! –exclama saliendo de la habitación de sopetón.

Nat mira la puerta por un momento hasta que voltea a mirarme con las cejas hundidas  y una mueca divertida.

–¿Qué significa “noche de doble ración”? –me pregunta.

–Ya sabes que como es tu hermana –me limito a decir con un ademán, me acerco a él y le pregunto en voz baja– ¿Vamos?

–Claro –me ofrece su mano, la tomo tímidamente y salimos del cuarto.

En silencio avanzamos por el pasillo y me dedico a detallarlo. Carga una camisa blanca de botones y nos pantalones negros, su sombrero de estampado de cebra le queda de maravilla con el rubio de su cabello. Aún sigo pensando que estoy soñando cuando repito en mi cabeza la escena de él diciendo que le gusto.

Nathan es un gran chico, podrá ser mayor que yo, pero eso no le quita que me guste tanto, si él me pide que sea su novia de una creo que le digo que sí, aunque me da miedo a lo que pueda llegar a pensar mi padre...

–Voy por algo de beber –me dice él dejándome en el sofá, yo asiento mirando cómo se aleja al puesto de bebidas que colocaron.

Debo admitir, que la decoración es asombrosa, las luces de neón en el techo le dan un gran toque a la sala, la música está un poco alta pero son de las canciones más pegadas en estos momentos, las chicas y chicos combinan con la decoración, la cortina de negro y blanco quedó de maravilla y ni hablar de las cebras de peluches y globos por todas las esquinas, hasta a la cebra Rayas le colocaron un moño de fiesta. Las franjas todavía me marean un poco (y creo que a todos igual) pero puedo soportarlo si no me las queda mirando, con tal mi amiga esté feliz, es lo que importa.

Y hablando de mi mejor amiga, se acerca con el chico que vi hace unas horas.

–Estoy tan feliz, me encanta mi fiesta –dice al acercarse a mí, yo sonrío por ver tanta alegría en su rostro–. Oh, por cierto, te presento a Gael.

–Mucho gusto –dice Gael ofreciendo su mano para estrecharla.

–Sara –me presento, estrechando su mano– el gusto es mío.

El chico no es nada feo, ahora que lo veo de frente noto sus ojos azules, y que en vez de nuestra edad debe de tener uno dos años mayor que nosotras. 

–¡Me encanta esa canción! –exclama Natie cuando empieza a sonar “Baby” de Justin Bieber– Vamos a bailar –agarra de la muñeca a Gael y se van al centro de la pista.

–Diviértanse –les digo con una sonrisa aunque ya están muy lejos para escucharme.

–Volví –anuncia Nat cuando se sienta a mi lado– ¿Quién es? –pregunta señalando a Gael.

–Creo que tendrás cuñado muy pronto –le digo observando como todos bailan.

–Supongo que sí –contesta riendo– ¿Quieres? –me ofrece un vaso.

–No contiene alcohol, ¿cierto? –pregunto viendo el contenido del vaso.

–Claro que no, todavía eres menor de edad para tomar, y todos aquí también –me rio–. Es refresco – contesta.

–De acuerdo –contesto tomando un sorbo del vaso que me da–, espera, ¿Y el tuyo?

–Voy por otro –dice levantándose del sofá, rio negando con la cabeza– ¿me acompañas?

–Está bien –acepto levantándome también.

Llegamos al puesto de bebidas, me quedo mirando los pequeños pastelitos de cebra y decido agarrar uno, veo que un chico castaño se acerca al puesto y hasta que queda frente a mi es que lo reconozco como Mason.

–¿Qué tal, Sara? –me saluda con un beso en la mejilla.

–Todo bien, ¿Qué tal tú? –le pregunto, dándole el primer mordisco al aperitivo.

–Acabo de llegar –me informa– ¿Sabes dónde está Natalia?

–Creo que está hablando con las chicas –señalo con la cabeza la esquina donde están unas amigas de clase, el gira y asiente– deberías invitarla a salir –le aconsejo, el me mira extrañado–. soy su mejor amiga, sé lo que te digo.

–Gracias –dice con un ademán de despedida para acercase a las chicas.

–Sara –me llama Nat, lo miro dándole el último mordisco al pastelito–, te presento a Fabrizio –el chico ajiazul hace un movimiento con la mano en forma de saludo, yo sonrío tratando de no reír, ¿ese no fue el nombre que le colocó Natalia a su panqueque esta mañana?–. Natie me dejó invitar a dos amigos por salvar su fiesta –me informa–, pero el otro no puede venir, no te importa que nos acompañe, ¿Verdad?

–Para nada –niego con la cabeza restándole importancia, él me regala una sonrisa que derrite mi corazón–. Creo que  voy a saludar a mis amigas, ya vuelvo –tomo un trago del vaso y me encamino hacia las chicas.

–Te espero en el sofá –escucho que me dice.

Llego hasta las chicas bailando una la canción que suena de fondo.

–Hola –las saludo a todas con un abrazo– ¿Qué tal se la están pasando?

–No tan bien como tú, cariño –comenta Fernanda–. Te envidio, el guapísimo de Nathan gusta de ti –las miro asombrada–, sabes que Natalia no se aguanta nada con el chisme

–Culpable –dice ella con una sonrisa, haciendo que todas nos riamos.

–¿Cómo va tu noche de “doble ración”? –lo último hago comillas con los dedos.

–Ahora los estoy dejando que se diviertan un poco –responde Natalia.

–Amiga, déjanos postre, te estás llevando a todos los guapos –Comenta Julie.

–¡Es mi cumpleaños! –exclama.

–¡Ya lo sabemos Natalia! –exclamamos todas riendo, Natie nos fulmina con la mirada.

–Déjenme en paz, es mi cumpleaños y lo voy a disfrutar al máximo –hace pausa mirando a un lado– Tal vez hubiera sido mejor decirle que no trajera a su amigo a Nathan, así no podrás estar a solas con él –agrega pensativas, yo niego con la cabeza.

–No me importa, por lo menos no es una chica la que vino –respondo en un encogimiento de hombros, tomo un sorbo de mi bebida.

–Tienes razón –dice Rebecca–, es mejor un chico a una chica.

–Al menos que mi hermano sea gay.

–¡Natalia! –exclamamos todas.

–¿Qué?  –arruga la cara.

Niego con la cabeza conteniendo una sonrisa.

–Voy con Nat –anuncio, pero al momento de decirlo me arrepiento cuando mis amigas gritan un “Uhhh” colocándome roja, tomo otro trago para calmar la sed que tengo–, ustedes nunca cambian –digo entre la música.

Me dirijo al sofá de nuevo viendo como Nathan me mira en todo el recorrido, trato de que su mirada no me ponga nerviosa pero es imposible, exhalo un poco cuando me siento a su lado.

–Hola –me saluda abrazándome de lado con su brazo izquierdo.

–Hola...

¿Hace calor de repente aquí?

–Dime, Sara, ¿Cuántos años tienes? –pregunta Fabrizio de repente.

–Catorce –respondo.

–¿Catorce? –asiento– Pensé tenías más edad –me encojo de hombros, él me mira de arriba abajo–. Te ves muy linda –alaga.

–Es mi chica, amigo, cuidado con tus palabras –Fabrizio alza las mano en forma de rendición, termino de tomar mi bebida de un trago, tratando de ocultar la sonrisa al escuchar mi chica.

–Creo que voy buscar otro vaso –dice al ver el mío vacío, yo asiento porque tengo una sed que no se me quita–, vamos –le dice a su amigo.

–¿Por qué no me puedo quedar? –pregunta su amigo.

–Porque no puedo, ni quiero dejarte solo con ella –trato de reprimir una risa pero se hizo imposible–, así que vamos. 

Veo como Fabrizio se levanta de mala gana de su asiento, acompañando a Nat a la mesa de bebidas.

Rio bajito por lo que acaba de pasar, ¿Nathan celoso? Nunca pensé que vería eso, él es tan lindo que no creería que pudiera sentir ese sentimiento, pero debo admitir que me gustó verlo así, tengo una sonrisa de oreja a oreja en el rostro, feliz de lo que está ocurriendo, sabiendo que en verdad no es un sueño.

Este día nuca lo quiero olvidar.

Nat llega de nuevo pero esta vez solo, casi le pregunto qué pasó con su amigo cuando lo veo con una de mis amigas bailando, Nat se sienta un poco más lejos, me pasa el vaso –que casi boto por no prestar atención por mi nerviosismo– y le musito un pequeño gracias.

Él se me queda mirando con esos ojos avellana por unos instantes que me parecen eternos. Me concentro tanto en su mirada que la sed que tenía se va aumentando.

–Menos mal no es alcohol –comenta al verme tomar medio vaso.

–Tengo sed –me excuso con una sonrisa, el me la devuelve y se acerca un poco más a mí.

–Sara, voy a hacer algo...

–¿Hacer qué? –pregunto ladeando la cabeza.

–Esto –y estampa sus labios con los míos, se separa lamiéndose los labios–, no me pude aguantar.

–Y-yo... –parpadeo varias veces, quedé en shock.

Bueno, con hacer “algo” nunca pensé que era un beso, este chico me volverá loca en un día, fue mi primer beso, y fue con el chico que me gusta, que también me dijo que le gusto, en serio ¡nunca olvidaré este día!

Cuando al fin encuentro mi voz, armo un poco de valor y hablo:

–Si querías un beso, solo tenías que decirlo –digo con todo el egocentrismo que puedo fingir, porque mi interior las mariposas no dejar de volar en mi estómago.

–Ah, ¿Sí? –pregunta juguetón, termino de tomar mi refresco y asiento– Bueno, ¿puedo hacerlo de nuevo? –contengo el aire con esa pregunta, pero asiento por instinto y al segundo siento otra vez como sus labios se juntan con los míos.

Él se acerca a mí tomándome de la cintura y yo de impulso rodeo los brazos en su cuello.

El beso –el primer, o bueno, segundo beso– es tierno, su boca se mueve suave y despacio con la mía, con una dulcera que nunca antes he sentido, mi comienzo es un poco torpe, pero dejo que Nathan me guie en sus labios, no sé cuánto pasa para que luego él lo intensifica agarrándome gentilmente del cuello y empezando a mover sus labios más rápido, puedo sentir el ligero toque de alcohol –que él sí está tomando solo con su amigo– cuando introduce su lengua a mi boca, escucho los rápido latidos de mi corazón en mi pecho, que palpitan más y más con cada roce de sus labios con los míos.

Nos separamos para tomar aire, aunque él me da un beso corto antes de soltarme el cuello. Tengo la respiración agitada por lo intenso, parpadeo varias veces hasta ver por completo a Nat con una sonrisa, lamo mis labios y sonrío también. Cielos, que beso.

Nathan acomoda un mechón de mi cabello detrás de mi oreja y me besa lento la mejilla.

Eres tan jodidamente bella... –susurra en mi oído, suspiro inconscientemente cuando se separa, y vuelvo a parpadear porque de verdad parece un sueño.

Cuando puedo volverlo a ver, noto como las luces se mezclan en su rostro, todavía tiene la sonrisa y vuelvo a parpadear viendo cómo se mezclan. Siento los ojos pesados, como si ese beso me hubiera dado sueño, trato de hablar, siento también la lengua adormilada, siento los parpados cada vez más pesados y poco a poco voy viendo a Nathan borroso, me acerco a él despacio y no sé si es porque no veo bien, pero noto que su sonrisa se ensancha, trato de tocar su mejilla, o una parte de su rostro pero, antes de que pudiera hacerlo todo se me vuelve negro.

Hey, ¿Cómo andan? ¿Qué me cuentan? ¿Disfrutaron el capítulo?

Ya sabemos que la quién gritó en el capítulo anterior fue Natalia😯

Pero no sabemos qué le ocurrió a nuestra Sara🤔

¿Tienen teorías de que ocurrió? dejé una pequeña pista muy obvia creo :( pero bueno, díganme qué creen que pasará en los comentarios.

Hasta la siguiente presentación🎪. Los quiero 🖤.

R.

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