Capítulo 12

Oriana Oster.

Un jadeo se escapo de mi boca al presenciar otro golpe dado a mi amiga. Mis lágrimas caían y para ser sincera en estos momentos era lo que menos me importaba.

—¿En serio creyeron que todo sería tan fácil? — Pregunto David para después soltar una risa sarcástica mientras su puño se dirigió a la mejilla izquierda de Natalie.

Mi respiración es demasiado rápida, quiero cerrar los ojos pero mi cuerpo se niega a obedecerme. Solo soy capaz de seguir viendo los golpes que son dirigidos a Natalie. Mi rubia amiga se queja y puedo ver el inició de sus lágrimas provocando que las náuseas y la culpa lleguen a mi con más fuerzas que momentos antes.

—Ya basta — Murmuró. David no me escucha, aunque si lo hace se muy bien que me ignora, y sigue golpeando a mi amiga. Quiero que se detenga y que me haga pagar a mi pero se que por mucho que ruegue eso no pasará.

—La clave para salir es diferente a la de entrar — Explicó él mientras soltaba una risa que me erizo la piel.

No se cuanto tiempo paso, para mi fueron horas pero estoy segura que no sobrepaso los veinte minutos, pero por fin aquella tortura visual termino. Mis ojos miraban con horror el cuerpo inconsistente de mi amiga.

—Esto se hubiese evitado, Oriana, pero eres demasiado terca y nuestra querida Natalie pago las consecuencias — Dijo David para comenzar a avanzar hacía mi.

Puedo retroceder hasta la pared pero se que eso no será de ayuda. Natalie recibió múltiples golpes y por mi culpa ahora estaba inconsciente. Si David me castigaba o incluso si me asesinaba se que lo tengo merecido; la única persona que me importaba en aqueo lugar, estaba inconsciente y nadie me aseguraba que ambas saliéramos de todo esto.

Lucille Britt.

El día tenía buena pinta pero se que no debo ilusionarme; los últimos acontecimientos me demostraban que las cosas podían cambiar de un simple momento al otro y si bien eso me desanima, también logra ponerme de una rara manera, alegre.

—Llevas mucho tiempo ahí, solo llama a la puerta — Dijo Azael con tono burlón. Le dedique una falsa sonrisa y este me guiño el ojo derecho.

—Para ti es muy fácil decirlo, podrías venir aquí y hacer mi trabajo — Ofrecí y al momento mi querido compañero negó repetidas veces.

—Si a alguien le cerrarán la puerta en la cara será a ti, yo tengo un hermoso rostro que cuidar — Exclamó él. Sin poder evitarlo una risa abandonó mis labios, por el momento estaba de buen humor y ni Azael y sus tonterías cambiarían aquello.

Tomo aire por quinta vez y por fin me animo a llamar a la puerta. Los segundos pasan y mi corazón se acelera al escuchar pasos acercarse a la puerta.

El día anterior que vinimos nadie respondió a nuestros llamados, y Azael y yo llegamos a la conclusión de que no había nadie en casa. Sentí mis latidos acelerarse cada vez más, estoy al corriente de que el carácter de esta familia es completamente diferente al de los Oster.

—¿Quién es? — Escuche preguntar del otro lado de la puerta. Tome una bocanada de aire y me anime a hablar manteniendo un tono de voz monocorde.

—Soy la agente Lucille Britt, quiero hacerles algunas preguntas — Dije. Segundos pasaban y la puerta no daba indicios de querer ser abierta.

—Perfecto, ahora harán como si no hubiese nadie en casa — Escuche murmurar a Azael, lo miré y asentí dándole la razón por completo. Cuando estuve por responderle la puerta por fin se abrió y de ella salió una joven de cabellera castaña.

—Mis padres no están en casa, pero puedo hablar con ustedes — Nos dijo ella. Azael camino para colocarse justo a mi lado; ambos nos miramos, sabemos que podemos meternos en problemas por interrogar a una menor, pero por otra parte estábamos lo suficientemente desesperados como para arriesgarnos.
—De todas maneras perderemos nuestro trabajo — Murmuró. Al parecer mi querido compañero me escucho pues puedo notar como se aguanta la risa.

—Solo queremos hacer unas preguntas — Dijo Azael. La atención de la castaña recayó en mi compañero y asintió ante sus palabras.

—Pasen — Nos dijo mientras se hacia a un lado dejándonos espacio para pasar. Fui la primera en entrar al hogar y en cuanto lo hice sentí escalofríos.

—Me imaginó que usted es la hija menor del matrimonio Evans — Le dije a la chica y ella movió su cabeza de arriba abajo afirmando —. Solo te haré un par de preguntas sobre tu hermana, no te ofendas pero tus padres me interesan más; aún así considero que podrías ayudar bis bastante — Explique. Ella alzo su ceja y su nariz se frunció, al parecer mis palabras la ofendieron.

—Lamento la actitud de mi compañera — Se disculpo Azael mientras me daba un leve golpe en mi hombro. Aunque quiero no puedo llevarle la contraria pues aceptó que en esta ocasión había cruzado la línea.

—Bueno, pequeña — Comenzo a decir Azael mientras se acercaba a ella y la tomaba por los hombros —. En estos momentos no me siento preparado para formular preguntas coherentes, así que te pediré que nos digas a mi compañera — Me señalo —. Y a mi, lo que sabes.

Azael soltó los hombros de la adolescente mientras que ella lo miraba con una leve mueca. No puedo evitar comenzar a escanear el lugar buscando cualquier cosa que sea de ayuda. Me topo con varios retratos y fotografías de la familia y puedo notar que el carácter viene de familia pues en todas se podía ver la seriedad reflejada en cada uno de los rostros.

—Natalie y yo no éramos muy unidas, pero a pesar de eso yo amo a mi hermana — Comenzó a decir la hija menor de los Evans. Azael se coloco a mi par izquierdo mientras nos dedicamos unas miradas de incomodidad pues no sabemos si animarla o dejar que continúe; por suerte la respuesta llega sola —. Ella y Brooke eran las mejores amigas y hacían todo juntas; el día en que mi hermana desapareció peleo de manera grave con nuestros padres.

Mi pie derecho comenzó a golpear de manera rítmica el suelo. No puedo evitar morder mi labio inferior con cierta desesperación creciendo en mi al ver que la Evans menor no parece querer seguir hablando.
—¿Porqué tanto silencio de repente? — Pregunto mi compañero en un intento de intento de quitar toda la incomodidad, por una parte lo agradezco aunque no sea el momento.

—Natalie me menciono algo de ir con su amiga por unos helados y probablemente quedarse en su casa, pero como saben eso nunca paso. Cuando me tope con Brooke ella afirmo no haber visto a mi hermana; es todo lo que se — Finalizo la adolescente frente a nosotros mientras juega con sus manos y su mirada permanece fija en el frío y elegante piso.

Abro mi boca lista para hacerle varias preguntas pero el sonido de la puerta abriéndose capto la atención de los tres que estábamos en aquella sala.

Los ojos de la matriarca de la familia Evans nos miraron con una expresión de total molestia. Trago saliva mientras le regreso la misma mirada.

Al parecer si hablare con la madre de Natalie Evans, a menos que esta nos saque a Azael y a mi de su casa; aunque por la mirada que nos dirige puedo saber que esta considerado seriamente aquella idea.

Natalie Evans.

Miro fijamente el espejo frente a mi. Las gotas de la reciente ducha que acabó de tomar siguen resbalado por mi rostro.

Mi rostro se encuentra adolorido al igual que todo mi cuerpo. Quiero llorar pero sigo resistiéndome, no quiero demostrar debilidad, no cuando Oriana Oster me necesitaba.

—¿Éstas bien? — Escuchó preguntar a Oriana del otro lado de la puerta. Mis labios se rehúsan a soltar palabra alguna pues hasta cuando hablo siento dolor. Tal vez este exagerando, tal vez no; solo se que si no salgo rápido del cuarto de baño, una rubia de ojos marrones entrara totalmente preocupada por mi y de verdad quiero evitar esto.

—Ya estoy por salir, dame cinco minutos — Me obligo a responder sintiendo como mi garganta se encuentra totalmente seca.

Tomo la ropa que esta sobre el lavamanos y comienzo a vestirme de manera lenta para que el dolor así sea menos intenso.

En todo el año que estuve con David jamás había recibido una paliza como la de ayer. No culpo a Oriana pese a que ella no para de disculparse, pues ninguna se imaginó que el código de acceso y el de salida serían diferentes.

Una parte de mi agradece que David nos obligue solo a usar unos shorts cortos y una blusa holgada pues mi cuerpo se siente más liberado pero mi otra parte no paraba de mal decirlo pues se muy bien que solo lo hace para burlarse de nosotros pues disfruta ver el sufrimiento en el rostro de Oriana.

Abro la puerta una vez que me encuentro lista y el rostro de Oriana es lo primero que veo. No puedo parar de comprarla con mi hermana, ya que si físicamente eran distintas, emocionalmente eran iguales.

—Ya puedes entrar — Le digo mientras le sonrió y paso por su lado sin decir nada más.

La escucho suspirar y después entrar al baño y cerrar la puerta. Me dirijo a la sala de estar mientras mi mente no para de atormentarme. “¿Mi familia esta bien? ¿Me habrán olvidado?” son las preguntas que no paran de aparecer en mi mente.

Me muerdo el labio ignorándolo el dolor físico tan fuerte que estaba sintiendo, si soy sincera mi dolor emocional es mucho peor. Mis padres me criaron para no dejarme vencer de manera fácil, además de que gracias a ellos me convertí en alguien independiente.

Me recuesto en uno de los sillones mientras mi mente no para de hacerse la misma pregunta una y otra vez:

“¿Vale la pena seguir luchando?” pensé. Cierro mis ojos para volver a contener mis lágrimas y sin planearlo, el sueño me venció.

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