Liberas al can y escuchas un ligero aullido de confusión. Tras comprender lo que ocurre, tu peludo perro guía se acerca y frota su cabeza contra tu cara. Sonríes, pero no puedes evitar derramar unas cuantas lágrimas. Sabes que es un adiós.

Pero tu can no se va, se queda junto a ti, acurrucado. Te brinda su  calor. Suspiras y te dejas vencer por el cansancio con una sonrisa en tu rostro. Jamás despertaste.

[FIN]

¡Has conseguido el Final A! A veces, el amor incondicional puede llevarte a un agradable desenlace, pero, por desgracia, el amor puro no es suficiente para sobrevivir.

Ya puedes continuar a la sección de Agradecimientos [A]