—¡¿Cómo está?! —escuchaste una voz—. ¿Se encuentra bien?

Sentiste que alguien movía tu cuerpo. Tu tobillo aún dolía. No sabías en dónde estabas. Veías luz. Abriste los ojos y te levantaste.

—¡Gracias al cielo, estás bien! —dijo tu amado, abrazándote.

—Apártese por favor —habló una mujer. La miraste. Una paramédico—. Necesita descansar.

—Yo... lo siento. Estaba aterrado, creí que no despertaría —dijo él.

Sonreíste.

—Sabía que volverías por mí, no tenías por qué asustarte. Esperaría por ti siempre —le dijiste.

Ambos sonrieron, pero la situación no se prestaba para estas cosas. Miraste a tu alrededor. ¿En dónde estabas?

—¿Q-qué es esto cariño? —preguntaste.

Él te miró con dolor en la mirada.

—Estamos a salvo, en un campamento de refugiados —respondió él—. La ciudad... quedó completamente destruida. Tuvimos mucha suerte de estar aquí... muchos... muchos han muerto.

Las palabras no fueron tan duras como creías. Estabas a salvo, con él, y eso era lo que importaba. Todo lo que había sucedido había sido muy extraño, no podías haberlo definido de otra manera. Pensabas en aquella violenta erupción que había venido de la nada. El fuego y el peligro tan intenso que casi te arrancaba la vida de las manos. Que horrible podía ser el poder de la naturaleza.

—T-todo esto por el volcán, ¿cariño? —preguntaste.

Él te miró con el ceño fruncido. Conocías esa mirada. Era como si no supiera si decirte la historia completa o no.

—No... no estoy muy seguro. Yo... creo que vi otra cosa, pero debo estar loco.

—¿De qué estás hablando? —preguntaste. ¿Él diciendo que estaba loco? ¿En qué mundo habías terminado?

Tu pareja sonrió y agitó su cabeza, anonadado.

—Nada, amor. Juraría que vi un monstruo... en el cielo. Debí alucinarlo.

Al escuchar sus palabras reíste y pusiste tu mano sobre su mejilla.

—Tranquilo. Seguro que sólo fue tu imaginación. Ahora estaremos bien.

Él te miró más tranquilo y te dio un abrazo, sin importarle que los paramédicos se molestasen con él. Ahí, juntos, sabías que todo el esfuerzo había valido la pena. Estabas a salvo, con él... todo había terminado bien.

FIN

¡Has sobrevivido!

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