Corriste a buscar un lugar para ponerte a salvo. Este parecía otro de aquellos terremotos, pero no comprendías por qué. En las noticias habían dicho que el volcán Brauquiana ya había cesado su actividad hace poco. ¿Acaso se estaría reactivando otra vez? No... no era posible.

Mientras corrías, no supiste cuántos segundos o minutos pasaron, hasta que escuchaste el sonido del vidrio quebrándose por toda la casa. La fuerza de impacto te lanzó al suelo. Intentaste gritar, pero el sonido quedó silenciado por las lenguas de fuego que devoraban tu cuerpo. Sentías un inmenso calor quemando cada centímetro de tu piel.

Pronto, ya no podías ver nada, y tampoco escuchar o sentir nada. Ya no había dolor... ya no había nada... ahora, lo único que había en tu mente era él. Su imagen llegó a tus pensamientos. El tiempo corría muy lento. Tenías miedo, pero ver su imagen era lo único que te reconfortaba. Ni siquiera sabías si estabas llorando... tan sólo... te habría gustado estar con él una vez más.

[Has muerto]