capitulo 30

Kalika

Preciosa, me había dicho preciosa *sentí un calor subir por mis mejillas ¿Qué me  pasaba?

Me quede quieta sin decir nada, ¿Qué podía decir? Virgencita soy yo otra vez ¿podrías dejarme ser feliz por cinco minutos?

—yo....

—ella no va contigo a ninguna parte niño– escuche decir a mi espalda

—Vaya. –Suelta un risa burlesca mientras se cruza de brazos–. Hasta donde tengo entendido a la que le pregunté fue a ella, no a ti.

Killian da un paso adelante poniéndome a su espalda

—No cambio mis palabras.

— por favor hermanito — suelta con desdén— la chica puede decidir por si misma. Aunque si te sientes tan inseguro...

Decidían por mí con tanta naturalidad como si yo no estuviera aquí mientras yo solo quería desaparecer  de la vergüenza, ¿para que vine? Ni que fuera a resolver ningún problema  con  ellos  si son hasta más grandes que yo.

La tensión aumento en el cuerpo de Killian, incluso su postura se volvió lista para atacar, no tuve que pensarlo demasiado para saber quién estaba ahora.

—te agradezco la oferta Blake. —vi como fury se tensan —pero debo rechazarla estoy cansada del viaje y lo q deseo es dormir.

Blake se queda viendo cómo trato de desviar su atención, incluso se queda viendo a Fury, como si tratará de encontrar algo. Después de unos segundos que me parecieron eternos sonrió.

–Como quieras, tú te lo pierdes.

—Vamonos ya.—murmura al que ahora supongo que es Killian.

Esto está raro, nunca habían cambiado tan rápido y menos que Killian fuera consciente de su entorno cuando Fury tomaba el control. Ya que ahora parece muy consciente de toda la situación.

—claro —respondo mientras comienzo a caminar hacia la habitación que landon nos había mostrado antes

—¿En serio saldrás con él? –Es lo primero que me pregunta cuando nos alejamos.

—No lo digas de esa manera. Es mí cuñado y no creo que sea tan malo.

—Sé que me estoy comportando como un idiota posesivo pero... -Hace una mueca- no quiero que salgas con él.

—no lo haré como dije estoy cansada del viaje—lo siento gruñir y sonrio

Sabía que se estaba enojado y a mi eso me encantaba.

Cuando vi sus ojos arder en llamas supe que ahora solo incrementaría mí diversión.

—¿te gusta él? -La pregunta de Fury salió tan brusca que tuve que aguantar la risa-

— ummm es lindo porque no

—Tal vez deba romperle las piernas, así no podrá salir a ningún lado.

—Existen formas de pasar tiempo juntos sin la necesidad de salir.

Vale puede que me esté pasando pero verlo enojado me excita llámenme pervertida si quieren, pero verlo me encanta iba a decirle que era broma cuando sentí como me tomaba de la cintura, pegando su cuerpo al mío.

—eres mía -Gruñe mientras me ve.

—¿lo soy?–murmuro

La vena palpitante de su cuello me decía que le estaba haciendo perder la paciencia.

— eres solo mía — repitió varias veces mintras empieza a dejar besos por todo mi cuerpo

— toda tuya—jadee

Sus labios volvieron a los míos en un beso duro y posesivo que me encantaba

—Dios...... —gemi contra su boca, mi cuerpo respondiendo al suyo con una necesidad incontrolable. 

Fury gruñó bajo, su pecho vibrando contra el mío mientras sus manos descendían lentamente, acariciándome con una seguridad devastadora. Sus dedos trazaban círculos perezosos sobre mi piel, provocando escalofríos que me hacían arquearme hacia él. 

—Mierda... —su voz sonó rasposa contra mi oído, su aliento caliente enviando un estremecimiento por mi espalda—. Estás  tan caliente  por mí,

Su sonrisa era una maldita promesa mientras bajaba su boca a mi cuello, succionando y lamiendo con una posesividad descarada. Sabía lo que hacía, sabía que cada roce de su lengua me volvía loca. 

Sus manos se deslizaron hasta el borde de mi camisa, y con un solo movimiento, me la quitó por encima de la cabeza. La mirada que me dedicó entonces casi me hizo perder el equilibrio. Sus ojos oscuros me devoraban, llenos de un hambre tan cruda que mi piel ardió bajo su atención. 

—Joder... No tienes idea de lo que me haces

Sus manos recorrieron mis costillas, mis senos, mis caderas, tocándome con una mezcla de ternura y control absoluto. Luego, sin previo aviso, atrapó mi pezón entre sus labios, su lengua jugando con él antes de succionarlo con fuerza. Un gemido alto escapó de mi garganta, mis dedos aferrándose a su cabello. 

—¿Eso te gusta? —murmuró contra mi piel antes de morder suavemente—. Porque apenas estamos empezando. 

Sus palabras me hicieron temblar. Su maldita voz grave, sucia, completamente segura de sí misma, era mi perdición. 

Mi paciencia se agotó. Deslicé mis manos por su torso, sintiendo cada músculo bajo su piel caliente. Con una lentitud provocadora, agarré el borde de su camiseta y la levanté, haciéndolo sonreír con autosuficiencia mientras se la quitaba. 

No resistí la tentación de inclinarme y deslizar mi lengua por su pecho, saboreando su piel caliente. 

—Joder... —su voz fue un gruñido peligroso mientras mi lengua jugueteaba con su pezón. 

Bajé mis manos hasta su pantalón y lo desabroché lentamente, manteniendo mis ojos en los suyos. Su erección presionaba contra la tela, dura, caliente, una provocación palpable que me hacía sentir demasiado impaciente. 

Pero no iba a dejar que tuviera el control tan rápido. 

Me mordí el labio mientras mis dedos jugueteaban con la última barrera de tela entre nosotros. Pasé mis uñas suavemente por su bajo vientre, provocándolo a propósito antes de deslizar sus bóxers por sus muslos, liberándolo por completo. 

Fury gruñó y me atrapó por la cintura en un movimiento fluido, presionándome contra el colchón. 

—Eres un maldito tormento, mia —su voz ronca estaba cargada de frustración y deseo mientras sus dedos se hundían en mi piel. 

Bajó mi última prenda con los dientes, su lengua rozando mi piel sensible en el proceso. Solté un jadeo estrangulado cuando su boca siguió descendiendo. 

—Dime que lo quieres —exigió, su aliento cálido rozando mi piel. 

No le respondí de inmediato. A pesar de que mi cuerpo gritaba por él, a pesar de que estaba completamente perdida en el deseo, me negué a dárselo tan fácil. 

—Oh, preciosa... vas a rogarme. 

Su boca descendió entre mis piernas y su lengua trazó un camino húmedo que me hizo ver estrellas. Mi espalda se arqueó contra el colchón, un gemido ahogado escapando de mis labios. 

—Ahhhh—jadeé, mis uñas hundiéndose en sus hombros. 

—Di que me necesitas —susurró contra mi piel, dándome un mordisco ligero justo en el lugar más sensible. 

Mi cuerpo se estremeció de placer. Sabía que no tenía escapatoria. 

—Te necesito... —exhalé, mis mejillas ardiendo. 

—No. —Su lengua se deslizó lentamente, torturándome—. Di exactamente lo que quieres. 

estaba jugando conmigo, y lo peor de todo era que lo disfrutaba. Mi orgullo me decía que resistiera, pero mi cuerpo ya había tomado la decisión por mí. 

—Te quiero dentro de mi  —confesé, mi voz temblorosa de deseo, mis uñas clavándose en su espalda.

— Tus deseos son ordenes princesa

Con un solo movimiento bajo sus pantalones sin importar si los rompía, me cargo para luego romper mis bragas y entrar en mí interior haciéndonos gritar por un momento me había olvidado de todo a nuestro alrededor me sujete fuerte de él y comencé a mover las caderas no aguantaría mucho ninguno o de los dos no haríamos la exitacion era demasiada unas cuantas estocadas y me corrí sobre mientras el seguía moviéndose constantemente hasta q  se corrió en mi interior

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