X. GIRASOL: Adoración
DISCLAIMER: Demon Slayer pertenece a Koyoharu Gotōge, publicado por la revista Shonen Jump y animado por el estudio Ufotable. / Este One-shot pertenece al reto #FebruaryFlower creado por Princess_Saremi, el cual ya terminó el 29 de febrero, pero yo deseo acabarlo, aunque me tome todo el año
TEMÁTICA: Girasol / Pasión
PAREJA: Kyojuro x Mitsuri
NOTA DE AUTOR: A parte de la temática de este reto dada por la autora, quise utilizar "Lenguaje de las flores" para encaminar mi trabajo. En internet hay muchísimos significados para la misma flor por lo que utilicé el más formal que encontré que pertenece al libro: "El lenguaje de las flores" de Kate Greenaway / Esta entrega era demasiado larga, de forma en que fue dividida en dos partes. Es un Two-shot.
X. GIRASOL: Adoración.
Una fuerte lluvia había comenzado desde el anochecer. Kyojurou esperó en el portal de la casa; esperó ansioso a que su padre llegara para cenar junto a su hermano menor y sus discípulos, incluso mando a los trabajadores que prepararan la comida preferida del patriarca del hogar desde muy temprano.
Pero pasaban las horas, el aguacero no mermaba, incluso parecía empeorar y su angustia comenzaba a renacer; era la rutina de casi todos los días. ¿Por qué creyó que sería diferente si hace más de dos días que no volvía a casa?
Ni Senjurou ni los sirvientes preguntaban por él, les preocupaba su situación, pero se habían acostumbrado a sus prolongadas ausencias. Más era consciente de como esta preocupación afectaba al niño, descubriéndolo llorar en silencio en su habitación en las noches en las que su papá se perdía. ¿No los amaba?, desde que se convirtió en hashira, el joven sentía que la relación entre ellos había empeorado mucho más y sus escapadas eran más prolongadas.
Maldijo el vició que se había apoderado de la voluntad del antiguo pilar de la flama, consumiéndolo, disolviendo su cuerpo poco a poco en alcohol, y de paso, destruyendo también a lo que quedaba de su familia.
Les pidió a Mitsuri y Obanai que cenaran con el pequeño cuando supo que la comida ya se había enfriado hace un buen rato y se retiró a sus aposentos alegando estar agotado, pero decidió no dormir. Logró pillar un paraguas y un abrigo a escondidas, y se escabulló por la ventana de su recamara.
Salió a buscar a Shinjurou.
Y lo buscó durante horas, sin descanso alguno; por plazas, restaurantes, callejones, bares y cantinas; incluso, para vergüenza suya, tuvo que merodear en los burdeles y por el cementerio donde estaba enterrada su madre; pero no había rastro del hombre en ningún lado. Como si hubiese sido devorado por la tierra... o por un demonio, o asaltado, o se quedó dormido en alguna calle y murió de hipotermia por el terrible frio que hacía. Miles de posibilidades existían, cada una más terrible que la anterior.
Sentía que su corazón saldría de su pecho en cualquier momento por la angustia y el pavor de perderle, de que estuviera sufriendo algún malestar, y no ser capaz de ayudarlo. Él, como cazador, había salvado muchísimas vidas, ¿acaso no era capaz de salvar la de su propio progenitor?
Era casi las dos de la mañana cuando decidió que debía regresar; con la esperanza de que tal vez ya hubiese vuelto a casa y encontrarlo comiendo algo en la cocina, o de plano durmiendo en su alcoba.
Cuando ingresó en la residencia, no vio sus calzados; que desilusión. Sin embargo, decidió buscarle. Encontró una vela y con ella comenzó a recorrer las habitaciones donde podría estar, siendo lo más silencioso posible para no despertar a nadie.
Empero, la suave luz que iluminaba los pasillos de casa de los Rengoku, se filtró por las rendijas de paredes y puertas y, aunque tenues, acompañadas del delgado sonido de los pasos que la transportaban, despertaron a la joven aprendiz, quien tenía el sueño ligero.
Si algo caracterizaba a Mitsuri era su encantadora curiosidad, razón por la cual; se levantó de su lecho y se abrigó con su haori y una manta gruesa antes de salir de su habitación para perseguir la flama.
Se había escabullido rápidamente por el corredor, porque cuando abandonó el cuarto, ya se había esfumado, pero no le fue difícil dar con ella algunos metros más allá, escondida en la biblioteca del hogar.
- ¿Puedo pasar? - preguntó la chiquilla y al no obtener respuesta, se preocupó, pues el fuego seguía encendido, podría ocasionar un incendio si no era vigilado.
Abrió la puerta sin consultar de nuevo y encontró a su maestro... no, aquel hombre de cabellos rubios sentado frente al escritorio; apagado, derrotado y triste; con el rostro oculto entre sus brazos, no podía ser su brillante maestro.
¿Rengoku-san? ¿Se encuentra bien?
La repentina interrupción puso en alerta a Kyojuro, que reaccionó como un gato siendo sorprendido en plena fechoría; retrocedió asustado y casi cae de su silla.
- Kanroji, ¿qué haces despierta a esta hora? Dormir es muy importante para las personas jóvenes, sabes. Vuelve a la cama o mañana despertarás con unas ojeras muy feas.
Sonreía, pero Mitsuri no le creyó. Su mirada lucía opaca y su cabellera estaba húmeda. Parecía estar tiritando de frio. Se acercó a él y en un tímido acto, colocó la manta que llevaba sobre los hombros del pilar. Tomó su rostro entre sus manos.
- Fue a buscar a Shinjurou-sama, ¿verdad?
Las palabras quedaron atrapadas en la garganta del muchacho; era un inútil mintiendo, siempre lo había sido.
- Tengo miedo de que algo malo le haya ocurrido aceptó. - Sólo vine a ver si había vuelto, iré a buscarle en un rato.
- Maestro, él es un hombre muy fuerte e inteligente, estoy segura de que se encuentra bien guarecido en algún lado - le abrazó contra su pecho. La joven era muy buena comprendiendo emociones y entendía que, en ese momento, el pilar necesitaba apoyo para no colapsar. - Además, está congelado; no puedo dejar que vayas. Ve a descansar, yo iré a buscarle.
Kyojurou se separó de ella. Sonreía de nuevo, esta vez sinceramente, reanimado por el buen corazón de su tierna discípula.
- Es un gesto muy lindo de tu parte, pero la calle a estas horas y con este clima, no es lugar para una chica linda. Por favor ve a dormir y deja que vaya.
- Le pediré a Obanai-san que me acompañe- insistió.
Pobre, tuvo un día agotado, déjale descansar.
Se puso en pie dispuesto a marcharse, más la chica le abrazo nuevamente; de la cintura, negando con la cabeza y escondiendo su carita llorosa en el torso de su mentor.
A cada momento, le resultaba más cautivadora. Acarició sus suaves cabellos rosa, adoraba su peculiaridad.
Últimamente andas muy terca, Kanroji ¿podría conocer la razón?
Ella dudo por unos segundos, pero finalmente declaró:
- Porque tú eres mi sol, maestro. Y no quiero que tu brillo se apague. Quiero cuidar de ti como tú me protegiste cuando hui de mi pasado.
Rengoku sintió envidia de la joven. Estaba apenada y lloraba; pero aun en ese estado, era capaz de reconocer abiertamente sus emociones, deseó lograr algún día ser tan auténtico como ella, deseó besarle.
La vela, consumida por completo se apagó de pronto; como una respuesta de la suerte a su apasionamiento. Quedaron ocultos por las sombras y el sonido de la lluvia.
Impropio de él, Kyojurou se dejó llevar por sus instintos y besó en los labios a su aprendiz, la joven se entregó por completo a la caricia rodeando su cuello con los brazos y no dejarle escapar. Sintió los brazos de su maestro devolverle el gesto estrechándola de la cintura. Jamás había compartido algo tan íntimo como un ósculo con nadie; y el calor y dulzura del acto la hipnotizaban, venciendo el miedo que sintió al inicio.
Apenas iniciaron rozando sus bocas unos momentos, pero al reducir el espacio entre sus cuerpos, el entusiasmo de conocer más los llevó a apretar los belfos del otro entre sus dientes, a succionar y lamer; y finalmente, a aventurarse a empujar la lengua de otro en una sensual pelea.
No sabía si pasaron horas, o tan solo minutos; ciertamente, no importaba.
Aunque asustada, Mitsuri le permitió que continuara al separarse. Kyojurou apartó las cosas que tenía sobre el escritorio para recostarla encima del mueble.
El ruido de cerámica estallando en el suelo le hizo saber que había arrojado el florero lleno de girasoles que ella había colocado encima esa mañana. Esas flores le recordaban a sí misma, condenadas a admirar al sol desde lejos pero jamás ser suya... hasta ese momento.
Con suavidad la empujó sobre plataforma, era durísima y le lastimaba la espalda, pero omitió la incomodidad cuando el hombre se posicionó encima. Cerró los ojos cuando sintió que besaba su frente y sus mejillas. Gimoteó. Ansiaba que su guía le enseñara todas las cosas que sabía sobre la satisfacción.
Siguieron tocándose hasta casi perder la razón. Podían llegar a enloquecer y quemarse juntos.
Desde que la conoció, Kanroji siempre fue una chica muy guapa y exótica, de linda figura exuberante y un rostro precioso, pero siempre se negó pensar en ella como mujer. Por qué entonces aprovechaba la situación para poder escabullirse entre la tela de su yukata y acariciar sus suaves piernas, deleitándose con los placeres que su cuerpo agradable le ofrecían.
Se enfureció consigo mismo, pues sus caricias ya no eran nada inocentes ni correctas. Lamía y mordía el cuello delgado del joven guiado por su lujuria; y descendía desnudando sus hombros y su pecho para explorarlos y corromperlos con sucios toqueteos que dejaban atrás las marcas de su crimen. Si no paraba, acabaría rompiéndola por una pasión efímera.
Si, quería más que nada en el mundo tomarla en ese mismo instante y en ese mismo lugar. Mitsuri se lo consentiría, lo dejaba claro cuando arañaba su espalda encima del uniforme intentando resistir los primeros gozos que descubría; porque era ingenua y creía ciegamente en el amor y en su placer. Pero recordó también que su mas grande anhelo era casarse y cumplir con todos los compromisos y promesas que ello incluía.
Si había algo en este mundo que merecía ser respetado, eran la pureza y esperanzas de su estudiante. La adoraría locamente algún día, cuando ella lo aceptara como marido, luego de que él estuviera en paz con sus propios demonios, pero eso no sería pronto.
Quedó sorprendida cuando el hombre se alejó, ¿había hecho algo malo? ¿no le gustaba lo suficiente como para hacer "eso" con ella?
- No entiendo, Rengoku-san.
- Kanroji, por favor perdóname. Eres una chica muy especial pero no puedo continuar con esto. No cuando estoy pensando en dónde está mi padre y si está bien.
Mentía, en el poco tiempo que compartió con la muchacha, no había recordado a su progenitor ni por un instante, pero ella parecía creerle.
- Comprendo... Iremos a buscarle y seguro que daremos con él rápidamente. - aseveró animada mientras acomodaba su ropa y su cabello.
El pilar comprendió que no se desharía de ella y su valor, la admiraba por ello.
- Lo esperaremos en la puerta principal, ¿te parece bien?
La joven asintió y recogiendo la manta del suelo que cayó durante su encuentro, abandonaron la biblioteca y se dirigieron al pórtico. Se sentaron contra una columna contemplando el jardín de la residencia siendo acariciado por el aguacero, protegidos por la cobija de Mitsuri, abrazados para soportar la gelidez del alba. Su intención era estar alertas, pero en algún momento cayeron dormidos, rendidos al cansancio, mientras aguardaban el retorno de Shinjurou.
...
Estaba furioso. Ni siquiera amencia cuando la tormenta se detuvo y pudo regresar a su hogar. No estaba tan ebrio como para no encolerizarse con lo que encontró en la entrada de la casa. La pareja yacía acurrucada, expuestos al aire frígido, pero su expresión de estar contentos y el cuello y escote de la joven, mancillado con marcas violetas, le hizo suponer lo peor.
Quiso despertar a su hijo de una patada y agarrarlo a golpes, pero aquello solo empeoraría las cosas.
Entró en la casa, enviaría a algún sirvo para que los espabile.
Se juró a si mismo que no permitiría que Kyojurou destruyera la vida de esa chiquilla tan cándida como él destruyó la de Ruka, su querida esposa.
CONTINUARA...
Hola!!
De regreso con este proyecto, que ya debía acabar, pero acá sigo insistiendo en no rendirme. El lunes regresé a mi trabajo luego de estar en paro todo febrero, da weva ir y el tiempo ya no me da mucho pero pronto traeré el desenlace, sean paciente por favor :D lo mismo con Retrouvailles que ya lo tengo escrito a mano en mi cuaderno de fanfics pero no lo tipeo todavía :s
Ese Shinjurou, como todo padre, siempre pensando lo peor, pues porque al final no hicieron nada (pero deberían :P)
Bueno amigos, cuídense, nos vemos en la siguiente entrega.
Bye bye!!
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