VIII. JAZMÍN: Por favor, perdóname
DISCLAIMER: Este One-shot pertenece al reto #FebruaryFlower creado por Princess_Saremi. / Demon Slayer pertenece a Koyoharu Gotōge, publicado por la revista Shonen Jump y animado por el estudio Ufotable.
TEMÁTICA: Jazmín / Morado
PAREJA: Giyuu x Shinobu
NOTA DE AUTOR: A parte de la temática de este reto dada por la autora, quise utilizar "Lenguaje de las flores" para encaminar mi trabajo. En internet hay muchísimos significados para la misma flor por lo que utilicé el más formal que encontré que pertenece al libro: "Le Langage des Fleurs" de Vanessa Diffenbaugh. La trama que cree para esta entrega, la considero un poco larga, de forma que la dividiré en tres partes, segmentadas en los siguientes episodios.
ADVERTECIA: El siguiente trabajo contiene temas delicados como el suicidio, motivo por el cual les pido tener la mente abierta e intentar comprender costumbres de otras culturas tales como el "seppuku". Traté de documentarme sobre el tema para poder tocarlo de la forma más sensible que me sea posible. Giyuu perdóname por lo que voy a hacer ☹.
VIII. JAZMÍN: Por favor, perdóname
Ambos cazadores se miraron fijamente por varios segundos sin mencionar palabra alguna. Entre ellos, sólo había espacio para el silencio absoluto. Shinobu deseó ahogarse en los profundos ojos azules de su compañero cuando balanceó su cuerpo hacia él, eliminando la distancia que los separaba en un abrazo intenso. Giyuu pudo sentir que su piel y su ropa desprendían un aroma delicado y modesto que le hacían pensar en el color blanco. Seguramente si la pureza tenía alguna fragancia, debía ser aquella.
Se acurrucaron buscando paz y consuelo en el otro, pero no fueron capaces de conciliar el sueño y compartieron caricias y besos durante lo que sería, la última noche de Tomika. Desearían haber sido sinceros antes, para así, haber podido ser felices un poco más de tiempo.
El sol ni siquiera rayaba cuando la joven se levantó de la cama, se vistió reservadamente y salió de la habitación. El pilar decidió imitarla y cuando estaba en circunstancia más apropiadas, listo para marcharse a su casa, su compañera volvió trayéndole un poco de té verde.
—No puedes desayunar algo que no sea líquido — susurró. —Lamento no poder prepararte tu comida preferida.
La sonrisa plasmada en su rostro era la expresión más falsa que le había visto lucir desde que la conoció, y su voz luchando por no quebrarse y mantener la serenidad se le hicieron desagradables, pero aceptó su amabilidad.
—Está bien, Kochou. De cualquier forma, no tengo hambre el día de hoy.
Y bebió el contenido. Al principio su sabor amargo era el usual pero un ligero matiz dulce y delicado le recordó al perfume de Shinobu, ¿acaso intentaba drogarlo o jugarle una broma? Generalmente, aunque no lo dijera, se habría enfadado, más en esta ocasión, sintió que la tensión enorme que soportaba, se desanudaba ligeramente.
—Debo arreglar algunas cosas en mi casa. Nos veremos en la finca del Patrón antes del mediodía.
Ella asintió.
—Y por favor, dale de comer a mi cuervo. Ya es muy viejo y a veces no puede cazar por si mismo. Le gusta comer carne de res.
Maldijo a esa ave de mal agüero que les trajo la devastadora noticia. Si no fuese por la petición de su pareja, les quebraría el cuello a los dos pajarracos, culpándolos por la tragedia que estaba a punto de ocurrir.
Apretó sus puños hasta clavar sus propias uñas en sus palmas, causándose heridas sangrantes, impotente. Estaba a punto de perder a un hombre a quien apenas descubría que amaba, dudando de toda norma moral que conocía para hallar un modo de salvarlo.
Por su parte, cuando Giyuu retornó a su hogar y encontró que nadie lo esperaba allí, se sintió más solo que nunca. Pensó que debería quemar sus pertenecías, pero descubrió que no tenía demasiadas cosas. Con lentitud comenzó a recolectarlas y se deshizo de ellas. Las horas pasaban exageradamente despacio. Tal vez debió quedarse en la Finca Mariposa con Shinobu...
Como atraída por el pensamiento. La mujer lo abrazó por la espalda. Ignoró el hecho de cómo se coló en su hogar, no era la primera vez que lo hacía. Reposaron en el jardín contemplando un pequeño riachuelo que pasaba por allí.
—Tomioka-san, debes orar mucho para que cuando nos encontremos de nuevo, esta vez si pueda ser tuya hasta el final.
Sonrió, apenas una curvó sus labios, ni siquiera era un gesto autentico de alegría, pero para la pilar fue la sonrisa más hermosa y desgarradora.
—Será de Dios, ¿no crees?
Se puso en pie y le tendió la mano para ayudarla a levantarse. El sol estaba poniéndose en lo más alto del cielo despejado. Emprendieron camino a la propiedad de la familia Ubayashiki.
—Sabes Kochou... anoche estaba ansioso y hoy, tengo miedo, pero estoy en calma.
La mujer suspiró.
—Es jazmín. Lo puse en tu té esta mañana y utilicé un derivado de su esencia en mi cuerpo cuando estuvimos "jugando". Produce una ligera sedación con efectos anti estrés.
Tomioka tragó saliva, reflexionado sobre lo brillante y aterradora que podía llegar a ser su compañera, se preguntó cuantas veces lo había usado como conejillo de indias y él no tenía idea.
—Ya veo.
Continuaron, el camino se les hizo muy corto a pesar de haber andado casi por media hora.
En la mansión del Patrón reinaba el mutismo y el luto. Todos los pilares estaban presentes, vistiendo el uniforme de la forma más pulcra. Urokodaki también estaba allí.
Maestro y discípulo al reencontrarse luego de mucho tiempo, se abrazaron deseando que su última reunión hubiese podido ser de otra forma.
Tanjiro llegó apenas unos momentos después, cabizbajo y destrozado. Parte de él habían muerto junto a su última hermana, avergonzado y con la culpa sobre sus hombros, sin embargo, fue recibido con un cálido abrazo por Sakonji y suaves golpecitos en la cabeza por parte de Giyuu. Ninguno de los dos lo odiaba ni le guardaba rencor.
—Por favor, perdónenme— murmuró echando a llorar. —A Nezuko y a mí, no saben cuan horrible me siento y cuanto lamento que las cosas sean de este modo.
—Está bien, Tanjiro. Tú no tienes la culpa. Tanto Giyuu como yo, elegimos... incluso lo que sucederá nadie nos ha obligado a hacerlo.
Las palabras del antiguo pilar alentaron a sus dos discípulos. No podían arrepentirse de nada.
Los tres, vestidos con la ropa típica para protocolos de esta naturaleza, tomaron lugar en el sitio designado y fueron rodeados por el resto de los hashiras presentes. Todos lucían tan apagados y silenciosos, con la pesadez y tristeza plasmadas en sus expresiones. El pilar del agua siempre creyó que, si algo así pasaba, las cosas serían diferentes.
Incluso Shinazugawa y Obanai, con quienes tuvo varios altercados en el pasado, estaban allí muy serios, sin orgullos ni despectivos como solían ser. Uzui no intentaba ser el centro de atención, Tokito parecía estar prestando atención a cada cosa que pasaba, Mitsuri y Himejima lloraban y oraban; a su modo, todos estaban compartiendo su pena. Tal vez, tenía razón y realmente nadie lo había odiado.
Kagaya apareció acompañado de sus hijas y su esposa.
—Lamento tanto que hoy dos de los hombres más valientes que he conocido se marchen de nuestro lado — exclamó. —Kamado Tanjiro ha sido perdonado pues era un niño inconsciente y sin experiencia alguna cuando hizo aquella promesa, por ello, sus compromisos no pueden ser tomados en serio.
—Ubayashiki-sama, eso no es justo, no puedo dejar que solo ellos carguen con mis errores...
—Cálmate Tanjiro. El Patrón tiene razón. Tanto nuestro maestro como yo éramos adultos conscientes cuando aceptamos la responsabilidad, sin presiones ni manipulaciones. Ambos sabíamos que esto podía pasar aceptamos esa decisión, así que márchate ahora y sobrevive.
—Continúa luchando y hónranos — finalizó el anciano.
Inosuke y Zenitsu, sollozando, se acercaron a la plataforma y arrastraron a su mejor amigo fuera de allí, quien aun no aceptaba la petición de Tomioka.
Cuando las cosas se calmaron con Tanjiro, el ritual inició.
Tanto Giyuu como su maestro bebieron de sake en pequeños tokkuri a sorbos suaves, saboreando el amargo del licor. Cuando acabaron con la bebida, cada uno comenzó a escribir su zeppitsu sobre el tessen.
"Delicada mariposa morada,
Despliega tus alas,
Y en ellas
Llévame hacia el mar."
Corto, simple y escueto. Jamás fue bueno para expresarse, mucho menos en la poesía, pero cada palabra pincelada en el abanico, fue escrita con la más abisal verdad de su corazón y su mente.
Al poco rato, Urokodaki también concluyó su verso.
—Los kaishaku, acérquense.
Rengoku Shinjurou apareció de pronto, completamente sobrio. Tomó su lugar junto a su amigo pilar.
Kochou Shinobu se levantó de su sitió entre los pilares y acompañó a su pareja.
Ambos ayudantes desenvainaron sus nichirinto, la hashira de los insectos, utilizaría el arma que pertenecía a Tomioka, puesto que la suya no sería de utilidad para lo que vendría.
Los condenados abrieron por el pecho sus vestimentas, desnudando sus torsos y colocando las mangas del kimono bajo sus rodillas.
Suspiraron con resignación, el fatídico momento había llegado.
CONTINUARÁ...
¡Hola!
Esta es la segunda parte de este Three-Shot. Es lo más horrible que he escrito hasta ahora y me siento culpable, pero como dije en la anterior entrega, esta historia merecía ser contada. Espero tener la habilidad y talento para trabajarla con todo el tacto y refinamiento que hechos tan brutales como estos merecen. Esta entrega pertenece al día 26 de febrero.
Quiero aclarar que el seppuku está dentro del bushidō, el código de los guerreros samurái, en el cual, aparentemente se basan los cazadores o tiene cierto impacto en sus reglas. Por ello el ritual que describo es el que se solía practicar bajo este código.
También debería aclarar algunos términos:
Tokkuri: Copas donde se bebe sake. Son pequeñas, como platitos
Seppitsu: Poema que solía escribir el condenado a muerte antes de iniciar el ritual. Son breves.
Tessen: Abanico de guerra donde escribía el seppitsu, yo no creo que los cazadores lo usen, pero pues, donde más lo iban a escribir.
Kaishaku: Ayudante que elige la persona que realizará el seppuku o hara kiri con roles específicos que se mencionarán en la siguiente parte. En el caso de Urokodaki, yo creo que él elegiría a Tomioka o a Tanjiro, pero como ellos están involucrados en el asunto, puse a Shinjurou, que, como antiguo pilar, deberían conocerse en algún momento y tal vez se llevarían bien, quien sabe :/
Cierto, hay referencia a una linda canción de Erreway - Será de Dios, es tan bonita y la estuve escuchando cuando escribí esto.
En el lenguaje de las flores el jazmín se emplea para pedir perdón pero también significa matrimonio feliz :,(
Repito, siento muchísimo las cosas feas que estoy haciéndole a Giyuu, Nezuko, Tanjiro, Urokodaki y Shinobu, yo quiero mucho a estos personajes. Pero también quería profundizar en la promesa que hicieron los tres respecto a Nezuko.
También quiero dar las gracias a las personas lindas que siempre comentan mis capítulos, me alegran un montón, y a todos aquellos que votan por el y los añaden a sus listas de lectura. Hacen que me emocione :D
Bye bye.
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