6
—Llegué con bien. Tengo hospedaje, comida y agua. Les envío saludos a todos y volveré siendo tan rico como un rey.
—Amigo: necesitarás ser tan rico como un rey ahora mismo para enviar semejante biblia por telégrafo.
John soltó una risotada junto al hombre que hizo esa mala burla, Rip simplemente hizo un mohín y agachó la cabeza murmurando un suave e inocentísimo "Oh, lo siento".
—Simplemente escriba 'Llegué a salvo' mi buen hombre —sonrió John recargándose desenfadadamente en el mostrador.
—Con gusto. ¿Y usted no requiere ninguno?
—Yo no tengo ni perro que me ladre. A éste —señaló al pelirrojo que parecía seguir abochornado— lo conocí en el tren. Si en algún punto es necesario, se lo vendo en 10 dólares.
—¡Oye —reclamó el aludido— ! ¡Hasta por una cabra he pagado más que eso!
—Pues creo que te estafaron —sonrió el rubio burlón—. Menos mal que ahora me tienes.
El telegrafista rió ante la mirada que trataba de ser amenazante del pelirrojo, antes de dar la vuelta para sentarse frente a la máquina y dar algunos golpecitos.
John le guiñó el ojo a su compañero, que le respondió torciendo la boca.
Se quedaron en silencio hasta que pagaron el telegrama con unas cuantas monedas y salieron.
—Debo aceptar que eres muy buen actor —sonrió el hechicero encendiendo un cigarro— . Haces a un idiota muy convincente.
—Yo empiezo a creer que tú no tienes que actuar para ser un cretino.
El rubio rió, asintiendo— Digamos que soy… versátil.
Rip gruñó poco convencido.
—¡No voy a ser un cretino contigo, Hunter, demonios! ¡Qué poca fe me tienes! Digo: a menos que te lo merezcas.
La mirada de Rip ahora sí fue amenazante.
John sonrió fingiendo un escalofrío —No mires así a nadie, o se irá al suelo tu papel en una décima de segundo. Lo que yo empiezo a pensar es que no debo meterme contigo.
Rip sonrió como ofrenda de paz.
—Por cierto: ¿a quién le enviaste el telegrama? ¿Pueden recibirlo en el futuro? ¿Viajar al pasado a recibirlo? ¿Conoces a alguien en éste tiempo?
—¿No lo sabes?
John dejó claro con la mirada que no sabía a lo que se refería, y se dejó guiar detrás de la solitaria construcción.
—¿Dónde están los cables del telégrafo?
—No lo sé, no se ve nada. ¿Es subrterráneo o…OOOOOH! ¡Pero qué malditos bastardos!
Rip asintió, seriamente.
—Lo son. Pero lamentablemente como Maestro del Tiempo no vengo a salvar a este pueblo, vengo a que los siga estafando hasta la muerte que estaba escrita antes de… que lo matara tu amigo el monstruo.
—¿Crees que todos los monstruos son mis amigos solo por usar magia negra? ¡Eso es tan prejuicioso, Hunter! ¿Y el cretino soy yo?
—Era… un… decir —se disculpó poniéndose colorado— … no quise ser grosero, yo…
—¡Te estoy jodiendo! —rió John antes de meterse el cigarro en la boca para darle tiempo al otro de quitarse el color en sus mejillas y mirarlo con reproche cuando siseó "tal vez sí eres un pichón incauto".
—Pero es verdad que muchas de esas criaturas solo son incomprendidas. Otros sí que son violentos por gusto, de esos sí debes cuidarte. Pero no un yeti, para nada, y eso me preocupa.
Rip asintió, comenzando a caminar.
Sagway era pequeño, muy pequeño. Constantine se preguntó cómo soportaban pasarse la vida ahí, hasta que la respuesta vino desde una puerta, en que una candorosa voz los llamó.
—Hey, guapos, ¿un trago?
John no pudo evitar sonreír burlonamente cuando Rip volvió a sonrojarse. Una mujer con el escote tan profundo que dejaba claras sus intenciones, les hacía señas de acercarse inclinándose hacia ellos.
—¿Solo uno —respondió John acercándose y arrinconando suavemente a la mujer hacia la pared— ? No voy a embriagarme con solo un trago, ¿no puedes ofrecerme algo más… embriagador?
Rip abrió la boca escandalizado por la facilidad de seducción de su compañero, la mujer reía suavemente acariciando la desaliñada barba rubia, asintiendo.
—No te lo recomiendo, la llaman "Señorita S".
Rip y la mujer miraron confundidos cuando el rubio fijó la vista hacia donde no había nada. Carraspeó y se hizo el desentendido, alegando que le había parecido ver una cucaracha.
—¡Hey no soy una cucaracha! ¡Brujo grosero!
John frunció el ceño por un segundo, antes de retomar su actitud seductora —¿Qué tal si entras y me preparas ese trago, dulzura?
La mujer asintió mientras la dejaban ir.
John suspiró y miró hacia la pared vacía.
—¿Qué quieres?
Rip entendió, pero preguntó para estar seguro —¿Le hablas a un fantasma y no te has vuelto loco, cierto?
John asintió y repitió "¿Qué quieres?" en un tono muy poco amigable.
—¡Vaya con el brujo ingrato! ¡Sólo quería advertirte que no te metas con La Señorita S! No se llama Sandra ni Sonia ni Salvadora, es S de sífilis.
—¿Lo dices por experiencia?— se burló John en voz alta, causando que Rip se sintiera frustrado por escuchar la conversación a medias.
—Reitero: brujo grosero. Eso me pasa por querer ayudarte. Aunque tal vez no quiero ayudarte y solo quiero alguien con quien hablar. Todos en éste pueblo se han asustado cuando trato de contactarlos pero tú… te sentí desde hace minutos. Era cuestión de tiempo que pasaras por aqui, no hay muchos lugares a dónde ir, y por fin tendría con quien hablar.
—¿Y? ¿Qué está diciendo? —irrumpió Rip.
—Tonterías —sonrió John levantando los hombros.
—¡¿Tonterías?! ¡Tonto ese sombrerito viejo!
Rip ahogó un quejido al ver que el sombrero del otro salía despedido como arrojado por una mano.
—¡Brujo creído y maleducado! ¿Soy poca cosa para ti, eh? ¡Ya veremos cuando me necesites!
—Bueeenooo: Fantasmas —sonrió el rubio despreocupado, señalando que el ente se había ido —. Son muy sensibles, por eso se quedan. Demasiado sensibles para despegarse del lugar donde vivieron. Demasiado sensibles para todo.
Rip asintió como si fuera lo más lógico del mundo, cuando era una locura. Si no hubiera visto salir volando el sombrero que ahora el otro recogía del suelo, lo consideraría puras patrañas imposibles.
Pero era John Constantine, y según los registros de Gideon, hablar con un fantasma era de las cosas más simples que podía hacer.
—¿Entramos ya? Nunca hay que hacer esperar a una mujer, ni siquiera a La Señorita S.
"Me sorprende que no se haya puesto a seducir también al fantasma". Pensó con un gruñido, antes de seguir al rubio.
-.-.-.-.-
Pues sí… he vuelto. Mi cerebro (y Sacni) me decía que debía retomar esto, pero estuve en una sequía creativa de esas feas, en que no tenía ganas de escribir nada y solo me había podido poner a escribir el one-shot de Hombre Lobo en la Noche porque habría una cadena de lectura.
Bueno… se supone que no volveré a abandonar esto.
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