Jeongyeon.

Marqué el número de Nayeon para hablar sobre nuestra salida al parque de diversiones, tenía que decirle que ahora no sería una salida de dos sino de tres. Estaba segura que a Nayeon no le iba a importar, a ella le agradaba Jimin.

─Hola, unnie. ─Dijo una Nayeon alegre desde la otra línea.

─Hola, Nayeonnie. ─Dije con una sonrisa en mis labios. ─Te quería hablar sobre el parque de diversiones...

─¡Sí! Estoy muy emocionada. ─Aunque no la estuviera mirando podía imaginarme sus ojitos brillando de la emoción. ─¿Qué pasa con eso?

─Jimin vendrá con nosotros.

Nayeon se quedó en silencio por unos segundos, si no estuviera escuchando su respiración pensaría que había colgado.

─¡Claro, unnie! No hay problema... ─Soltó después de unos largos segundos de silencio. ─¿Puedo llevar a alguien también?

Fruncí el ceño antes de contestar.

─Puedes llevar a Chaeyoung, si quieres.

─Está bien, unnie, hasta mañana.

Dicho esto, colgó.

Suspiré y arrojé el teléfono a la cama. Cambié mi ropa por una más cómoda y me dispuse a dormir, había tenido un día agotador, Jimin y yo nos habíamos divertido mucho pero aun así no me sentía del todo bien. Sentía que faltaba algo.

Y ese algo era escuchar la dulce voz de Nayeon.

Amaba su voz, al igual que amaba todo de ella.

[...]

Esta salida hubiera sido genial si no fuera por la persona que trajo Nayeon.

Jennie.

¿Por qué trajo a esa chica con aires de superioridad?

¿No se suponía que traería a Chaeyoung?

Estaba furiosa. No solo porque haya estado pegada como un chicle a Nayeon sino eran sus comentarios los que más me molestaban.

─¿Por qué nos mira tanto, unnie? ─Preguntó Jennie que le estaba dando algodón de azúcar a Nayeon en su boca.

¡Solo yo podía alimentarla así! Claro aparte de Chaeyoung ¡Pero Chaeyoung es Chaeyoung y no cuenta!

─Sé que nos vemos perfectas juntas... ─Siguió Jennie. No pude evitar apretar mi mandíbula ante sus palabras. ─Pero lleva mirándonos por más de una hora y me está comenzando a asustar.

Forcé una sonrisa antes de responder:

─Solo me fijo si estás tratando bien a Nan. ─Dije acercándome a ella. ─Porque si le haces algo, juro que yo... ─Nayeon me interrumpió, miré su rostro y su ceño se encontraba fruncido.

─¡Unnie! ─Reprochó Nayeon con el rostro serio.

─Ella comenzó. ─Me defendí mirando a Jennie, esta tenía los brazos cruzados y una expresión de burla en su rostro.

Y así pasaron las horas restantes. Todos parecían felices, todos excepto yo, que la mayor parte del tiempo miraba a Nayeon para asegurarme de que estuviera bien.

¿Por qué?

Simplemente porque no confío en esa chica que se hace llamar Jennie.

Nayeon se veía muy sonriente con esa chica, se daban de comer en la boca y ni hablar de cuando Nayeon la abrazó cuando subieron a la montaña rusa.

¡Nayeon siempre me abrazaba a mí! Yo era su protectora, no ella.

Jimin me hablaba y me tomaba del brazo, pero no le prestaba atención. Lo único que me importaba en ese momento es que esa tonta no se acercara a Nayeon más de lo debido.

─¿Me estas escuchando, Yoo Jeongyeon? ─Preguntó Jimin con algo de molestia en su voz.

─Yo... Eh ¿Qué decías, bebé?

Abrí mis ojos y me golpeé mentalmente. Ese apodo era único y exclusivo para Nayeon. Jimin me miró alzando una ceja.

─Nunca me llamas así. ─Dijo con sus brazos cruzados. Su semblante se volvió serio antes de suspirar. ─Has mirado a Nan y a Jennie por tres horas.

Abrí mis ojos sorprendida ¿Solo tres?

─Lo siento es que... ─Él alzó su mano para intervenir.

─Lo sé, lo sé, Nayeon es como tu hermanita a la que tienes que cuidar. ─Sonreí débil.

¿Tantas veces se lo había dicho para que él me citara?

─Solo la cuido.

─¿De verdad? Jeongyeon por favor, Jennie parece una buena chica, linda y divertida. Se nota que tienen mucha química. ─Reí con sarcasmo a lo que él frunció el ceño.

─¿Química? Por Dios, química tenemos Nan y yo. ─La mirada de Jimin se volvió intensa.

Mierda al parecer mis palabras no sonaron como yo esperaba.

─¿A qué te refieres, Jeongyeon?

En este momento me sentía intimidada, el dulce chico sonriente se había ido.

─Me refiero a que tenemos química de hermanas... De mejores amigas. ─Él me miró no muy convencido antes de asentir.

─Su amistad es muy... Extraña. ─Ladee mi cabeza sin entender, por lo que él prosiguió. ─Ustedes son tan unidas, se tratan de una forma especial, tú sin duda matarías si alguien lastimara a Nayeon y ella pues como que moriría por ti.

¿Matar? Creo que es una palabra fuerte. Si alguien lastimara a Nayeon lo dañaría, lo dañaría mucho.

─Jimin, ya te dije que somos amiga-hermanas eternas.

─¿Solo eso? ─Asentí. ─¿Y Nan piensa lo mismo?

Miré a Nayeon que estaba hablando muy cariñosamente con Jennie.

─Sí, estoy segura.

Subimos a la última atracción, La rueda de la fortuna. Jimin se veía muy feliz por esta atracción, él esperaba que nos diéramos un beso en la cima.

─¿Lista para los besos, Nayeonnie?

¿Besos? ¿Cómo que besos?

─Que atrevida, Nini. ─Dijo Nayeon sonrojada.

─¿Pasa algo, unnie? ─Me preguntó Jennie con su mirada arrogante.

─Sí, me pasa mucho, mocosa arrogante. ─Dije mientras me acercaba a ella dándole un pequeño empujón en el pecho.

─¿Cómo me llamaste? Tú, vieja amargada. ─Dijo devuelta dándome un empujón.

─¡No soy vieja! Te llevo solo tres años. ─Volví a empujarla un poco más fuerte.

─Vi. E. Ja. ─Me empujó que casi caigo al suelo.

Ahora si estoy furiosa.

Me acerqué a ella quedando muy cerca de su rostro y tomé su blusa.

─Va a golpearme, solo porque está celosa. ─Lo último lo dijo con burla y lo suficientemente bajo como para que solo las dos escucháramos, la solté y golpeé su rostro.

Ella dio pequeños pasos para atrás, incorporándose del golpe.

─Eres una idiota.

Se abalanzó sobre mí rompiendo mi labio. Ambas caímos al piso, arrastrándonos en él, ganando la atención de todos, Nayeon y Jimin gritaban que nos detuviéramos, pero ambas estábamos concentradas en rompernos las caras mutuamente.

Giramos y quedé encima de ella, di varios golpees en su rostro, ella dio una patada para volver a girar quedando ella encima de mí, devolviéndome varios golpes.

Fue en ese momento cuando siento que dos hombres más altos y más fuertes que nosotras nos separan. Su rostro se veía mal, al igual que el mío, supuse.

─Acéptalo, Jeongyeon. ─Escupió Jennie.

─Más te vale que te alejes de nosotras. ─Solté intentando que el gran hombre me soltara.

─¿Por qué debería hacer lo que tú dices? ─Dijo al igual que yo intentando zafarse del agarre del hombre.

Al parecer estos tipos pensaban que si nos soltaban volveríamos a los golpes y estaban en lo correcto.

─Yoo Jeongyeon, Kim Jennie. ─Dijo seriamente Nayeon.

Nayeon les pidió a los hombres que nos soltaran, que ya no provocaríamos más problemas. Lentamente nos soltaron y Nan se acercó a nosotras.

─No puedo creer que hayan hecho eso ¡Qué vergüenza!

Jimin me miraba con una expresión que no pude reconocer.

─Vámonos, Jeongyeon. ─Dijo él acercándose a mí. ─Te ves mal, te llevaré a casa para curarte esas heridas.

Asentí y miré a Nayeon que se encontraba con Jennie.

Un gruñido escapó de mis labios, uno que Jimin no paso por alto.

─Nayeon. ─La llamé. Ella al girarse me miró con un semblante serio. ─Ven, te llevaremos a casa.

─No. ─Dijo dejándome sin aliento.

¿No?

─¿Qué? ─Pregunté a ver si era yo quien había escuchado mal.

─Dije que no, vine con Jennie y me iré con ella. ─Dijo firme haciéndome enojar.

─No jodas, Im, tú vienes con nosotros.

─Ya te dije que no. ─Se acercó a Jennie pasando su brazo por su cintura, ayudándola a caminar. ─Iré con Jennie a su casa y al igual que Jimin, curaré sus heridas.

¿Acaso Nayeon prefería a Jennie antes que a mí?

─¿Estás segura? ─Pregunte para ver si cambiaba de opinión.

─Muy segura. ─Se acercó a mí y musitó: ─Te veo luego, Yoo.

Cerré mis ojos con frustración. Ella no me llamaba Yoo a menos que estuviera molesta.

¿Estuvo mal mi comportamiento?

─Ya, vamos.

Jimin se acercó para ayudarme, me dolía el rostro y las costillas, esa niña peleaba muy bien.

Pero ni crea que esto se quedara así...