II: Little bunny?
—¡Mami! ¡Jin ira afuera!— el niño corrió por el pasillo en dirección a la puerta del patio trasero, hasta que vio unas piernas frente a el, haciendo que no pudiera ver nada mas que manchas azules y verdes debido al diseño floral de los pantalones de pijama que usaba su madre.
—¿Y tu abrigo?— le dijo la mujer levantando una ceja y mirando a su hijo.
—A Jin no le gusta usar abrigo, es muy grande y es incomodo para jugar— Jin comenzó a moverse inquieto y haciendo un puchero cuando su madre lo secuestro entre sus brazos para ponerle ese gran y felpudo abrigo que debía usar casi a diario en épocas otoñales e invernales.
—Buenos, si Jin no usa el abrigo no podrá ir afuera y se quedara aquí ayudándome a organizar las compras semanales— dijo su madre, dejando al menor en el suelo de la sala y cruzándose de brazos frente al el.
Al escuchar eso, el pequeño de mejillas redondas dio un brinquito para alcanzar tirar de su abrigo y que este cayera, colocándoselo de forma desordenada al ver a su madre ir hacia el librero para tomar la libreta azul en donde escribía y planificaba las compras.
—Mami— levanto sus brazos en dirección a esta para que le ayudará a cerrarlo y acomodar las largas mangas que impedían que se vieran sus manitos.
—Eso fue rápido—
—Jin es hábil—
Ambos rieron y terminaron de vestir adecuadamente al rubio, su madre le agrego una bonita bufanda azul para que su cuello y parte de su pecho no estuvieran expuestos al frio.
—Listo, ahora sí puedes ir a jugar, mi angelito— le dio un beso en la frente, viendo como su pequeño iba emocionado hacia el patio —Solo ten cuidado y trata de no golpearte, ¡te llamare cuando la comida este lista!—
Tuvo que gritar lo último, porque Jin ya se encontraba tirado en medio del pasto haciendo ángeles de nieve.
Paso un promedio de media hora y el niño estaba haciendo una gran bola de nieve.
Había visto por la ventana de la sala como los demás niños hacían eso para hacer unos muñecos extraños.
Y el quería hacer lo mismo.
La primera bola está terminada, la dejo en el centro del patio, justo al lado de su angelito de nieve para que no se sintiera solo y comenzó a hacer la cabeza.
Comenzó a rodar una pequeña esfera por todo el patio hasta que se volvió una mediana, con cuidado y mucho esfuerzo logro colocarla encima, se alejo un poco y vio con ojitos brillantes como su obra maestra estaba terminada o bueno, casi terminada.
—Te hace falta algo— comenzó a escarbar en la nieve hasta encontrar algunas piedras, colocándolas en el rostro del muñeco para que simularan ser los ojos y la boca.
Luego recogió algunas ramas que el viejo árbol de la vecina soltaba y caían en su patio, serian los brazos perfectos para su creación.
Y finalmente se quito la bufanda y se la coloco al muñeco, se veía bonito.
Ahora sí, su obra maestra estaba terminada.
—Te llamaras muñequito de nieve— finalmente, le dio un abrazo y continuo jugando.
Jin ahora estaba decidido arrastrar la nieve con sus pies para hacer un caminito para llevar su carrito rojo afuera y que el señor barrigón pudiera ver jugar con el sin mojarse ni ensuciarse.
Estaba concentrado en arrastrar sus botitas por ese manto blanco que no se dio cuenta que su muñeco comenzaba a colapsar.
Primero sus brazos, luego sus ojos de botón y la bufanda salió volando cuando la cabeza cayo al suelo.
Siguió haciendo su pequeña carretera y sin darse cuenta, por estar mirando hacia abajo, pateó ligeramente la parte inferior del muñeco.
De pronto, este comenzó a desmoronarse, dejando ver a un pequeño niño, un poco más bajito que el y con la nariz roja, como la de un conejito.
El "conejito" sacudió su cabello castaño y se dejó caer sobre la suave blancura, acariciando el tobillo que había sido golpeado anteriormente.
—Auch, ¿por qué me golpeas? Yo no hice nada— los ojos del castaño comenzaron a brillar por las lagrimas que se acumulaban en estos.
—¿Kookie? Pero tu nombre es muñequito de nieve— Jin movió la cabeza a un lado en señal de confusión, no sabia como es que su muñeco se había convertido en un niño, ni por que este decía llamarse de otra forma.
—Mi n-nombre es Jungkook, pero me puedes decir Kookie, no soy muñequito de viene— Jungkook soltaba pequeños hipidos y frotaba con algo de fuerza sus ojitos para tratar de detener las lagrimas que resbalaban por sus mejillas. Mientras Jin daba saltitos emocionados al escuchar el nombre del niño, se llamaba igual que uno de los personajes de su serie favorita.
—Wow, tienes un nombre muy lindo— Jin se sentó a su lado —Perdón por patearte, no fue mi intención, no sabia que estabas ahí—
Jungkook no decía nada, y eso comenzó a angustiarle, las lagrimas comenzaron a nublar su vista, no le gustaba que las personas se enojaran con él, no le gustaba que se fueran porque estaban enojados. Además, en las novelas que veía su mamá en la tarde habían muchas personas enojadas que se gritaban cosas que no entendía muy bien, pero sonaban feas y eso no le gustaba, le daba miedo.
—¿S-si Jin trae su carrito con sus peluches para jugar... lo perdonarías?—
—¿T-tienes un carrito?— Kookie levanto la vista y sus ojos brillaron al ver la gran sonrisa que tenía Jin en su rostro.
—¡Si! Y muchos peluches, traeré mi favorito para jugar, espera aquí, si te mueves te convertirás en un sapo feo— dijo el rubio, señalándolo con el dedo y haciendo su voz un poco más grave para imitar a uno de esos villanos que salía en su serie favorita.
Jungkook se quedó quieto, el no quería ser un sapo feo así que debía hacerle caso al niño que corrió en dirección a su casa.
Minutos después, un pequeño salía al patio con dificultad mientras jalaba un carrito rojo y con pegatinas de estrellas decorando los laterales, en este iban un gran oso de peluche y unos cuantos mas pequeños.
Se veía difícil, las ruedas se hundían en la nieve y quería ayudar, pero Jin le dijo que no debía moverse y eso haría, esperaría pacientemente en su lugar para poder jugar.
Hasta que vio como su nuevo amigo tironeaba con fuerza el carrito cuando este se atoro, intento tirar con mas fuerza pero solo logro perder el equilibro y caer bruscamente en la nieve, causando que sus rodillas se hundieran mucho mas y soltara un chillido de dolor.
Y en ese momento, no le importo ser un sapo feo.
Ayer no actualice porque me quedé dormida todo el día, literalmente.
Espero que les guste el capítulo.
AgustXVQ ❄
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