Hula-Hula
Nota: Este fic está basado en una escena de Brooklyn 99. No tiene spoilers de Wayward Son, pero para uno de los personajes extra usé a uno de los nuevos personajes.
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A tiempo como siempre, a las ocho en punto Baz entró por la puerta del salón. Como de costumbre, Simon estaba sentado encima de su carpeta, mientras hablaba con Penny, Agatha y Shepard, aprovechando que el profesor aun no llegaba.
Desde que empezaron la secundaria, él y Baz habían desarrollado una especie de rivalidad extraña. Sí, hacían lo que cualquier pareja de rivales harían: competían, discutían, se gritaban y... ¿flirteaban? Simon no estaba seguro de si eso era normal, pero es lo que hacían. Diablos, quizá estaba recibiendo las señales equivocadas, pero quién sabe.
Tenía que admitir que Baz era guapo. Quizá el chico más guapo de la escuela, aunque tuviera un carácter de mierda. Y eso que últimamente se habían empezado a tratar de una manera un poco más amistosa. Por eso, Simon no pudo evitar echarle una mirada mientras cruzaba el salón para llegar a su carpeta. Fue ahí que notó algo inusual.
—Hey, Baz —lo llamó, deteniendo la conversación con el resto de sus amigos—. ¿Por qué llevas esa venda?
—Me torcí la muñeca —contestó Baz inexpresivo, quitándole importancia.
Agatha se giró al instante, mirándolo preocupada.
—Oh no, ¿qué pasó?
Baz levantó una ceja, con una sonrisa de lado.
—No te preocupes, Agatha. Estoy perfectamente bien —dijo, antes de ir a sentarse a su lugar.
Simon (quien claramente no acababa de ser atacado por el monstruo de los celos) resopló.
—Sí, Ags, cálmate. Déjalo tranquilo.
La chica lo miró con reproche, sabiendo perfectamente que aquí, el obsesionado con Baz era Simon. Todos sus amigos lo sabían, así que no era extraño hablar sobre él entre ellos.
Al darse cuenta de que Baz ya no les estaba prestando atención, los cuatro se juntaron de nuevo.
—Así que —empezó Simon—, que no nos haya dicho cómo se torció la muñeca solo puede significar una cosa.
—Está en un grupo de pelea —ofreció Shepard, emocionado.
Simon se hizo la idea. Vaya, eso sería realmente atractivo, pero estaba seguro de que no era la razón.
—No —continuó—. Se lo hizo haciendo algo que lo avergüenza, como sonreír. La pregunta es, ¿cómo te lastimas el brazo sonriendo?
—Quizá fue haciendo deporte —dijo Penny—. Baz juega al fútbol. Me has arrastrado mil veces a sus partidos, Simon.
—Bueno, sí. Pero...
Antes de poder seguir con el chisme matutino, Baz carraspeó desde su sitio. Se había levantado de su asiento, y observaba a los cuatro chicos con los brazos detrás de la espalda. Simon a veces olvidaba que Baz era el delegado del salón, y era bastante estricto, además de elegante.
—Puedo escucharlos especular acerca de mi lesión desde el otro lado del salón. Esta es la razón: me tropecé en una acera desnivelada.
—Oh —murmuraron los chicos, asintiendo.
—No pensé que sería importante que lo supieran —siguió, levantando la cabeza con superioridad—. Deberían ir a sentarse a sus sitios, el profesor ya va a llegar.
—Aburrido —murmuró Shepard, medio en broma. De todas formas, le hicieron caso a Baz y se separaron.
Simon se sentó en su carpeta. Empezó a abrir su cuaderno de mates, buscando en dónde había anotado la clase pasada, cuando una sombra oscureció su vista. Baz estaba al frente suyo. Estaba inclinado hacia él, con la mano sana apoyada sobre la mesa, como si quisiera contarle un secreto.
Y en efecto, así era.
—Snow, ¿quieres saber cómo me lastimé la muñeca en verdad?
Simon miró a ambos lados. Nadie los estaba escuchando.
—Pues sí.
Baz asintió, parecía que se estaba esforzando por mantener una expresión neutra.
—Estaba jugando al hula-hula. Mi hermana y yo vamos a una clase para ejercitarnos, y también por diversión.
—Oh, dios —la cara de Simon era un poema.
—Domino todos los movimientos —alardeó Baz, mientras sacaba el celular del bolsillo. Cuando lo desbloqueó, habían fotos de él mismo. Jugando al hula-hula—. El revoleo de pizza, el tornado, el escorpión, el oopsie-doodle.
Simon lo observó varios segundos, completamente sorprendido. Esto era algo que no se esperaba en lo absoluto. Baz era tan serio que, de no ser por las fotos, jamás se lo podría haber imaginado.
—¿Por qué me estás contando esto?
Baz tenía una sonrisa maligna en el rostro.
—Porque nadie, nunca, te va a creer.
Y sin poder hacer nada, Simon observó cómo el chico borraba de su celular la carpeta entera de fotos. Una vez más, había caído por completo en uno de sus juegos pesados.
Pero aun teniendo esa estúpida expresión de suficiencia en el rostro, Baz era extremadamente guapo.
—Maldito imbécil... —murmuró para sí mismo, mientras lo observaba darse la vuelta e irse, como si nada raro hubiera pasado.
Otra típica mañana con Basilton Pitch.
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Tengo como 6 fics en borradores, pero ayer empecé este y es el único que he podido terminar JAJAJA :(( no podía parar de pensar en Baz diciéndole lo del hula hula a Simon 😂😂
Mírense Brooklyn 99, es muy buena uwu
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