Y k s i.

20 de Septiembre, 1941.

Narración de Perú
 

Todo estaba en llamas, las bombas caían por montones y el sonido era ensordecedor, los heridos llegaban por montones al campamento médico. Soldados con amputaciones debido a la explosiones, civiles con desgarres o fracturas expuestas, niños sin extremidades....

El Sitio de Leningrado comenzó el 8 de Septiembre, el 15 del mismo mes de llevaron a Ucrania...

Un mes en que nuestras esperanzas de repeler el ataque alemán se desvanecían, finalmente....ellos tomaron la ciudad, aislaron a los sobrevivientes tras ejecutar a los militares, habían optado por aquella ciudad debido a la gran presencia de fábricas y por su ubicación idónea para hacerse con el resto de la Unión Soviética. Habían obligado a la gente a volver a sus casas destruidas en su mayoría y no sabía qué hacer pues no pertenecía ahí....estaba incomunicada y desesperada sin saber cómo al menos sacar a los niños de ese infierno pero las demás ciudades cercanas estaban casi en la misma situación. Estaba tan cansada de ir de un lado a otro atendiendo a los humanos con tan poco material médico e infiltrarme entre los campos de los que se adueñó la Wehrmacht para poder aumentar un poco de las raciones diarias, por suerte yo no necesitaba comer, en ese tiempo entregando mis raciones a las familias con más niños descubrí que nuestra especie sólo ingiere alimentos por capricho, después de todo estos llegaban a saber bastante bien.
Era media noche y me había despedido de la familia que me acogió bajo su techo, por más que me doliese ya no podía permanecer aquí ya que todo mi escuadrón había muerto y yo debía seguir con mis deberes apoyando en zonas que aún se resistían.

Corrí lo más ligero que pude hasta el punto ciego del campo de legumbres y extendí mis alas, emprendiendo vuelo apenas aparecieron ya que debía ser rápida o no tardarían en comenzar a disparar.

 
•  •  •

Esa ocasión tuve suerte porque no llegaron a notarme, sin embargo no corría con la misma suerte ahora, intentando esquivar las balas que provenían desde el suelo e incluso alguna bengala que usaban para cegarme, los bastardos tuvieron suerte. Caí la suelo con mucha fuerza oyendo mi brazo hacer un ruido que no debería y ahogando un grito cuando el dolor llegó a mi cerebro de forma estrepitosa por la manera tan brusca en la que me levantaban de la nieve e intentaban arrastrarme hasta el Panter gritándose algo sobre un trofeo de guerra...algo que no entendí hasta que intentaron abrir mi gabardina con una de las dagas de las Juventudes Hitlerianas, llena de pánico le escupí al que estaba sobre mi y tras eso comenzaron a golpearme, al estar boca abajo en el suelo soportando las patadas y pisadas hasta que el ardor de mi carne siendo cortada activó ese instinto de defensa que todos los Ángeles poseemos por lo que al gritar el sonido salió como un alarido ensordecedor que los obligó a caer de rodillas tapando sus oídos, aquello me dio el tiempo suficiente para volver al aire, vagando varios kilómetros más sin ser consciente del todo de en dónde estaba o la dirección que llevaba hasta que empezó una tormenta de nieve que comenzaba a congelar mis plumas doradas a la par que nublaba mi vista....no podía más por el cansancio así que de un momento a otro sentí mi cuerpo caer varios metros de vuelta a la nieve y finalmente no hubo más ruido para mi.
    

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El ambiente era...¿Cálido? Si, cálido. Se sentía como estar bajo el sol del campo pero seguía sin sentir la luz de Inti chocando contra mi cara, había un olor a madera y dulce que comenzaba a sacarme del lugar en donde estaba, comenzando a sentirme incómoda a medida que el olor se hacía más intenso. Cuando pude abrir pesadamente mis ojos que percibieron a primeras un muro de troncos lijados, tomando más conciencia sentía mi piel expuesta en contacto de algo muy suave y cálido y minutos después pude reunir energía suficiente para girarme sobre esa cama aún demasiado confundida como para sentir temor.

La silueta que vi era la de un hombre, este leía dándome la espalda al estar delante de la chimenea, supongo que al moverme hice ruido por lo que el desconocido se levantó de la mecedora escaneándome con la mirada en lo que yo intentaba recordar dónde lo había visto antes.

—.......¿Quién... –Inició ella en un hilo de voz debido al adormecimiento de su garganta que poco a poco se iba disipando hasta dejarla continuar, en español—...E..Eres?..

Suomi. –Dijo el rubio en finés, sin embargo ambos se habían entendido. Al procesarlo la de ojos café quedó estática, estaba enfrente del ángel que URSS atacó año y medio atrás—.
(Finlandia.)

Ambos nos quedamos mirando un momento, él con indiferencia y yo ya con pánico hasta que me tendió una taza de madera clara con algunos tallados de runas que contenía chocolate caliente, la acepté lentamente y dejé salir un suspiro de calma al sentir mi cuerpo retomar calor.

—Kerro nyt mikä nimesi on. –Solicitó el escandinavo en tono neutral que más parecía de seriedad, inevitablemente arqueó una ceja haciéndolo parecer más demandante—.
(Ahora, dime cuál es tu nombre.)

—Soy Perú, de tierras al Sur de América...¿Entiendes lo que digo?, You understand me? –Dijo la bicolor tras haber pasado el dulce líquido de su boca, no estaba del todo segura si Finlandia la entendería ya que sólo lo había visto de lejos y no tenía idea de cuántos idioma sabía—.

—Entiendo. –Respondió este con un curioso español que mantenía el acento del Norte haciéndolo sonar raro, sin embargo la comunicación era un problema menos para la latina— ¿Cómo..llegaste aquí?

—Yo...yo pertenezco a la división médica de....la Unión Soviética, nos enviaron como apoyo a algunas de mis hermanas y a mi... –Perú se removió incómoda aún sentada cobre la cama ajena, cubierta con las mantas de piel. Debía tener cuidado al mencionar al hombre de parche aunque no fuese legalmente su aliada en todo el término de la palabra—.

—¿Les envío Sociedad de Naciones? –Apoyado en la pared de piedra junto a su chimenea, si esa mujer frente a él era importante, podría usarla como moneda de cambio en el momento idóneo—.

—No...nosotras teníamos un tratado con.. Él, nos exportaba materiales finalizados o mano de obra y a cambio tendríamos que ir a apoyarlo si lo requería. Luego estalló la guerra y Alemania se fue en su contra también...tuvimos que volar desde muy lejos para cumplir como dicta la ley.. –La castaña se cubrió la cara con la mano izquierda, jamás habría pensado que luego de la Great War alguien sería capaz de ocasionar otra, menos aún que nuevamente fuese Alemania—.

—Hm. Así que tratado.. –Se murmuró a sí mismo en tono casi inaudible, pasó unos minutos totalmente quieto mientras pensaba en algo que hacer para beneficiarse también por ese lado— Repitamos el tratado. Pero en lugar de ofrecerte algo material, serás tú quien ofrezca medicinas y asistencia mientras que mi parte será garantizar que no te maten los bastardos soviéticos cuando se enteren que estás en mi territorio.

Las últimas palabras del Finlandés causaron una gran confusión y hasta molestia en la hija de Inca, ¿Cómo se atrevía él?

—No. –Ella frunció el ceño intentando levantase tambaleante hasta casi llegar frente al más alto— Estás del lado de los Nazis y aunque debo arriesgar mi vida, mi gente no va a apoyarles.

—Estoy de mi propio lado y el de mis humanos. No estoy del lado se la rata alemana, él solo se interesa en destruir. –Cortó el escandinavo con tono serio a igual que su gélida mirada ámbar, jamás traicionaría a su gente, moriría por ellos—.

—¿Entonces porqué finges estar de su lado? –La expresión de ella lo decía todo, estaba sumamente confundida por las palabras del contrario—.

—Auto-Conservación, la oportunidad de garantizar la seguridad de mi ejercito restante y una excusa para usar una fracción de la Wehrmacht a mi antojo para defender lo que me queda o incluso ganar terreno. –Finlandia colocó sus nudillos derechos justo sobre el pecho de la peruana y de esa forma la obligó a volver a sentarse en la cama ejerciendo un poco de fuerza—.

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