K y m m e n e n.
-Herr Finnland ! -Dijo un niño tricolor con entusiasmo saliendo por el compartimento delantero del tanque, seguido por una humana-.
-Que inesperada visita familiar.. -El de finés alzó las cejas de manera burlona relajándose sabiendo que el de esvástica no haría algo arriesgado con el menor presente, sin embargo aún no estaba seguro si la bicolor estaría bien-.
-No estaba enterado de que ahora gozabas de compañía, en ese caso creo que estoy interrumpiendo -Soltó el fascista devolviéndole el comentario, ambos se miraban con sorna a pesar de ser socios-.
-No tengo tus manías -Rezando internamente, Suomi tomó la mano de la latina haciendo que diese un par de pasos al frente dejándola a la vista, ella alzó la mirada mientras tomaba con fuerza la mano del albino, naturalmente nerviosa-.
-Oh pero qué ironías de la vida, no te veía desde que perdiste los juegos del 36. -Ante el comentario de Reich la azabache viró los ojos con disimulo tras él, el mayor se estaba comparando como un niño-.
-No los perdí. Salí porque hacías trampa por Austria y era demasiado evidente. -Contestó gruñendo la latina con el ceño fruncido, aquello había sido una injusticia total que aún la enojaba-.
-Claro, lo que digas. -Minimizó el de esvástica de manera sarcástica mientras bajaba por un lado del tanque junto a su maleta a lo que el dueño del territorio se tensó al ver que planeaban quedarse- Sólo serán tres días, no te vas a morir.
-Contigo es difícil saber eso. -El escandinavo intercambió miraba con la castaña, sabían que tendrían que ocultar algunas cosas y ver en dónde dormiría cada quien ahora-.
Pasaron un par de horas incómodas hasta que el menor de los presentes quedó dormido tras algunas galletas y chocolate tibio, el resto cenó rápidamente en silencio tenso y se distribuyeron según las indicaciones... mañana debían estar gran parte del día trazando los planos e intercambiando la información que recogió la inteligencia de sus países.
Perú tenía un futon re cubierto con mantas al lado del escandinavo que se encontraba cambiándose de ropa en el baño, ella se dejó caer boca abajo y el sueño la reclamó...al salir, el de ojos ámbar la cubrió con sus respectivas mantas y se dispuso a acostarse mirando hacia la pared esperando que el tiempo pasase rápido para que los ajenos se fueran y ellos pudiesen volver a su rutina normal.
Durante la madrugada una nueva tormenta comenzó descendiendo inevitablemente la temperatura del lugar que contaba con tres chimeneas encendidas que parecían no poder apaciguar la ira del invierno.
-Suomi... -Llamó en un murmullo la mayor al mencionado que se levantó algo agitado, más que nada por los anteriores accidentes respecto la temperatura que hubieron antes- Tranquilo..... sólo tengo frío.
-Eres la persona más friolenta del mundo...tienes como tres kilos de mantas encima.. -Dijo soñoliento el de cruz azul estirando su mano hacia la otra colchoneta jalándola hasta la suya, así acercándola a ella que instintivamente se acercó al calor ajeno- Ahora guarda silencio y duerme..
Concluyó con la voz ronca mientras la sentía envolverse contra él, era extraño sentirla tan helada... probablemente tenía desbalances en su territorio que le impedían procesar de manera correcta los climas...a veces le sucedía lo mismo a Åland cuando era más pequeño. Mentiría si dijese que no extrañaba a su familia... pero la discusión que tuvo con Suecia y Noruega fue tan fuerte que decidió alejarse de todos para poder seguir con su plan de recuperar la Karelia aliándose con Third Reich para vencer a su medio hermano...el cual era complemente un monstruo sin piedad o respeto por la vida ajena. Nunca se habían llevado bien y sabría que jamás podrían estar en la misma habitación sin desear matarse el uno al otro porque era un instinto natural, a diferencia de sus otros medios hermanos con los que solía simplemente convivir hace mucho.
A su lado la bicolor se removió.... entonces vinieron a su mente las viejas cicatrices que tenía en el cuerpo.... incluso podía reconocer algunas marcas de azotes en su espalda, extrañamente eran doradas..... comenzó también a preguntarse cómo fue su vida antes de la guerra, sabía que ella no pertenecía a ese continente y la verdad tampoco sabía mucho de los otros más allá de su territorio...con esos pensamientos en la mente comenzó a ser más lento hasta que se quedó dormido hasta la mañana.
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Un fuerte grito despertó al resto del susto, el albino y la mayor se miraron unos segundos procesando el estar despiertos hasta que rápidamente a su mente llegó algo en específico así que se levantaron rápidamente y casi se estrellan con el de piel carmesí que iba saliendo de la habitación, los tres se toparon con Kraus en medio de la sala temblando un poco mientras apuntaba con su arma a la ventana de la cocina mientras en pequeño rubio estaba detrás de ella mirando al enorme oso que de asomaba por la cocina.
—Was zum Teufel ist das? –Dijo en tono alto el germano colocando su mano sobre la funda de su arma listo para dispararle al animal y se le ocurría terminar de meterse por la ventana—.
(¿Qué mierda es eso?)
—Hän on meidän karhumme, älä osoita häntä. –Dijo rápidamente el de gorro de lana mientras iba a la ventana para hacer retroceder al enorme animal en lo que Perú trotaba hacia el compartimento en donde se guardaba la carne ahumada—.
(Es nuestro oso, no le apunten.)
Luego del espectáculo de alimentar al oso cerraron la ventana que muy probablemente abrió este pues el seguro estaba dañado y tendría que ser reemplazado antes del anochecer si no quieran congelarse. Sin duda las mañanas eran más entretenidas cuando la fauna de su territorio venía a saludar, ya que todos estaban despiertos se dispusieron a desayunar.
—Deberíamos ponerle un nombre al oso...no puede ser sólo.. "Oso" –Murmuró la bicolor con ligera burla mientras terminaba de preparar su sándwich de carne desconocida, el no saber de qué era le agregaba un toque de gusto—.
—No es una mascota, es un animal salvaje que en cualquier momento podría irse –Finlandia no era alguien a quien le gustase encariñarse con las vidas mortales pues sabía que era efímeras a comparación de él y no quería sentir tristeza por cosas así pues habían cosas más importantes de las que debía ocuparse—.
—Entonces...¿Qué tal señor burbujas?.. –Habló ella ignorando olímpicamente lo dicho por el más alto antes de morder su desayuno con tranquilidad—.
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