K u u s i t o i s t a.

16 de Diciembre, 1941.


Rusia suspiraba pesadamente mientras curaba las heridas del kazajo, las cosas no hacían más que empeorar para ellos a causa del creciente enojo desmedido de su "Padre" contra ellos o cualquiera y su confidente se había visto afectado por ello.

-Te dije que era mejor enviar a otro a dar el reporte.. -Habló el de cabello plateado terminando de suturar la cortada más grande que tenía éste en el brazo a causa de la botella rota que empuñó el de orbe roja contra el menor hasta que él por suerte pudo separarlos sin salir lastimado también-.

-Y así tendríamos un camarada menos, por lo menos nosotros podemos recuperarnos en unos días.... ellos quedan lisiados de por vida, si es que sobreviven a ese monstruo. -Le recordó el de ojos limón con tono pesimista hasta que posicionó sus ojos en un periódico cercano con una portada bastante fuerte- ¿Crees que el capitalista pueda hacerles frente como antes?..

-No lo sé Kaz, esto no es 1918 y esos Nazis están demasiado bien equipados.....además aún no sabemos nada sobre Ucrania.. -El bicolor sintió sus ojos arder ante la idea de que probablemente su pequeña hermana gritó su nombre hasta cansarse y él no estaba cerca para ayudarla, además la desaparición de la médico peruana había abierto una brecha bastante grande en sus defensas puesto a que ella era la única que podía ir rápidamente a los heridos y salvarles la vida en tiempo récord- Ya sabes..

-Si si, nada sale de esta habitación.. -Dijo entre dientes observando la fea bodega en la que dormían para que al menos descansaran un poco con la certeza de que el alcohólico no entraría en medio de la madrugada a romperles el cuello en uno de sus delirios por la ebriedad-.

Entonces ambos salieron del complejo militar nuevamente a las calles semi destruidas y heladas de Moscú limpiando sus uniformes con sus manos enguantadas rumbo al bar más cercano en donde se reunían los soldados aptos antes de volver al frente, sólo eran dos niños...... dos niños acorralados por un demonio y algo igual de letal que este, pelando por ver quién los devoraría a todos.


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-Sigo sin saber cómo diablos dejó que hicieras eso -El finés miraba a la latina sentada tranquilamente sobre el enorme oso con escepticismo, la primera vez que la vio subirse sobre el animal casi se infarta y tuvo que reprimirse un grito para no alterar al animal-.

-Ni yo, creo que darle carne hizo que me amara lo suficiente como para no arrancarme una pierna cuando lo intenté -Dijo ella sonriente como si fuese un poni muy peludo..... con colmillos de mínimo siete centímetros y una muy poderosa mandíbula y garras capaces de partir la corteza de un árbol- Me quieres mucho, ¿Verdad señor burbujas?

-Yo también te amo, pero eres demasiado arriesgada para tu bien..... por favor ya bájate que me pones de nervios. -Se quejó el de gorro de lana al ver que el carnívoro se estaba moviendo para olisquear la pierna derecha de su novia, no le gustaba para nada que tratase al depredador como a un perro domesticado-.

-¿Y qué tal si me subo a otro animal? -Dijo la peruana mordiéndose el labio antes de bajarse cuidadosamente el oso de 600 kilos e ir a rodear el cuello del albino con sus brazos mirándolo retadoramente, le encantaba fastidiarlo de esa manera porque el más alto se avergonzaba fácilmente-.

-¿De verdad me estás llamando animal?.. -Respondió el de abrigo azul fingiendo no haber entendido la clara indirecta de la pícara mujer que le robaba el aliento con largos besos lentos en cualquier oportunidad que tenía, cada día que pasaba con ella era un paso más cerca del delirio y el pecado más ansiado, probar su carne-.

-Me la pones difícil Suomi -Se quejó ella haciendo una expresión de lamento que paso a una de terror al oír el rugido del oso alejándose que tensó mucho a ambos distraídos que suspiraron de alivio al notar que no era para ellos, luego sintieron pena del conejo y prefirieron seguir con su camino rumbo al pueblo por sus provisiones mensuales- Creo que no voy a poder dormir luego de eso..

-Tampoco es como si dejases que yo lo haga.. -El escandinavo arqueó las cejas de manera sarcástica rememorando todas las veces en que la de ojos café le picaba la cara con un dedo o lo provocaba cuando se disponía a dormir pero tampoco le molestaba tanto, de hecho llegaba a disfrutarlo en varias ocasiones a excepción de cuando estaba realmente cansado y solo quería descansar-.

-No te quejes porque bien que te gusta mi sabrosura latina -Perú hizo un puchero infantil mientras colocaba ambas manos en sus caderas atrayendo la mirada del albino que viró los ojos riendo suave y le bajó la capucha del abrigo para bloquearle la vista unos momentos-.

-Andando belleza latina, aún nos quedan 7 kilómetros -Dijo burlón el finlandés colocando su diestra en la espalda ajena para que la más baja siguiese caminando pues esperaba volver a casa antes del anochecer por si surgía alguna tormenta no prevista, el clima suele ser muy impredecible en esa área pero por ello es de las más seguras ya que no muchos podrían sobrevivir ante tal adversidad criogénica-.

Y así siguieron su camino charlando tranquilamente tomados de la mano porque ella aún se resbalaba constantemente por la nieve y al de gorro de lana ya le dolía reírse tan seguido, al llegar al pequeño poblado fueron avistados por los niños que inmediatamente se les acercaron dándoles la efusiva bienvenida como siempre. El de ámbares decidió dejarla jugar con los pequeños humanos mientras iba al almacén de suministros por su ración correspondiente siendo saludado por los habitantes y uno que otro militar retirado que conoció durante su ardua pelea defensiva, una parte de quienes perdieron sus hogares en Karelia se habían mudado allí para reiniciar sus vidas esperando no tener que pasar por lo mismo nuevamente sin embargo nadie se atrevió a culparlo pues los relatos de los soldados sobrevivientes que describían cómo su guardián había puesto en riesgo su integridad física para salvarlos era más que suficiente para agradecerle de por vida su valor. Tras cumplir su tarea principal emprendió su camino de regreso hacia las afueras del pueblo para reencontrarse con la castaña y volver a casa para ordenar las cosas, en cuanto más se acercaba mejor podía apreciar como ella reía batiendo sus alas mientras hacía girar a los niños colgados de sus manos como si fuese un carrusel lo cual lo hizo sonreír también al ver como Perú se llevaba tan bien con todos los niños que conociese por lo que a su mente llegó el recuerdo de verla abrazar al menor de los alemanes de manera tan cariñosa como si fuese suyo, eso lo llevó a pensar en qué tan consentidora sería la bicolor como madre y cuando menos los notó ya estaba frente a ella junto a los demás niños.

-¿Todo bien Zombie? -Preguntó ella colocando una mano en su mejilla al verlo tan perdido en sus propios pensamientos de sólo él sabía que, esperaba que no se tratase de algo malo o relacionado a la guerra-.

-Si, de maravilla -El tomó la mano de la mujer y le dio un pequeño beso para después bajarla manteniéndolas unidas para disponerse a regresar a la cabaña y descansar de su ajetreado día-.

-¿Están juntos? -Chilló una de la niñas a lo cual el rubio desvió su vista hasta ésta para asentir oyendo como inmediatamente los otros chillaban también dando saltos, los pillos ya sabían muchas de las cosas que salían de una pareja-.

Tras todo el barullo de los menores decidieron estirar un poco las alas para acortar camino y también vigilar mejor el territorio en busca de alguna anomalía que debiesen revisar, para su suerte no había nada raro y ocuparon el tiempo sobrante en arreglar algunos planos mientras cenaban tranquilamente la ya conocida y sabrosa carne de dudosa procedencia. 

-Bueno, témenos ésta noche libre.. -Murmuró el de ojos ámbar apoyado en el hombro de la medico abrazándola desde atrás mientras leía un libro del idioma de las flores, ambos habían hecho un espacio en el pequeño huerto para intentar plantar margaritas cuando llegase la primavera en el territorio- Podemos salir a ver la aurora desde el pórtico o.., bueno, variar un poco la rutina..

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