K o l m e t o i s t a.
A la mañana siguiente la castaña se levantó bostezando y frotándose los ojos para alejar el sueño mientras que el escandinavo a su lado aún dormía boca abajo abrazando la almohada ajena, ella lo observó durante unos momentos hasta que decidió levantarse aún soñolienta para buscar algo de comer y cerciorarse de que el "Señor Burbujas" no estuviese cerca para asustarlos otra vez, al salir del estudio cerró la puerta con cuidado y caminó pesadamente hasta la cocina observando sus pasos algo perdida.
-Tu cabello me indica que tuviste una noche alocada. -Dijo el fascista haciéndose notar desde el sofá en el que estaba sentado leyendo una revista, tenía una media sonrisa burlona en la cara mirándola tan desarreglada-.
-Tu cara me indica que eres un imbécil. -Soltó esta con simpleza dándole la espalda mientras buscaba alguna de las cajas de cereal hasta que hizo una expresión de asco y levantó la mirada en dirección al contrario- Más te vale que limpies bien, puede que Suomi no sepa distinguirlo, pero ese hedor a sexo si me asquea a mi.
La expresión del alemán cambio rotundamente ante las palabras de la bicolor, ¿Realmente había sido capaz de notarlo desde esa distancia?
-Con esa mirada de haber visto un fantasma también puedo leer tus pensamientos, la respuesta es simple; Aún apestas a hormonas y ayer noté que Charlotte tiene una mordida en el cuello del tamaño de tu jodido ego, no es secreto lo que hacen.... hay que ser ciego.. -Finalizó llevándose una de las cajas en dirección a donde dormía- Pero enserio, procura limpiar porque ahí me siento a leer por la tarde, maldición hombre.
El intento de burla hacia la latina había sido brutalmente revertido pero ésta ni siquiera se molestó en reír porque estaba más concentrada en volver al calor de su cama para atragantarse de cereal hasta que el albino le llamase la atención por comer ahí.
-¿Qué fue todo eso? -El de ojos ámbar se encontraba sentado entre las mantas y habló apenas Perú cerró la puerta de manera distraída, asustándola en el acto como si fuese una criminal descubierta-.
-Ah Dios mío -Dijo ésta de manera exaltada colocando su mano izquierda sobre su pecho como reflejo de su repentina sorpresa también para no dejar caer la caja que venía abrazando y se sentó frente al más alto fingiendo demencia en lo que abría la caja- Nada, charla sin contexto...?
-No soy tonto y tú pareces ser muy mala mintiendo. -Reiteró él arqueando una ceja de manera demandante en lo que se inclinaba hasta quedar tan cerca a ella que podía sentir su respiración volverse pausada- Habla.
-El nazi se cogió a alguien y aún huele mucho a sexo. -Soltó la peruana rápidamente de golpe de manera nerviosa al tener las fuertes orbes del europeo sobre las de ella como si fuesen el más preciso detector de mentiras creado-.
La piel albina del menor pasó a teñirse de rojo ante la respuesta tan directa que le dio ella, había oído solo algunas partes de la conversación mientras despertaba al ya no sentirla a su lado pero pensó que realmente se trataba de una mala broma entre ambos.
-Ay ya se me quito el hambre.. -Murmuró la bicolor dejando la preciada caja a un lado para acostarse en su lado volviendo a cubrirse hasta el cuello con las pieles tan suaves que la hacían sentirse en las nubes al dormir-.
-Y... ¿Cómo.. te diste cuenta de...? bueno. -Dijo entre dientes Finlandia algo incomodo acostándose también con la vista puesta en el techo de troncos, no se imaginaba que algo así pudiese ser percibido por el olor de una persona-.
-Hm bueno.. verás cuando una persona cualquiera, sea ángel o humano tiene un encuentro íntimo de algún tipo siempre queda algo así como un olor dulzón muy característico si prestas suficiente atención, aunque en realidad es algo más de percepción por la forma en la que actúan o las señales en su cuerpo -Se explicó ella jugando con la sabana entre sus dedos para poder continuar hablando sin trabarse de la vergüenza de tener que explicarle eso como si fuese un niño- El idiota estaba evitando apoyar la espalda en el respaldo del sofá, por lo que deduzco que le clavaron las uñas...bastante fuerte.
-Vaya... ya veo.. -Habló él en tono bajo procesando la nueva información, tras un corto rato de silencio decidió darse la vuelta quedando sobre su hombro izquierdo el cual aún conservaba la marca del disparo soviético que recibió tiempo atrás por descuido de la mayor, pero esa pequeña discusión ya había pasado y se había acostumbrado tanto a convivir con ella hasta el punto de saber qué cosas le gustaban comer y reconocer las muecas que hacía cuando algo se le dificultaba-.
Se había acostumbrado al sonido de su risa burlona o a observar curioso ese extraño mechón arco iris que tenía mientras estaba distraída, a hacer chistes sobre el enorme oso o a simplemente quedarse en silencio cerca de ella sin importar nada más. Se sentía extrañado pero al mismo tiempo conforme con servirle de calentador portátil si era necesario, su mente se sentía como una melodía lenta de piano que ralentizaba sus ideas mientras la tenía cerca.
Se levantó un poco apoyando la mejilla en su mano izquierda atrayendo la atención de la americana que giró su rostro para verla a la espera de que dijese algo pero al verlo acercarse lentamente otra vez su corazón se aceleró sorpresivamente sin poder siquiera apartar la vista del de cruz azul que estaba perdido en las gemas cafés de la mas baja oyendo que la melodía en su cabeza aumentaba de intensidad hasta que el contacto con la piel ajena desencadenó un estallido en su pecho. La peruana estaba estática sintiendo los suaves labios del finés sobre los suyos hasta que algo bruscamente lo tomó de los hombros atrayéndolo más a ella con una extraña necesidad que crecía segundo a segundo, el de suéter negro pasó su mano libre al lado de la cabeza de la joven para apoyarse mejor en lo que ésta involuntariamente enredó sus piernas a la cintura del nórdico.
-Muy rápido.. -Jadeó el rubio alejándose un poco de la blanquirroja que tenía los labios entre abiertos y ligeramente rosas, se pasó una mano por el rostro y luego se escondió en su almohada intentando ocultar sus mejillas fuertemente enrojecidas junto con su expresión de asombro ante lo que hizo-.
La castaña sólo se quedó parpadeando en lo que se tardaba en procesar el millón de cosas que sintió en ese momento, luego comenzó a tener un ataque de risa y se cubrió el rostro con sus manos.
-Dios mío. Eso fue... -Pudo articular apenas el aire volvía a sus pulmones recobrando la compostura pero sin poder retener esa enorme sonrisa rara de su cara que asustaría a cualquiera- Waoh.
Hazlo otra vez.
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