K a k s i t o i s t a.
La hermosa nieve blanca cubría con capas y capas todo el panorama, durante el trayecto lograron ver algunos animales haciendo su vida con normalidad tras la tormenta, aún les faltaban algunos minutos para llegar y la de ojos cafés estaba algo ansiosa de poder volver a ver a los pequeños de la vez anterior. Sentía mucha pena por los niños de Europa en este momento, independientemente de su nacionalidad...todos ellos estaban creciendo en un ambiente lleno de tensión y con el miedo constante de ser invadidos o aplastados por una bomba, eso no era sano y sabía que aquellos niños que dejó atrás en Leningrado quedarían con graves secuelas psicológicas si lograban sobrevivir al asedio.
—¿Ah, qué sucede? –La castaña desvío su vista hasta el europeo al sentir un tirón en su mano izquierda, lo primero que vio fue la ceja alzada del más alto que la observaba—.
—Comenzaste a descender de repente, ¿En dónde tienes la cabeza? –Sus ojos ámbar escanearon rápidamente la expresión ligeramente ausente que aún tenía la contraria, si estaba pasando algo tenía que vigilarla para evitar que fuese un peligro para sí misma... así que no soltó su mano hasta que aterrizaran—.
-Lo siento, solo me perdí en mis pensamientos por un momento -Respondió ella con simpleza para finalizar el tema al ya divisar el pueblo por lo que descendió cayendo de pie justo en el centro llamando la atención de los presentes- ¡Niños!
-No era necesario gritar.. -Bufo virando los ojos con gracia para luego aterrizar a su lado sacudiendo las alas y después cerrándolas para que desaparecieran. Comenzó a caminar en dirección contraria de donde se encontraba la bicolor arrodillada entre los niños en busca de la tienda más cercana para reponer su suministro-.
-Espérame Suomi -Llamó la mayor levantándose y trotando hasta donde el albino se había detenido tras oír su nombre, al llegar a su lado le tomó la mano pero cuando el rubio se disponía a emprender camino nuevamente, ella lo giró bruscamente usándolo como escudo para las bolas de nieve que le lanzaban los niños riendo-.
Por la gran fuerza que empleó Perú para mover al finlandés ambos acabaron cayendo al suelo mientras ella y los niños aún reían, el de cruz azul escupió nieve y se levantó con seriedad mirando a la foránea que transformó su risa en una expresión de susto al igual que los infantes hasta que una bola de nieve se estrelló justo en el medio del rostro de la de ojos cafes dejándola sorprendida. El escandinavo se había arrodillado y también arrojó bolas de nieve más pequeñas en dirección a los menores que volvieron a reír y armar sus propios "Proyectiles" para responder al ataque de su guardián. Pasaron buen rato jugando a media calle bajo la vista de los adultos hasta que fue hora de completar su tarea inicial y luego partir a casa, sin embargo la bicolor se había enfriado por lo que el escandinavo la cubrió con su abrigo y la tomó en brazos para que le fuese más rápido volver a casa y que ella pudiese sentarse cerca al fuego para moderar su temperatura. Durante el trayecto la más baja bostezaba múltiples veces arrullada por el movimiento y la calidez que emanaba el albino.
-No te duermas -Dijo él sacudiéndola ligeramente para que abriese los ojos, pero solo consiguió que se aferrara más y se quejara haciendo sonidos con la garganta como una niña-.
-Es tu culpa por ser tan bueno adormilando.. -Soltó en voz baja la latina, cubriéndose el rostro con una manga del abrigo ajeno para evitar que el frío congelara sus pestañas y le causara más molestias-.
-¿Estás diciendo que soy aburrido?.. -El rubio fingió ofenderse mientras hacia las expresiones propias, sintió cómo ella reía silenciosamente bajo la tela así que viró los ojos y simplemente la afirmo más entre sus brazos para que estuviera cómoda hasta que llegaran-.
• • •
Un movimiento brusco y la sensación de caer despertaron de golpe a la castaña que inmediatamente se aferró al cuerpo ajeno que tenía cerca buscando con la mirada al de cruz azul que le hizo un gesto de mantenerse callada mientras observaba a una dirección en específico por lo que ella se acomodó lo mejor que pudo entre las hojas del frondoso árbol teñido de blanco notando de qué se trataba, había un escuadrón de soldados del ejército rojo merodeando y para su maldita suerte ambos iban desarmados a diferencia de los humanos que traían granadas hasta en los dientes. Ambos suspiraron pesadamente a la espera de que se marcharan de allí para poder seguir con su camino atrasado pues comenzaba a oscurecer y las primeras luces de la aurora se colaban ya por el cielo despejado,
-Mierda, estás helada otra vez, tienes que aprender a moderar tu temperatura. -Murmuró el europeo en regaño mientras cuidadosamente extendía los brazos para rodearla con ellos y comenzar a calentar su cuerpo para evitar que volviese a desmayarse con en anteriores ocasiones-.
Al sentir nuevamente la fuente de calor la de ojos cafés se apegó al menor intentando dejar de temblar, oyó otro gruñido bajo y luego sintió la mano ajena removiéndose por su espalda calentando sus pulmones. Estaban tan cerca que podían sentir la respiración del otro que los hipnotizaba lentamente al igual que el calor de la situación, no sabía cuanto tiempo estarían allí por lo que ella apoyó su cabeza en el hombro de Suomi para intentar descansar nuevamente... y el de ojos ámbar acariciaba su cabello sin apartar la vista del enemigo que dibujaba mapas del perímetro muy seguramente para sus informes de inteligencia pero no podía hacer nada para evitarlo mas que apretar los dientes y maldecirlos hasta la muerte.
Finalmente los invasores se marcharon entrada ya la noche aliviando al finés que al fin pudo moverse para estirar sus piernas acalambradas y volver a tomar en brazos a la americana que dormía tranquilamente, estaban relativamente cerca a la cabaña por lo que no vio necesidad de despertarla y alzó vuelo nuevamente hasta donde ansiaba llegar. Al finalmente descender decidió ahorrarse hablar con sus invitados forzosos y entró por la ventana de su estudio acostándola en su cama improvisada para poder despojarse de sus propios abrigos y sentirse menos limitado, sin embargo se vio obligado a despertarla pues su ropa estaba fría y dormir así sería perjudicial para su de por sí delicada salud.
-¿Cuándo fue que llegamos?.. -Dijo entre dientes de manera soñolienta mientras se quitaba la capa y el abrigo con pesadez para luego arrastrarse un poco para alcanzar la ropa con la que dormía pero estaba muy lejos así que el de gorro de lana se la lanzó al regazo-.
-No más de 5 minutos antes de despertarte, esos bastardos rojos se tardaron demasiado en largarse. -Respondió mientras sacudía los restos de nieve de su ropa para luego girarse tranquilamente y toparse con la peruana a medio vestir- Joder pudiste haber hablado para que me saliera.
-Sólo vuelve a girarte, da igual.. - Le restó importancia ella acabando de bajar el suéter oscuro propiedad del nórdico, quien tenía los ojos cubiertos por sus propias manos y continuaba regañándola entre murmullos- Que exagerado eres, no es que nunca hayas visto una mujer.............. ¿Nunca viste a una mujer?
Si bien ya la había visto al tratar sus heridas cuando la rescató, había mucha diferencia entre tenerla vendada y.... lo que acababa de ver en ese momento.
-Esos no son temas para hablar a ésta hora o nunca, duérmete ya que tenemos trabajo para mañana aún. -Dijo entre gruñidos el albino acostándose en su lado, dándole la espalda a la mujer que seguía sorprendida ante su descubrimiento accidental. Finlandia no era alguien muy sociable y menos aún sentía interés por involucrarse en algo que no estuviese relacionado con sus deberes o en el pasado, con su familia-.
-¿Te puedo abrazar? -Se oyó a la de ojos cafés que seguía sentada observándolo mientras se ataba el cabello rápidamente para que no les molestase al dormir pues era relativamente largo y ella solía moverse mucho-.
-No. -Soltó cortante, pero aún así sintió un par de brazos sobre su espalda por lo que se resignó a gruñir mientras se giraba y la rodeó con sus brazos sin abrir los ojos, la sintió suspirar y removerse ligeramente hasta que volver a caer rendida ante el sueño, siguiéndola rato después-.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top