K a k s i k y m m e n t ä s e i t s e m ä n.

La bicolor se encontraba en medio de la sala rodeada de almohadas y mantas en las cuales se apoyaba mientras sostenía con fuerza su vientre, había llegado ya el momento y el nervioso padre corría de un lado a otro reuniendo las cosas que habían preparado algunas semanas atrás, a su lado en gran reno se mantenía con ella intentando confortarla cuando se retorcía por las contracciones que cada vez se hacían más constantes. Ella trataba de concentrarse mientras respiraba de manera pesada siendo observada por el rubio que ya se encontraba de rodillas frente a ella tras haber acomodado todo, sus grandes manos temblaban sosteniendo las de la mayor que intentaba no hacer tanta fuerza como para lastimarlo pero el finlandés estaba dispuesto a soportar de todo para que se sintiera mejor.

Luego de un rato soltando gruñidos, chillidos retenidos y algunas lagrimas sintió que el dolor disminuyó y al buscar la mirada de su pareja se topó con sus bellos ojos ámbar mirándola reluciendo por las lagrimas que no tardaron en salir, la latina sintió temor durante pocos segundos que sintió como eternos hasta que el llanto delicado resonó en toda la sala devolviéndole el alma al cuerpo, el nórdico se giró rápidamente dejando oír el sonido del agua y ligeros chapoteos mientras él temblaba intentado ser lo más suave posible hasta dejarle en brazos de su ansiosa madre quien abrió los ojos con sorpresa..

La manta era rosa..

Alzó su mirada emocionada al más alto que se limpiaba las lágrimas con un pañuelo, había tenido un fuerte impacto sentimental por lo que acabó hundiéndose también en los brazos de la peruana quien tenía una sonrisa conmovida en su rostro cansado.

Sin tener idea de lo que pasaba, los humanos de ambas naciones veían asombrados lo que ocurría en sus territorios pues en Perú una apacible nevada se precipitó sobre varios departamentos y en Finlandia todas las flores se abrieron a la vez dejando ver su belleza a la par que su fragancia deleitaba a quien estuviese cerca siendo un espectáculo memorable en medio de los pesares de la guerra. La de ojos cafés apreciaba el bello paisaje blanquecino ya desde la ventana de su habitación, encantada por lo hermosas que se veían las montañas nevadas iluminadas por la luz lunar.. el Solsticio de Verano se daría durante la mañana por lo que su niña había llegado en una fecha muy especial.

-Luminen Vuori.. -Murmuró ella acariciando las regordetas mejillas de su bebé, inseparable de su lado el gran reno observaba al pequeño ser olfateándola despacio para memorizar su ligero aroma a leche tibia mezclado con el de la bicolor que la aferraba a su pecho-.

• • •

Durante la mañana el rubio descansaba al lado de la bicolor durmiente, las había vigilado durante toda la noche para cerciorarse de que ambas estuviesen bien y para cuando la bebé comenzó a removerse la tomó para acostarla sobre su pecho y darle suaves palmadas en la espalda para que volviera a arrullarse dejando a su madre dormir un poco más. Ella aún no había abierto los ojos por lo que el finlandés se preguntaba si serían como los de él o tendría el placer de ver otro par de preciosas gemas cafés, aunque también podría ser una posibilidad de que sacase los ojos de su madre.. Escandinavia.. ya que en su rostro se reflejaba un emblema muy similar al de su abuelo Reino de Rusia que por más de que todo lo que tuviese que ver con la línea de su progenitor le desagradase... su hija representaba todo lo etéreo del mundo ahora.

Algunas horas después la mayor se levantó bostezando sintiéndose mejor de lo ocurrido en la noche gracias a los cuidados minuciosos del albino que había leído cada libro sobre maternidad que pudo encontrar en los pueblos que visitó para abastecerse de los antojos extraños de su prometida, al notar que la niña no estaba se sentó asustada hasta que una gran figura la hizo redirigir su mirada hasta el pacifico Lumi quien la observaba desde su espacio en el que también dormían descaradamente Suomi y la recién nacida acurrucada a su pecho haciéndola soltar una suave risa en lo que se acercaba despacio para sentarse también al lado del rangífero a ofrecerle unas caricias en lo que velaba el sueño de ambos albinos.

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-Глядзі, брат, кветкі абудзіліся.. -La pequeña azabache de descuidado uniforme soviético sonrió luego de mucho tiempo mientras sus ojos admiraban con felicidad a todas las flores que habían surgido de entre la nieve en territorio fronterizo durante la noche para sorpresa de muchos-.

(Mira, hermano, las flores han despertado..)

El niño eslavo no emitió palabra pero su corazón de hielo sintió calidez ante lo bellas que podían ser las flores que tristemente se destruirían con el paso de los tanques y los bombardeos, sus manos enguantadas acariciaron con delicadeza la ramita con Lilas que se alzaban cerca de su rostro, tomándose un momento para apreciar su aroma antes de retomar con pesar sus funciones en el campamento militar. En ocasiones deseaba poder hacer las mismas cosas que los niños de su edad.. pero todo lo que vivía le serviría tarde o temprano para defenderse del ser carmesí que hacía de sus vidas una agonía diaria sólo para expandirse en territorio como una plaga.

Antes de entrar a la larga fila de carpas médicas, Rusia hizo frenar a su hermana sin mirarla, desde afuera se podían oír los gritos agonizantes de los soldados heridos de maneras repulsivas y horrorosas que incluso a él le lastimaban el estómago... no quería que siendo tan pequeña como una niña de apenas cinco años tuviese que ver eso acabando con sus pocos rastros de infancia e inocencia.

-Бела, давай раздавай боеприпасы. -Ordenó en tono neutro preparándose para ingresar cuando la tricolor se hubiese ido, al menos no podría vomitar ya que no tenía nada en el estómago-.

(Bela, ve a repartir las municiones.)

La de ojos hielo asintió sin rechistar pues no había ser al que le tuviese más respeto que su hermano mayor, él siempre había encontrado la manera para protegerlos a todos y alimentarlos aunque él tuviese que beber apenas agua. El precio de ser inmortal al tiempo... es que tu dolor se alargaba agónicamente hasta que decidieras acabar tú mismo con el dolor o alguien más fuerte reclamase tu alma...











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