K a k s i k y m m e n t ä k u u s i.
12 de Septiembre, 1942.
-El Nazi ya ha conquistado Crimea y va a por Stalingrado, pero los comunistas están dejando los alrededores del Volga como tierra quemada. -Comunicó la peruana quitándose los audífonos luego de memorizar y traducir lo que oía en repetición emitida por la radio del albino que sintonizaba un canal secreto fascista-.
-Esos malditos comunistas, se resisten más que el moho.. -Gruñó por lo bajo el de gorro de lana transcribiendo los reportes de las divisiones del ejercito alemán en su territorio para enviar los datos a sus soldados, esos meses no habían sido muy beneficiosos para el Eje ya que la fuerza naval de la nipona se había visto afectada en el centro del pacífico a causa de la venganza del norteamericano y la intervención de su padre-.
-Ven, dame tu mano, se está moviendo un poco -La bicolor se quedó quieta mientras el rubio se acercaba velozmente casi tropezando con la alfombra para poder alcanzar a sentirlo, ya que las dos últimas veces el condenado neonato se negó a volver a moverse- No puedo creer que en cuatro meses más ya podré tenerlo en brazos..
El albino hizo una expresión de asombro al sentir por primera vez el movimiento de su primogénito, para el tiempo que tenía ya podía ser incluso visible con claridad por lo que su corazón recibió una gran descarga de emociones pasando a abrazar a su prometida mientras cerraba fuertemente los ojos con una sonrisa. La americana elevó sus comisuras de manera dulce y acaricio el cabello ajeno de manera amorosa ante su reacción, en el futuro le gustaría poder presentarlos a su familia si todo salía bien... pero ahora debían seguir trabajando para proteger a su pequeño y al territorio.
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21 de Diciembre, 1942.
Las noches invernales eran el peor escenario para una guerra y las líneas de comunicación estaban prácticamente congeladas dificultando la transmisión de información en tiempo real por lo que cada orden tardaba horas en ser entregada obligando a los soldados de ambos bandos a actuar a ciegas esperando sobrevivir un día más en aquel infierno en donde llovían balas y sangre.
-El bastardo soviético ha dejado fuera de combate a Rumania y Hungría a penas y puede devolver un tiro de los 200 que recibe, están jodidos, además el Sexto Ejercito alemán fue atrapado en Stalingrado y tienen denegado intentar retirarse. -La de rizos castaños caminaba de un lado a otro en la pequeña oficina con su gran vientre, cubierta con algunas mantas debido al intenso frío que ya no parecía afectarle tanto. Lumi acostado a un lado la observada con tranquilidad tras la llegada del finlandés algunos minutos antes con suministros nuevos-.
-Si Reich no anula esa orden acabará por quedarse sin hombres y será inútil continuar nosotros solos con Japón e Italia -En sus manos albinas sostenía cantidad de hojas que marcaban todos los movimientos efectuados por el Eje y Asociados, siendo repelidos y en la mayoría forzándolos a retroceder de sus ubicaciones-.
-Italia está a nada de abandonar Túnez junto con los franceses de Vichy, son tan útiles como pelear con armas de cartón y el Nazi no puede estar de niñera cada que no puedan solos. ¿En qué estaba pensando cuando lo aceptó luego de que fue parte de la Triple Entente?, al menos su padre no era un imb.... Fini... -La de ojos café sostuvo su abultado vientre sintiendo como sus piernas se debilitaban obligándola a sostenerse con su mano libre del sofá más cercano en lo que el rubio giraba topándose con el reflejo semi cristalino de la luz en el suelo de madera.
El de cruz nórdica soltó rápidamente sus papeles acercándose a la mayor con sus nervios comenzando a invadirlo.
• • •
El fuerte ruido de las explosiones apenas podía dejarlo conciliar el sueño y ya tenía grandes ojeras oscuras bajo sus ojos hielo, lucía agotado y moría de hambre como la mayoría allí. Durante la noche el conflicto disminuía considerablemente por lo que podía arrastrarse entre la tierra y los cadáveres para saquear lo que llevaban los germanos muertos, mayormente objetos valiosos como medallas o cosas de oro que podía intercambiar por pan o si tenía suerte.. encontraba alguna ración de comida que cargaban ellos, afortunadamente esa era la ocasión por lo que la metió rápidamente en su pesado abrigo y se dio la vuelta arrastrándose lo más rápido que podía su pequeño cuerpo magullado hasta lograr salir fuera del campo visual alemán adentrándose en la parte más oscura en donde los enormes agujeros que generaban los cañones se convertían en un refugio para quien tuviese la valentía de habitar en su inestabilidad, al llegar al más alejado entró cuidadosamente para no caer rodando por la pequeña pendiente de tres metros.. una vez en el suelo encendió una pequeña farola que iluminó tenuemente a Kazajistán y Bielorrusia que se mantenían fuertemente abrazados para mantener el poco calor que tenían sus pequeños cuerpos cubiertos por mantas viejas algo corroídas.
El de cabello platinado sólo miró al suelo en lo que esperaba a que el pequeño lugar se calentara lo suficiente como para que los niños pudiesen moverse sin recibir una fuerte ráfaga de la helada exterior, momentos después se sentó frente a ellos con la farola en medio y sacó de su abrigo el paquete verde oscuro que hizo brillar desesperados al otro par de ojos cuyos estómagos ardían desde algunos días atrás producto a la casa nula alimentación que recibían. El mayor hizo una mueca de enojo y separó cada cosa por la mitad.. tendiéndolas a los dos menores que levantaron la mirada al notar que sólo alcanzaría para ellos, pero el de ushanka gris los ignoró y sacó un pequeño pan duro de su bolsillo que había conseguido intercambiando un relicario de oro alemán a uno de los capitanes.
-Перестань смотреть на меня и ешь сейчас, у нас есть дела, когда встает солнце. -Soltó con tono ronco, su garganta se sentía raposa a causa de las bajas temperaturas y de la poca agua que tenían las divisiones terrestres, mientras que en el Kremlin seguramente estarían bebiendo té y comiendo carnes-.
(Dejen de mirarme y coman ya, tenemos tareas que hacer cuando amanezca.)
La pequeña rubia comió rápidamente con sus manos frías mientras que sus mejillas se empapaban de lagrimas silenciosas, tanto por la felicidad que le producía volver a probar una dulce galleta con mermelada como por la culpabilidad que sentía de saber que su hermano mayor también tenía tanta hambre como ellos pero nunca lo aceptaría para que ellos pudiesen alimentarse.
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