[37] MIDSUMMERS
Como no podían regresar al Chateau, decidieron ir a la casa de los Maybank para ducharse rápidamente antes de poner en marcha el plan de John B.
Luke había decidido pasar la noche en otro lugar, dejando la casa vacía, y June estaba agradecida por ello. No obstante, se aseguraron de no perder tiempo y, en media hora, ya habían entrado y salido de la casa. John B les dijo que les contaría los detalles del plan más tarde, dándole a JJ y June la instrucción de llevar ropa formal.
June no tenía mucha ropa de ese tipo, pero terminó eligiendo un top negro que Kiara le había regalado, combinado con una pollera de jean negra que hacía maravillas con su figura, y sus borcegos negros para completar el look.
Cuando estuvieron listos, subieron al HMS Pogue y partieron hacia el lugar donde el plan de John B se llevaría a cabo. A pesar de que intentaba disimular, June no podía evitar sentirse nerviosa. Observaba a JJ, quien actuaba con su usual calma, pero el miedo a las posibles repercusiones si no encontraban el dinero la mantenía inquieta.
—Llegamos —anunció John B.
June miró hacia su costado, observando el Country Club de Figure Eight a lo lejos, sus luces brillando débilmente en la distancia. Cuando John B detuvo el bote junto a la costa, se apresuró a ayudar a June a bajar, su mano firme en su espalda. Luego, él y JJ se encargaron de arrastrar el bote hacia la orilla.
June los miró—. ¿Listos?
—¿Pueden creer esta fiesta de mierda? —preguntó John B, mirando a la distancia.
—Claro —respondió JJ, encogiéndose de hombros—. Pasa todos los años. No importa cuán jodidos estemos los demás.
June observó el Country Club una vez más; Midsummers era un evento anual exclusivo para los Kooks de Outer Banks. June nunca había asistido a uno; Kiara había sido la única del grupo en hacerlo, ya que su familia vivía en Figure Eight. Pope, por su parte, había asistido varias veces, pero solo cuando tenía que trabajar con su padre.
—Entonces, ¿cuál es el plan? —preguntó June mientras comenzaban a caminar.
—Necesito que le des esto a Sarah —le dijo John B a JJ, entregándole un papel doblado.
—¿Una carta de amor? —se burló June.
JJ rió—. Esa fue buena —tomó el papel y lo miró—. ¿Puedo leerlo?
—No, no puedes —respondió John B—. Y no, no es una carta de amor.
—¿Quién es Vlad? —preguntó JJ.
John B suspiró—. Dios, ¿alguna vez escuchas?
—Claramente, no —dijo June.
—Espera —murmuró JJ, volteándose a ver a su amigo—. ¿Coqueteas con Sarah Cameron?
—¿Te callas? —dijo John B.
JJ sonrió, burlándose de él—. ¡Coqueteas con Sarah Cameron!
—Está bien, viejo. Lo hago por todos.
June lo miró y negó con la cabeza—. ¿Estás seguro de eso?
—¿Qué? —dijo John B.
—Solo... espero que se lo digas a Kiara —respondió June.
—Lo haré —le aseguró John B.
Se detuvieron para que pudieran arreglarse. JJ sacó la ropa que necesitaba de su mochila y la dejó en el suelo con un gesto despreocupado. June se paró frente a él para ayudarlo con el moño del "traje" que iba a llevar, asegurándose de que estuviera presentable.
—¿Puedes quedarte quieto?
Él asintió mientras se ponía una camisa sobre su remera y comenzaba a abotonarla, dejando que su hermana le pusiera el moño alrededor del cuello.
JJ miró a John B—. ¿Se lo doy a Sarah?
—Sí, dáselo a Sarah —respondió John B—. June, tu irás con él para asegurarte de que no se meta en problemas.
—Bien —dijo June, parándose junto a él—. Haré lo que pueda.
—Vlad —murmuró JJ burlonamente.
June lo miró—. ¿En serio?
JJ simplemente rió, y June vio como John B se agachaba junto a la mochila. Sus ojos siguieron su movimiento, y, al mirar abajo, notó que el arma sobresalía de la mochila. John B la tomó en manos antes de mirar a JJ fijamente.
—¿Es un chiste?
—No —respondió JJ—. No es un chiste.
—Si te atrapan con esto, irás a la cárcel —dijo John B.
JJ se quitó la gorra y dijo de manera irónica—: Si me tienden una emboscada, es por ti.
—No te preocupes, hermanito —dijo June, dándole una palmada en el hombro—. Yo te protegeré.
—¿Están listos? —preguntó John B.
Ambos asintieron, y John B les deseó suerte, viéndolos partir hacia la fiesta. Caminaron durante unos cinco minutos antes de llegar a la entrada del Country Club, que estaba abarrotado de Kooks. June sintió una punzada de desagrado al pensar en pasar la noche allí, rodeada de personas que detestaba, pero se sintió un poco más tranquila al saber que no estaba sola. No solo estaba acompañada por JJ, sino que Pope y Kiara también estaban presentes.
JJ agarró dos bandejas con vasos de una mesa y le entregó una a su hermana—. Hora de actuar.
June la balanceó sobre su mano y siguió a su hermano, rogando que su plan funcionara. Al acercarse a la entrada, vieron a un guardia de seguridad que los observó con escepticismo.
—Seguimos encontrando vasos en la playa —le dijo June, mirándolo.
—Hazme un favor. Intenta mantenerlos acorralados —dijo JJ mientras pasaban junto a él—. Pensé que eras de seguridad.
El guardia de seguridad negó con la cabeza al verlos alejarse, y June rió—. No puedo creer que logramos entrar.
—De nada, Junnie —dijo JJ caminando entre las personas.
—¿Y ahora? —preguntó June mientras dejaban las bandejas.
—Veo a Sarah —respondió JJ.
Antes de que pudiera decir algo más, June vio a alguien acercándose rápidamente hacia ellos y agarrando a JJ por los brazos. Se giró y vio a Pope, quien le sonrió mientras arrastraba a JJ hacia un costado.
—Amigo, no te me acerques así ahora —dijo JJ, tocándose el pecho.
Pope lo miró por un segundo antes de abrazarlo con fuerza. June contempló la escena con una sonrisa en su rostro—. Vaya, ese es el recibimiento que esperaba para mí.
—Una demostración inesperada de afecto —dijo JJ, mientras le palmeaba la espalda—. Pero, oye, yo también te quiero.
Le dio un beso en la mejilla, y Pope negó con la cabeza—. Amigo, me enferma toda esta mierda.
—No te ves enfermo —dijo JJ, tocándole la frente.
Pope le corrió la mano—. Lo estoy por dentro.
—Claro. Bueno, ya lo sabía —dijo JJ.
—¿Shoupe hizo eso? —preguntó Pope, señalandole la cara.
—¿Esto? No —respondió JJ, y el aire se volvió más tenso—. Es mi papá. ¿Sabes? Ese es el golpe derecho.
Pope miró a June brevemente antes de volver a JJ—. Parece más que un golpe.
JJ se encogió de hombros—. No es nada que no haya pasado.
—Lo siento —dijo Pope, su voz quebrándose—. No debí dejar que te culparas. ¡Es mi culpa!
—No —dijeron June y JJ al mismo tiempo.
—Es mi culpa. Te culpaste por mí —exclamó Pope.
—Cállate.
—Diré la verdad, iré a la policía...
—¡Cállate! —dijo JJ, sosteniendo su cara entre sus manos—. Por una vez en tu vida, confía en alguien más que no sea June. Lo solucionaremos —sonrió—. Vamos a ser muy ricos. Volvimos al juego dorado.
—¿Juego dorado? —preguntó Pope—. Creí que lo habíamos perdido.
—Bueno, es tiempo extra —respondió JJ—. Cuarta y una —se dio la vuelta—. Ya vuelvo.
—¿Cuarta y una? —repitió Pope.
—¡June te explicará todo! —gritó JJ.
June vio a su hermano alejarse y soltó una suave risa antes de volverse hacia Pope—. No tengo idea de qué significa "cuarta y una".
Pope rió—. Eso pensé —dijo, acercándose a ella y rodeándola por la cintura—. Hola.
—Hola —respondió June con una sonrisa antes de besarlo brevemente—. Te extrañé.
—Yo también —admitió Pope—. Estaba preocupado por ustedes.
June suspiró—. Fue... fue horrible, Pope. Necesito sacar a JJ de esa casa. Si no lo hago, tengo miedo de lo que podría pasar.
—Tal vez podríamos hablar con mis padres —sugirió Pope, acariciando su mejilla.
—No lo sé —murmuró June—. No quiero que ellos carguen con nuestros problemas.
Pope negó con la cabeza—. Sabes que no tendrían problema con ello. Los quieren, June —hubo una pausa antes de que dijera—: JJ es como mi hermano, y tú eres mi novia. No voy a quedarme de brazos cruzados sin hacer nada.
—Gracias —susurró June antes de inclinarse para darle un beso—. Te amo.
—Yo también te amo —respondió Pope, sonriéndole—. Ahora, vámonos. Mi papá probablemente se esté preguntando dónde estoy.
Caminaron hacia una esquina del patio, donde Heyward estaba ocupado con el catering del evento. Cuando los vio acercarse tomados de la mano, sonrió.
—Ah, me preguntaba a dónde habías desaparecido —dijo Heyward, arqueando una ceja.
—Hola, Sr. Heyward.
Heyward la envolvió en un abrazo—. Hola, June. Por supuesto que tú serías la razón por la que mi hijo se distrae de su trabajo.
Pope puso los ojos en blanco—. Oh, vamos, papá. Fueron menos de diez minutos.
—Sí, sí —resopló Heyward, tomando una bandeja con comida antes de mirarlos con fingida seriedad—. Vuelvo enseguida. Ustedes dos quédense aquí y no causen problemas, ¿de acuerdo?
—Claro —dijo June, sonriendo. Cuando Heyward se alejó, miró a Pope—. Es el mejor.
Pope asintió—. Sí, definitivamente lo es.
Se quedaron allí un rato, charlando mientras ayudaban a entregar comida a las personas que se acercaban al puesto. La atmósfera estaba llena de risas y conversaciones animadas. Cuando Heyward regresó, les dijo que se tomaran un descanso y que los llamaría de ser necesario.
Agradecidos, se apartaron del puesto con un par de refrescos en la mano. Bebían tranquilamente, disfrutando del momento de paz, cuando una conmoción en la entrada captó su atención.
El bullicio de la fiesta comenzó a desvanecerse a medida que los invitados se giraban para ver qué estaba sucediendo. Murmullos y expresiones de sorpresa llenaron el aire mientras un guardia de seguridad arrastraba a alguien fuera del lugar. June sintió que el corazón se le detenía cuando reconoció a su hermano.
—Mierda —murmuró June, haciendo una mueca—. Se supone que debía mantenerlo alejado de los problemas.
—Tengo piernas, ¿ves, hermano? —exclamó JJ, mirando al guardia—. Aprecio mucho lo que hiciste por mí. Déjame salir solo.
El guardia lo ignoró completamente mientras lo empujaba hacia la salida, su rostro impasible ante las protestas de JJ.
—Sr. Dunleavy, veo que tiene su bebida. Bien, es muy amable. Voy a bajar eso —dijo JJ observando a un anciano y tomando de su vaso.
—¿Qué diablos le pasa? —preguntó el señor.
—Lo siento, señor —dijo el guardia de seguridad, empujando a JJ bruscamente.
—Agradezco la dirección, Daryl, ¿sabes? —le dijo JJ al guardia antes de mirar a los invitados—. ¡Está bien! No entren en pánico. Déjenlo a los uniformados. Démosle un fuerte aplauso. ¡Rose! Pareces la señora Libertad.
June suspiró, mirando a Pope—. Tenemos que hacer algo.
—Sí —dijo Pope—. Vamos.
Comenzaron a caminar hacia él, pero la voz de Kiara hizo que se detuvieran—. ¡Suéltenlo! ¡No pueden echarlo!
—Disculpe, señorita —dijo el guardia de seguridad.
—Yo lo invité —exclamó Kiara—. Soy miembro de este club.
Aprovechando la distracción del guardia, JJ lo empujó con fuerza, haciendo que el hombre retrocediera unos pasos. El aire se llenó de murmullos sorprendidos y jadeos de los invitados que observaban la escena.
—Consumo de alcohol en Rixon's, Kie —le dijo JJ, caminando hacia donde estaban ellos—. Pope, June, ustedes también, ¿sí? Rixon's Cove. Andando —se giró hacia Kiara una vez más—. Muy bien, Kie, vamos. Trabajadores del mundo, únanse. ¡Quítense las cadenas!
June miró a Pope, quien se encogió de hombros y le sonrió—. Después de ti.
Dejó escapar una risa mientras tomaba la mano de Pope, y su atención se desvió momentáneamente hacia el porche, donde Kiara bajaba las escaleras a toda prisa.
John B vitoreó cuando vio a JJ—. Coronel.
—Capitán —respondió JJ, sonriendo—. Misión cumplida, señor.
Pope vio a Kiara acercarse a ellos y gritó—: ¡Vamos, Kie!
Una vez que Kiara los alcanzó, JJ la envolvió en un breve abrazo mientras los demás echaban a correr con entusiasmo, vitoreando y disfrutando el momento.
—¡Adiós, perdedores!
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