[35] LA IRA DE LUKE




advertencia: violencia, mención de pensamientos suicidas, luke maybank.





June llegó demasiado tarde. Tenía la esperanza de alcanzar a su hermano antes que su padre, pero al salir de la tienda de Heyward, supo de inmediato que no lo lograría. Aun así, se echó a correr, impulsada por la angustia.

El camino se extendió mucho más de lo que esperaba. Cada paso era un recordatorio cruel de que su padre tenía la ventaja de su camioneta, mientras que ella solo contaba con sus piernas agotadas. Después de lo que se sintió como una eternidad, la estación de policía apareció finalmente ante ella.

Se detuvo a unos metros, inclinándose para recuperar el aliento mientras el corazón le martilleaba en el pecho. Pero no había tiempo para descansar. Justo cuando levantó la vista, la vieja camioneta de su padre giró hacia el estacionamiento, acercándose a la entrada como un golpe final al poco control que le quedaba.

Sus ojos se llenaron de lágrimas mientras caminaba hacia él—. Mierda, no, no.

Luke bajó de la camioneta y cerró la puerta con tanta fuerza que se movió un poco. Tenía la ropa arrugada, el cabello desordenado, y un leve tambaleo delataba su estado; June no pudo evitar preguntarse cuánto había bebido antes de llegar allí.

Lo vio pasarse los dedos por el cabello, murmurando algo para sí mismo mientras avanzaba hacia la estación de policía con pasos pesados.

—Papá —dijo ella, apurándose para interceptarlo.

Él se detuvo en seco, levantando la mirada; sus ojos estaban inyectados en sangre—. ¿Qué demonios hizo tu hermano esta vez, June? —espetó, su voz ronca y cargada de desprecio.

—Nada, papá —respondió June, su voz temblorosa—. No fue su culpa, fueron los Kooks que...

—Claro, nunca es culpa de JJ, ¿verdad? —interrumpió Luke con una risa amarga que hizo que se le encogiera el estómago.

—Papá, te juro que no fue él.

Luke negó con la cabeza lentamente, su mandíbula tensa. Luego señaló la camioneta con un gesto brusco—. Súbete y espera allí.

—¿No puedo...? —comenzó a decir June.

—¡AHORA! —gritó Luke—. No me hagas decirlo otra vez.

June se quedó helada, el grito resonando en su pecho como un eco doloroso. Tragó saliva, retrocediendo un paso antes de asentir con la cabeza, sin atreverse a mirarlo de nuevo.

Luke giró sobre sus talones y entró en la comisaría, dejando a June inmóvil por unos segundos. Finalmente, reunió fuerzas para caminar hacia la camioneta.

Cuando se sentó en el asiento trasero, sus manos temblorosas buscaron instintivamente refugio entre sí. Se mordió las uñas mientras sus ojos se movían constantemente hacia la puerta de la comisaría.

El sonido repentino de su teléfono la hizo saltar en el asiento. Lo sacó apresuradamente de su bolsillo y lo desbloqueó, leyendo el mensaje que había recibido.

Pope <3
¿Todo bien?

Mi padre llegó antes que yo, veremos cómo va todo.

Pope <3
Mierda. Bueno, si no me envías un mensaje en la próxima hora, los iré a buscar ¿sí?

Todo estará bien ¿nos vemos más tarde?

Pope <3
Tengo que ayudar a papá en el Midsummers. ¿Nos vemos después de eso?

Claro, te amo.

Pope <3
Yo también te amo.


Justo cuando terminó de leer el mensaje, el sonido de pasos acercándose hizo que levantara la vista apresuradamente. Guardó el teléfono y se giró hacia la ventana justo a tiempo para ver a su hermano y a su padre caminar hacia la camioneta.

JJ avanzaba con los hombros encorvados y la mirada fija en el suelo, mientras su padre hablaba en un tono bajo.

—JJ —susurró June al verlo pasar.

Él levantó la vista, y en sus ojos se reflejó un terror que le heló la sangre. Pero no era por él mismo, era por ella. Era el miedo de que su hermana fuera testigo, una vez más, de la brutalidad que estaba a punto de desatarse.

Antes de que pudiera responder, Luke lo empujó ligeramente—. Súbete al auto.

JJ obedeció y subió a la camioneta en silencio, seguido de Luke. Le dirigió una última mirada a su hermana antes de girarse hacia su padre, cuyo rostro reflejaba algo más que ira... rabia.

—Papá, te juro...

Antes de que JJ pudiera terminar, su padre le dio un puñetazo en la mandíbula, haciendo que su cabeza girara y la sangre salpicara la ventana. June, horrorizada, se llevó una mano a la boca mientras comenzaba a sollozar.

JJ levantó los brazos para protegerse, pero fue inútil. Luke seguía golpeándolo, gritando con furia descontrolada.

—¡Treinta... mil... dólares! —rugió Luke, acompañando cada palabra con un golpe—. ¿Sabes lo que me hiciste? Maldito hijo de...

—¡PAPÁ! ¡DETENTE! —gritó June, lanzándose para empujarlo con todas sus fuerzas.

Luke la abofeteó con tal fuerza que cayó hacia atrás en el asiento—. ¡NO TE METAS EN ESTO!

—June... está bien —susurró JJ, jadeando mientras intentaba incorporarse.

Su padre siguió golpeándolo durante lo que pareció una eternidad antes de encender la camioneta y comenzar a conducir hacia la casa. Durante todo el viaje, no dejó de gritar mientras JJ intentaba calmar el dolor de su rostro y estómago, y June lloraba en silencio.

Cuando llegaron, Luke bajó de la camioneta y caminó hacia la casa sin mirar atrás. Apenas estuvo fuera de su vista, June se acercó a su hermano.

—JJ —sollozó al verlo—. Dios mío.

—Está bien, June —dijo JJ, intentando tranquilizarla.

June negó con la cabeza—. No, no está bien. Nada de esto está bien.

JJ se bajó de la camioneta, tomando la mano de su hermana y guiándola hacia la casa. Cada paso que daba parecía un esfuerzo, y June lo vio gemir de dolor mientras se tocaba el estómago.

Se sentía tan impotente, sin saber qué hacer a continuación. Estaba cansada del abuso de su padre: los golpes, los gritos, la constante sensación de inseguridad en su propia casa. Odiaba vivir con miedo.

Sabía que el abandono de su madre lo había destrozado, pero eso no justificaba que los tratara de esa forma. JJ y June no merecían vivir bajo esa violencia. Eran sus hijos, por el amor de Dios. Se supone que un padre debe amar, cuidar y guiar a sus hijos, no tratarlos de la manera en que Luke Maybank los trataba a ellos.

Los hermanos Maybank habían sido forzados a vivir así por años, y tenían sus propias formas de lidiar con ello. JJ no tenía respeto por las figuras de autoridad y su tendencia a entrar en modo de lucha lo hacía reaccionar con agresividad. Para June, las cosas eran diferentes. Se refugiaba en el aislamiento y, a veces, cuando la desesperación se apoderaba de ella, pensaba en hacerse daño, en desaparecer para siempre.

Aunque el apoyo de su hermano y su amistad con los Pogues le ayudaron a superar esas emociones, algo de esa oscuridad regresaba en los momentos más difíciles, como cuando su padre se volvía violento.

Cuando entraron a la casa, vieron a su padre revisando el armario donde guardaba el alcohol. June aprovechó la oportunidad, haciéndole un gesto a JJ para que fuera a la habitación. Entraron rápidamente y June cerró la puerta tras ellos.

JJ se sentó en la cama, apretando el puño—. Lo odio tanto.

—Lo sé, JJ —susurró June, mientras buscaba el botiquín de primeros auxilios en su mesita de luz—. Yo también.

Una vez que lo encontró, se arrodilló frente a JJ para limpiar las heridas de su rostro. Cada vez que sus dedos tocaban su piel magullada, JJ hacía una mueca de dolor, y June no pudo evitar que algunas lágrimas cayeran por su rostro.

—¿Cómo recuperarás esa plata? —gritó Luke de repente.

June notó que su hermano se tensaba, y antes de que pudiera levantarse para discutir con su padre, se puso de pie rápidamente y se dirigió hacia el estéreo que tenían en la habitación. Había sido un regalo de John B cuando cumplieron 14 años, declarando que "necesitan uno para escuchar los CDs increíbles que les voy a mostrar".

June puso un CD de Metallica que había encontrado junto al estéreo y subió el volúmen de la música al máximo. A pesar del estruendo, aún se escuchaban los gritos de su padre, aunque no tan intensos como antes.

Se giró y vio a JJ de pie—. ¿Qué estás haciendo? Todavía no terminé de limpiarte las heridas.

—No lo soporto más, June —respondió JJ, agarrándose la cabeza con las manos mientras caminaba de un lado al otro.

June se acercó a él—. JJ...

—¿Te sentarás y no harás nada? —gritó Luke—. Te diré ya mismo, ¡que eres un pedazo de mierda inútil!

—¡CÁLLATE! —gritó JJ mientras golpeaba la puerta de la habitación.

—Tu mamá lo sabía —continuó Luke—. Por eso se fue, y por tu culpa también la dejó a tu hermana.

—JJ, no lo escuches —suplicó June, parándose frente a él—. Eso no es verdad.

—¡Trae tu trasero aquí! Dime dónde conseguirás 30.000 ahora.

June intentó calmarlo, pero JJ estaba fuera de sí. Comenzó a lanzar todo lo que encontraba contra la pared, agarrando un montón de ropa que yacía en su cama y arrojándola a un lado mientras gritaba de rabia.

—¡JJ! ¡BASTA, JJ! —gritó June, sujetándolo con fuerza para que se detuviera.

JJ se quedó quieto y miró a su hermana, que lloraba mientras lo sostenía en sus brazos. El peso de la situación lo derrumbó, y comenzó a llorar.

—Lo siento —murmuró JJ, dejando caer su cabeza sobre su hombro—. Lo siento, June. No puedo... no puedo soportarlo más.

June lo abrazó con fuerza—. Está bien, JJ —se separó de él y, con ambas manos, sostuvo su rostro—. Escúchame, no es tu culpa. Nada de lo que dijo es verdad, lo sabes, ¿no?

JJ asintió lentamente, sus ojos llenos de tristeza—. Necesito salir de aquí. No puedo estar con él ahora mismo.

—Iremos al Chateau —dijo June—. Solo esperemos a que se calme, y luego saldremos de aquí.

Él asintió, y ambos se sentaron en la cama en silencio, con la música todavía de fondo. JJ dejó caer la cabeza sobre el hombro de su hermana, y June lo rodeó con un brazo, acariciándolo suavemente.

Casi media hora después, dejaron de escuchar los ruidos de su padre y decidieron arriesgarse a salir. JJ recogió su mochila mientras June apagaba la música para seguirlo fuera de la habitación.

Al pasar por la sala de estar, vieron a su padre dormido en el sofá, completamente desmayado por la cantidad de alcohol que había bebido.

JJ se detuvo para mirarlo, y June vio una mirada en su rostro que conocía muy bien. Le tocó el brazo—. JJ...

Se giró hacia ella, con la mandíbula apretada. Su mejilla estaba roja por la bofetada que Luke le había dado en la camioneta, y sus ojos lucían agotados. Ya no podían seguir así; JJ no podía permitir que su padre volviera a lastimar a su hermana de esa manera. Estaba harto de todo esto.

—No volverá a hacerlo —le aseguró JJ mientras sacaba el arma de la mochila y avanzaba hacia Luke.

June lo siguió, con la voz temblorosa—. JJ, por favor.

Apuntó el arma a la cara de su padre mientras las lágrimas brotaban de sus ojos, y cuando volteó hacia su hermana, vio su expresión atemorizada.

June negó con la cabeza—. Él no lo vale, JJ.

Por supuesto que no lo vale, pensó JJ, pero tú sí. Haría cualquier cosa por su hermana, siempre lo había hecho desde que eran niños, y si apretar el gatillo significaba ponerla a salvo, lo haría con gusto, sin importar las consecuencias.

—¿Recuerdas el día que mamá se fue? —preguntó June de repente—. Yo estaba llorando desconsoladamente mientras abrazaba ese osito de peluche que me había regalado por nuestro cumpleaños, y entraste a la habitación luciendo tan serio. Me prometiste que nunca me dejarías como ella lo hizo, que siempre estarías a mi lado.

JJ lloró aún más fuerte, apretando el arma mientras June respiraba profundamente y daba un paso más hacia él.

—Por favor, JJ. Si haces esto, te encerrarán —suplicó June—. No puedo hacer esto sin ti. Por favor.

Él la miró, y ella puso su mano sobre la de él, obligándolo a bajar el arma. JJ se acercó a ella y la abrazó con fuerza. June cerró los ojos, sintiendo el alivio recorrer su cuerpo mientras el sonido de sus corazones palpitando al unísono llenaba el silencio.

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