[30] AJUSTE DE CUENTAS
—Allí está —dijo Pope, señalando la lancha—. Una Malibú, 24 MXC 2020. La mejor lancha del mundo. Número uno en calidad, lujo y rendimiento.
Pope y JJ habían llegado a la conclusión de que la mejor manera de vengarse era hundir la nueva lancha de Topper. A pesar de las quejas de June, se dirigieron hacia el muelle de la casa de los Thornton, manteniéndose a una distancia prudente mientras se preparaban para atacar.
—Es la guerra, Pope —dijo JJ.
June negó con la cabeza—. Esto no va a terminar bien.
—Es la idea —murmuró JJ—. Nos atacaron, los atacamos —se cubrió la cara con un pañuelo, tapándose la boca y la nariz, y se puso los lentes de sol—. Hazlo.
Pope se sacó la remera y la gorra, dejándola a un lado mientras June lo veía meterse al agua. Suspiró mientras se alejaba, pensando en la cantidad de problemas que esto traería.
JJ la miró—. Todo estará bien, Junnie. Pope se encargará.
—Ese es el problema, JJ —dijo June—. Esto va a explotar en nuestras caras.
—Bueno, tenemos que hacer algo. No podemos simplemente dejarlo pasar —exclamó JJ.
—No digo que lo dejemos pasar —dijo June, su tono exasperado—. Solo digo que tenemos que pensarlo bien antes de hacer cosas como estas. El abuelo de Topper es juez, ¿sabes los problemas que podría traernos?
—Eso no importa —respondió JJ, cruzando los brazos sobre su pecho—. Es hora de cambiar las cosas.
June puso los ojos en blanco, frustrada por el pensamiento de su hermano. Escuchó el chapoteo del agua y vio a Pope deteniéndose junto al barco con el tapón de la lancha de Topper en su mano.
JJ aplaudió mientras reía—. Vaya, lo lograste —se sacó los anteojos y se bajó el pañuelo—. Estoy tan orgulloso de ti. Mierda.
Pope trepó por las escaleras, mirando a su amigo—. ¿JJ?
—¿Sí?
—No le digas a nadie —dijo Pope.
JJ asintió—. No, sí. Claro, amigo.
—No, hablo en serio —dijo Pope, mirando a los hermanos Maybank—. Ni a Kie, ni a John B, ni a nadie.
—Créeme, nada saldrá de mi boca —murmuró June.
—Sí, soy una tumba —dijo JJ—. Dame eso —le quitó el tapón de la mano y lo tiró lo más lejos que pudo, escuchándolo caer al agua—. Bien, ¡salgamos de aquí!
Pope se apresuró a encender el motor para salir de allí mientras JJ corría hacia él. June negó con la cabeza al verlos, y se apartó de ellos, sentándose en la parte trasera del barco.
Se sentó con la espalda hacia los chicos, mirando el mar. Cruzó los brazos, tratando de calmar la tormenta que sentía en su interior. El golpeteo del agua contra el barco solía tranquilizarla, pero esta vez apenas ayudaba. La rabia aún ardía en su pecho, mezclada con una profunda sensación de impotencia.
Pope observó por el espejo retrovisor del barco cómo June se sentaba con la espalda recta, inmóvil, mientras su mirada se perdía en el horizonte. Suspiró pesadamente, sintiendo cómo el peso de lo ocurrido lo aplastaba más con cada segundo.
Normalmente, él sería el primero en oponerse a cualquier idea que pudiera meterlos en problemas. Pero ese día había sido diferente.
Rafe no solo lo había golpeado sin piedad, sino que también había lastimado a June. Recordar el momento lo hacía hervir por dentro. La impotencia que sintió al verla caer mientras él no podía levantarse por el dolor era peor que cualquier herida física.
JJ tenía razón. Ya estaba harto de que los Kooks ganaran siempre. Y, aunque entendía el razonamiento de June, no podía ignorar su deseo de ajustar cuentas.
—¿Debería hablar con ella? —le preguntó a JJ en voz baja.
JJ miró hacia atrás, observando a su hermana por un momento antes de negar con la cabeza—. No, es mejor que le demos su espacio.
Pope frunció el ceño, sin estar del todo convencido—. No lo sé, JJ —dijo con un suspiro—. No me gusta verla así.
JJ giró hacia él, sus ojos azules fijos en los de Pope con una intensidad inusual—. Escucha, entiendo que la quieres y que te preocupas por ella —dijo, bajando un poco la voz—. Pero estará bien. June siempre encuentra la manera de estarlo.
—¿Y si esta vez no lo hace? —preguntó Pope, su voz apenas un susurro.
JJ respiró hondo y luego señaló hacia donde había lanzado el tapón—. No podemos dejar que se salgan con la suya. No después de lo que hicieron hoy, ¿de acuerdo? Nadie se mete con mi hermana y sale ileso —hubo una pausa antes de que continuara—. Si les dejamos ganar, ¿crees que eso la va a proteger? Lo único que va a hacer es darles más poder para hacernos daño.
Pope guardó silencio por un momento, asimilando las palabras de JJ. Sabía que tenía razón, aunque el nudo en su pecho no desaparecía.
—Y si esto nos mete en problemas —continuó JJ, dándole una palmada en el hombro como si quisiera transmitirle algo de seguridad—, lo solucionaremos. Pero ahora mismo, tenemos que seguir adelante.
—
Regresaron a la casa de John B, donde lo encontraron sentado en una silla afuera. Al verlos llegar, sonrió, y June fue directamente hacia la hamaca, dejándose caer en ella. JJ se tumbó a su lado, y Pope se sentó frente a John B. Permanecieron en silencio por un rato, disfrutando de la tranquilidad del momento.
—¿Crees que está ahí afuera? —preguntó Pope—. ¿Que no es mentira?
—Mi padre así lo creía —respondió John B.
—Pero, ¿tú?
—Después de oír su voz en esa cinta, creo que sí —dijo John B.
—Solo hay una forma de averiguarlo —dijo Pope.
—Mira, vamos a encontrarlo —murmuró June—. Hasta JJ cree.
—Cielos, JJ, ¿de verdad, crees? —preguntó John B, su tono burlón.
JJ asintió—. Totalmente. Espera, ¿hablamos de los cuatro millones?
—Son 400 millones —respondieron June, Pope y John B al mismo tiempo.
—Eso —dijo JJ, dándose la vuelta—. Soñaré con naufragios. ¡Buenas noches, Bird!
—¡Buenas noches, caca de pájaro! —dijo John B con una sonrisa.
JJ le mostró el dedo medio, provocando que June soltara una risa suave antes de bajarse de la hamaca y anunciar que se iría a dormir a la habitación de invitados. John B asintió con una sonrisa, deseándole buenas noches, y Pope se levantó tras una breve pausa para seguirla.
Cuando llegó a la habitación, la encontró acostada en la cama y se unió a ella sin decir nada. El silencio se llenó de la suave brisa que entraba por la ventana, hasta que Pope se aclaró la garganta, rompiendo la calma.
—Lamento lo que sucedió hoy —murmuró, mirándola—. No quería que te enojaras.
—Está bien —susurró June, con la voz suave pero firme—. Solo no quiero que ninguno de ustedes se meta en problemas.
—Lo sé —respondió Pope—. Pero no puedo dejar pasar esto, June. No esta vez. JJ tiene razón, tenemos que devolverles el golpe, o creerán que pueden hacer lo que quieran.
—Lo entiendo —murmuró June, bajando la mirada—. Solo que no creo que meterse con ellos sea una buena idea. Están completamente locos.
Pope soltó un suspiro pesado—. Sí, bueno, deberían haberlo pensado dos veces antes de hacerte daño.
—También te lastimaron a ti —susurró ella, rozando suavemente su mejilla con los dedos.
—Estoy bien —le aseguró Pope, pasando su brazo alrededor de su cuello—. Y te prometo que pagarán por lo que hicieron. De una forma u otra.
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