[26] ROBAR UN DRON
June y Pope terminaron durmiendo en el HMS Pogue. Cuando se despertaron a la mañana siguiente, agarraron todas las cosas que Pope había llevado para la cita y las llevaron al Chateau.
John B, Kiara y JJ ya estaban levantados cuando llegaron, desayunando. Kiara fue la primera en verlos—. Bueno, buenos días, tortolitos.
—Buenos días, Kie —dijo June.
Pope asintió—. Buenos días.
—¿Cómo estuvo anoche? —preguntó Kiara, mirando a June—. ¿Te gustó?
—Me encantó —respondió June, mirando a Pope y sonriendo.
JJ apareció detrás de Kiara con John B, fingiendo arcadas—. Ustedes dos me dan náuseas.
—¡JJ! —rió Kiara, dándole un codazo.
—Pero que bueno que te haya gustado, Junnie —murmuró JJ—. Pope estaba perdiendo la cabeza anoche. "¿Y si no le gusta?" "¿Y si piensa que esto es estúpido?". Me estaba volviendo loco.
—Cállate, JJ —dijo Pope, poniendo los ojos en blanco.
JJ rió—. Entonces, ¿eres oficialmente mi cuñado? —hizo una pausa antes de agregar—: Cielos, eso suena muy raro.
June se rió—. Sí, JJ. Ahora es oficial.
—Vaya, así que definitivamente han roto la regla —dijo John B con un dejo de broma en su tono.
—Esa regla es estúpida de todos modos —respondió Pope.
—Tienes toda la razón, Pope —dijo Kiara—. Creo que esto merece una celebración. ¿Paseo en el HMS Pogue?
—Esa es una gran idea —dijo John B, guiñandole un ojo.
Se prepararon para una mañana en el bote, y una hora después June y sus amigos se encontraron en el HMS Pogue. Ella estaba sentada en el costado junto a Pope, con la espalda apoyada en su pecho y su brazo alrededor de ella, mientras que Kiara y JJ estaban sentados en la parte delantera y John B en el asiento del conductor.
JJ silbó—. Chicos, ¿ven eso? —preguntó al ver una lancha que se dirigía hacia ellos—. Es la Malibú 24-MXZ, la mejor lancha del mundo. Número uno en lujo, calidad y rendimiento. Sale 200.000, fácil.
—Elegimos a los padres equivocados —murmuró Pope.
—Lamento decirles esto, pero son Topper y su novia —dijo Kiara.
—Oh mierda, tienes razón —dijo June.
Pasaron junto a ellos y Sarah actuó como si no los hubiera visto. Kiara resopló—. No actúes como si no nos vieras, perra.
June hizo una mueca al ver a Kiara tan enojada e intentó cambiar de tema—. Entonces, estuve pensando, y podríamos ir a Figure Eight para averiguar más sobre las coordenadas del mapa. JJ solía trabajar en el hotel y podría hacernos entrar.
—Podemos irrumpir y usar su internet —sugirió JJ, mirando a June—. Me gusta cómo piensas, hermanita.
—Me parece una buena idea —dijo John B.
Todos estuvieron de acuerdo en ir, pero primero pasaron un rato en el bote. Era un día hermoso y soleado, sin tormentas alrededor. Navegaron por la isla y June y Kiara aprovecharon para tomar sol mientras los chicos hablaban sobre los barcos caros que veían mientras conducían por Figure Eight.
—
Una vez que regresaron al Chateau, se pusieron algo de ropa para deshacerse de los trajes de baño y se subieron a la Twinkie. El viaje en fue en su mayoría silencioso, el único sonido que se podía escuchar era la suave música de la radio.
Cuando llegaron, John B estacionó afuera y JJ dijo—: Bueno, estén atentos. Estamos tras la línea enemiga.
Sacó el arma y la cargó y John B negó con la cabeza—. Vamos, viejo. Guárdala, JJ.
—¿Qué? —dijo JJ, sonriendo—. Hay que ser precavidos.
Pope se bajó y se apoyó junto a la ventanilla de donde estaba JJ—. Oye, predigo que traer un arma a un hotel cuatro estrellas, probablemente, causará más problemas.
—Gracias, Pope —dijo John B.
June miró a su hermano—. Juro por Dios que lanzaré eso al mar, JJ.
—Guárdalo —exclamó Kiara, mirándolo.
John B tomó el arma por el cañón y la dejó en el piso—. Eso es.
—No agarres un arma así —dijo JJ mientras agarraba una tarjeta—. No puedo olvidarme la placa.
Se bajó de la van y los demás lo siguieron. Pope preguntó—: ¿Adónde vamos ahora?
—Entraremos a internet porque solo los ricos tienen electricidad ahora —explicó JJ—. ¡Por aquí!
Los hizo entrar por la cocina del hotel, la cual estaba llena de trabajadores que los miraban curiosamente. Pasaron junto a un hombre de mediana edad y JJ lo saludó.
—¡Andrew! ¿Qué tal, hermano? —JJ caminó junto a una mujer que estaba haciendo una ensalada e intentó agarrar un tomate—. ¡Mamá L, qué bueno verte!
—¡Oye, no! ¡JJ! —espetó Mamá L, golpeando la mano de JJ.
June puso los ojos en blanco—. JJ, compórtate.
Él se encogió de hombros antes de seguir—. Funcionan los generadores de respaldo. Los Kook nunca fallan.
Entraron en la sala de computadoras y Pope sonrió—. ¡Dios mío, internet! Te extrañé.
—Déjame entrar —dijo JJ—. Debo ver mis modelos Insta.
—No hay tiempo para eso —dijo Kiara.
—Oye, tengo el mapa —murmuró John B, sacándolo de su mochila y dándoselo a Pope.
—¿Coordenadas, por favor? —dijo Pope.
—Son 34, 57, 30, norte —leyó June—. Y 75, 55, 42, oeste.
Pope escribió las coordenadas y apareció un mapa en la pantalla, un pequeño punto rojo cayó sobre el lugar donde estaban.
John B dijo—: La plataforma continental ahí.
—Bueno, si está en el fondo, no será una búsqueda del tesoro, ¿no? —dijo Pope.
—Vamos, cariño —murmuró JJ mientras veían la pantalla—. Vamos.
—Mierda —dijo John B—, está en la parte alta. Son solo 275 metros.
—No es muy profundo —dijo JJ.
Kiara lo miró—. ¿Es factible?
JJ asintió—. Sí, totalmente factible.
—¿Nos llevaremos tu submarino personal? —preguntó Pope.
John B miró a JJ—. ¿Cómo lo sabes, maestro del buceo?
—El lugar del salvamento —explicó JJ—. Tienen un dron que baja a 300 m. Tiene una cámara 360 y todo. Para inmersiones profundas y demás.
—Justo lo que necesitamos —dijo June.
—¿Y tu papá lo tomaría con sus manos sucias? —preguntó John B.
—Bueno, por sus manos sucias lo despidieron —respondió June.
—Sí —dijo JJ—. Parece que el capitán de salvamento frunce el ceño si apareces borracho.
—Pero el dron está ahí —dijo June—. Está guardado en la parte trasera, ¿no, JJ?
JJ asintió—. Así es.
Kiara miró a John B—. ¿Cuánto dijiste que había en el Royal Merchant?
—Cuatrocientos millones.
—¿Cuatrocientos millones de dólares? —repitió Kiara.
—Sí.
Pope se levantó e intentó bloquear la salida—. No. Claro que no.
—¡Pope! Muévete —dijo Kiara, haciéndolo a un lado.
—Chicos, 400 millones. Es...
—Vamos —dijo JJ,
—¿Podemos hacer algo legal por ese dinero? —preguntó Pope exasperado.
June sonrió—. Vamos, legal no es una palabra que vaya con nosotros.
Pope suspiró antes de tomar su mano y seguir a sus amigos de regreso a la Twinkie para conducir hacia el depósito de salvamento. June se sentó en la parte de atrás con su hermano, que estaba tratando de armar un porro, y Pope, que estaba muy estresado por la idea.
—Pope, no robaremos el dron —dijo John B, intentando tranquilizarlo—. Solo lo tomamos prestado.
—"El humano es el único animal que no distingue fantasía de realidad" —dijo Pope.
—¿Se te acaba de ocurrir? —preguntó John B.
—Se le ocurrió a Albert Bernstein, pero se aplica a esta búsqueda del tesoro —respondió Pope.
—Ah.
Se giró hacia John B—. Entonces, ¿cuál es? ¿La fantasía o la realidad?
—¿Por qué eres tan raro, Pope? —preguntó JJ.
—¡Oye! —dijo June, pateándolo suavemente.
—Es una fantasía, pero, posiblemente, realidad —dijo Kiara.
John B la miró—. Realidad.
—Realidad virtual —murmuró JJ mientras agarraba su encendedor.
Antes de que pudiera prender el porro, Pope se lo quitó de la boca—. Mantén la señal clara.
John B detuvo la camioneta justo afuera del depósito y Kiara se bajó. JJ miró a Pope—. ¿Sabes cuál es tu problema?
—¿Tú?
—¡No! Que necesitas relajarte —dijo JJ—. ¡Siempre estás tan tenso!
—¡No estoy tenso! —exclamó Pope.
—Dios mío —dijo June, bajándose—. Necesito un descanso de estas peleas constantes entre ustedes dos.
Siguió a Kiara, que estaba de pie junto a la ventana de John B e iba a ser la que distrajera al guardia de seguridad, y le guiñó un ojo cuando la vio parada a su lado.
John B les sonrió—. No se preocupen, ustedes pueden.
—No estamos preocupadas —respondió Kiara.
Se dirigieron a la entrada y June dijo—: ¡Hola! ¿Perdón?
El guardia de seguridad se acercó a ellas—. ¿Las puedo ayudar?
—Hola —dijo Kiara—. Tenemos un neumático pinchado y queríamos saber si podría ayudarnos.
—Sí —respondió el hombre.
Lo vieron alejarse y June suspiró—. Bueno, eso fue fácil.
—Demasiado fácil —dijo Kiara.
El hombre volvió con su caja de herramientas y June y Kiara lo guiaron hacia una camioneta que estaba estacionada a unos metros.
June señaló la rueda trasera—. Es esta de atrás. Debe haber sido una fuga lenta o algo así.
—¿Quizá estuvo demasiado tiempo en el patio? —sugirió el hombre.
—Sí —dijo Kiara.
—Bien, lo haré —dijo el hombre.
—Gracias.
Unos segundos después de que comenzara a inflar la rueda, June escuchó un perro ladrando en el patio y miró a Kiara preocupada.
—¿Escuchan eso? —preguntó el guardia.
June negó con la cabeza—. ¿Qué cosa?
—Tebow tiene algo —dijo el guardia, levantándose.
—Quizá solo sea un mapache. ¿Sabe? —dijo June—. Nada de qué preocuparse.
El guardia volvió a enfocarse en la rueda, y Kiara aprovechó ese momento para dirigirse al otro lado y usar la hebilla en su cabello para pinchar el otro neumático. El guardia se levantó antes de que June pudiera detenerlo, atrapando a Kiara en el acto.
—¿Qué haces?
—Este también parecía un poco bajo —dijo Kiara.
El hombre las miró antes de darse la vuelta y salir corriendo—. ¡Espere! —gritó June viendo cómo se alejaba—. Mierda. Vamos, Kie.
Corrieron hacia la van, y June vio a Kiara subiendo al asiento del conductor mientras ella se dirigía al del pasajero. Dieron marcha atrás para dejarla lista y June vio cómo los chicos corrían hacia ellas. Cuando entraron, Kiara pisó el acelerador y los sacó de allí a toda velocidad.
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