[22] EL FARO REDFIELD
—Digo, es obvio, ¿no? —dijo John B—. Una reliquia familiar. ¿Qué mejor lugar para esconder un mensaje? Debía saber que volvería a mí, ¿no?
June y sus amigos estaban en camino al faro de Redfield, intentando encontrar pistas. John B conducía con Kiara sentada a su lado, mientras que JJ, Pope y June iban en la parte trasera.
—Sí. Es posible —respondió Kiara, insegura.
—También es posible que inventes teorías locas... para lidiar con tu tristeza —sugirió Pope, con la brújula colgando de su mano.
—Pope.
—Sabes cómo trato mi tristeza —dijo JJ—. Con la marihuana potente. Así la trato.
—Sí, se nota —dijo June, ganándose un codazo de parte de su hermano—. Auch, JJ.
John B suspiró—. No invento, ¿sí? Mi papá intenta darme un mensaje.
—Si te ayuda a creer, John B —dijo Kiara suavemente.
—Mira, no necesito una sesión de terapia —exclamó John B, frustrado—. No estoy loco.
—Nadie cree que estés loco, John B —dijo June.
JJ se encogió de hombros—. Está bien estar loco, pero...
—Mira, mi papá desapareció, ¿sí? —gritó John B, girándose por un segundo para mirar a JJ—. Desapareció. No sabes lo que es que la persona más cercana desaparezca y no tener idea de qué pasó. Me despierto todos los días y me preguntó qué pasó.
June miró a John B—. Ya pasó casi un año.
—Pudieron haberlo secuestrado —sugirió JJ—. Es una posibilidad.
—Sí, podría estar en un submarino soviético y lo interrogará la KBG —dijo Pope, siguiendo la línea de pensamiento de JJ.
—¿En serio? —preguntó June, y Pope se encogió de hombros.
—Totalmente —dijo JJ—. O en la Atlántida.
—Mira, ¿cuál crees que es el mensaje? —le preguntó Kiara a John B.
—El Faro Redfield —respondió mientras entraban—. Es el lugar favorito de papá.
Se bajaron de la van en cuanto John B estacionó, quedándose de pie frente a la cerca que rodeaba el faro y mirándolo.
John B se giró hacia JJ—. Haremos esto. Vas a vigilar que no venga nadie, ¿sí?
—Espera —dijo JJ—, ¿por qué yo?
—Porque no vienes —respondió Pope como si fuera lo más obvio del mundo.
—¿Por qué?
—Mira, JJ. Hay variables independientes y dependientes —explicó Pope—. Tú eres independiente. No sabemos qué harás.
—¡Cállate, Pope!
—Escúchame un segundo —exclamó John B, mirando a JJ—. Pope y June, quédense a vigilar con JJ, ¿sí?
—Genial —dijo Kiara.
John B y Kiara se dirigieron al faro, y June vio a Pope acercarse a JJ. Pope dijo—: Debería trabajar en mi ensayo de la beca al mérito, intento bajar los delitos al mínimo.
—Bien, ¿puedes callarte? —dijo JJ.
—No seas idiota —dijo June.
JJ puso los ojos en blanco, claramente molesto por tener que quedarse atrás, y comenzó a caminar hacia la van, dejando a June y Pope a solas. Ella suspiró, no le gustaba ver a su hermano de esa manera, pero la verdad era que Pope tenía razón. JJ era demasiado imprudente y lo último que necesitaba era meterse en más problemas.
—Supongo que está enojado —dijo Pope, apoyándose en un árbol.
—Sí, lo está —June asintió, acercándose a él—. Pero se le pasará.
Pope asintió—. Sí, lo sé.
Se paró frente a él—. Entonces... John B y Kiara lo saben.
—Sí —dijo Pope, riendo—. Después de que te fueras con Kiara, John B me dio la misma charla que JJ sobre no lastimarte y todo ello.
—No me sorprende —respondió June, riendo—. John B es prácticamente mi hermano de otra madre.
—Me alegra no entrar en esa categoría —dijo Pope, poniendo sus manos en la cintura de June y acercándola a él.
June sonrió—. Al fin solos.
—Sí, ha pasado demasiado tiempo —dijo Pope—. ¿Puedo besarte?
—¿Vas a preguntar eso cada vez que quieras hacerlo? —preguntó June con una expresión divertida.
Pope sonrió, acercándola para que sus labios rozaran con los de ella. June pasó sus brazos por su cuello, atrayéndolo aún más. Si bien había besado a otros chicos antes, con Pope se sentía diferente, como si todo su alrededor desapareciera, dejando solo el latido de sus corazones y la calidez del momento.
Cuando se separaron, June sonrió—. Vaya, eso fue...
—Perfecto —dijo Pope, posando su mano en su mejilla.
June bajó la mirada, ligeramente sonrojada, y luego volvió a mirarlo a los ojos—. No puedo evitar pensar que todo esto es una locura, pero... no parece tan malo si es contigo.
Pope tomó su mano—. Todo estará bien —hubo una pausa antes de que dijera—: Estuve pensando, y me gustaría que tengamos una cita.
—¿Una cita? —preguntó June con una sonrisa.
—Sí —respondió Pope—. Creo que sería una buena idea. Por mucho que quiera a nuestros amigos, quiero pasar tiempo a solas contigo.
—Tienes razón —dijo June, asintiendo—. Deberíamos tener una cita.
Esta vez fue ella quien lo atrajo para un beso. En ese momento, nada más importaba; el caos que los rodeaba se desvaneció, dejando solo la sensación de que, con Pope, todo estaba en su lugar. Sin embargo, un tosido interrumpió el momento, y ambos se separaron rápidamente.
June se giró, encontrándose con su hermano a unos metros, sosteniendo una pelota de tenis en la mano, con una expresión divertida y molesta.
—¿En serio? ¿Esta es su definición de vigilar? —preguntó JJ con sarcasmo.
—JJ, ¿qué estás haciendo? —dijo June mientras Pope se paraba junto a ella.
—Estaba aburrido, y pensé que sería una buena idea venir a molestarlos —dijo JJ—. Pero parece que ustedes no están para nada aburridos. Y, por cierto, creo que escuché a John B decir "vigilar", no "besarse apasionadamente".
June puso los ojos en blanco—. Cállate. Haces lo mismo con casi todas las chicas de la isla, ¿por qué te molesta que yo lo haga?
—Porque eres mi hermana —respondió él, encogiéndose de hombros—. No me gusta ver a mi hermana y mi amigo besuqueandose así.
—Bueno, tendrás que acostumbrarte —dijo June—. Porque lo vas a ver muy seguido.
Justo cuando dijo eso, escucharon las sirenas de la policía acercándose. June se dio la vuelta para ver cómo los coches patrulla venían a gran velocidad hacia el faro.
—Mierda —dijo Pope, agarrando a June de la mano y echando a correr.
—¡Esperen! ¡No podemos dejarlos aquí! —gritó June.
—Probablemente ya estén afuera —dijo JJ mientras corrían—. Está bien, los encontraremos.
June no estaba tan segura, pero al ver los coches de policía acercándose, supo que no tenían más opción que irse. JJ subió al asiento del conductor de la van mientras Pope y June prácticamente se lanzaban al asiento trasero. June aterrizó sobre Pope, quien gimió de dolor mientras JJ aceleraba para alejarse de allí.
—Dios mío. Lo siento —dijo June, levantándose de encima de Pope.
—Está bien —respondió él, incorporándose y recuperando el aliento.
—¿Y ahora qué vamos a hacer? —preguntó June.
—Ahora volvemos al Chateau —dijo JJ—, y dejamos la Twinkie allí.
—Luego podemos ir a la tienda de mi papá —añadió Pope—. Por si la policía, o peor aún, esos hombres, regresan.
June asintió—. ¿Y John B y Kiara?
—Les enviaremos un mensaje explicando todo —dijo Pope con una sonrisa tranquilizadora.
June suspiró, no le gustaba la idea de que todos se separaran después de lo que habían pasado en el Chateau, pero al mirar a Pope y JJ, sabía que no tenían otra opción.
—Lo resolveremos —dijo Pope, como si hubiera sentido su preocupación.
JJ asintió desde el asiento del conductor—. Sí, siempre lo hacemos.
June logró esbozar una pequeña sonrisa, aunque el peso de todo seguía presionando sobre ella. Pope se acercó, tomándole suavemente la mano y sonriéndole con ternura, y cuando ella recostó su cabeza contra su hombro, se permitió un momento de calma.
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