36. El secreto de ''S"

JUDITH

No hay tal co­sa co­mo una re­ali­dad per­fec­ta... solo si no es una mentira inventada.

Siempre estuvo ahí, segura porque la oscuridad le brindaba protección para jugar con nuestras mentes como si fuéramos una pieza de ajedrez.

Mi cabeza está cada vez más lúcida, después de ver aquellas fotos, he formado mi propio rompecabezas, compruebo que realmente Thiago sólo era una marioneta, un títere, un peón que utilizó para mover sus fichas. Desde el principio esto había comenzado conmigo porque solo me quiere a mí.

Dios, estuvimos tan centrados en derrocar al rey que olvidamos de los enemigos que nos asechaban.

Se supone que el ajedrez consiste en eliminar al rey. Un jaque mate es cortar la cabeza al rey, pero en el mío y el de Snap la pieza más importante es la reina, corta la cabeza al más fuerte y el débil se entregará por sí sólo; esa fue la primera regla que me enseñó. Dios, me había equivocado en tratar de seguir las reglas del juego, me desenfoque de mi objetivo porque a quién debí de corta la cabeza era la de ella.

Ella, quién nos manipuló desde un comienzo.

Ella, quién nos segó en la oscuridad.

Ella, quién nos enseñó a olvidar a los que deseamos recordar, y a recordar a quienes deseamos olvidar.

Ella nos dio un papel y decidimos seguir el guión sin cuestionar.

¿Cómo de reina me convertí en un peón?

Supongo que era su prueba y la falle.

¿Cómo la oveja se convirtió en lobo?

Fácil, las víctimas muchas veces suelen ser victimarias en el futuro.

¿Cómo la muerte se convirtió en vida?

Es nuestro acertijo de hoy.

—¿Estás segura? —me pregunta Bryon desde el asiento de atrás del auto de Deam.

Hay mucho silencio, no quiero responder de nuevo, quiero mentir, como ella me enseñó a fingir y a construir un caparazón tan duro como mi corazón, pero ahora no puedo.

No puedo seguir con aquellas mentiras.

Un nudo se forma en mi garganta lo que hace que apriete mis puños contra mi muslo, quiero llorar y gritar de frustración porque también soy culpable.

—Sí —cada simple palabra despedaza los huesos de su cuerpo. —Todo está escrito en ese diario.

—Cabe la posibilidad de que todo sea inventado —dice Bryon, sin querer creer.

—Algunos lo son —confirmo. —Todo lo relacionado con Salomón fue una gran mentira, él nuca me hizo algo malo, ella sospechaba que Carlos seguía sus pasos y por eso le facilito el diario con algunos retoques —explico. —Además, la cabaña tiene cámaras que le permitía observarme todo el tiempo y cuando estaba cerca de mí pedía a Thiago vendarme los ojos porque no confiaba en mí.

—Tal vez a Thiago le gustaba ver sus hazañas.

Lo fulmino con la mirada, con unas inmensas ganas de golpearlo.

—¿Puedes dejar de defenderla? —interviene Deam.

Se hace silencio en el auto.

—¿Cómo puedes estar tan segura? —el rubio es el primero en hablar de nuevo.

—Paloma iba ha ser internada —comenta Deam.

—Necesitaba que los testigos de su muerte fueran los culpables porque así harían todo lo posible por ocultar la verdad —continúa Esther.

—Thiago era dependiente a ella porque estaba agradecido con ella por haberlo salvado, o al menos eso es lo que él creyó.

—¿Salvado de qué? —preguntan los tres curiosos al mismo tiempo.

—A los 6 años Thiago fue abusado por su tía y eso terminó hasta que cumplió los diez...

»La historia es que después de la muerte de la madre de Gideon, la tía de Thiago y Paloma, su padre lo puso de rodillas y le dijo que ahora haría los deberes de su madre. El padre de Gideon la golpeó y la tocó. El padre de Gideon le quitó la virginidad cuando tenía nueve años porque creí que tenía derecho a hacerlo antes que nadie. Él la creó, por lo que llegó a ser dueño de cada parte de ella.

Trago saliva.

—El padre de Gideon era un depravado. Ella se volvió loca. Sin embargo, ella no lo sabía. Gideon no sabía que tenía una crisis existencial y ella no sabía que estaba loca. Criminalmente y psicológicamente.

»A los diez comenzó a coleccionar mariposas. Lo dejaba en su mesa de noche y los miraba mientras su padre la violaba, empujando su cabeza contra la almohada para amortiguar el sonido y que nadie en la casa pudiera escuchar. Sus mariposas la mantuvo cuerda. Sus mariposas la hizo sentir segura. A los quince creo un culto llamado Psyche como sus mariposas porque eso era lo único en su vida sobre lo que tenía control. El padre de Gideon la violó hasta los dieciséis años. Cada noche. Sin excepciones. Le dijo a Gideon que lo amaba y que no podía vivir sin ella, mientras la utilizaba y desangraba. Le dijo a Gideon que ella era la única mujer de su vida mientras le daba latigazos a su espalda. Un mes después de cumplir los dieciséis, el padre de Gideon murió en un accidente. Ella ya no estaba atormentada, pero lloró esa noche. Se cortó para sentir la sangre que su padre solía extraer de ella. Lloró cuando nadie la golpeó ni la folló. Ella se masturbó pensando en su padre, pero ya no estaba satisfecha, le era insuficiente. Entonces Gideon decidió buscar un reemplazo para su padre, pero en lugar de eso se convirtió en su padre, haciéndole a Thiago todo lo que él le hacía. Su culto se fue expandiendo y ella prometió arruinar a sus mariposas por haberla arruinado a ella, y comenzó a hacerlo. Recuperó el equilibrio. Y todas las noches, cuando todos dormía, Gideon miraba esa colección de mariposas. Ella les sonreía y les prometía cazarlas. Pero no prometía cazar a las mariposas en sí, sino a las personas que se parecían a su padre. De ahí el nombre Psyche, porque en su mente enferma creí que si mataba esas personas tendrían una metamorfosis, así como las orugas que se vuelven mariposas ellos iban a nacer diferentes a cómo era su naturaleza. Pero cuando ella murió Paloma le dio un nuevo significado al culto, creo asesinos con nuevas metas. Personas que matan por placer.

—¡Oh, Dios! Solo era un niño y esa mujer sí que estaba demente —se lamenta Esther.

—Sigo sin entender por qué y cuál relación tiene con que Paloma sea Snap —sisea Bryon.

—Thiago elegía jóvenes de dieciséis años porque esa era la edad que tenía su tía cuando empezó con el abuso. Paloma encontró una oportunidad en ello.

»Thiago utilizaba sus cuerpos para borrar el recuerdo y huellas de su tía. Sin embargo, Paloma es quién las mataba porque su tía le había introducido en su macabro club. Incluso recuerdo que me había invitado a entrar y me había dado una rata abierta por la mitad para ver si tenía buen estómago. A mi madre casi le dio un infarto cuando se lo enseñé.

Bryon entrecierra los ojos.

—Dios míos, Judith, ¿y todo eso cuenta su diario?

—Solo el de las muertes de las chicas. Lo de la violación lo había escuchado de la boca de Paloma.

Lo veo mirar la ventanilla con tristeza. Entiendo su dolor, él es quien más ha sufrido con está verdad. Ambos lo hacemos por razones totalmente diferentes.

—Todas esas muertes fueron en el nombre de la venganza y el amor —deduce Bryon. —De un maldito culto creada por una loca.

—La maldad de la humanidad es demasiado complicado. Incluso el amor es una excusa para hacer cosas egoístas —susurro.

Cuando llegamos a la plataforma reservada a los jets, ya está atardeciendo.

Deam aparca. Estoy segura que en mi regreso mis padres me castigarán de por vida. Pero es algo que necesito hacer. Necesito ver con mis propios ojos como la cierran en un manicomio.

Sí, resulta ser que soy vengativa. Aprendí de la mejor.

Quiero verla a los ojos cuando le den la noticia. Quizás su culpa, dolor, ¿remordimiento? No lo sé, algo que me ayuda a cerrar un poco ese dolor que he acumulado por dentro por su culpa.

Sé que suena patético.

Pero es en lo que ella me ayudó a convertirme.

Cuando Deam me abre la puerta, me ofrece la mano para ayudarme a salir. Ni siquiera lo tomo, salgo sin mirarlo a los ojos. Sé que no debería molestarme, pero no es nada agradable enterrarte que tu mejor amiga se acostó con el chico que te gusta.

No tengo nada de reclamar a ninguno de los dos, pero por ahora no quiero hablar. Sólo necesito unos minutos más para asimilarlo.

Eso es todo.

Un jet nos espera. No es uno tan grande como un avión, pero es de un tamaño comercial. Su fuselaje brillante lleva el logo de la empresa Lacroix. Apenas tengo tiempo para maravillarme, lo único en lo que pienso es que por fin terminará mi pesadilla, al final de está escalinata una breve duda me asalta y me dan ganas de bajar corriendo para regresar a casa.

Olvidarme de ella. De mí venganza. De mí sufrimiento. Deam percibe mi duda. —¿Estás segura que quieres ir?

Ya no es tiempo para arrepentimiento. —Sí.

Examina mi mirada y me guía lentamente al interior.

El interior del aeromóvil ha sido acondicionado como un confortable espacio de relajación, provisto de sillones de cuero color crema.

Nos indica a los tres que nos sentemos.

Me siento en un sillón junto a la ventana y me abrocho el cinturón.

La azafata pasa junto a nosotros y nos entrega unas bebidas justo en el mismo instante que los motores cobran vida.

Deam pide whisky (es raro en él pedir eso), Bryon vino, Esther pide una botella de Jack Da­ni­els y yo agua. No quiero nada de alcohol. Además, tampoco es que me siento muy bien que digamos.

Deam me echa un vistazo desde su asiento, observándome de manera disimulada.

—¿Estás bien?

El avión empieza a moverse lentamente dirigiéndose a la pista.

—Sí.

Deam se levanta sin creerme y toma otro lugar. Ambos al final quedamos uno al lado del otro.

—¿Qué te pasa?

No quiero admitirlo en voz alta porque me hace sentir débil, pero Deam es demasiado insistente y se que al final me hará hablar.

—Volar me pone nerviosa.

En lugar de burlarse, me brinda una cálida sonrisa, haciendo que sus ojos azules sean más brillantes, hipnotizados y hermosos.

—El piloto es excelente, solo relájate.

Aparto la mirada. —De acuerdo.

El avión se alinea correctamente en la pista y empezamos a despegar, elevamos hacia el cielo. Siento su mirada, pero decido ignorarlo, aparto la cortina y miro por la ventana, sintiendo como el estómago me da saltos.

—¿Me odias?

El corazón se me estruja al pensar que cree que yo lo odio, pero solo es un sentimiento fugas. Porque algo me preocupa más en este momento. Para mí Snap es mi único objetivo.

Quito la mirada de la ventana y lo miro con expresión neutra.

—No, no te odio —frunzo el ceño. —Yo también me acosté con Thiago y esa fue mi elección.

Yo le había dado mi consentimiento y había disfrutado con aquello. Ahora no puedo hacerme la pobre víctima y culparlo en todo, en total caso sería culpa de los dos.

El silencio dura un momento después mi confesión.

—¿Estamos bien?

—Estamos bien.

—Puedes apoyarte en mí, si quieres.

Sí, quiero. —Estoy bien.

—Recuéstate sobre mi hombro... gatita mía.

Llegamos a Río de Janeiro muy tarde. Un auto particular nos deja en una propiedad de los padres de Bryon. Sólo me queda tiempo suficiente para reafirmar la parte del plan, despedirme de los chicos. Luego de una ducha, me derrumbo sobre la cama y todo sueño, y cansancio desaparece por arte de magia.

Miro el techo, repasando los eventos de está mañana en la cabeza. La noche es bastante inquieta y después de trata de dormir y fracasar por horas, decido levantarme y salir.

Una bocanada de aire me vendrá bien.

De puntitas atravieso la mansión hasta la sala del último piso por la cual se llega a un balcón de dónde se puede ver la propiedad. La brisa nocturna es fresca y vigorizante en la piel mientras miro a través de los campos y las colinas detrás de la propiedad.

—¿No puedes dormir? —una voz me sorprende y doy vuelta para encontrarme con Bryon, caminando hacia mí sin nada más puesto que unos pantalones de chándal.

—No —resoplo.

Solo llevo puesta una camiseta que Deam me presto.

—Te ama —dice mientras se para junto a mí, mirando en la oscuridad y disfruta del paisaje también.

No necesita decir su nombre para que sepa de quién me está hablando.

Giro la mirada hacia la distancia. Cambio de tema.

—Es hermoso aquí afuera.

—No hablar del tema, de hecho no hará que no exista.

—Lo sé —respiro, mirando fijamente la oscuridad. Honestamente no estoy preparada mentalmente. Todo está pasando muy rápido. Parece un evento surreal tras otro. —Pero eso no es amor.

—Sé que ahora tienes mucho que ingerir, pero me gustaría también entender parte de tu historia con Paloma.

—Me dio mi primer beso —las palabras salen de mi boca aún antes de detenerme a pensar.

—¿En serio? —se frota el cuello.

—Sí —sé que es lo único que desea saber. —Y estoy segura que también nos acostamos cuando Thiago me secuestró. Tenía los ojos vendados, pero siempre sentía los besos y las caricias muy diferentes a los de Thiago.

Suelta un suspiro.

—Buenas noches, Judith —se marcha.

Decido regresar a mi habitación, quedo helada en medio del pasillo cuando escucho murmullos, muchos murmullos.

Pongo la mano en el pomo de la puerta y con mucho cuidado y haciendo el menor ruido posible, abro la puerta.

—¿Deam? —mi voz es apenas un murmullo al verlo temblando en la cama y murmura palabras sin sentidos.

—¡Papá, no!

Tiene el torso desnudo y la piel le brilla por el sudor.

Está teniendo una pesadilla.

—¡Ya no le pegues a... mamá! ¡Papá... soy tu hijo!

Me acerco un poco más y veo que tiene los ojos cerrados, continúa temblando y ahora lanza puños al colchón.

—Deam, despierta —toco su frente y está ardiendo en fiebre.

Tengo ganas de llorar al verlo así. Acaricio su cabello y lo sacudo, pero sigue torturado por su pesadilla.

Me lanzo sobre él e intento con todas mis fuerzas despertarlo.

—Deam, despierta sólo es una pesadilla —susurro abrazándolo, puedo sentir el latido de su corazón y su corazón va a mil por hora. Junto al mío.

—Estoy aquí. Vuelve conmigo.

A horcajadas sobre él, lo abrazo muy fuerte, sintiendo el dolor en mi corazón. Siento que sus manos empiezan a acariciar mi espalda.

DEAM

—¿Qué ha pasado?

—No quiero hablar de ello.

—Puede que te ayude.

—No quiero llenarte de mis pesadillas, ya tienes suficiente con los tuyos —no quiero aquellos recuerdos en su cabeza.

—Deam... cuéntamelo —susurra. —¿Qué es lo que te ha atormentado?

Sé que quiere saber más, ambos necesitamos limpiar nuestro pasado para iniciar un futuro sin oscuridad.

—Judith...

—Déjame entrar —su boca tapa la mía y absorbo sus palabras, dejándome en claro que me quiere a pesar de mis demonios. —No podemos borrar lo que somos, pero si mejorar lo que seremos. No pretendo juzgarte solo comprenderte, pero si te callas jamás podré hacerlo.

—Mi padre maltrataba a mi mamá y a mí me castigaba físicamente.

Su respiración se agita.

—Mi madre siempre estaba demasiada ocupada en el alcohol, en las compras o de viaje para darse cuenta como papá me veía como un saco de boxeo. Ninguno de los empleados tenían permiso de ayudarme después de una paliza a curarme las heridas; "los hombres no lloran y la vida es como estar un mar de tiburones; nadas por tu cuenta hasta la salida o dejas que te coman", siempre me lo repetía después de cada paliza, con ocho años me interpuse entre mi madre y él, pero sólo conseguí que ella lo defendiera lo cual me dolió más que el castigo que me proporcionó horas más tarde.

Los ojos de Judith se llenan de lágrimas que empiezan a caer lentamente por sus mejillas mientras se sienta derecha sobre mí.

—Me sentí traicionado por ella. Era un niño incapaz de entender los sentimientos de un adulto y cómo alguien sea capaz de aguantar eso por ¿amor? Porque si aquello era amor yo no quería sentirlo. Algo tan destructivo como el amor no había sido creado por alguien bueno.

Por primera vez, parpadea.

―Cuando hacía algo con lo que mi padre no estaba de acuerdo, me decía que me castigaría. Pero nunca me decía cuándo o cómo. Tenía que usar mi imaginación para deducirlo por mí mismo. Me dijo que el acto del castigo no era lo que afectaba a la gente. Es la anticipación. Esperar y saber lo que viene es peor que el propio dolor. Le hace barbaridades al cuerpo, hace que se tense por la ansiedad. El corazón te palpita y sudas todo el peso de tu cuerpo. La sensación de fatalidad te ahoga.

Judith no logra contener el sollozo que se le ha escapado en el fondo del pecho. Se cubre la boca para silenciar el sonido, pero escapa de todas formas. Las lágrimas bajan por sus mejillas como río.

—Una noche, escuché gritos proveniente de su habitación, mi padre la estaba golpeando de nuevo. Sin importa mi enojo hacia ella me revelé, fue la primera vez que él no controlo su ira hacia mí delante de ella. Todo explotó porque ella en su ingenuidad pensó que si lo dejaba descargar su ira contra ella, yo estaría a salvo de su furia. No pude con la culpabilidad que veía en sus ojos al enterarse de la verdad, y yo con sólo diez años me sentía como un capullo por haberla odiado cuando en realidad solamente me protegía. Tomé la pistola que el guardaba en su despacho, le apunté con ella, pero no fui capaz de disparar.

—¿La marca que tienes en tu pecho, fue...? —ella es incapaz de terminar la oración.

Sigue tapando su boca con la mano mientras llora en silencio. Ese sonido es una tortura para mis oídos.

—Sí, me quitó la pistola y me dio una lección. Me dijo apuntándome con ella "Que el miedo nos puede salvar y matar a la vez porque en el momento que entra la duda por el miedo mueres" y me disparó en el corazón. Esa noche dejé de ser el que era y, aunque error en su cometido y no morí, si aniquiló para siempre una parte de mí. Cuando desperté el niño había muerto en el quirófano. Luego de conocer a Paloma ella terminó con lo que quedaba.

—Deam —se pega a mi pecho y me pasa los brazos por el cuello. —Lo siento mucho.

—Lo sé.

Me sorprendo besando sus mejillas para limpiar sus lágrimas. Le poso el dorso en la mejilla. Ella respira hondo, su cuerpo reacciona a mis caricias. Cierra levemente los ojos, girando la mejilla hacia mi mano como si quisiera más.

Me desliza la mano por el pecho desnudo y me besa la boca, depositando un beso suave y maravilloso.

Aquella boca es perfecta. Le devuelvo el beso, arrancándole un callado suspiro, una vibración jadeante tan sensual que me cuesta sopórtala.

Le paso las manos en la cintura y la oprimo contra mi cuerpo, profundizando el beso ardiente de excitación. Le sujeto la nuca con la palma y la rozo contra mí, de un movimiento ágil y rápido la tengo debajo de mí.

Deslizo la mano entre su cabello y la obligo a alzar la vista para que me mire a los ojos.

—No solamente quiero tu cuerpo.

Cierra los dedos sobre mi muñeca, lleva mi mano a su pecho. —Es tuyo, aunque parezca frío por fuera por dentro aún late y da calor.

Sonrío porque hasta ahora es lo más romántico que me hayan dicho.

—Aunque el mío está construido de piedra eres la única bala que lo ha atravesado y quedado adentro.

Beso la parte baja de su cuello y lamo la piel. Nunca había vivido algo tan delicioso y erótico que aquellos ruidos agudos en su garganta.

Presiono la boca contra la suya y la beso con lentitud, concentrándome en disfrutar cada beso y cada caricia.

Ella responde a mi afecto. Baja las uñas por mi espalda, haciendo que sus caricias sean invitadoras. Mis labios saborean los suyos. Una conexión inexplicable une nuestro cuerpo mientras ella se derrite debajo de mí, con los labios temblorosos.

Es la primera en romper el beso. Le paso un brazo por la cintura y la estrecho fuertemente contra mí, haciéndole saber que me ha dado mayor satisfacción que jamás había conocido sólo con sus besos.

Me mira con agotamiento profundo en su iris.

—Debo... irme —intenta levantarse.

Le agarro en los pies y la atraigo de nuevo a la cama.

—Quédate.

—Te haré daño si me quedo.

—Igual lo harás si te vas. Por favor, quédate conmigo.

A mí también me pesan los párpados y estoy listo para dormir, pero no quiero que se vaya. La única vez que me quedé a dormir con ella no tuve pesadillas.

Es mi atrapasueños.

—Está bien. Me quedaré.

La acerco más a mí mientras su cabeza se pierde en mi cuello.

Y susurro al verla con los ojos cerrados. —Quizás para Thiago la mariposa sea psiquis, pero para nosotros será una cura... me has curado el alma Judith.

La desdichada Paloma y supuestamente muerta a manos de su hermano resultó ser Snap.

¿Quién lo iba a pensar? ¿Qué les ha parecido la historia del significado de Psyche?

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