🐰🐍 : 02
Jungkook no había dejado de gemir ante los toques de su alfa. No daba crédito a los ruidos que escapaban de sus labios; él era el responsable de los gemidos que tenían eclipsado a su alfa.
El omega había pasado todos sus celos en casa de sus padres. Por muy extraño que parezca, Jeon era el único de todos los conejos de su comunidad que no sentía la necesidad de aparearse, y sumado a ello, en los dos años de noviazgo con su alfa, no había pasado ningún celo con él.
—¿Estás bien? —preguntó el alfa, dejando de lado las mordidas y succiones en los muslos internos de su esposo. —¿Quieres que pare?
Jungkook no tenía la valentía para ver el rostro de su alfa en ese momento, no sabía cómo su esposo podía hablarle sin sentir una pizca de vergüenza.
La mirada del alfa denotaba completa atención en el omega, eso sólo incrementaba el nerviosismo en el conejito sumado a la vergüenza del accionar de su alfa.
Ocultó su rostro entre sus manos, sentía que sus mejillas quemaban demasiado, estaban tan calientes que podía imaginarse lo rojas que estarían sus mejillas en ese momento.
Cada lugar en el que su esposo había tocado o besado, quemaba, pedía por más; aún así, le vergonzaba admitirlo y pedirle a su alfa que siga tocándolo.
—Es una verdadera recompensa, poder ser el único que te mire en esta única faceta. —Taehyung agachó su cabeza, dejando un par de besos en el vientre suave y ligeramente trabajado de su pareja.
Al ser un híbrido de conejo, Jungkook siempre se caracterizó por su hiperactividad, siempre brincaba o hacía algunas madrigueras ensuciando su naricita y sus patitas. Su ingesta de comida es saludable, los ejercicios logran mantenerlo en buena forma.
Estar con su alfa no fue impedimento para dejar de brincar, en algunas ocasiones cuando estaban en sus formas animales, el alfa de cobra tenía que atrapar a su novio para poder tener su preciada siesta sin sentir la hiperactividad del menor.
—Es ver-vergonzoso. —murmuró Jungkook con la vista fija en la pared de su cuarto.
—No lo es, tus padres hicieron esto para que pudieras nacer al igual que los míos, y nosotros haremos lo mismo con la diferencia de que no lo haremos para tener hijos. —susurró el alfa sobre los labios de su omega.
—¿Entonces...?
Jungkook jadeó al sentir la respiración de su esposo mezclarse con la suya. El omega no esperaba un beso y mucho menos imaginó que podría sentirse tan bien.
Contrario a lo que imaginó, los labios de su alfa sabían a la menta que el solía tomar cuanto tenía su celo, transmitiéndole paz, por autoreflejo, el omega de conejo aferró sus manos a la espalda de su alfa, jadeando cuando sintió la lengua de su esposo envolver la suya.
Seguirle el ritmo del beso no era fácil, Jungkook nunca había dado su primer beso, era inexperto en todos los sentidos, pero eso era lo que Taehyung amaba de él.
Aquel ósculo lo llevaba al borde de la desesperación por querer profundizar más, nunca pensó ser capaz de experimentar lo que ahora sus labios hacían.
Sintió la mano de su esposo acariciar su muslo y la otra ir subiendo el suéter que lo cubría de la desnudez, el conejito pudo sentir como todo dentro de él explotaba y colapsada debido a lo que en esos momentos sentía; una mezcla que inquietud, deseo, amor, cariño y lujuria.
El alfa se separó de su omega, amando la expresión que había dejado en el contrario; un deleitable conejito jadeante, algo muy lividinoso para los ojos del alfa de cobra.
La piel del omega estaba expuesta y casi reluciente, el ambiente pasó de ser acogedor y hogareño a sentirse caliente con aquella corta y profunda sesión de besos, los labios del híbrido de conejo relucían cuál manzana roja representando el pecado y que el alfa estaba dispuesto a devorar.
—Espero que tengas una buena resistencia, Bunnybu. —sonrió el alfa.
—¿Qué quieres decir?
La pregunta del omega fue contestada en acciones. El suéter que había tomado prestado de su alfa fue retirada con un poco de brusquedad, el accionar de su esposo fue tan rápido que el conejito sólo reaccionó al sentir como tiraban de uno de sus pezones.
Cuando la vista del omega buscó al responzable de dicho dolor placentero, sus mejillas se sonrojaron de manera intensa, sobre todo cuando sintió la boca del alfa succionar esa zona sensible y a la vez erógena.
Había visto hacer lo mismo a algunos amigos que ya tenían sus camadas, presenció como daban de lactar a sus crías, por lo que de manera inmediata borró la idea de experimentar algo así, eran especies distintas, el embarazo no era posible, experimentar una maternidad no estaba en los planes de ellos, por lo tanto, no podía ver a Taehyung hacer algo que hacen las crías de conejos.
—Eso... mmmgh~ lo hacen las crías. —el omega no sabía que hacer aparte de ver como su esposo succionaba de sus pequeños pechos.
—¿Tú crees? —respondió divertido el alfa, sin intenciones de soltar aquella suave protuberancia que con cada lamida y succión se hablandaba, mientras que con cada mordida lo endurecía.
El asentimiento desesperado del omega hizo sonreír al alfa, quien liberó el pezón de su boca terminando con un pellizco en el otro.
—No hemos llegado a la mejor parte, mi querido Bunnybu. —Taehyung robó otro beso de su omega. —Estoy seguro que lo que hemos iniciado no se va a ir, mira como estás abajo. —sonrió el alfa de cobra.
Jungkook miró entre sus piernas, notando que había mojado la cama de su alfa, entrando en pánico al sólo imaginar que hizo algo que dejó de hacerlo cuando tenía cuatro años.
—Yo no lo mojé, no lo oriné TaeTae. —mencionó el omega con sus ojos cristalizados producto de la desesperación.
Taehyung sentía que podía morir de ternura, nunca se cansaría del esposo que tenía, estaba tan feliz de haberse casado con el bonito y esponjocito de Jungkook, amaba que su omega sea tan diferente a su instinto vivaz y pervertido por querer monopolizarlo, probando cada parte de su conejito.
Lo que el menor no sabía es que el celo de su alfa es más intenso que su propio celo y a diferencia de otros alfas; la especie de su ahora esposo suelen tener sus celos de setenta y dos horas en donde no sueltan a la omega, pasando largos periodos de eyaculación.
—Los omegas como tú. —el alfa tomó entre sus dedos el mentón de su esposo. —Cuentan con el lubricante natural y el pequeño accidente que tuviste es algo natural de tu cuerpo que pasa cuando entras en celo, es un indicativo de que puedes recibir a tu alfa y no dolerá la penetración.
—¿Disculpa?
Es cierto, Taehyung sabe que es muy probable que su esposo no entendiera, él sabe de esas cosas porque antes de conocer a su esposo, pasó algunos celos con las omegas de su especie, disgustándole un poco el proceso del apareamiento, todas las hembras buscaban aparearse en sus formas animales que si bien no era disgusto del alfa, lo incomodaba porque buscaban dominar en el acto.
Sacudió rápidamente su cabeza ante aquellos desagradables recuerdos, si por él fuera se haría un lavado de cerebro.
—Ven aquí. —Taehyung se acomodó sobre su cola, palmeando su regazo para que el conejito se sentara. —No necesitas cubrirte porque apartir de ahora, es probable que esto se repita, quiero que conozcas cada parte de mi cuerpo como yo del tuyo, quiero saber que es lo que te gusta y te desagrada.
El omega híbrido de conejo se acercó a su alfa, sentándose frente a frente, estremeciéndose al sentir las escamas de la cola de su esposo rozar sus muslos y también sus glúteos. La inquietud e impaciencia del omega no demoró en llegar al poder ver de cerca el torso desnudo de su alfa.
En la mayoría de veces, Taehyung estaba así, desnudo, no le molestaba cubrirse porque los híbridos de cobra viven así en sus formas humanas, sólo contaba con un collar de dientes, que representaba las luchas que había tenido con algunos depredadores que querían comerse a su conejito.
—Tócame. —pidió el alfa, tomando la mano de su esposo, porque por propia voluntad no lo haría.
Jungkook abrió sus ojos al sentir la piel de su esposo, quedando fascinado con aquel suave pecho acanelado de su alfa, humedeciéndose los labios de manera inconsciente.
—Es s-suave. —murmuró el omega, absorto en delinear con las yemas de sus dedos cada parte, encontrando un gusto por las clavículas y los hombros de su pareja.
—Aún tenemos toda una vida para conocernos a la perfección, saber nos gusta, experimentar un montón de cosas en nuestra vida de casados. —Taehyung recargó su frente en la curvatura del cuello del omega, sonriendo satisfecho por el toque gentil de su esposo.
El recorrido de los dedos del omega se detuvo cuando elevó su vista, pudo sentir la penetrante y expectante mirada de su alfa, bajó su vista hasta que sus ojos captaron de manera nítida tres pequeños lunares que se volvieron su fascinación.
—Me gustan tus lunares. —confesó el omega, removiéndose un poco en el regazo de su alfa.
—¿Sabes que se dice de los lunares?
Jungkook elevó su vista, sus orejitas se elevaron en señal de total atención, por lo general siempre estaban hacia abajo, pero cuando su alfa le hablaba no dudaba en elevarla en señal de total atención.
—Dicen que los lunares son los lugares en donde tu omega destinado te ha besado en una vida pasada. —relató el alfa.
Taehyung sabe que su esposo siempre ha sido risueño, adorable tierno, puro e inocente tanto que sentía que no se merecía el amor de esa bonita bolita esponjosa de color marrón que solía ovillarse cuando el alfa iba de caza, pero no imaginó ver aquellos ojitos llenos de brillo ante tales palabras.
El alfa de cobra juraba que veía la vía láctea en los ojos de su pareja, aquella mirada denotaba amor e ilusión por su alfa.
—Entonces... ¡¿Puedo besarlos?! —preguntó con entusiasmo el omega.
Taehyung llevó su mano a la nuca de su esposo, atrayéndolo hacia él para dejar un beso en la frente de su esposo. —Por supuesto.
Con toda la ilusión del mundo, Jungkook se levantó del regazo de su esposo, apoyando sus manitos en los hombros de su pareja, besando el lunar cerca al ojo de su alfa, bajando al de la nariz y finalizando por el que tenía en sus delgados y blanditos labios, cerrando sus ojos al permanecer quieto en aquella posición, sin movimiento alguno.
Taehyung no dudó en llevar sus manos a la cintura de su esposo, acarició dica zona, jugando con el elástico de la prenda inferior que cubría el falo de su conejito. Se regocijó al sentir como su esposo intensificó su agarre, temblando ante su tacto.
—Tae~. —gimió el omega de conejo.
—Kook, ya no puedo aguantarlo más. —el alfa atrajo el cuerpo de su esposo, ocultando su rostro en el pecho de su omega.
Jungkook sintió que algo no estaba bien con su alfa, el gesto que hizo se lo confirmó. El aroma que siempre tenía presente su alfa se intensificó al punto de que el menor sintiera sus piernas temblar.
—Hyungie. —llamó Jungkook, sintiendo que su agarre se iba desvaneciendo.
—Mi omega. —Taehyung miró a los ojos de su esposo. —Ya dimos dimos nuestros votos en el altar, ahora hay que consumarlos. —dijo el alfa, dando varias lamidas por los pechos del menor.
De todas las formas en las que Jungkook se había visualizado con su esposo, ninguna era la posición en la que estaba con su alfa.
El omega de conejo nunca se imaginó que los dedos largos y delgados de su esposo podían hacerle ver las estrellas y alcanzar un nuevo nivel de explosiones en su cuerpo.
Miró hacia abajo, viendo la manera obscena en la que los dedos de la cobra entraban y salían sin ningún pudor, creando un ruido vergonzoso para él.
—¿Ves como me devoras los dedos, conejito? —dijo Taehyung, con su tono de voz ronca, un poco más de lo usual.
—Deberías sacarlos, mmmgh~. —Jungkook mordió sus labios al escuchar nuevamente aquel ruido que había comenzado a escuchar de manera repetitiva.
—Sé que lo quieres, deseas que me adentre cada vez más. —Taehyung dio un ligero empujoncito en el interior del omega.
Kim pudo sentir como Jungkook dejó caer su cabeza en su pecho al encontrar el punto de cualquier omega macho, el famoso y delirante punto “P”.
—¡TAE! —Jungkook cerró sus piernas con los dedos del mayor moviéndose a un ritmo rápido.
Taehyung rodeó la cintura del omega mientras sus dedos seguían el ritmo que no querer parar. Jungkook sólo pudo llevar su brazo al cuello del alfa y callar sus gemidos buscando los labios de su alfa, los cuales Taehyung no dudó en devorar y profanar cuanto quiso, adentrando su lengua en la cavidad bucal del menor, simulando embestidas mientras violentaba la próstata de su conejito.
Jungkook mordió el labio inferior de su esposo cuando sintió algo querer salir de su glande, intentó calmarse y alejar al alfa, pero le fue imposible, obteniendo así su primer orgasmo; una cúspide de sentimientos y emociones.
El cuerpo tembloroso del omega se hizo presente al igual que los fuertes y grandes espasmos, aquella liberación había sido fuerte, demasiado para una primera vez, aún así, puede decir con total claridad que llegó a disfrutarlo.
—Échate en la cama. —pidió el alfa, lamiendo sus dedos con el lubricante del omega.
—Debería tomar una ducha. —murmuró Jungkook.
—Quiero revisarte, después nos bañaremos. —sonrió con malicia el alfa.
En las intenciones de la cobra no estaba parar, si bien Jungkook había obtenido su orgasmo, Taehyung lo tenía duro como una roca y estaba seguro que no va a parar porque sus ganas de follar son tantas que una vez dejó a uno de sus amigos sin poder levantarse del pastizal donde habían permanecido todo un día enredados.
El conejito entrecerró sus ojos, no porque desconfiara o porque no le gustó lo que hizo, vaya que lo había disfrutado, pero sentía tanto temor de aceptar algo que no sabía si estaba bien haber disfrutado.
Descartando todos aquellos pensamientos, de manera obediente el omega se echó en la cama, se sentía algo inquieto.
—Boca abajo, Bunnybu.
El omega giró acatando la petición de su alfa. Taehyung no pudo evitar humedecerse los labios una y otra vez al tener aquel manjar frente a sus ojos. Elevó las caderas del omega, dejando aquellos bonitos, blancos y definidos glúteos de su conejo.
Al ser un alfa de cobra, aquellas vistas otorgadas solo lo convertían en un león a punto de devorar a su presa.
Quien no iba a amar la obscena imagen de aquellos muslos empapados con el lubricante natural que había expulsado su entrada junto al semen que había liberado el conejo con su primer orgasmo.
—Taehyung~.
Jungkook chilló cuando sintió algo en su entrada. Taehyung se había encargado de dejar acaricias con sus labios y saborear con su lengua el esfínter de su esposo, finalizando con un casto beso en uno de los glúteos del omega.
—¿Qué fue eso? —preguntó exaltado el omega de conejo.
—Un beso negro. —respondió el alfa con total normalidad y tranquilidad. —¿Te gustó?
—F-Fue algo... —Jungkook no sabía cómo explicarlo. —Fue bueno. —susurró lo último.
—Y eso que no has probado lo mejor de lo mejor. —Taehyung atrajo a su esposo, devorando aquella boca con el mismo ímpetu que había devorado la entrada de su esposo. —¿Me dejarías entrar en ti?
Aquella confesión hizo jadear al omega en el beso.
—¿T-Te refieres a que tu eso en mi esto?
—Ya hemos hecho esto, y estoy caliente desde que comencé a tocarte. —confesó el alfa.
—Yo no lo pedí, alfa pervertido. —Jungkook le sacó la lengua. —¿No va a doler?
—Te prometo que no, será algo hermoso. —Taehyung volvió a besar a su esposo.
Jungkook frunció su labio, no por disgusto sino porque él también quería saber que tan lejos podían llegar estando ambos en celo, recordó las palabras de la persona que los unió en matrimonio; “No pueden negarse el débito conyugal, aunque no sean de la misma especie”.
—Está bien.
El alfa de cobra abrazó a su esposo, comenzando a repartir besos por todo el rostro del omega, besando la pequeña cicatriz en su mejilla.
Aquella cortadura en la mejilla del omega fue hecho por un conejo rabioso en celo que quizo follar a su novio cuando él lo dejó por unos minutos mientras iba a recoger un ramo de zanahorias y flores de calabaza para el omega.
El conejo rabioso no dudó en morder la mejilla de Jungkook para poder someterlo. La rabia del alfa se incrementó cuando vio a su omega sumiso, con ojos llorosos porque un conejo estúpido estaba a punto de follarlo, llegó antes de que pudiera tocar a su esposo en sentido sexual y en el proceso de liberación lastimó a la persona más valiosa e importante para el alfa de cobra.
—Lo siento. —se disculpó el omega.
—¿Por qué?
—Por la cicatriz. —Jungkook se sintió cohibido cuando el alfa fijó su vista en él. —Escuché que los trabajadores de la señora U-Ri y Ju-Bin tienen buenas cremas.
—¿Las abejas y los caracoles? —preguntó divertido el alfa.
—Sí, dicen que sus productos artesanales son buenos, así podré desaparecer esa cicatriz.
Taehyung alzó la mirada de su esposo, quería que lo viera mientras le decía algunas palabras.
—No necesitas cambiar aunque te traiga a la mente un mal recuerdo. —el alfa le sonrió con dulzura. —Besaré cada parte de tu cuerpo incontables veces, cualquier mínimo detalle de ti está grabado en mi mente, no necesitas cubrir nada, me gustas así.
El conejito se sentía derretir con aquellas palabras bien pensadas de su alfa, su esposo, su compañero de vida.
—Te amo. —susurró el omega, rodeando con sus brazos el cuello del alfa y reuniendo valor, besó por voluntad propia aquellos labios adictivos.
Jungkook amaba los besos de su alfa, aquella boca no sabía a carne, ni mucho menos a sangre pese a la alimentación que tenía su esposo, por otra parte, Taehyung no podía dejar de saborear cada rincón de la boca de su omega, sintiéndose indigno por tenerlo, pero disfrutando de lo que iba a ocurrir muy pronto.
Las manos del alfa bajaron hasta apretar los glúteos del menor, iniciando un ligero roce entre ambos cuerpos. Si bien el omega ya se comenzaba a adaptar a los besos e intentar seguirle el ritmo, no imaginó algo duro impactar su vientre bajo.
Se separó con cuidado, sin querer herir al alfa, sus ojos no pudieron dar crédito a lo que veía y el asombro se hizo presente. Tragó con dificultad cuando vio lo que su esposo tenía.
—T-Taehyung.
—Así es, Bunnybu.
Jungkook quiso escapar no estaba preparado para eso, de solo verlo podía morir. Taehyung apresó el cuerpo de su esposo, a pegando su pecho desnudo a la espalda de su esposo, la fina tela se había deslizado por los brazos hasta caer en la curvilínea cintura del omega.
—Quiero que nuestro celo sea memorable y estoy guardando mis ganas por dejar que mi instinto salvaje salga a flote. —susurró el alfa de cobra sobre la nuca de su esposo, dejando castos besos por el cuello y hombros.
Jungkook mordió sus labios cuando sintió la dureza de su esposo acariciar sus glúteos gimiendo cuando lo sintió pasearlo descaradamente por debajo de sus testículos, frotándolo contra su escroto. El omega podía ver aquella punta salir y meterse con cada movimiento de pelvis suave que daba su alfa.
—Taehyung~. —gimió el omega por lo bien que se sentía.
El mencionado humedeció sus dedos de su mano izquierda unos segundos, tanteó la entrada del menor e ingresó sus dos dedos con total facilidad en la nuevamente humedecida entrada, mientras su mano derecha tomaba con posesión el falo de su conejito dando ligeros bombeos, deteniéndose por momentos en acariciar el glande.
Jungkook sentía su cuerpo cargado y demasiado estimulado, nada se comparaba al tener tres fuentes diferentes de estimulación, cediendo un poco a su lado animal que moría porque su esposo entrara y lo llenara hasta quedar satisfecho, poco a poco y con movimientos tímidos movió su cuerpo, sintiendo la extensión del falo ahí abajo.
—¿Listo para recibirme? —preguntó el alfa, liberando el miembro de su esposo, retirando los dedos del interior.
Jungkook había tenido una ligera incomodidad cuando los dedos del alfa ingresaron por primera vez, pero ahora se sentía disgustado cuando el alfa retiró sus dedos. Sin embargo, sentir aquella punta precionarse contra su entrada fue un pequeño dolor placentero.
—Eso no va a entrar. —dijo Jungkook, empuñando sus manos sobre sus muslos.
—Confía en mí, por nada del mundo te lastimaría, si veo que no se puede me retiraré y veremos la manera de que nuestros celos se disipen, pero por ahora relájate, deja tus preocupaciones de lado y solo concéntrate en nosotros.
Los preservativos son caros, la mayoría los compra como medida preventiva por los embarazos en la misma especie a excepción de los conejos, sin embargo, ambos esposo sabían que no lo necesitaban porque era algo imposible, a pesar de haber recibido unos cuantos, no lo veían necesarios.
Jungkook no dejaba de estar tenso, por lo que Taehyung lo besó varias vez, comenzó a acariciar a su esposo en todos los lugares que había descubierto que era sensible, comenzando por las orejas donde las mordió ligeramente, hasta la espalda, donde su lengua delineó una parte de la columna de su esposo, consiguiendo la soltura de su conejito.
Con ello, el alfa de cobra se adentró en el caliente interior de su esposo, jadeando a gusto cuando el interior del omega recibió y apresó el falo de su alfa.
—¿Sabías que las cobras pueden pasar tres días entrelazadas con sus parejas? —preguntó en tono dulzón el alfa.
—¿Qué quieres decir? —el omega intentó abrir sus ojos ante la llenura que le proporcionaba su esposo.
—Tendremos mucha acción, conejito.
Jungkook abrió los ojos cuando sintió como su alfa salía de su interior, adentrándose por completo en sólo segundos, siguiendo así por varios minutos. Los gemidos no tardaron en llegar, haciendo que el lugar se vuelva un caos placentero.
Agradecían que la casa quedara lejos, así nadie escucharía lo tan hermoso que le parecía a Taehyung los gemidos de su esposo.
Kim guió en todo momento a su esposo, indicándole que tenía que hacer cuando él hacía algún movimiento, le parecía adorable cuando le pedía a su conejito que mirara con detenimiento la manera en que le enseñaba a montarlo.
Jungkook admiraba su capacidad de resistencia, ambos ya habían tenido unas tres rondas en donde el alfa le había enseñado varias posiciones. Llegando a donde se encontraban ahora.
Jungkook encontró la comodidad montando a su alfa de espaldas, le gustaba sentir como sus glúteos impactaban contra el escamoso regaso de su alfa, claro que aprendió a ser más liberal, ahora se encontraba con su mano guiando el falo de su esposo para que no se salga de su interior, mientras que la mano de la cobra lo masturbaba.
—Taehyung, ya no puedo seguir.
—Vamos Bunnybu, tu has tenido cuatro orgasmo y yo todavía no llego a uno.
Taehyung decidió acelerar sus movimientos, su esposo era bueno, pero la lentitud con la que lo hacía lo dejaba con ganas de adentrarse más y más, sentía que sí no aceleraba podía explorar y hacer lo que menos quería; lastimar a su omega.
—Tae, no tan rápido.
Aunque aquella era una petición del omega, no podía negar que le gustaba el ritmo que estaba tomando cada embiste, haciéndolo delirar y gemir audiblemente. El omega giró su cabeza en busca de los labios de su alfa, encontrándonos cuando el menor sintió el ritmo intencificarse y sus cuerpos producir un tipo de melodía no apta para sus oídos.
Alfa y omega tenían sus cuerpos perlados en sudor, la ropa del omega regada por la habitación, los aromas mezclados de ambos, junto a la excitación, gemidos y ruidos de lo que en ese momento se profesaban ambos cuerpos llevó a un potente orgasmo del alfa, que no tuvo más opción que besar a su omega para que no chillara con su liberación.
El omega de conejo nunca imaginó que se podía sentir más lleno, el miembro de Taehyung lo llenaba, pero el orgasmo que tenía el alfa lo llenaba todavía más, sintiendo que su barriga crecía con aquella liberación.
Las manos del alfa fueron al vientre del omega, sintiendo las cálidas manos de su pareja, reluciendo los aros matrimoniales que el alfa había fabricado y tallado con un diseño particular, porque de un anillo salía el otro, así era como Taehyung lo había confeccionado.
—Te amo, alsfita. —Jungkook intentó bromear haciendo el sonido de una serpiente.
—También te amo, mi pequeño y adorable Bunnybu. —Taehyung enterró su nariz en los humedecidos cabellos de su pareja, dejando besos en las orejitas peluditas de su omega.
—Quiero dormir.
—¿Quién dijo que haríamos eso? Te dije que mi celo dura tres días y que mi eyaculación puede durar una hora, así que tenemos mucho tiempo. —sonrió coqueto el alfa.
—Pero Tae. —replicó el omega.
—Aún no hemos probado la de cucharita, ni perrito, ni la de martillo, así que hay mucho que probar en estos días, pequeño y esponjoso conejito marroncito.
—No es justo, yo solo quiero dormir con mi alfa y mis manzanas. —dijo el omega entre un fingido tono de molestia.
—Sé que te van a encantar las otras posiciones, mi pequeño y esponjoso esposo.
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