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La mayoría de los habitantes no dejaban de murmurar de aquella singular pareja que en unos días estarían uniendo sus vidas en matrimonio. No todos los días se ve a un híbrido omega de conejo y a un alfa híbrido de cobra ser los protagonistas de aquellos murmullos.
La futura pareja es la única y primera en romper con la manera de pensar de los habitantes herbívoros de la comunidad en la que vive el omega de conejo.
Al ser un depredador y una presa, todo el mundo hablaba a espaldas de la peculiar pareja. Sin embargo, el omega de conejo y el alfa de cobra hacían oídos sordos a lo que llegaban escuchar de la gente, porque si hablaban a sus espaldas era porque no tenían el valor de confrontarlos cara a cara.
Ambos eran felices, disfrutaban y amaban la compañía contraria. Platicaban mucho de su día a día, se daban mimos y besitos, cocinaban juntos, hacían pinics, en pocas palabras; había amor desde la primera vez en la que se conocieron, la química entre ellos superaba a cualquier pareja de la comunidad de herbívoros, y aquello era lo único que importaba para ellos.
No necesitaban la aprobación de las personas de aquella cominudad, ni siquiera la de sus propios padres. Eso fue lo que el menor les dejó en claro cuando inició la relación con su alfa.
Para Jungkook y Taehyung, su noviazgo había sido tan puro y tan casto que nadie creía que era real, siempre creían que el conejo era víctima de acoso o extorsión por parte de la cobra.
Se podían escuchar comentarios como: “Seguro le ha dicho que si no está con él, se lo va a comer junto a toda su familia”. “Seguro que los hijos que llegarán a tener, serán una abominación, de por sí ya es una aberración el que dos especies distintas estén juntas”. “El amor entre dos especies distintas no existe, ellos no se aman”. “Es un crimen que un depredador esté con su presa”. “Deberíamos expulsarlos de la comunidad, ellos podrán desviar a nuestros hijos”.
Recientemente, habían adquirido una bonita casa en un lugar algo apartado de dicha comunidad que quedaba a seis kilómetros. Los padres del omega de conejo y el Consejo de la comunidad habían decidido no expulsar a la rara pareja, después de todo, Jungkook era parte de esa comunidad.
Kim y Jeon habían tomado la decisión de remodelar la cabaña que les vendió el señor Lee a las afueras de la comunidad cuando estaban a un mes de realizar su boda.
Querían que la casa quede algo lejana y que tenga bastante espacio para que sus formas de animales puedan tener mucho espacio libre y quien sabe, tal vez algunas crías de ellos.
Aunque aquella última frase no estaba entre sus planes, por el momento, lo que ambos querían era pasar todo el tiempo posible disfrutando de la compañía contraria.
La boda se realizó con mucha porra por parte de los padres del híbrido de cobra, quienes no dudaron en hacer la mejor de todas las bodas que hubo en la comunidad de herbívoros y carnívoros.
Por otro lado, los padres del híbrido de conejo no se negaron a asistir a la boda de su único hijo cuando llegó a sus manos la invitación de la boda.
Los señores Jeon los habían visto dormir en su forma animal en una bonita pradera verde que estaba cerca de su casa; el alfa de cobra yacía enrollada y encima se encontraba su adorable hijo en su forma de animal; un adorable conejito marrón de orejas caídas.
Fue una adorable imagen que se quedó grabada en la mente de los padres del omega, aquel suceso les confirmó que su amado hijo no era víctima de acoso o extorsión, su hijo no era amenazado por el alfa de cobra.
Según la tradición de las cobras, la celebración de la boda se realiza en tres días, y los herbívoros también celebran las bodas con la única diferencia que es durante una semana.
Las familias de ambos novios llegaron de distintas partes del mundo, –especialmente la familia del alfa de cobra–. Todos llevaron regalos para la feliz pareja.
Para los familiares de Taehyung fue sorpresa la reciente unión, aunque sabían que son tan diferentes y que probablemente no tendrían crías porque no eran compatibles con respecto a la especie con la que decidió emparejarse, preferían dejarlos ser felices a su manera, no es obligatorio tener hijos para ser felices cuando te casas.
Toda la comunidad fue invitada sin excepción alguna a la boda; también estaban los herbívoros que hablaron a espaldas de los felices novios.
Degustaron de comidas de todo el mundo preparadas por la familia Kim, platillos para herbívoros, carnívoros, carroñeros y para oviparos. Todo el festín se encontraba servido en aquella amplia y larga mesa en forma de una gran leta “T”.
En el primer día, después de aquel banquete, se llevó a cabo la presentación de ambas familias. Ahí recién se enteraron que en ambas familias habían algunos matrimonios de distintas especies, pero nunca un depredador y su presa por lo que se sentían orgullosos de que Taehyung y Jungkook sean los primeros.
En el segundo día se llevó a cabo la boda en una gran pradera al aire libre. El lugar estaba decorado con flores y un pequeño estrado donde estaría la persona que los casaría, un par de árboles grandes que les brindaría sombra.
Llamaron a un beta de cocodrilo para que los casara –aquel beta no tenía problemas con unir a personas de diferentes especies en matrimonio–, después de todo eran personas que se amaban.
La ceremonia se aperturó con un breve discurso hasta llegar al momento en donde los novios harían públicos sus votos. El beta de cocodrilo formuló la pregunta y esperó a que los casi recientes esposos dieran el “sí”.
—Acepto. —dijo el conejito de orejas marrones, moviendo sus orejitas repetidas veces al ser acariciadas por la brisa fresca.
El beta de cocodrilo formuló la otra pregunta, ahora centrándose en Taehyung.
La colita del conejo no era ajena porque en ningún momento dejó de moverse, quería escuchar la palabra “acepto” ser pronunciada por su alfa, su pie izquierdo comenzó a moverse en señal de inquietud.
—Acepto. —respondió la alfa de cobra con una voz profunda y grave, erizando el pelaje del conejito ante su respuesta.
La postura elegante y recta del alfa de cobra demostraba orgullo, no dejaba de inflar su pecho por desposar a su conejito, fijó su vista en los bonitos ojos marrones de su esposo.
Jungkook miraba expectante a su alfa, reproduciendo una y mil veces la profunda y grave voz de su esposo al decir que si aceptaba. Taehyung asintió, tomando entre sus manos las delicadas y sonrosadas mejillas de su conejito, indicándole a los invitados que aquel matrimonio era enserio.
—Los declaro, esposos.
La declaración del beta de cocodrilo hizo que la mayoría de los presentes aplaudieran eufóricos.
Después de todo, matrimonio es matrimonio, aunque no lo apruebes, aunque sean entre especies opuestas, donde hay amor nadie puede oponerse.
Con un pequeño baile, terminó la celebración del segundo día, pero aún no podían vivir juntos, para ello tenía que terminar con el tercer día de celebración.
En el tercer y último día, los recientes esposos fueron llevados a la casa donde ellos vivirían.
La mayoría creían que vivirían en algún lugar de la comunidad como marginados y grande fue la sorpresa de los invitados cuando fueron llevados a una casa que quedaba a seis kilómetros de la comunidad.
Agradecían que los hubieran tomado en cuenta, así no verían a la rara pareja ni tendrían que convivir con ellos, tampoco descarriarían a su descendencia, quienes podrían casarse y tener hijos con los de su misma especie, aquella pareja no serían una mala influencia.
Ese día, los esposos fueron colmados de muchos regalos, desde cosas para la casa, ropa para el esposo de Jungkook, –al ser un híbrido de cobra, casi siempre estaba con el torso descubierto, en su pecho solo tiene algunos collares de dientes que cubren sus pezones–. También les regalaron muebles, aunque solo los usaría Jungkook. Taehyung suele enroscarse en cualquier lugar.
Ingredientes para la comida del omega de conejo como también una gran cama de alfalfa, zanahorias, hortalizas y granos. Carne de los mejores ganados para el alfa de cobra, después de todo, su dieta se rige en proteína.
Jungkook no entendía que función tenían algunas cosas de plástico de diferentes colores, formas y tamaños, decían que eran para su alfa, por lo tanto, suponía que él sabría como cocinarlos. Vegetales, ropa, comida, juegos para los bebés e inclusive ropita para ellos.
El mayor obsequio para ambos fue la gran cama matrimonial que le regalaron los híbridos de pájaros carpinteros y el auto que le regaló la tía de Jungkook para que el conejito se movilizará al hacer las compras.
Era el momento de abrir los regalos y agradecerles a las personas, con aquel gesto, los minutos se convirtieron en horas que prácticamente volaron, así en el último día de celebración, los esposos terminaron muy cansados.
—Solo quiero dormir en mi cama de alfalfa. —musitó el omega de conejo al llegar a su gran reserva.
—¿Prefieres esa cama a la que nos han regalado? —preguntó el alfa de cobra, quién se deslizó con sigilio hasta donde estaba su omega.
—¿No te gusta el olor de la alfalfa? —el conejo, se comenzó a descalzar y a retirar las prendas de vestir que tenía su delicado cuerpo.
—¿Vas a hacerlo aquí? Por algo tenemos cuarto.
—¿Crees que habrá gente que esté merodeando? —Jungkook se acercó a la ventana, meneado su colita.
—No lo decía por eso, pero bueno... La alfalfa me recuerda a uno de mis pastizales que solía frecuentar cuando era niño. —Taehyung se dejó caer en la mullida cama verde de su conejo.
El conejo marrón se cambió por simples prendas ligeras y se acercó hasta acurrucarese en el pecho de su alfa, amaba el calorcito que le propiciaba aunque después terminaba trasmutando a su lado animal, un pomposo conejo que Taehyung amaba tener encima.
—¿En qué piensas, serpiente snif? —Jungkook sacó su lengua intentando sonar como Taehyung, cuando lo conoció por primera vez, aquel sonido era frecuente en el alfa.
—En qué hay algo más que nos falta por hacer. —respondió Taehyung al fijar su vista en aquella rústica cabaña.
—¿Qué cosa?, ¿alguna comida en específico? —preguntó preocupado el omega, apoyando su mentón en el pecho de su esposo.
—No es eso conejito peludito. —Taehyung dio un ligero giro, posicionándose de costado para apreciar lo bello que era su esposo.
Jungkook lucía tan angelical, tierno, era inocente, puro, casto y bonito que tuvo que pensar dos veces, antes de decir lo que tenía en mente. En los dos años de cortejo y salidas, nunca había tocado a su ahora esposo, se guardaba para la noche de bodas, ya se había imaginado muchas escenas de ellos juntos, de Taehyung entrelazando su cola a las piernas del omega y....
—¿Tae? —llamó el menor, acariciando la mejilla de su esposo cobra.
—¿Cuando es tu celo? —preguntó el alfa.
—No lo sé, pero la pasaré en casa de mis padres.
—Ahora es mi deber cuidarte, que te parece una de tus comidas favoritas preparado por mí, déjame concentirte con tu mix de zanahorias, espinaca, alfalfas y manzanas... ¿Qué dices?
Taehyung nunca imaginó ver los ojos tan brillantes de su conejo al describirle uno de sus platillos favoritos.
—Quiero que todos los días sean mi celo para ser consentido. —sonrió el omega, brincando sobre su esposo al haber trasmutado a su forma animal por tanta felicidad.
En la inocencia de Jungkook, no había palabra para describir lo que él ocasionaba. Taehyung se encontraba duro como una roca, se esforzaba por ocultarlo lo mejor que podía para no asustar a su omega, quien sólo se la había pasado en casa tomando infusiones que sus padres le daban –a pesar de estar en períodos de celo o apareamiento– Jungkook nunca se sintió desesperado por hacer lo que la mayoría de híbridos hacían en esas temporadas.
El conejito prefería la cosas suaves y calentitas, haciendo pequeños nidos en su habitación o mirando alguna película de dibujos a blanco y negro, muy raro para un omega de conejo en sus veintitres años, la mayoría de sus amigos ya estaban en su segunda o tercera camada.
Mientras el alfa de cobra iba de caza, el omega de conejo se disponía a preparar su comida llena de muchos vegetales y granos antes de preparar uno de los guisados que su esposo amaba.
Jungkook se caracteriza por su forma animal; un lindo y esponjoso conejito marrón. Su personalidad es dulce como la miel, tierna como las bolitas de algodón que hay en el campo, pero lo que más caracteriza al omega es la inocencia que posee y su casi nulo instinto de aparearse.
Taehyung, el alfa de cobra y esposo de Jungkook es serio, de mirada penetrante, aquella mirada que sientes que puede congelarte la cabeza si lo miras por más de quince segundos. Es romántico, pero sólo cuando está con su hermoso omega a solas, claro que su lado pervertido sale a relucir cuando su hermoso novio está a su lado, vistiendo hermosas prendas de seda que le consiguió donde los híbridos betas de gusanos de seda fabrican fantásticas prendas.
Con un gran bostezo, Jungkook removió el guiso, estaba en el punto ideal para que Taehyung le trajera la carne y la dejara cocinándose a fuego lento. Otro suspiro salió de los labios del omega, aquella expresión se disipó de inmediato cuando a su naticita llegó el rico y agradable aroma que salía de su olla, siendo el momento indicado del siguiente paso.
Apartó la pequeña olla de barro, la dejó en una superficie de madera para que el guiso no se siguiera cocinando, apartó un poco del guiso para él antes de que la carne le de otro sabor. Era herbívoro, pero se metió a talleres de cocina que daban algunos leones, conociendo a dos de ellos que se convirtieron en sus amigos; Min Jimin; el omega del líder Min Yoongi.
A su pequeña olla le agregó varias hojas de rúcula, semillas y un poco de manzana rallada, finalizando su propio platillo, sonrió encantado con el resultado, después de todo, fue el mejor de la clase que impartíó Jimin.
Taehyung olfateó el aire, aquella comida que preparaba su omega podía olfatearse a la lejanía, sacando su lengua ligeramente partida con la que humedeció sus labios, el alfa no dudó en deslizarse rápidamente por el piso para llegar a la cocina, tomando en sus brazos al omega, quien dio un respingo en su lugar al ser levantado.
—Taehyungie~. —chilló el omega.
—¿Dónde has aprendido a cocinar así de delicioso? La casa huele de maravilla y si te soy sincero, en mi casa nunca olía de esta manera.
El alfa no reparó en besar el cuello del omega repetidas veces, sintiendo como el conejito movía sus orejitas, después de varios minutos así, decidió bajarlo.
—¿Sabías que tienes carne en casa, verdad? —dijo el omega, alejándose un poco de la cocina.
—Sí, pero no podía resistirme a cazar un jabalí o un cerdito. —sonrió Taehyung.
—Estoy seguro que SeokJin te va a corretear por intentar llevarte uno de sus cerditos. —Jungkook agarró la bolsa de papel que contenía la carne para lavarla, cortarla, aderezarla y agregarla a la olla.
Conocía a Taehyung y sabía que ese alfa de un solo bocado se acabaría la carne y no las verduras del guiso, por lo que su plan maestro era cortar la carme en varios bocados, de esta manera su alfa no tendría más opción que comerse las pocas verduras de su plato.
—Es que es raro que un alfa de alpaca esté con un omega de koala y que disfrute de verlo dormir, siempre dice que Namjoon es adorable por los hoyuelos que se le forman cuando sonríe al comer sus hojitas de bambú, eso es la adoración de SeokJin. —refutó Taehyung, haciendo un adorable puchero.
—Los alfas son así con sus omegas y los omegas también lo somos con nuestros alfas, aunque un alfita como tú no se de cuenta, yo también te comtemplo, por lo general, cuando despierto por falta de calor y tú estas todo desparramado por la cama. —carcajeó el omega, levantó la olla y la volvió a colocar en el fuego, donde agregó los trozos de carne a la olla.
Después de unos minutos, el conejito retiró los pedazos de carbón para que cocine a fuego lento. Taehyung seguía cada movimiento de su omega, le gustaba observar la mínima cosa que hacía. —¿Cómo te fue? —preguntó cuando el omega lo miró con una ceja alzada.
—Bien, estuve perezoso, tú cama hace que no me en ganas de salir y solo me levanté cuando vi la alarma marcar las once. —respondió el omega, pasando sus brazos por el cuello del alfa.
—Uhmm. —Taehyung llevó sus manos a la pequeña cintura del conejito. —¿Quieres bailar? —dijo dando la primera vuelta con el omega.
—¿Quieres que te humille, alfita?
—Te hago recordar que fui yo quien te enseñó a bailar el vals.
Jungkook simplemente se apegó al alfa, no sabía porque, sólo necesitaba sentirlo más cerca, tener más contacto con su alfa. Dejó que su mejilla se recargara sobre el pecho del alfa, suspirando a gusto al sentir el aroma de césped y pimienta en el alfa, no dudó en frotar su naricita antes de brincar sobre el alfa, cayendo ambos al piso.
Por fortuna, Taehyung pudo utilizar lo que quedaba de su cuerpo para amortiguar la caída. —No deberías saltar sin avisar. —dijo suave el alfa, acariciando los cabellos de su omega.
En el tiempo que ambos tenían, el alfa sabía que a Jungkook le encantaba ser mimado por él; que lo llene de besitos, que le acaricie la cabecita, que le rasque sus peluditas orejas y hasta que juegue con su colita dándole vueltas con su dedos, Jungkook era un omega mimoso con Taehyung.
—Sólo quiero estar así, que me mime mucho. —Jungkook comenzó a frotar su naricita en el pecho del alfa.
Aquellas caricias hicieron que Taehyung comenzara a carcajearse, la punta de su cola terminó por retirar la olla, dejando que la comida se termine de cocinar con el propio calor que albergaba la olla, así evitaría que se queme la comida.
El alfa nunca había pasado un celo con su omega, así que no sabía a qué se debía aquel cambio tan repentino en su pareja.
Solo tenían un día de casados, después de una corta sesión de cariñitos, Taehyung quiso dejar el cuerpo del omega sobre la cama y abrigarlo con algunas hojas de alfalfas.
—Alfa~. —gimoteó el omega.
De manera rápida, el cuarto se llenó de una cálida escencia de agua de rosas con algodón haciendo que el alfa gire de inmediato, conectando miradas en solo un segundo.
Jungkook siempre olía a pachulí y a algodón, así que el agua de rosas era el claro indicativo de que su preciado y tierno conejito había entrado en celo.
—Iré a prepararte una infusión, ahora vuelvo. —Taehyung intentó liberarse del agarre del omega, pero fue en vano.
Jungkook logró jalar al alfa hasta la cama y de inmediato se posicionó sobre él, gimiendo al tener contacto con el alfa.
—Kookie. —llamó el alfa siendo afectado por las feromonas de su esposo, intentó que su omega entrará en razón tocando las piernas desnudas del menor.
Sin embargo, lo único que logró Taehyung, fue ver como Jungkook se deshacía ante su toque, sus mejillas rojas y la sonrojes eran jodidamente preciosas en el rostro del menor.
—Tócame más. —pidió el omega, tomando entre sus manos las manos del alfa, haciendo que toque lo que él quería que su alfa tocara.
Jungkook cerraba sus ojos con fuerza cuando sentía los dedos de su esposo sobre su cuerpo ya sea en las partes desnudas o en las partes donde el gran suéter de su alfa lo cubría.
Taehyung aún no daba crédito de estar tocando partes del cuerpo desnudo de su pareja, había soñado tanto con ello, pero no imaginó que llegaría tan rápido. Sus ojos de color ámbar brillaron con intensidad, él también había entrado en celo.
—Jungkookie. —llamó el alfa.
—Mi alfa.
—Mi omega.
En otra ocasión, Taehyung hubiera pedido permiso para poder besar al omega o murmurado un “disculpa” como aquella vez que por accidente le robó un beso. Ahora estaban en una situación en la que las acciones querían prevalecer antes que cualquier palabra.
Dicho y hecho, Jungkook pudo sentir la boca húmeda del alfa sobre la suya, devorando sus delgados labios y él, torpemente comenzó a corresponder lo que él alfa quería.
Taehyung se sorprendió cuando el omega intentó mover sus labios, aunque ese movimiento fue torpe y ambos obtuvieron un choque de dientes que no los detuvo.
El pasar del tiempo hizo que ambos encontraran la manera adecuada de besarse, la mano del alfa acariciaba el cuello y nuca del omega en medio del beso. El omega tímidamente llevó sus manitos al cabello del alfa y cuando sintió la lengua del alfa tocar la suya, eso hizo que expulsara una gran cantidad de lubricante natural.
El conejito marrón es puro e inocente ante cualquier persona, no obstante sus padres habían hablado con él cuando les dijo que estaba en una relación con Taehyung, ahí le dijeron varias cosas sin tapujos.
—Taehyungie. —gimió el omega en medio del beso.
—Te deseo, omega. —susurró el alfa, soltando por un momento aquellos delgados labios que sabían a manzanas y pistachos.
—Abajo está muy mojado. —confesó el omega. —Se siente raro y está pegajoso. —confesó con un gran sonrojo en sus mejillas.
—Es lo normal, Bunnybu. —Taehyung comenzó a dejar varios besos por el cuello del omega, sintiendo como se derretía cual mantequilla.
Jungkook mordió su dedo cuando sintió la mano del alfa tocar su glande sobre su ropa interior.
—Nos vamos a divertir, conejito. —Taehyung se acercó a los muslos internos del omega, dejando lamidas y mordidas.
Seguramente ambos hibridos no cerrarían los ojos ni por un segundo con tal combinación pasional.
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