—Oh mel— él estaba parado frente a ella, con sus pálidas mejillas rojas y extendiéndole un hermoso ramo de rosas blancas frente a sus ojos. Verla cara de ternura que le dedico hizo que su corazón latiera desbocado mientras miraba fijamente a el suelo 

—Ya lo conoces todo de mi. Ellie, sabes de mi condición y eres la primera mujer a la que me acerco sin miedo — esta solo pudo sonrojarse— ¿Quisieras dar ese gran paso? ¿Te gustaría ser mi novia?— sus esmeraldas brillando, un pizca negra en su interior que parecía indecisa, su cuerpo temblando de no saber cómo actuar finalizando con las flores blancas

—Oh mel. Tenía mis dudas, pero la carta de anoche y esto hace que esté segura. ¡Te amo meliodas demon! Si quiero ser tu novia—este solo se lanzó a sus brazos abrazándola fuerte sin dañar el ramo de flores, dejó que ella acariciara sus cabellos correspondiendo a su abrazo y llenara de besos su frente haciéndolo derretirse de amor entre sus manos—Te amo mel, con todo, tal y como eres— 

Estaba tan contento de que ella lo aceptara y amara con la misma intensidad; que en ningún momento se puso a pensar, ¿Carta? Él no le había enviado ninguna carta la noche anterior