—Elizabeth estás actuando de forma imprudente— le reprocho intentando hacer que se bajara de encima pero la albina solo se aferraba más a las caderas masculinas con sus piernas — No se de que hablas —

—Puedo ver en tus ojos algo oculto. Solo dime, no creo que sea tan malo — malo, esa palabra le traía recuerdos amargos. Solo cerró los ojos intentando controlar el enojo y la frustración que empezaba a emerger de su cuerpo, su mente se sumía en la oscuridad, no quería que esa cita terminara mal pero lo chica en su regazo se lo impedía. Con fuerza ella lo tomó de la barbilla sonriendo con nervio y empezó acercarse a él —Creo que me gustas meliodas —suspiro con alivio ante el cambio de tema y solo se quedó paralizado en su lugar observando los ojos azules de Elizabeth.