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Diane ya no volvió a hablar, solo se fue rápido de su lado hasta ponerse al lado de su esposo que la estaba buscando y clavó la mirada en el suelo. Meliodas lo supo, Dianne no la había asesinado por muy perra que fuera. Pero aun así no dejaba de sospechar de ella. Quedándose con la mirada perdida en cierto punto sus ojos volvieron a ser verdes brillantes mientras reaccionaba

Maldita sea, ese maldito demonio le había hecho daño a Diane y ahora tal vez estaba en peligro de ser descubierto. No, ella no iba hablar  pero lamentaba tener que mantenerla amenazada para que dijera la verdad, se lo estaba pensando, lo veía en sus ojos morados

Haría cualquier cosa con tal de vengar a su bella albina 

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