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—¡Maldito!— le dio un golpe en la nariz, uno en la mejilla y lo tumbó a el suelo mientras se volvían un nudo de solo gritos y expresiones dolor —¡La mataste!—
—¡Ella era mía! ¡Su olor, su sabor, su cuerpo era mío!— estaba loco y eso meliodas lo sabía, estaba incluso más loco que él y eso hacía que su cordura desapareciera —¡La toque! —eso hizo que parara —Mientras dormía la toque y me quede tan encantado que no pude evitar probar su sabor. Ella sabía delicioso, su piel era exquisita...—
—¡Cállate!— un golpe más en su estómago, lo jalo de sus cabellos para dotarlo contra la pared desorbitandolo y Arturo contraatacó con unos de baja fuerza logrando zafarse con la frente sangrando. Puede que no fuera fuerte pero si que era ágil y eso fue su ventaja
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