ii. the weird motel...



➢𝔗he weird motel⌇
CAPÍTULO DOS ❙ 🏄🏻‍♀️◄
❝secrets in this small town,
they always get around❞

LOS MINUTOS PASABAN, y todos se sentían ansiosos debido a que John B no salía a la superficie. Comenzaban a preguntarse si había encontrado algo en el bote que les sirviera para encontrar al dueño del Grady-White, o si se había quedado sin aire y estaba en el fondo ahogándose.

Por supuesto, esperaban a que eso no fuera lo que en verdad le sucediera a su amigo, sería algo tremendamente traumático.

—¿Vamos a buscarlo? —sugirió Pope.

Pero justo en ese momento, para el alivio de los pogues, John B hizo su aparición.

—¡Por favor, tardaste demasiado! —se quejó Kiara.

—Ya te daba por muerto, amigo —exageró Alya, quien bromeaba un poco para aligerar la tensión que todos sentían.

John B realmente los había asustado.

—¿Algún cadáver? —pregunta Pope casi de manera automática.

—¿Algo para sacar? —siguió JJ.

—No —les responde Routledge para luego mostrarles una llave—. Encontré esta llave.

Por supuesto, los demás esperaban algo más emocionante que una simple llave, así que claramente estaban un poco decepcionados.

—¿Una llave?

—Sí, una llave, Pope —le confirma John B.

—¡Genial! Recuperaste una llave de motel —dijo Pope con puro sarcasmo. No había nada interesante en una llave.

—Creo que es un inicio —Alya ayudó a John B a subir al bote.

Pope se dirigió al timón para salir del pantano en el que se encontraban y cuando el bote finalmente estuvo en movimiento, los pogues empezaron a platicar sobre lo que podrían hacer con el objeto que John B había encontrado en el bote hundido.

—Chicos, deberíamos reportarlo a la Guardia Costera —sugirió Kiara—. Tal vez nos den una recompensa.

—Como dinero o algo así —Alya estuvo de acuerdo con su amiga. Lo que menos necesitaban eran problemas.

Si actuaban con responsabilidad y reportaban a la Guardia Costera lo que habían hallado, cabía la posibilidad de que cualquier recompensa que les fuera dada mejoraría sus perfectas vacaciones.

—Sí, para no trabajar durante el verano —ironizó JJ—. Gracias, Agatha, perra.

Varios minutos después, los adolescentes llegaron al destino indicado por Carrera. Anclaron el bote y se bajaron para dirigirse a los guardias de seguridad e informarles sobre lo que les había acontecido.

Habían muchas personas en el lugar. Incluso podían escuchar a una mujer quejándose sobre algo parecido a diabetes en su perro, cosa que causaba rareza en todo aquel que la oía ya que no era el lugar adecuado para hablar sobre ese asunto.

John B trató de llamar la atención del oficial que atendía a la mujer antes mencionada. Claro que el hombre no le hizo el menor caso.

—Oye, hallamos un bote —JJ también hizo un intento, pero terminó tan ignorado como su amigo.

—Esto le interesará—dijo Routledge—. Esto le...

—¡Oye! —el oficial miró a John B con enojo—. Cálmate.

Alya y JJ intercambiaron miradas. ¿El hombre hablaba en serio? Su amigo no le había faltado el respeto en ningún momento.

—Perdemos el tiempo —comentó Steiner en cuanto John B se acercó a ella y a JJ, arrebatándole un bolígrafo a este último—. Con toda esta gente aquí, pasarán horas antes de que puedan atendernos.

—Tienes razón —el chico expresó con rendición.

Los tres estuvieron de acuerdo en que debían irse. Claramente el hecho de que hubieran encontrado un bote hundido les era sumamente irrelevante a los guardias de seguridad. De todas formas, ya dejarían el tema ir; tenían cosas más importantes que hacer durante el verano.

¿O tal vez no?

John B, JJ y Alya se dirigieron hacia donde Pope y Kiara los esperaban. Por sus caras, supieron que ambos ya sabían lo mal que todo había salido.

—Eso salió bien —dijo Maybank con sarcasmo mientras recargaba su brazo en John B—. Entonces... ¿cuál es el plan?

—Bueno, es obvio que debemos entregar esas llaves —Alya habló, posicionándose junto a Kiara—. Pero estoy segura de que ninguno aquí tiene la menor idea de cómo vamos a hallar a su dueño solo con eso.

—Yo sí —John B la contradijo—. Creo que sé cómo encontrar al dueño del bote.

Por supuesto, esas simples palabras disgustaron a Pope. Conocía a la perfección a sus amigos. Sabía que cualquier cosa que tuvieran en mente no daría buenos resultados.

—No sabemos de quién era la llave. ¡Podría ser de cualquiera! —exclamó.

—Hagámoslo —dijo JJ ignorando a Heyward y quitándole las llaves a John B para lanzárselas a Alya, quién con una sonrisa las atrapó en el aire, recibiendo un guiño del ojo por parte del rubio.

La castaña se sonrojó un poco, pero supo ocultarlo gracias a Kiara, quién sonrió con diversión antes de dirigirse a Pope.

—Vamos, yo vigilo.

El chico suspiró, dándose por vencido. No había forma en que convenciera a sus amigos de simplemente dejar de lado todo el asunto del bote hundido y sus llaves.

—Recompensa, ¡vamos! —le recordó John B cuando pasó junto a él—. Hey, tranquilo. Solo serás un cómplice.

—¡Vamos, Pope! —gritó Alya desde la distancia, comenzando a subirse al bote.

Heyward tuvo que ceder; realmente no tenía otras opciones.

—Vamos.

—Vamos, amigo.

Y así fue como todos los pogues se dirigieron en su bote al motel al que pertenecían las llaves. Esperaban poder encontrar a su dueño para acabar con toda esa investigación y tan pronto como les fuera posible, recibir su recompensa y continuar sus vidas como si nada. Después de todo, su misión durante ese verano era pasarla bien todo el tiempo.

No podía haber nada ni nadie que les arruinara los planes.

Se llevaron una enorme decepción en cuanto el Motel al que pertenecían las llaves apareció en su campo de visión. La apariencia desde afuera era simplemente asquerosa, y la expresión de disgusto no tardó en pintarse sobre las caras de los cinco adolescentes.

—Esto es una broma —inició Alya, dándole cuerda a los demás para que dejaran salir sus comentarios sobre lo que pensaban del sitio.

—Pensé que el Chateau se veía mal —habló JJ.

—Este lugar es una mierda —expresó Pope.

—¿Motel o laboratorio de meta? —cuestionó Kiara, completamente de acuerdo con lo que pensaban sus amigos.

—Decídelo tú —John B se dirigió a ella con ironía—. No parece un lugar donde se alojaría alguien con un Grady-White.

—Parece un lugar donde matarían a alguien con un Grady-White —siguió Heyward.

—Estoy de acuerdo —dijo Alya—. Santo cielo, ¿soy la única que piensa que este parece el tipo de lugar en donde comienzan las películas de terror?

—Yo te apoyo, amiga —señaló Carrera.

El bote ya se estaba acercando a la orilla, así que JJ tomó el ancla.

—Aquí vamos —comenzó el rubio—. Les habla el capitán; el crucero Pogue anclará.

Dicho esto. Maybank saltó hacia la tierra y tal y como lo dijo, ancló el bote. Po supuesto, soltó un pequeño grito de emoción.

—¿Todo bien? —le preguntó John B.

—¡Sí, perfecto! —exclamó.

—Bien, aquí vamos —Routledge bajó de la embarcación y luego miró a la chica Steiner—. Acompáñanos, Alya.

—¿Y yo por qué? —la castaña lo miró confundida.

—Tu cabeza piensa mejor que la nuestra.

«Ay, por el amor de Dios», la chica se encogió de hombros y también se bajó del bote. ¿Qué harían esos dos sin ella?

—Hey —Pope la llamó a ella y a John B con tono de advertencia.

—¿Sí?

—No dejen que haga algo estúpido —señaló a JJ.

—Oh, lo haremos —contestó este, un tanto ofendido.

—No prometo nada —dijo John B.

—Sí, lo sé —Pope rodó los ojos al saber que a veces era inevitable que JJ cometiera alguna estupidez. En ocasiones porque hasta el mismo John B se le unía—. ¿Alya?

—Tranquilo, amigo —la chica le guiñó un ojo—. No harán nada tonto mientras yo esté ahí.

—Confío en ti.

JJ se aguantó el acto de rodar los ojos al creer en su interior que Alya y Pope estaban coqueteando. Un sentimiento de incomodidad se había instalado en su pecho cuando vio la acción que la castaña había hecho. En el fondo, deseaba haber sido él a quien Steiner le hubiera guiñado un ojo.

Tal vez eran unos celos estúpidos porque realmente aquello no era la gran cosa, pero no podía evitar pensar en si Alya podría llegar a gustar de él como él gustaba de ella. Es decir, consideraba que las señales que le mandaba eran muy claras, pero ella no las veía o simplemente no las entendía aún.

Kiara le extendió las llaves del motel a John B, las cuales en el viaje al lugar Alya le había dado para que las sostuviera por un momento.

—Ten cuidado —le dijo en un tono suave—. De verdad.

John B no supo cómo reaccionar ante aquellas palabras. Se sentía confundido, y solo pudo sonreír un poco para finalmente tomar las llaves e irse bajo la mirada preocupada de su amiga.

—Sí —susurró—. Vamos —se dirigió a quienes lo acompañarían.

JJ y Alya lo miraron fijamente para luego mirarse entre ellos. Claro que habían notado la reacción del chico ante lo que Kiara le había dicho. El rubio ya se hacía miles de historias en la cabeza mientras que Alya tan solo se preguntaba «¿es posible que John B guste de Kiara?».

Estaba segura de que si era cierto, los problemas entre los pogues no tardarían en aparecer.

Todos sabían que no podían romper la regla de «un pogue no sale con otro pogue».

Y bueno, para qué negarlo. Esa era una de las razones por las cuales no se animaba a hablar con JJ sobre cómo se sentía estando junto a él.

Prefería mantener las cosas en el grupo en paz que arruinarlo todo por el capricho de querer un romance con alguien a quien no le van los compromisos.

Los tres se adentraron al motel para ir en dirección a la habitación a la cual le pertenecía la llave que encontraron en el lago. Estaban ansiosos por descubrir a quién le pertenecía.

—Miren todo esto —comentó Routledge mientras miraba a su alrededor.

El lugar era un desastre por fuera y por dentro.

—Después de un huracán, nuestra cocina se llenó de moho —siguió JJ antes de acercarse a John B y comenzar a masajear sus hombros para proceder a imitar la voz de Kiara—. Ten mucho cuidado, John.

Tomó el rostro del castaño, causando que Alya riera y que el chico lo apartara, un tanto fastidiado.

—Ya, eres muy raro.

—¿Qué fue todo eso, amigo?

—No lo sé, tal vez quiere que tengamos cuidado —explicó para librarse de ese tema de conversación.

Pero JJ no lo iba a dejar ir tan fácilmente.

—Desde que supo que podrían exiliarte está como: —Maybank volvió a tomar a John B por los hombros—. "Oh, ten cuidado, John B. Quiero tu pene". ¿Cuándo vas a aprovecharlo, hermano?

Alya hizo una mueca de asco al escuchar tales palabras. JJ definitivamente era un chico raro.

—Ya sabes como funciona —se defendió John B—. No estamos con otros Pogues. Además, tú eres el que intenta acostarse con ella.

De pronto, Alya se detuvo y los miró como si los hubiera descubierto en una escena del crimen. ¿JJ quería acostarse con Kiara? ¿Acaso le gustaba? ¿Desde cuándo?

Se sentía como una completa estúpida. ¡Por supuesto que le gustaba! Kiara era atractiva, rica y se juntaba con ellos todo el tiempo. Alya a su lado no podría tener ninguna oportunidad con JJ.

—¿Qué? —preguntó, llamando la atención de Maybank y haciendo que John B sonriera por haber logrado una pequeña escena de celos.

—¿No lo oíste? JJ quiere...

—No le hagas caso —el rubio lo interrumpió rápidamente, como si tuviera la necesidad de que Alya no creyera en que él quería intentar algo con Kiara—. Ya sabes las historias que se inventa en la cabeza. Oye, Alya, ¿por qué no vas y verificas si esa no es la habitación que estamos buscando?

JJ le arrebató las llaves a John B para entregárselas a la chica. Ella los miró con extrañeza, pero hizo caso y se alejó de ambos. Debido a la distancia, ya no podía escuchar su conversación; lo cual era lo que JJ quería.

—Hermano, ¿qué te pasa? —JJ le reclamó a John B en desesperación.

—No te entiendo —Routledge rió—. Estás enamorado de Alya, pero también quieres con Kie. Necesitas aclarar tu mente.

—No necesito hacer nada, yo sé lo que quiero —John B hizo una mueca de como si no le creyera—. Amigo, intenté acostarme con Kie, sí. Es sexy, rica y le agradamos. ¿Por qué? Tampoco lo sé, pero ¿a quién le importa? Sé que no tengo oportunidad, y además, sabes muy bien que mi corazón está ocupado. ¿Y tú?

El ojiazul esperaba una respuesta más profunda, pero solo recibió un «Necesitas ayuda. No un poco, mucha», por parte de su amigo.

—Porque ni bien es una chica, te pones... —John B siguió haciendo unos gestos con sus brazos, los cuáles Alya observó sin evitar preguntarse de qué rayos estaban hablando.

—¿Y qué? ¿Es un problema? —se defendió Maybank.

Finalmente, el dúo llegó a donde se encontraba Alya.

—¿Es la veintinueve? —le preguntó Routledge, a lo que ella asintió—. ¿Por qué no entraste?

—¿Estás bromeando? Si hay alguien ahí adentro que nos quiera matar, mejor que ustedes sean los primeros.

—Qué considerada —expresó JJ con sarcasmo para luego acercarse a la puerta y tocar unas cuántas veces—. Limpieza.

Alya lo miró con rareza por el tono que el chico había usado al decir aquella palabra. Realmente no tenía remedio alguno.

JJ tocó unas veces más hasta que se fijó en que junto a la puerta había una ventana. Tocó un par de veces y de igual manera, nadie respondió.

Tendrían que entrar sin permiso.

—¿Lo intentamos? —les preguntó John B mientras que Alya le entregaba las llaves.

—Sí, no hay nadie —informó JJ, aunque ya se habían dado cuenta de ese detalle—. Sin electricidad, sin cámaras: nadie lo sabrá.

John B abrió la puerta, dejando a la vista el interior de la habitación a la cual no le entraba mucha iluminación debido a las cortinas en las ventanas que bloqueaban la luz del sol.

—Me siento como una criminal —comentó Alya, mirando a su alrededor con cautela.

—Bienvenida a mi mundo, cariño —le dijo JJ.

Steiner trató de no emocionarse mucho por la manera en la que él la había llamado, pero le fue casi inevitable sonreír de lado y sentir un pequeño ardor en sus mejillas.

«Así las llama a todas, así las llama a todas, así las llama a todas», su subconsciente la traicionó al recordarle ese doloroso detalle que por supuesto, cumplió con el objetivo de desanimarla.

—Okey —Routledge llamó la atención de ambos—. Revisemos la mochila. Veamos si hay un nombre o algo.

—Hay una chaqueta —informó Maybank.

—Sandalias —siguió John B.

—No tiene nombre, pero es una linda chaqueta.

—No vas a robarla, JJ —le advirtió Alya al notar su particular interés en la prenda.

—No planeaba hacerlo.

—Ajá.

—Debe tener más de cincuenta, son New Balance —observó Routledge, que seguía observando las sandalias que había encontrado dentro de la mochila ubicada encima de la cama.

—Las sandalias no nos servirán de mucho —indicó Steiner mientras buscaba cualquier cosa con la pequeña linterna que John B le había extendido al entrar a la habitación—. Si es una mochila, debes buscar una billetera. Algo donde pueda tener su tarjeta de identificación y así podamos hallar lo que buscamos.

—Pero mírate, toda una detective —bromeó el mayor—. ¿Quién te enseñó todo eso, eh?

—La lógica. Es algo básico en una investigación —contestó la chica con una sonrisa—. Y el hecho de que mi mamá sea enfermera ayuda mucho.

Con esto último Alya se refería a que cuando un paciente llegaba al hospital muy herido y tenían que llevarlo a sala de emergencias rápidamente, lo primeros que hacían para averiguar su identidad era revisar sus pertenencias. Tal y como lo describió la chica Steiner; buscar principalmente una tarjeta de identificación.

John B continuó buscando alguna billetera en la mochila, siguiendo las indicaciones de su amiga, pero no pudo encontrar nada.

—Bueno, lamento decepcionarla, señorita detective, pero aquí no hay nada.

—Hey, vengan aquí —los llamó JJ, que observaba algunos papeles sobre la mesita de noche—. Tal vez estaban pescando ahí. ¿Ven esto?

Les señaló unas coordenadas que estaban anotadas en un pequeño papel amarillo.

—No, eso está fuera de la plataforma continental —explicó John B—. Hay mucho oleaje, nadie pesca ahí.

—Mucho menos en medio de un huracán, es muy peligroso —agregó Alya, a lo cual el castaño asintió para darle la razón.

—Okey —dijo JJ, buscando en su mente otras alternativas del porqué entonces esas coordenadas estaban anotadas allí. Pronto se rindió y al igual que sus amigos, se alejó de la mesita de noche para continuar inspeccionando el lugar.

Realmente no había mucho que mirar.

Alya sacó las conclusiones de que solo se trataba de un pescador que tuvo la pésima idea de ir de pesca durante un huracán. No encontraba nada que pudiera catalogarse como sospechoso en esa habitación.

Aunque si tenía un Grady-White, ¿para qué necesitaba hospedarse en un motel con una apariencia tan mediocre?

—¿Café? —la voz de John B la sacó de sus pensamientos.

—Sí —dijo JJ, afirmando que lo que habían visto sí se trataba de una máquina de café—. Pañuelos de papel, para cuando te sientes solo. ¡Wow!

El ojiazul se había dirigido al baño, así que su pequeño grito de exclamación alertó a John B y a Alya.

—¿Encontraste algo? —le preguntó el primer mencionado.

—¿Qué es? —siguió la castaña.

—Unas cosas que no me dejarán robar —contestó, para tomar unos desodorantes y meterlos en su bolsillo izquierdo.

—Sí, porque no somos ladrones —dijo Routledge con obviedad.

Alya puso los ojos en blanco al ver a JJ meter lo que parecían unos desodorantes en sus bolsillos.

—¿Te apestan las axilas o por qué robas desodorantes?

—Me siento muy juzgado —el rubio colocó una de sus manos en su pecho, como si fingiera sentirse ofendido—. No sabes lo costosos que están.

—Eres un caso.

La chica sonrió divertida y negó con la cabeza; gesto que le fascinó al rubio porque no había nada más bonito para JJ que verla sonreír tan genuinamente, aún si supiera que en su cabeza ella definitivamente estaba burlándose de él por sus ocurrencias.

—Sí, lo soy.

El momento entre ambos se vio interrumpido al escuchar a John B recitar algunos números en voz alta. Al parecer, había encontrado una caja fuerte y obviamente para poder abrirla tenía que colocar una contraseña. El problema era que Routledge colocaba las contraseñas más tontas posible.

—Uno, uno, uno, dos.

—Probando combinaciones de mierda —el tono de voz de JJ no derrochaba otra cosa más que sarcasmo—. Seguro funcionará.

John B suspiró, rindiéndose.

—Un momento, un momento, un momento —repitió Routledge y se acercó a la mesita de noche en donde JJ se encontraba leyendo alguno de los papeles que se hallaban ahí—. Miren.

Tomó un papel en el que unos números bastante cortos como para ser una coordenada estaban anotados. Lo observó con detenimiento mientras volvía a acercarse a la caja fuerte.

—No lo sé, no sé sobre la segunda —comenzó a hablar el rubio—. Estas coordenadas... Esperen, mi primo dice que ahí hay peces espada. No, eso no tendría sentido.

—Seis, uno, seis, seis, seis —John B probó con esa combinación y la caja finalmente se abrió.

—¿Será un lugar para hacer surf? Podría ser.

—¿Lugar para hacer surf? —Alya rió ante la teoría de su amigo—. ¿Cómo?

—Ya sabes, bancos de arena... Lugares para hacer surf.

—No tiene sentido.

—Lo sé —el ojiazul le dio la razón—. ¿Será un banco de arena?

—¿Chicos? —John B los llamó, por lo que ambos adolescentes culminaron su conversación y lo miraron, esperando que el chico hubiera encontrado algo—. Esto les interesará.

Dicho esto, el castaño sacó una gran cantidad de dinero de la caja fuerte que por supuesto, llamó toda la atención de Alya y de JJ.

Este último no desaprovechó la oportunidad para hacer un comentario burlón hacia la chica.

—¿Sigues pensando que robar es una mala idea?
















(sin editar)

author's note !

HOLA, HOLAAAA. DESPUÉS DE MIL AÑOS, finalmente actualizo este fic que tanto amo, pero creo que no lo suficiente como para actualizarlo seguido jajan't

Broma, broma.

Bueno, mucho ha pasado desde la última vez que subí un capítulo, que literalmente fue cuando salió la tercera temporada de Obx (o sea, hace 4 meses). Para empezar, gracias a Dios por fin me gradué de último año de preparatoria, así que la próxima etapa en mi vida comenzará el año que viene, que será cuando me prepare para iniciar lo que será una vida universitaria.

#miedo #terror #jjcásateconmigoporfa

Y bueno, aún cuando ya tengo mucho tiempo libre, no consigo inspiración para nada. Les juro que me cuesta editar o escribir, así que se imaginarán todo lo que hago cuando milagrosamente me llega la tan amada inspiración JAJSJAJS

Este capítulo estuvo casi lleno de momentos entre Alya y JJ porque simplemente amo su dinámica, así que quiero preguntarles, ¿qué es lo que piensan hasta ahora de ellos y de cómo va avanzando la historia?

(Lo preguntaba cuando el fic apenas tiene 2 capítulos JAKDHAJD)

No les prometo que actualizaré pronto porque pues... ustedes saben. Pero sí les aseguro que aprovecharé al máximo lo inspirada que estoy ahora para escribir lo más que pueda de este fic.

No saben el montón de cosas que tengo planificadas para la historia <3

Gracias por leer!

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