Capítulo Único
Ryunosuke suspiró por tercera vez consecutiva.
Estaba mirando fijamente a Atsushi que le estaba preparando un café, tal y como le gustaba, y con cuatro terrones de azúcar.
Le encantaba ir a visitarlo todos los días después de clases, y verlo trabajando tan arduamente en la cafetería. Mientras, él hacía sus tareas, aunque bien sabemos que no era así.
Amaba cada vez que le sonreía, de esa forma tan única. Y el cómo sus ojos desbordaban felicidad pura.
Aún no se creía que estuviera saliendo con alguien tan hermoso y con aura angelical.
-Aquí lo tienes Ryu - Dijo Atsushi entregándole la taza de café.
-Gracias - Sonrió levemente.
-Después me esperas, Dazai-san me dijo que hoy íbamos a cerrar antes, no me dijo el porqué, pero estoy seguro de que tiene una cita con Chuuya-san - Dijo sonriente - Hacen una muy bonita pareja, pero es una pena que ninguno de los dos se atreva a dar el paso.
-Sí, pero no creo que debamos meternos en eso - Bebió algo de café - Se terminarán dando cuenta, en ese momento si que tendríamos que hacer algo, porque si Dazai-san apenas trabaja así, cuando esté con Chuuya-san ni vendrá - Le agradaba que su mentor fuera feliz con quien ama, pero no iba a permitir que le diera más trabajo a Atsushi.
Atsushi hizo una especie de puchero, pero eso no hizo que cambiara de opinión. Suspiro, no podía soportar que lo estuviera viendo así por mucho tiempo, con ojos de cachorrito y las mejillas hinchadas.
-No me mires así, sabes que tengo razón esta vez - Dijo picándole la mejilla un par de veces.
Y finalmente Atsushi se rindió.
-¿Tienes planes para después? - Preguntó Ryunosuke.
-A parte de pasar tiempo con mi hermoso novio, no, no tengo nada - Eso hizo que un ligero rubor se extendiera por la cara del pelinegro, quien tosió para disimular.
Una suave y melódica risa salió de los labios del de ojos bicolores.
-¿Te parece bien ver unas películas en mi apartamento o prefieres salir a algún lado? - Preguntó Atsushi.
-No sé, quizás salir a algún sitio y luego ver películas - Respondió Ryunosuke - ¿A dónde te gustaría ir?
-Podemos ir a un parque de atracciones, escuché que hay uno no muy lejos de aquí, y nunca he ido a uno - Sus ojos brillaron.
-Está bien, será divertido, yo tampoco he ido nunca a ninguno - Respondió, dándole un último sorbo al café.
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Atsushi estaba terminando de cerrar la cafetería, y él lo estaba esperando afuera, con el abrigo peludito de Atsushi en su mano.
Ryunosuke se lo entregó, y después de ponérselo le dio un fuerte abrazo, que él correspondió.
El albino apoyó su cabeza en el pecho de Akutagawa, escuchando los latidos de su corazón, uno de sus sonidos favoritos, porque siempre le relajaban.
-Ryu... Te quiero muchísimo - Le miró a los ojos.
-Yo también te quiero mucho Atsu - Le acarició la mejilla y le dio un lindo beso en la frente.
Después de eso caminaron por las calles, que se iban barnizando con el color anaranjado de la tarde.
El camino hacia el parque de atracciones fue tranquilo, y disfrutaron de la compañía mutua.
Más tarde a lo lejos pudieron ver los colores llamativos de las numerosas montañas rusas, la noria, el ascensor y muchas más.
Al llegar pagaron su entrada y entraron.
-¿Te parece si primero vamos a la montaña rusa? - Sugirió y Atsushi lo miró con cara de espanto.
-No sé, se ve muy... extraña y peligrosa - Dijo.
-No pasa nada, solo nos subiremos una vez, además, no podemos saber si no nos gusta algo si no lo probamos - Con eso convenció a Atsushi.
Se pusieron a esperar en la larga cola, lo bueno es que no tardó mucho en avanzar.
Cuando su turno llegó, respiraron hondo para calmar todos sus nervios. Se sentaron y se pusieron el cinturón de seguridad junto a la barra.
La atracción empezó y el primer tramo fue lento, pero después se volvió más salvaje. Se escuchaban los gritos emocionados de las demás personas. Pronto Atsushi también empezó a gritar por la adrenalina.
Por otro lado, la cara de Ryunosuke se estaba volviendo de un color morado verdoso por el mareo.
No duró mucho tiempo, quizás unos 3 minutos, pero para él fue una eternidad.
Al bajarse lo primero que hizo fue ir a la papelera más cercana para vomitar. Atsushi lo seguía de cerca, con una cara de alegría pura, pero también preocupado, por el estado de su novio.
Le dio unas palmaditas en la espalda en señal de apoyo, aunque sin verlo directamente, porque si lo veía lo más probable es que él también terminara vomitando.
Cuando terminó Atsushi le entregó una botella de agua, para quitar el sabor ácido de su boca, y un pañuelo, para limpiarse. Por suerte, su ropa había quedado intacta.
-No volveré a subirme en una nunca más - Dijo, y Atsushi rio.
-A mi no me pareció tan mala experiencia - Dijo abrazándolo.
-Claro, porque mientras yo me quería morir, tú estabas dando gritos de emoción - Le reprochó, y él soltó una risa nerviosa.
-Ya ya, vamos a otra atracción más relajante, ¿sí? - Sugirió - ¿Qué tal esa? - Apuntó a la noria. Ryunosuke hizo un sonido de afirmación y se dirigieron hacia allí.
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Al llegar una gran fila los estaba esperando, lo bueno es que no tardó mucho, por lo que no tardaron más de diez minutos esperando.
Se subieron en una de las cabinas, esta era de color azul claro y medía aproximadamente unos dos metros de largo, y uno y medio de ancho.
Fue moviéndose poco a poco, dejando que las demás personas pudieran subirse.
Cada vez, la altura era mayor, y la visión de su alrededor era más amplia.
Ryunosuke dirigió su mirada hacia Atsushi. Este se encontraba cual niño pequeño, con la cara pegada a los cristales de la ventana, que había quedado empañada por su cálida respiración. Y sonrió enternecido por tal acto.
Se sentó a su lado y acarició los mechones blanquecinos, que habían crecido más el último mes.
De alguna forma un sonido parecido a un ronroneo salió de los labios de Atsushi.
-No soy un gato para que me estés acariciando - Lo miró, enfadado, y con un tono carmín en sus mejillas por ese sonido vergonzoso.
-Sí, lo eres, eres mi gatito - Se burló suavemente, y antes de que Atsushi le reclamara, lo besó y él correspondió poco después.
Un beso suave y dulce, que transmitía todos los sentimientos dirigidos al contrario. Los latidos de sus corazones se habían sincronizado, y se escuchaba como una alegre melodía. Sus bocas bailaban a la misma sintonía, y sus lenguas, encontrándose cada poco tiempo. El ambiente era perfecto, todo lo era.
Cuando se separaron un fino hilo de saliva los unía, se miraron fijamente mientras sonreían, admirando las facciones de la persona que tenían en frente, la cual amaban con una tremenda locura.
Ryunosuke cortó el contacto visual, y miró a través de la ventana, dándose cuenta de que estaban en el punto más alto de la noria. Desde allí se podía ver gran parte de la ciudad siendo consumida poco a poco por la oscuridad de la noche, sólo dejando ver las luces de los edificios. Y por el otro lado, el mar, reflejando la blanca luz de La Luna.
Atsushi se puso junto a él y una hermosa sonrisa adornó su rostro.
-Todo esto es precioso - Dijo en un susurro.
-No tanto como tú sonrisa, amor - Le dijo, utilizando un apodo cariñoso - Feliz cumpleaños Atsu - Él lo miró asombrado.
-¿Cumpleaños? - Rápidamente sacó su teléfono del bolsillo de su abrigo y buscó el calendario, 5 de mayo - Me olvidé, De mi propio cumpleaños... pff - Emitió una sonora carcajada. Y Ryunosuke también rio.
-No sé cómo es que no te olvidas de respirar, eres un despistado - Le dio un beso en la cabeza, y se quedó allí, respirando el aroma a café amargo de su cabello.
Su burbuja de amor fue destruida cuando su cabina se detuvo completamente y su puerta fue abierta. Luego salieron de allí.
-Vamos - Atsushi agarró su mano y fue corriendo hasta los puestos para ganar premios.
Jugaron por un buen rato al juego de tirar los bolos con una pelota del tamaño de una de béisbol.
Atsushi se rindió tras cuatro intentos, quería conseguir el gran peluche de tigre albino que estaba colgado a la vista de todos, pero la suerte no estaba de su lado.
Ryunosuke al verlo quiso intentarlo, y para su sorpresa, pudo hacerlo a la primera.
Atsushi lo miró asombrado y algo enfadado.
-No es justo, ¿por qué a ti te salio a la primera? - Se quejó.
Por otro lado, él estaba reclamando su premio y eligió, como era de esperar, el peluche de tigre que su novio tanto anhelaba.
Eso en el fondo le molestó a Atsushi. Estaba a punto de gritarle cuando Ryunosuke le tiró el peluche a la cara.
-Te lo regalo - Dijo, alegrando de sobremanera al heterocromático.
-Sabes, creo que es hora de volver a casa, se está haciendo muy tarde y está empezando a hacer frío - Dijo Atsushi.
-Está bien, pero antes tenemos que pasar por la cafetería, creo que se me quedó una hoja muy importante de una tarea que tengo que entregar pronto - Dijo Ryunosuke.
-Valep - Pronunció resaltando la p al final de la palabra.
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Al momento de abrir la puerta de la cafetería y encender las luces un grito hizo sobresaltar a Atsushi.
-¡Sorpresa! - Eran todos sus amigos, incluidos Dazai y Chuuya.
Atsushi miró a su pareja, emocionado y con lágrimas a punto de salir de sus ojos bicolores.
Ryunosuke sólo lo besó y secó las lágrimas que empezaron a salir.
-Feliz cumpleaños Atsushi-kun - Lo felicitaron el castaño y el pelirrojo.
-Gracias Dazai-san y a usted también Chuuya-san - Les agradeció con una reluciente sonrisa.
-No nos agradezcas, todo esto fue idea del emo que tienes por novio - Dijo Dazai.
-Gracias Ryu - Lo miró y le dio un fuerte abrazo.
-No tienes por qué agradecerme, todo lo que hago es para poder ver esa hermosa sonrisa tuya - Sonrió correspondiendo el abrazo.
Fin
Espero que les haya gustado, lo escribí por el cumpleaños nuestro querido Sushi.
También le hice un dibujo:
Bueno, sin nada más que decir nos vemos en otra historia.
05/05/2023
1700 palabras.
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