Capítulo Único
- ¿Midori?
Camina por los pasillos de su hogar, en busca de su pareja, todo estaba bajo penumbras, su única guía es la tenue iluminación natural de la Luna llena, aquella que observa desde su posición en el cielo, todo lo que ocurre con los seres humanos.
"Una antigua leyenda que ha ido desapareciendo con el pasar de los siglos cuenta que, sin importar el paso de las estaciones, en las noches de Luna llena, el astro inverso al sol que está fuera del alcance del ser humano, suele observar con atención las huellas de aquellos que habitan la tierra.
Sin importar lo que suceda en el cambio de las estaciones, se dice que ella, busca entre todas esas huellas, a dos seres humanos que están marcados por el invisible hilo rojo del destino que sólo la Luna puede apreciar.
Su búsqueda se complica cuando la estación del invierno se esparce por las diferentes partes del mundo, su tiempo de búsqueda se acorta, impidiendo uno de sus grandes propósitos de existencia, unir a ese par de seres humanos marcados por el hilo rojo.
Según la estación en la que la Luna encuentre a los destinados, una marca parecida a un tatuaje distintivo para cada pareja, aparece en un punto estratégico del cuerpo, la cual, representa el momento clave donde ambas personas se conocen por primera vez. Es poco usual que la marca cambie de lugar, si eso pasa, significa que la unión de ambos, es complicada, dependiendo la generación en la que se encuentren.
La Luna es benevolente con los hijos del destino, pero, en ocasiones, debe tomar la dura decisión de alejarlos, con la intención de que su lazo, persista con el paso del tiempo y pueda volver a juntarlos en la siguiente vida, donde ellos verán pasar sus antiguas vidas ante sus ojos, al mismo tiempo, de que la sombra de la marca se vuelve más visible para la Luna y para ellos.
La leyenda dice que, si eres elegido por la Luna llena, conocerás a tu verdadero amor, al cual, seguirás amando sin importar el paso de las estaciones y del tiempo mismo".
Sigue caminando, buscándolo hasta que lo encuentra, acostado, descansando en la habitación que ambos comparten. Suspira más aliviado, desde que les informaron que le quedaban pocos meses de vida, no podía evitar que la ansiedad y la preocupación fueran más fuertes, cada vez que pisaba el umbral de la puerta al volver de su trabajo.
- Midori- vuelve a llamarlo, se acerca para moverlo un poco por los hombros.
Se queja porque perturban su sueño pero abre los ojos un poco al escuchar que repiten su nombre varias veces.
- Kaji-kun- responde en tono adormilado- ¿Ocurre algo?- se incorpora un poco mientras frota su ojo derecho con la ayuda del dorso de su mano.
- Sólo quería escuchar tu voz- responde, mientras intenta no transmitir el alivio que sintió al verlo abrir los ojos- Sabes que me gusta verte despierto cuando vuelvo a casa.
- Lo siento- se disculpa- No sueles pasar mucho tiempo en casa y recibo los telegramas de tu regreso cuando vuelves a marcharte.
- Ya no volverá a pasar- sus orbes verdosos le observan curiosos y confundidos- No volveré con los samurais por un tiempo.
- ¡P-pero Kaji-kun!- tartamudea nervioso- ¡N-no puedes tomar esa decisión por ti mismo!, ¡Pueden venir a atacarte y matarte!
Su mirada heterocromina le observa con cariño, acerca su mano al rostro contrario para acariciar su mejilla, el de hebras verdosas levanta su brazo para tomar la mano de su pareja.
- Midori- su tono de voz lo hace estremecer- Tu eres lo más importante para mi y por eso, quiero estar contigo, amor mio.
"Me diste palabras de bondad"
Sus mejillas se tornan rojizas, eran contadas las ocasiones en las que su novio le decía frases de ese calibre, las cuales, lograban alterar su cuerpo y mente, su corazón amenazaba con salirse de su pecho, una hermosa sensación que puede ser peligrosa para su pequeño y sensible cuerpo. A pesar de sentirse feliz, no podía tener emociones fuertes muy a menudo, eso podría afectar su pequeño corazón de cristal.
- Kaji-kun- luego de unos minutos en silencio, logra decir su nombre, en un susurro- Sabes que no puedo...- es interrumpido por un fuerte abrazo, brindado por esos brazos protectores que siempre le transmitían tranquilidad a su doloroso día.
"Me sostuviste cuando estaba solo"
- Lo siento, a veces lo olvido- posa su mentón sobre el hueco del hombro y cuello de su pareja- Estaré aquí para ti.
- Gracias, Kaji-kun.
Un par de lágrimas se deslizan por sus mejillas, solía llorar en silencio, en especial, los días en que el bicolor no se encontraba en casa, intentaba verse fuerte frente a él, pero Kaji sabía que su pequeño sufría en silencio, le dolía saber que no quería preocuparlo, pero sólo lograba lo contrario. Ambos sabían que el tiempo de vida de Midori estaba por culminar, querían aferrarse a la esperanza de que el tiempo estimado por los doctores no fuera ese y, si esa esperanza estaba errada, el peliverde estaba dispuesto a pasar sus últimos suspiros con su pareja destinada, haría lo posible para no abandonarlo.
- Cariño- le llama, cerrando los ojos disfrutando de la calidez del semipelirrojo- Faltan pocos días para que las sakuras vuelvan a florecer... ¿Las veremos juntos este año?
- Por supuesto- responde sonriendo- Esa ha sido nuestra tradición desde que nos conocimos, en nuestro aniversario.
- Es verdad, es nuestro aniversario- su mente comienza a divagar un poco, recordando el momento en que se conocieron- Quedan dos semanas para su florecimiento.
Esas palabras se entierran en su corazón en forma de pequeñas agujas, ese era el límite de vida de Midori, en esa fina línea del tiempo, su cuerpo enfermizo, ya no lo soportaría más, ya no podría levantarse de su cama a voluntad, sus estremidades no tendrían la fuerza suficiente para sostenerlo, al igual que su corazón, este lo traicionaría en cualquier momento, lo que más le aterraba, era que diera su último suspiro, arrebatandolo de su lado.
- Ahora me siento agradecido de que me convencieras de vivir en esta casa, que nos permite ver mejor los árboles.
- Las sakuras nos recuerdan nuestra unión, nuestra historia, por eso quería que estuviéramos cerca de ellos.
- Y pensar que nuestra marca apareció cerca de la ingle.
Menciona como un comentario casual, pero en el fondo, no lo era, esa simple marca, los identificaba de las demás personas, los hacía únicos para el otro, es lo que los mantenía unidos, era el lazo que les concedió la Luna llena, esa noche de primavera.
- Hubiera sido en un lugar menos vergonzoso, ¿No lo crees?- no puede evitar pensar en la primera vez que ambos descubrieron la marca del otro.
- Al parecer la Luna sabe en que lugares deben ir las marcas, aunque fue una sorpresa, es como si lo hubiéramos sabido con solo mirarnos a los ojos- besa su mejilla transmitiendo su cariño.
- Una conexión demasiado fuerte que pocas personas pueden tener, me alegra haberte conocido Kaji-kun- abre sus ojos, las lágrimas se deslizan por sus mejillas, alarmanado a su pareja.
- ¿Midori?, ¿Estas bien?, ¿Necesitas algo?
- Estoy bien- las lágrimas siguen deslizándose como pequeñas cascadas- No debería estar llorando, pero estas lágrimas no significan que me duela algo, estoy feliz, recuerdo todo el tiempo que hemos pasado juntos- sonríe mientras intenta limpiar sus lágrimas- Desde el fondo de mi corazón, es lo que más atesoro.
- Midori- apoya su frente en el hombro contrario, no puede evitar dejar fluir las lágrimas, a comparación de su novio, solía guardase todo lo que le perturbaba y no dejaba ver lo que realmente sentía- Sabes que siempre te he amado y siempre te voy a amar.
- Lo sé- responde tomando sus manos- Yo también Kaji-kun, mi amor por ti siempre te acompañará, no importa lo que pase.
Un sentimiento mutuo, al igual que un deseo, pueden ser los anhelos más fuertes que poseen los seres humanos, sin embargo, en ocasiones, estos no son suficientes para detener el tiempo.
...........
El tiempo comenzó a correr, mientras los últimos rastros del invierno desaparecen dando inicio a las temporadas de calor, aunque, las cosas mejoraban para la naturaleza y el ambiente, pero, el estado de Midpri en lugar de mejorar, empeoraba de a poco cada día, era posible que no despertara la mañana siguiente, el día que las sakuras florecían totalmente. Ambos estaban acurrucados en sus futones, después de un día un tanto agitado.
- Kaji-kun- dice en voz baja y con tono débil-Mañana es nuestro aniversario.
- Así es- menciona mientras sigue con las caricias en su cabello, lo tocaba como si tuviera miedo de lastimarlo- Ha pasado tiempo desde que te vi por primera vez en ese camino lleno de pétalos rosas.
- Fue una escena muy romantica- admite- Aunque tu la mataste con tus comentarios- ríe un poco, para luego toser, el seminalbino acaricia su espalda, abandonando las caricias de su cabello.
- Perdóname por ser tan poco romántico- admite con cierta diversión- Pero aún así, me elegiste sobre tus pretendientes, en especial de aquellas chicas.
- No eres poco romántico- sonríe levemente- Y te volvería a escoger en esta vida y en la próxima- su corazón late con rapidez al escuchar las palabras de su amado- A pesar de que estábamos destinados a estar juntos, nunca me arrepentiría de estar a tu lado, de poder amarte con todas las fuerzas de mi alma, en serio, te amo demasiado.
Abraza su frágil cuerpo, sin aplicar demasiada fuerza para no lastimarlo.
- Midori- su voz suena entrecortada por culpa del llanto.
"Sucedieron cosas tristes"
- Kaji-kun...- susurra su nombre- Por... ¿Por qué lloras amor?- intenta controlar sus sentimientos.
- Porque te amo tanto, que me duele pensar que algún día despertaré y ya no podré escuchar tu hermosa voz, disfrutar de tus sonrisas, de admirarte haciendo hasta las más mínimas acciones, de poder ver tus ojos, ese color verde que tanto te caracteriza y que tanto me gusta.
Eran pocas las ocasiones que su pareja abría de esa forma su corazón para demostrarle en palabras lo mucho que estaba enamorado, incluso cuando no solía ser la persona más romántica del mundo, las acciones le demostraban que lo era, no había necesidad de las palabras. Las lágrimas comienzan a deslizarse por sus mejillas, le gustaba sentir esa sensación, sentirse amado, le hacía pensar en una sola cosa...
No quiero morir...
- Gracias amor- dice mientras llora, aún cuando quería decirle muchas cosas más, no podía transmitirselas.
Esa noche, ambos, desde puntos y momentos distintos de aquel lugar que ambos consideraban su hogar, le pidieron a la Luna llena la oportunidad de seguir juntos, derramando lágrimas saladas y llenas de sentimiento que la Luna no pasó por alto, más sin embargo, no podía ayudarlos, a pesar de que llevaba tiempo observando el más puro amor que ambos se transmitían.
............
Abre sus ojos, siendo despertado por el suave canto de las aves, lo primero que observan sus ojos, es a su acompañante, seguía dormido, respirando tranquilamente, le observa por unos minutos apreciando su hermoso perfil, acerca el dorso de su mano para acariciar esa piel tersa que hace un tiempo atrás no acariciaba con tanto afecto, se remueve por el rose de sus pieles, abre los ojos, dejando a relucir esas pupilas de diferente color que tanto le encantaban, abre un poco los ojos lleno de sorpresa.
- Mi... ¿Midori?- pregunta mientras extiende su mano para alcanzar su rostro, creí que era un espejismo.
- Buenos días Kaji-kun- le dedica una de sus grandes sonrisas- ¿Dormiste bien?
- Si...- se incorpora, con sus manos acuna el rostro del peliverde, mientras acaricia sus mejillas- ¿Y tu cariño?, ¿Te sientes bien?
- Estoy bien Kaji-kun- besa la palma de su mano- Feliz aniversario amor.
- Feliz aniversario- se acerca para besarle en los labios.
Un beso que ambos deseaban desde hace mucho tiempo.
...........
"Pero juntos"
- ¿Estás seguro de querer hacerlo?- pregunta al verlo caminar por la habitación.
- ¡Por supuesto!- exclama lleno de energía- Ha pasado tiempo desde que te atendí, ¡Además es nuestro aniversario!, ¡Y quiero que sea el mejor de todos!
- Está bien- sonríe al verlo tan feliz, tan... Lleno de vida- Tomaré un baño, no te esfuerces demasiado.
- Está bien- le da la espalda para salir de la habitación, mientras camina por el pasillo, se lleva una mano al corazón- A pesar de que mi tiempo acabaría anoche, me permitiste estar un día más con Kaji-kun... Muchas gracias Luna- sonríe- Aún cuando nuestra separación va a ser más difícil, te lo agradezco, en serio, quiero volver a amarlo en la siguiente vida, pero por favor, no quiero que Kaji-kun se rinda cuando me vaya, quiero que sea feliz.
............
- Que... ¿Qué estás...?- suspira con pesadez- ¡Midori!- se aleja un poco- ¿A qué vino eso?- pregunta con cierto asombro, era muy extraño que el ojiesmeralda tomara la iniciativa.
- ¿Qué no puedo consentirte?- pregunta haciendo un pequeño puchero adorable.
- Midori... ¿Qué intentas hacer?
- N-no me hagas decirlo...
- Entiendo lo que intentas hacer- observa sus brillantes pupilas- Pero no creo que sea correcto.
- Estaré bien- hace el mismo gesto de darle varios besos por el rostro.
- ¿Seguro?
- Muy seguro, cariño.
...........
"Compartimos la alegría del inicio de la primavera"
Ambos observan como la suave brisa de primavera, hace danzar las flores de las sakuras, creando pequeños remolinos en el cielo, apreciables gracias a los pétalos de las flores. El ambiente les transmitía tanta paz que olvidaron por un momento aquellos demonios que les atormentaban desde hace días, solo disfrutaban de la presencia del otro, de la hermosa danza de los pétalos y de aquel último aniversario que pasarían juntos en esa vida.
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El ambiente cálido y agradable, era lo que más le llamaba la atención de ese lugar en específico, en especial, por la grata compañía que solía tener, cada vez que se espacaba de sus responsabilidades que lo ataban a un trono y a un reino.
Mira de reojo a su compañero, tenía los ojos cerrados y respiraba pausadamente, a pesar de que quería encontrarlo para disfrutar de otra agradable tarde juntos, encontrarlo dormido no estaba dentro de sus planes, pero eso no lo detenía, poder estar a su lado, contando el silencio, era suficiente para él en ese momento.
Todavía no podía creer que aquel chico de una clase social "baja" llamara tanto su atención, en especial aquella ocasión en primavera, donde salvó al chico de unos ladrones que querían llevarse una pequeña reliquia que ante los ojos de algún noble sería nada más que una baratija, pero para aquel humilde y sonriente campesino, hacia parte fundamental de su vida.
- M-me llamo Mikumo- hizo una leve reverencia- L-le agradezco mucho que me haya salvado y ayudado, por un momento creí que lo perdería- esconde el medallon entre sus ropas.
Aún podía recordar su nerviosismo y actitud tan amable de aquel lejano día.
- Un placer Mikumo- respondió intentando sonar cortés- Mi nombre es Kōri.
- ¿Kōri-kun?- le miró con cierta extrañeza- ¡Oh pero si es el príncipe!- balbuceó, el de cabellos bicolores alzó una ceja confundido- Le he dado una mala impresión al príncipe dejando que me salvara, debe de creer que soy un cobarde, pero nunca creí que lo conocería, es más guapo en persona de lo que creí....- susurró en voz baja impresionando un poco al dichoso noble con el rumbo de la conversación que estaba teniendo.
- Disculpa...- habló para llamar su atención, al descubrir que estaba murmurando de nuevo, se rascó la mejilla con su dedo índice, la cual, tenía un leve sonrojo- No es un buen lugar para que alguien esté solo.
- Eso debería decírselo yo a usted alteza- le cuestionó frunciendo el ceño- No es usual ver a alguien de la familia real por estos prados.
- Puede decirse que cuando estoy aquí no siento que pertenezca a la realeza o a alguna clase social alta- se explicó- Solo soy Kōri.
- Entonces Kōri-kun....- sonrío lleno de calidez- Espero poder conocerte mejor.
Esa fue la primera vez que admiró su sonrisa, por un momento, creyó que lo dejaría ciego, pero, en el fondo de su corazón, fue como si esa sonrisa la hubiese visto antes y le alegrara tanto volver a verla.
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- Hasta que por fin despiertas- menciona asustando a su acompañante.
Chilla con un tono demasiado agudo que es molesto para la audición.
- Ko...¡Kōri-kun!- exclama- ¡No me asustes así por favor!
- Lo siento- aleja sus manos de sus oídos, por reflejo, los había cubierto por el fuerte chillido del peliverde- Creí que habías notado mi presencia.
- A veces soy muy despistado- se rasca la nuca- Creí que no vendrías hoy.
- No iba a hacerlo, pero algo me obligó a venir a verte.
Se sonroja ante el comentario.
- Entiendo...- dice de forma inconsciente.
- Mikumo.
- ¿Si?- voltea a verlo.
- ¿Has tenido algún sueño extraño?- pregunta mirándolo con atención, aunque intentará esconderlo, el bicolor se daría cuenta.
- B-bueno...- dice con cierta vergüenza- Creo que más que sueños... Fueron recuerdos.
- ¿Recuerdos?- pregunta confundido.
- ¿Alguna vez escuchaste sobre una vieja leyenda?
- ¿Leyenda?- se lo piensa un poco, intentando recordar las historias que su madre le contaba de niño, antes de perderla.
- Si, la antigua leyenda sobre el hilo rojo del destino, la Luna llena y las marcas distintivas de las personas destinadas a estar juntas por toda la eternidad- se explica.
El peliverde era un fiel creyente de esa leyenda. Su madre se la contaba casi siempre, antes de dormir, le parecía maravillosa la forma en la que la Luna llena ayudaba a aquellas personas que merecían estar juntas y en el fondo, quería que eso le pasara. Una noche, descubrió que había sido escogido por la Luna, mucho tiempo antes del cual, él se hubiera imaginado alguna vez, la marca de la flor de cerezo, no muy vistosa sobre su pecho, se lo había aclarado todo, al igual que los sueños, que con el tiempo asoció con recuerdos.
- Esa leyenda...- abre un poco los ojos al recordar algunas cosas de su pasado- Mi madre me la comentó un par de veces cuando era niño, aunque fue a escondidas de mi padre ya que él no cree en esa vieja leyenda.
"Busqué las palabras que quería dejar atrás"
- Son pocas las personas que siguen transmitiendo esa leyenda, principalmente son aquellas personas que son destinadas y las que creen en ella- se explica.
- ¿Eso quiere decir que tienes un destinado Mikumo?- pregunta, al hacerlo, sintió una ligera punción de dolor en el pecho, como si le desagradara la idea.
- ¡Si!- responde efusivo y lleno de felicidad- He tenido sueños, donde veo todo lo que ocurrió con mi antecesor y también....- se sonroja- Veo el rostro de la persona que es mi destinada.
- ¿Ya la has encontrado?- pregunta desanimado.
- Realmente, él me encontró a mí- admite sonriendo avergonzado.
- Entiendo- es lo único que se atreve a decir.
- ¿Y tú?, ¿Kōri-kun?- pregunta un poco ansioso.
- ¿Yo?- se lo piensa un poco antes de constestar- He tenido un par de sueños, donde me encuentro con alguien en un sendero lleno de pétalos de las flores de las sakuras, pero su rostro no lo he podido apreciar muy bien.
Aquella declaración sorprende y alivia un poco el corazón de Mikumo, aunque aumentaba su ansiedad.
- ¿Has despertado con alguna marca en algún lugar?
- Ahora que lo mencionas...- se lleva la mano derecha al pecho, posandola sobre la zona donde se encuentra el corazón- Una imagen no muy visible de una flor de sakura apareció en mi pecho desde que...- se interrumpe, al darse cuenta de un pequeño detalle que había pasado por alto- Midori...- menciona otro nombre, el cual, había parecido en su mente sin aviso.
Abre los ojos con cierta sorpresa, su corazón se lo llevaba gritando durante varios días, al igual sus sueños, Mikumo sabía que su destinado era el príncipe Kōri, pero quería estar seguro de que así fuera.
- Don... ¿Dónde escuchaste ese nombre?
- Yo...- mira sus manos por un momento, unas cuantas lágrimas comienzan a aparecer. El peliverde entra en pánico mientras que el bicolor se sorprende al sentir humedad en sus manos- Yo lo recuerdo...- voltea a mirarlo, mientras las lágrimas siguen cayendo- Te recuerdo, Midori.
- Kaji-kun...- no puede reprimir sus sentimientos al verlo llorando, las lágrimas hacen aparición nublando un poco su vista, ambos se acompañan en medio de su silencioso llanto.
"Antes de que se me termine el tiempo"
Mikumo no puede evitar llorar porque su último deseo en su vida anterior como "Midori" se había hecho realidad, la Luna llena le permitió reencontrarse con el amor de su vida, pero no podía evitar sentirse destrozado al recordar que abandonó a su pareja muy pronto.
- Lo siento...- se disculpa- Lo siento tanto...- solloza.
Las pupilas de diferente color voltean a mirarlo, con cierta compasión y desacuerdo, en ese pequeño lapso de tiempo, varios de sus recuerdos regresaron, en especial, el día que perdió al amor de su vida.
- No te disculpes por favor... Era inevitable que ocurriera- las lágrimas se detuvieron sin que se diera cuenta, extiende su brazo para alcanzar su rostro, a pesar de que estaban tan cerca, sentía que su cercanía era muy lejana, duda un poco en tocar su rostro- Realmente nuestro último aniversario, fue uno de los mejores.
El ojiesmeralda nota su acción, acerca su rostro a la mano contraria, anhelaba sentir la piel de su amado de nuevo, cierra los ojos cuando siente unas ligeras caricias sobre su mejilla, el semialbino, limpia el rastro húmedo y escarchado de las mejillas del pecoso.
- En serio, deseaba pasar más tiempo junto a ti, poder construir la familia que tanto deseábamos- dice sin abrir sus ojos, las caricias le hacían recordar aquellos lejanos días que tanto añoraba.
- Yo también lo deseaba, en el fondo de mi corazón... Quería poder pasar el resto de mi vida contigo- dice en un tono lastimero y lleno de tristeza.
- Aún podemos seguir con el sueño que no pudimos concluir- menciona para abrir sus ojos, demostrando ese tono verdoso característico que le fascinaba- Si deseas estar conmigo Kōri-kun.
No puede evitar sonreír levemente ante esa pequeña petición.
- Mikumo, me encantaría estar contigo, volver a estar a tu lado- le mira con mucho amor- Nuestros antepasados tuvieron problemas antes de estar juntos, pero lo lograron, incluso con el tema de tu enfermedad- baja un poco la mirada- Está vez, será mucho más complicado, en especial por mi padre, aunque creo que tiene el mismo carácter que mi antiguo padre.
- Si lo logramos antes, lo lograremos ahora- le sonríe, con la misma determinación que le demostró cuando conoció a su padre tiempo atrás.
"Simplemente te repetí "Gracias"
- Gracias- agradece sonriendole- Estoy realmente agradecido de estar contigo en este momento y sobre todo, le debo las gracias a la Luna- juntan sus frentes.
- Quien debe agradecer soy yo Kōri-kun- dice en voz baja, como si fuera un secreto entre ambos- Cumplí mi promesa gracias a la Luna, pude estar contigo en nuestro aniversario, pero al mismo tiempo, yo... realmente lo siento.
- Ya te lo dije- cierra los ojos- No es culpa de nadie, lo que importa ahora es que estamos juntos de nuevo.
- Y así quiero que sea en esta y en la próxima vida, no importa que tiempo pase, mientras pueda volver a verte y volver a amarte- el semipelirrojo abre los ojos, un ligero calor repentino se hace presente en sus pómulos.
"Espero que sea la única cosa"
- Te amo.
El efecto domino se hace presente, donde ahora, el rostro del peliverde parecía una manzana madura, al mismo tiempo, su corazón de cristal late como loco.
"Que llegue a tu corazón"
- Yo también te amo- corresponde, sin poder evitarlo.
Y como si de dos imanes se tratara, unen sus labios en un beso, donde se transmiten todo lo que sienten el uno al otro.
............
- ¡Es suficiente!- golpea fuertemente la mesa con sus palmas, el impacto seguido por un hormigueo, le molesta pero lo disimula de inmediato- No te permito que hables así de Mikumo- amenaza.
- ¿Qué diablos es lo que te está pasando?- pregunta con rudeza el rey, el tono altanero y amenazante de su hijo menor no le agradaba en absoluto- Es un simple campesino, ¿Por qué debería importarte?
El peliverde baja la mirada, ese era el problema que ambos deberían afrontar, las diferencias en las clases sociales.
- Me importa porque Mikumo es mi destinado.
- ¿Tu destinado?- frunce el ceño con cierta confusión y fastidiado- ¿Estas hablando de esas tonterías de las que te hablaba tu madre?
Le mira lleno de odio, incluso su hermana mayor, Fuyu, le habían afectado esas palabras por parte de su padre, esas historias, hacen parte de los recuerdos que aún conservan de su difunta madre.
- ¡No son tonterías!- grita furioso, en un vago intento de demostrarle lo contrario, se quita el chaleco y procede a desabotonar su camisa, sorprendiendo a todos los presentes.
"Que mi corazón"
- ¡Hemano!- exclama la peliblanca- ¡¿Qué estás...?!- se interrumpe a sí misma al ver la marca de la flor de sakura en su pecho- E-es verdad- tartamudea un poco.
El rey Honō se levanta de su lugar al ver la marca en el pecho de su hijo, no podía creerlo, ¡Era totalmente inaceptable que el heredero al trono estuviera unido a un vulgar campesino!, debía evitarlo, a toda costa, ese simple descubrimiento arruinaría la reputación de su honorable familia.
- ¡Tú!- se dirige al ojiesmeralda, este salta un poco de la impresión- ¡¡Quítate la camisa!!, ¡¡Ahora!!- ordena, exigiendo que su orden sea cumplida.
Mikumo voltea a mirar al príncipe el cual le sonríe y asiente para transmitirle algo de valor. Realiza la misma acción, se despoja de su chaleco y desabotona su camisa, dejando ver su marca parecida a la de Kōri, el rey abre un poco los ojos, sorprendido, se negaba a aceptar lo inquebrantable, simplemente no podía prohibirles versen, porque la Luna se encargaría de arruinar sus planes, mientras piensa como arreglar todo ese teatro frente a él, su única hija se acerca a ambos con una sonrisa.
- Los felicito- ambos se sorprenden un poco por sus palabras de aliento- ¿Sabes Kōri?, creo que en el fondo, mamá sabía que eras especial- sus pupilas observan con atención a su hermana- Presentía que serías uno de los hijos del destino y que encontrarías de nuevo a tu destinado.
- Fuyu...- menciona en voz baja.
El recuerdo de su madre era un tema delicado, en especial para los hijos Todoroki, era un puñal enterrado en sus corazones que todavía no han logrado sacar para comenzar a curar la herida en sus corazones.
"Se eleve en el cielo"
- No olvides mirar al cielo- le recuerda- Para agradecerle a mamá y a la Luna.
- Eso haré- arregla su vestimenta al igual que el peliverde, estaba avergonzado de haber hecho eso, en especial frente al rey.
Honō observa con atención la escena, ¿Agradecerle a su madre?, ¿A una absurda Luna?, era simplemente ridículo, acaricia con sus dedos su mentón, sintiendo la textura rugosa de su barba, ¿Cómo los separaría?
- Kōri-kun- le llama, acercándose un poco a su cuerpo, cuando recibe su atención le abraza del brazo, no le gustaba el ambiente tan pesado que se forma alrededor del rey pelirrojo.
El semialbino entiende su incomodidad, le sonríe levemente, intentando calmarlo.
- Hermana.
- ¿Si?
- Quiero que la madre de Mikumo y él se queden en el castillo- esa declaración sorprende a todos.
- ¡P-pero si a penas llevan como una hora de estar juntos!- exclama nerviosa y con un discreto tono rojizo en sus mejillas.
- Para nosotros no es así- su pareja asiente de forma inconsciente- Puede que volvamos a estar juntos, pero nuestros recuerdos pasados de todo lo que vivimos siguen con nosotros.
Una sonrisa se dibuja en el rostro de Mikumo, a pesar de que el bicolor no fuera muy romántico, que en ocasiones fuera distraído y que no comprendiera siempre el ambiente en el que se encontraba, le encantaba escuchar su voz, era encantadora.
"Y pueda transmitir mi sonrisa para ti"
Los ojos vistosos de su amado voltean a mirarle, se sonroja al notar el mar de emociones que estos le demostraban, los sentimientos más profundos que sólo eran dedicados a él. El sonrojo empeora cuando el príncipe le sonríe, no era una mueca, o una ligera curva, era una sonrisa sincera y maravillosa, de esas sonrisas que le encantaban observar.
- Kōri- le llama su padre- ¿Se puede saber por qué demonios le estás pidiendo permiso a Fuyu para que "este" simple campesino se quede aquí?- pregunta mientras cierra los puños y ejerce presión en su mandíbula, casi se podía escuchar el rechinar de sus dientes.
- ¿Por qué te pediría permiso a ti?- responde agresivo y molesto- Te recuerdo que en unos meses YO seré el nuevo rey y te aseguro, que si algo le ocurre a Mikumo y a su madre, serás desterrado de estas tierras.
- ¿Me estás amenazando?- su ceño se frunce aún más- ¡Permiteme decirte!, ¡Que si sigues junto a este plebeyo!, ¡Tus amenazas no valdrán nada porque nunca serás coronado rey!
Se ríe con sorna y cierta gracia, alertando a los tres presentes, el ojiesmeralda comenzaba a asustarse.
- ¡Entonces me largo!- exclama con dureza- ¡Me iré de este reino a donde nunca puedas encontrarme!
- ¡Hermano!- exclama horrorizada, incluso su pequeña garrapata soltó un poco su agarre al escucharle decir eso, no podía hacerle eso, afectar su vida de tal manera.
A pesar de que el sol seguía en su posición en el cielo, la Luna podía observar lo que ocurría con los hijos del destino, en ocasiones abogaba por ellos o simplemente, dejaba fluir los acontecimientos que ocurrían, así que en este caso, decide hacer una excepción.
- ¡Bien!- exclama eufórico el de mirada azulina- ¡Haz lo que quieras!, ¡Si no cumples con tus deberes o si esas dos pestes llegan a incomodar en mi castillo!, ¡Los tres se largan de este lugar y de mi reino!
- Es suficiente para mí- responde sosteniendole la mirada- Fuyu, ¿Puedes pedir un carruaje?
- Por... ¡Por supuesto hermanito!- exclama asustada, que su padre diera el brazo a torcer era demasiado extraño, se retira de la sala.
- Vamos Mikumo- se dirige a su pareja, este asiente en silencio para seguirlo, temoroso por la mirada del rey clavada en su cuello- No tienes de que preocuparte, voy a cuidar de ti y de tu madre.
- Gracias Kōri-kun- dice en voz baja.
La situación comenzaba a tomar forma y un rumbo fijo que ninguno podía ignorar, pero juntos, harían lo posible para seguir juntos.
...........
- Deja de mirarme de esa forma Mikumo- dice divertido el de cabellos albinos.
- ¡P-pero no puedo!- tartamudea sin poder evitarlo.
Ambos se dirigen al centro del salón para comenzar un baile tradicional del reino, el cual, se llevaba a cabo, en el día de la coronación del siguiente rey.
"Que desapareció en esta primavera"
La ceremonia suele ser organizada cuando el otoño está en pleno apogeo, esto sucede, porque de alguna forma, el color de las hojas de los árboles, representa a la familia real y a su reino.
- Es como si nunca hubieras bailado conmigo antes- menciona deteniendo su caminar, se posiciona frente al peliverde.
- ¡Sabes que es vergonzoso para mi todo esto!- chilla en un susurro. Todos los pares de ojos estaban sobre ellos- A-además... Todos aquí saben que estas casado con un simple campesi...- es interrumpido por el fuerte agarre en su cintura.
- Te recuerdo que eso no me interesa- responde mirándolo seriamente- Antes de que fueras Mikumo y Kōri, fuimos dos personas de la misma clase social, no importa que títulos tengamos en esta y en la próxima vida, lo importante es estar juntos.
La música comienza a resonar en el gran salón, comienzan a moverse al compás de la canción, al principio un poco lento por la timidez del pecoso, pero con el pasar del tiempo, se dejan llevar por la comodidad del ambiente, donde ambos se olvidan de los presentes y demuestran con sus sonrisas y miradas, el eterno amor que ambos se profesan.
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"Los últimos vestigios"
La ansiedad que recorre cada parte de su ser no lo dejaba comer o consiliar el sueño que tanto necesitaba. Sólo habían pasado un par de horas desde que tuvo la mayor revelación de su vida y simplemente estaba al borde de una crisis emocional donde terminaría tirándose por la ventana de su habitación.
Sólo había salido a correr, algo tarde a lo que acostumbraba desde que inició sus entrenamientos y estudios para poder postularse a la Yuuei. Pero lo que sus ojos admiraron, era algo que simplemente, las personas comunes y corrientes como lo era Izuku Midoriya, nunca deberían haber admirado en su vida.
Era un chico, al parecer de su edad, que tenía el cabello de dos tonalidades, su lado derecho era rojizo brillante y su lado izquierdo era blanco como el algodón, incluso sus ojos distintivos, al igual que la cicatriz, que adornaba su rostro, lo hacía merecedor de aparecer en la portada alguna revista. Aunque fueron unos instantes que lo pudo apreciar antes de seguir su camino, había algo en ese chico que lo inquietaba y quería descubrirlo, lamentablemente no volvió a cruzarselo en su habitual recorrido.
Lo que descubrió esa noche, una marca no muy grande ni muy visible de una flor de sakura cerca de la ingle, ese pequeño descubrimiento sería el siguiente paso para Izuku y para la Luna llena.
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Mira con gran desinterés su propio reflejo en la ventana, el ambiente lleno de bullicio en su salón de clases lograba irritarlo un poco, no podía creer que sus "compañeros" fueran tan bulliciosos y lo peor de todo, es que no terminaban de aparecer personas.
Suspira derrotado al verse obligado de mirar hacia la puerta para analizar el aspecto de las personas en el lugar, su mirada se detiene en una figura pequeña que se le hacia vagamente familiar, recordaba haberlo visto en algún otro lugar, abre un poco los ojos cuando sus miradas se conectan por unos segundos, era el mismo chico que había visto tiempo atrás.
Cabellos verdes y alborotados, grandes ojos de color verde, y sobre todo, unas adorables pecas que parecían pequeñas estrellas en sus mejillas, era una imagen muy tierna para querer recordar toda la vida.
Lamentablemente tuvieron que cortar contacto visual por la influencia de su maestro, pero, eso no quería decir que sus futuros encuentros, fueran los más casuales posibles.
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Entra al lugar, abriendo de un golpe la puerta corrediza de la enfermería, le preocupaba la situación de su amigo, aunque en el fondo de su alma, algo le decía que existía algo inexplicable que los atraía a ambos y ninguno se atrevía a dar el siguiente paso.
- ¡Todoroki-kun!- grita sin darse cuenta de que este estaba dormido, afortunadamente no estaba Recovery Girl para regañarlo por su imprudencia, pero si ocasionó que el herido se despertara de golpe, cayendo de la camilla por la impresión.
- ¡Agh!- se queja del golpe, había afectado su brazo.
El pecoso entra en pánico, eso no era lo que quería lograr al tomar el valor de ir a visitarle. Se acerca para ayudarle a levantar.
- ¡Lo siento Todoroki-kun!- se disculpa arrodillandose a su lado- N-no quería asustarte.
- ¿Ah?- aleja un poco los mechones de cabello de su rostro- Midoriya- le mira a los ojos, un ligero cosquilleo aparece en su estómago- No te preocupes, en parte es mi culpa por quedarme dormido y no haber vuelto a las habitaciones.
Se incorpora para sentarte en el suelo, quedando a la misma altura que el de su visitante.
- Dejame ayudarte- acerca sus manos para tomarlo de su brazo sin heridas.
"Del poco calor de mi pecho"
Shouto se estremece al sentir como su corazón comienza a enloquecer, esa ligera calidez que no había sentido en su hogar, le era transitada por Midoriya.
El ligero rose de sus pieles, los obliga a mirarse a los ojos, se pierden en la mirada del otro, desconcentrados en el mar de emociones que querían salir a flote por la conexión que ambos compartían desde el primer momento en que sus caminos se cruzaron aquel lejano día de primavera.
- Kaji-kun...- dice de forma inconsciente, baja la mirada al darse cuenta de lo que sus labios pronunciaron.
La vergüenza es su compañera en ese preciso momento.
- Así que no era mi imaginación- se sorprende al escucharlo decir eso, levanta su mirada, dejando a la vista sus rojizas mejillas- Midori, Mikumo, Midoriya.... Me alegra volver a estar cerca de ti.
- ¿Acaso creíste que yo era un espejismo?- pregunta ofendido.
- Nunca lo creí- ríe un poco- A lo que me refiero es que, yo no creí en esa vieja leyenda Midoriya- suspira con pesadez- Cuando era niño, el vínculo familiar en mi hogar se quebró de tal modo que a la única que aún considero cercana es a mi hermana mayor, así que aquellas cosas como el amor eterno entre dos personas me parecía demasiado absurdo.
- Kaji-kun y Kōri-kun no pensaban de esa forma- hace un pequeño puchero- Ambos creían en la leyenda de la Luna llena.
- Te recuerdo que he sido ambas personas- niega con la cabeza- Puede que antes no creyera en esa leyenda pero cuando te ví aquella vez en primavera, eso cambió, la marca reapareció al igual que mis recuerdos, poco a poco te fui recordando, pero sinceramente- desvía la vista- No sabía como acercarme a ti.
"Suavemente"
Abre los ojos sorprendido, no se esperaba escuchar inseguro al semialbino y mucho menos, ver un suave rubor sobre sus mejillas, era una hermosa vista que nunca dejaría de mirar. Aleja sus manos de su brazo para acercarlas al rostro del bicolor, con su pulgar, acaricia sus mejillas, también, delinea con su dedo índice el contorno de su cicatriz, aquella que nunca vió en su rostro y que ahora la adornaba, al parecer, habían nuevas cosas que descubrir sobre su amado.
- Creo que con un simple "hola" hubiera bastado, Todoroki-kun- ríe un poco al poder apreciar el lindo color rojizo en el rostro del más alto.
- Te recuerdo que mi personalidad es más pesada ahora.
- No es pesada- niega con su cabeza, aleja sus manos para ubicarlas sobre sus muslos- No ha sido tu culpa, con el paso del tiempo, tu vida se ha vuelto un poco más complicada, pero eso no quiere decir que hayas cambiado mucho.
- Que halagador de tu parte- mira hacia la puerta- Será mejor que vayamos a las habitaciones.
- ¿No quieres pasar tiempo contigo?- dice decepcionado.
Shouto observa sus facciones con atención, a veces creía que su pasatiempo favorito, era recordar las diferentes situaciones, facetas y reencuentros con el amor de su vida, era simplemente... Lo que más atesoraba de su vida.
- Nunca dije eso- le habla acercándose un poco a su amado, inclina el cuerpo, apoyando su frente en el hombro contrario- Quiero estar contigo en un lugar más íntimo, ha pasado tiempo desde que tuvimos tiempo a solas.
Recibe unas caricias cerca del cuello.
- Está bien- habla en un tono bastante calmado- A veces actúas como un niño mimado.
- Me gusta ser mimado por ti- admite sin ningún puror.
- Lo sé, ha sido mi culpa- admite divertido- ¿Te molesta si duermo contigo esta noche?
- Sabes que no me molesta estar contigo, te recuerdo que estuvimos casados y hemos pasado muchas noches juntos- las caricias lo hacían olvidar la mayoría de sus problemas.
- No lo digas tan a la ligera- pide un poco nervioso.
- Lo siento.
- Es hora de irnos- detiene sus caricias- Mañana tenemos prácticas y debes descansar.
- Tu también Midoriya.
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Ambos entran a la sala común donde se encontraban algunos de sus amigos. Intentan pasar desapercibidos para irsen directamente a la habitación de Todoroki, pero, la adorable Ochako, tenía otras intenciones al verlos.
- ¡Todoroki-kun!- le saluda sonriendo- ¿Se encuentra mejor?
- Si- responde un poco cortante- No fue nada grave, me quedé dormido en la enfermería.
- ¡Oh!- exclama- Es bueno escu...- se interrumpe cuando desvía su atención del rostro de su compañero a las manos entrelazadas de ambos chicos- ¿E-eh?- no se lo creía- ¡¿Eeehhh?!- exclama impresionada.
- ¡¿Qué ocurre Uraraka-kun?!- pregunta el presidente de la clase acercándose a ellos.
- ¡¡Todoroki-kun y Deku-kun son pareja!!
Esa declaración llama la atención de todos los presentes en el lugar, sin siquiera mirarse, entienden que era el momento de huir para evitar las posibles preguntas inocentes, fuera de lugar y sobre todo incómodas que ninguno quería responder así que sueltan sus manos y comienzan a correr con dirección a la habitación más cercana.
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- Es... Estuvo.... cerca- respira con violencia, su pecho sube y baja con rapidez.
- Mañana nos emboscaran también- se deja caer en la cama, con cierta rudeza.
- Tienes... Razón- se acerca a la cama mientras intenta regular su respiración- Por ahora, es tiempo de hablar sobre nosotros.
"Dejaré, dentro de ti"
- Si... Pero primero...- rueda en la cama para acomodarse boca arriba- Acompañame un rato.
Remueve sus cabellos cuando consigue recuperar el aliento, se acerca a la cama para acomodarse sobre su pareja, es rodeado por la cintura en un fuerte abrazo.
- Le debemos agradecer a la Luna llena, por permitirnos estar juntos en esta vida.
- Todoroki-kun... Te amo- se incorpora para mirarlo al rostro, con la intención de demostrarle sus más puros sentimientos.
- Te amaré hoy, mañana y siempre- habla sintiendo como su corazón late aún más fuerte.
La hermosa sonrisa que lo hace añorar los días pasados e imaginar un nuevo mañana es el paisaje más hermoso, el cual, podría compararse a ese antiguo camino lleno de pétalos rosas que los guiaron a conocerse.
"Una sonrisa para ti"
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